Griñán, que ha necesitado tres riadas para visitar Écija cuando Arenas fue a la primera, acreditando así más reflejos políticos y dejándolo en evidencia, ha tratado de justificar la catastrófica situación en la ‘ciudad del sol’ diciendo: “ha sufrido borrascas inéditas en Andalucía, que descargan muchísima agua”. En el argumentario de la Junta, la palabra ‘inédito’ sucede a ‘inaudito’, calificativo empleado por el ministrillo andaluz de Medio Ambiente, José Juan Díaz Trillo, tras la primera crecida del río Genil y del arroyo Argamasilla. El Diccionario de la Academia define ‘inédito’, en su tercera acepción, como “desconocido, nuevo”. E ‘inaudito’ como “nunca oído, monstruoso”. Los términos no pueden ser más inapropiados en la boca de nuestros gerifaltes de hogaño, pues basta remontarse sólo 40 años en el tiempo para hallar noticia de borrascas aún peores que éstas en Écija: 162 litros caídos el 20-11-2007 ó 113 el 14-01-1969. ¡Y no se inundó! Lo inédito e inaudito era lo de antaño y no esto. La Andalucía imparable ha devenido en la Andalucía inundable.
El argumentario
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