Paseando a Curro

Desde el 20 de abril de 1992 se sabe que el vigésimo aniversario de la Expo se cumplía el 20 de abril de 2012; que el cincuentenario será en 2042 , y que el centenario, conjuntamente con el VI del Descubrimiento, podrá conmemorarse en 2092. Si gobernar es prever y decidir, nuestros munícipes han dado otra muestra de su capacidad previsora y decisoria al reunirse el 17 de abril para acordar un programa de actos conmemorativos de la Exposición….. después de la Feria. Se comprende, pues, por qué la Gran Exposición Iberoamericana, que iba a celebrarse en 1909, y luego en 1911, y después en 1914, no se inaugurara hasta 1929, y que, por más que le pese a Olivencia, cobre cuerpo en el imaginario colectivo la tesis de que si no hubieran mandado a Pellón desde Madrid y no hubiera convertido la Muestra en un ‘hecho exógeno’ a Sevilla, jamás se habría cortado la cinta inaugural a tiempo para el 92 por el tópico (¿o no?) de nuestra indolencia.

A la espera de que las cabezas pensantes de los grupos municipales aclaren sus ideas y presenten los actos conmemorativos, por lo que ha trascendido no cabe hacerse demasiadas ilusiones. Al alcalde lo sacaron por la radio hablando ¡del recuerdo de las colas y de los sellos en los pasaportes para los pabellones!; la Oposición ha propuesto ponerle una calle a la Expo y darle un homenaje a todos los ex: excomisarios, exalcaldes, extrabajadores de la Organizadora….. e Isla Mágica ha recuperado la mascota Curro, la más que amortizada película ‘Vientos de España’ del antiguo Movimax y los restos de la Cabalgata.

OPERACIÓN NOSTALGIA

Sacar a pasear a Curro en plan Miss Daisy equivale a convertir la conmemoración exclusivamente en una operación nostalgia, que ya fue un fracaso hace 19 años cuando con la antecesora de Isla Mágica, la Partecsa de Prado y Colón de Carvajal, se lanzó ‘Cartuja. El Parque de los Descubrimientos’ meses después de la clausura de la Muestra Universal.
La opinión pública creyó que aquello iba a ser la reedición de la Expo, pero a pesar de que en torno al Lago original seguían en pie parte de los pabellones (autonómicos y el de España), equipamientos del gran evento (telecabina, tren monorraíl) y espectáculos (el del Lago, la Cabalgata), decenas de miles de sevillanos que acudieron el primer día juraron no volver para que la visión de aquel remedo no destrozara su recuerdo de la Exposición. Parte de la ‘leyenda negra’ de los jaramagos proviene de aquel entonces.
Y es que cuando el Estado apagó la luz de la Cartuja el 13 de octubre de 1992, quedaban pendientes de pago facturas por la gran fiesta que ascendían a unos 210 millones de euros (auditoría del Tribunal de Cuentas) y para las que hubo que pedir un crédito multidivisas a un ‘pool’ de un centenar de bancos extranjeros, el Gobierno se vio obligado a devaluar por tres veces la peseta y se entraba en una crisis económica que iba a durar cinco años. Los días de vino y rosas se habían acabado y la ciudad se despertó del sueño para darse de bruces con la realidad.

DESIDIA

Si con la memoria aún fresca la prolongación artificial de la Expo ya fue un fracaso, como prueba el hecho del cierre del Parque Temático en ella inspirado y su reinvención como Isla Mágica, menos sentido aún tendría hoy, al cabo de veinte años, recuperar unos simples fragmentos, elementos o símbolos del 92 que decepcionarían a los 70.000 sevillanos nacidos posteriormente y que se han alimentado del recuerdo idealizado de sus padres, y aún más a los centenares de miles que la gozaron cuando, como en la canción de Serrat, eran veinte años más jóvenes.

Aunque por la crisis -aún peor que la del 93- Zoido apueste por una conmemoración austera, digna y con el menor coste posible, cabe reprocharle su desidia al respecto, pues tomó posesión en junio y sí tuvo tiempo de captar una treintena de patrocinadores para la Copa Davis.
Si ese mismo empeño lo hubiera puesto en sumar a este aniversario a las multinacionales que participaron en el 92, Sevilla podría haber diseñado un programa de lujo como excusa para relanzar la ciudad, llenarla de actividades atractivas para nativos y turistas en el ‘año Expo’ y devolverle el orgullo por el éxito de la Muestra, que insufló nueva  ida a un tipo de eventos que hasta entonces se consideraban arcaicos y sin sentido en la era de la televisión.
Alcatel, Sony, Telefónica, Danone, Heineken (Cruzcampo), Siemens, Schindler, Fujitsu, Coca Cola, Xerox, la gran banca española, El Corte Inglés…..fueron algunas de las grandes compañías patrocinadoras de la Expo o incluso con pabellón propio en Sevilla 1992 y que  podrían haber estado también en Sevilla 2012.

FUTURO FRENTE A PASADO

Si la Exposición Universal, como su nombre indica, supuso traer al mundo a Sevilla, este aniversario podría aprovecharse para que Sevilla hiciera una Exposición de sí misma ante el mundo, mostrara su evolución en estos veinte años y cómo ha transformado el legado de la Expo, para lo cual debería abrir las puertas de la isla de la Cartuja y exhibir cuanto allí se investiga y se crea para, entre otras cosas, acabar de una vez con el mito de los jaramagos y el tópico, en línea con la imagen que proyectó el embajador americano ante la OCDE, de que aquí sólo se vive para el vino y el flamenco.
Más que de desempolvar a Curro, la Cabalgata y nuestros recuerdos, se trataría de, rememorando el lema de la Exposición, invitar a España y al mundo al Redescubrimiento de una Sevilla que no mira con nostalgia al pasado que representa 1992, sino que afronta con ilusión y esperanza los nuevos retos del futuro.

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