Siempre así

El 20 de abril de 2017 se cumplirá el XXV aniversario de la Exposición Universal de Sevilla-92. Y el 20 de abril de 2042, el cincuentenario. Podemos calcular cualquier aniversario y prever con la antelación suficiente cómo conmemorarlo para que el tiempo no se nos eche encima por falta de planificación. Una de las características de toda acción de gobierno consiste en prever, para poder anticiparse y no actuar contra el reloj o verse superado por los acontecimientos. Resumiendo, podríamos decir que la conmemoración de un gran evento pone también a prueba la capacidad de gestión de un gobierno.

Cuando Zoido tomó posesión como nuevo alcalde de Sevilla (junio de 2011) y con un equipo de 20 concejales que le permitía ‘a priori’ atender cualquier reto ordinario o extraordinario que tuviera por delante, se sabía que al cabo de diez meses en el calendario se cumpliría el vigésimo aniversario de la Exposición y que se le abriría a partir de entonces un abanico de medio año más (hasta el día de la clausura, el 12 de octubre) para poder realizar un programa conmemorativo.

Incluso cabía una tercera opción un poco heterodoxa para ganar más tiempo: considerar ‘año Expo’ hasta el 31 de diciembre de este 2012, con lo cual el nuevo gobierno local habría dispuesto de 18 meses de preparativos/ejecución, un plazo más que suficiente para haber articulado una propuesta atractiva con la que reactivar, al menos turísticamente, la ciudad tras el paréntesis del verano más caluroso de los últimos años.

MAS FACTORES

El gobierno local tenía a su favor otros factores para dar realce a la conmemoración si la hubiera centrado en torno al 12 de octubre:

1) El ‘puente’ con motivo de la fiesta nacional, íntimamente vinculada a la propia Exposición del 92 que, no se olvide, sirvió para conmemorar el V Centenario del Descubrimiento de América, el encuentro entre el Viejo y el Nuevo mundos. Si se celebró la Expo es porque antes se produjo uno de los mayores acontecimientos de la historia aquel 12 de octubre de 1492.

2) La vinculación a Sevilla del Tren de Alta Velocidad (AVE), del que también se conmemora este año el XX aniversario, motivo por el cual, y por la existencia de la Red de Ciudades con AVE, se podrían haber ofertado paquetes turísticos ferroviarios especiales con destino Sevilla.

3) La puesta en servicio del nuevo Palacio de Congresos y Exposiciones en Fibes, el más moderno de España, que podría haber acogido uno o varios grandes eventos relacionados directa o indirectamente con la Exposición en vez de una Feria Outlet, que se podría haber diferido a otra fecha.

4) La celebración en Los Venerables de la atractiva exposición ‘Murillo y Justino de Neve. El arte de la amistad’, que se podría haber promocionado dentro de ese gran paquete unificado del ‘año Expo’ ante el resto de España como una oportunidad única de contemplar los cuadros expoliados por los franceses hace 200 años en la ciudad donde y para la que los concibió el genial pìntor sevillano.

Todo esto, y más, se sabía con antelación más que suficiente y, sin embargo, el gobierno de Zoido ha sido incapaz no ya de ofrecer un programa conmemorativo propio y específico sobre la Expo-92, sino tampoco de, como se decía en el 92 y el post-92, establecer sinergias entre las ofertas existentes para al menos haber conformado un conjunto bajo una misma imagen que habría potenciado la ‘marca’ Sevilla.

DIECISÉIS MESES

Pero ni lo uno ni lo otro. En los dieciséis meses que han transcurrido desde su toma de posesión, al equipo de gobierno sólo se le ha ocurrido para conmemorar la Expo organizar un recital (pretenciosamente llamado concierto, palabra mayor que debe reservarse para la gran música) de sevillanas empotrado en el Encuentro de Casas Regionales y sacar de paseo a ‘Curro’, la mascota de la Expo, para que los nostálgicos y los niños pudieran hacerse unas fotos de recuerdo.

Nunca estuvo más en las antípodas de lo que fue y quiso ser la Expo, que supuso en infinidad de aspectos el salto de Sevilla a la modernidad del siglo XXI con un decenio de ventaja sobre las demás  ciudades (desde el AVE a la fibra óptica, pasando por la incipiente telefonía móvil), que esta celebración verbenera para salir del paso de forma impropia de una gran urbe, capital de Andalucía y sede de aquel magno acontecimiento en el que durante medio año el mundo se dio cita en Sevilla. Una conmemoración ésta de cantes por sevillanas sin vinculación alguna con la Muestra Universal y basada sólo en el argumento expresado por Beltrán Pérez y Juan Bueno de que en el 92 tuvo lugar el ‘boom’ de las sevillanas. Así mezcla el Ayuntamiento la velocidad con el tocino.

El gobierno local se ha puesto en evidencia a sí mismo con esta ocurrencia tópica y folklórica. Y ha sido dejado en evidencia además por las entidades que sin los medios del Ayuntamiento han querido rememorar la Exposición y su ‘leit motive’ de forma mucho más justificada y digna, caso de la asociación privada ‘Legado Expo’, con su exposición en el Círculo Mercantil y sus visitas guiadas al recinto de la Cartuja; Radio Sevilla, con su homenaje a Felipe González como artífice del evento; El Corte Inglés, con su muestra fotográfica, y hasta el Archivo de Indias, con la exposición de los fondos donados por un coleccionista privado.

FALTA DE INTERÉS

La tesis municipal de que se ha tratado de una conmemoración “digna y austera” por la falta de medios económicos no puede servir de excusa para este ridículo. Recuérdese, sin ir más lejos, cómo Zoido se movió, sin apenas tiempo, para captar patrocinios con los que sufragar la celebración de la Copa Davis en Sevilla. Ha tenido 16 meses para haber puesto el mismo empeño en hacer otro tanto para esta conmemoración, pero a la vista de los resultados parece que no ha movido un dedo para tal fin.

Con un poco de imaginación, recabando colaboraciones y sin incurrir en gastos desorbitados, quizás podrían haberse acometido retos como éstos:

1) En 1992, el mundo se mostró en Sevilla en la Exposición Universal. Veinte años después y utilizando el Pabellón del Futuro en la Cartuja y el nuevo Fibes, Sevilla podría haberse mostrado al mundo con una exposición sobre lo mejor de sí misma en todos los ámbitos, desde la cultura hasta la ciencia, en una Expo-Sevilla.

2) Al menos un gran día de puertas abiertas en los pabellones de la Tecnópolis para mostrar su reutilización y los resultados de la I+D+i (desde el Sincrotrón hasta las técnicas de restauración del IAPH) que se lleva a cabo en ellos, acabando definitivamente con la imagen de los jaramagos llenando la isla.

3) Circuitos turístico-culturales tomando como hitos los nuevos contenidos del Pabellón de la Navegación, el recuperado Jardín Americano, los Jardines del Guadalquivir, el Parque Temático Isla Mágica y el Alamillo en su XIX aniversario.

4) La Expo, merced a la operación ‘Raíces’, supuso la mayor operación de jardinería de la historia, con la introducción en Europa de nuevos árboles ornamentales como no se había hecho desde Cristóbal Colón y el descubrimiento para el mundo del potencial de las pérgolas para obtener grandes superficies sombreadas y del agua micronizada para refrigerar el ambiente, esa misma agua vaporizada que ahora se rocía en numerosas terrazas de los bares sevillanos para rebajar la temperatura. Un circuito botánico por la isla podría haberse complementado mediante la conversión, siquiera de forma temporal, del vacío Canal en el mayor jardín de plantas acuáticas (a partir de los nenúfares) del mundo.

5) Todas las grandes multinacionales que participaron en la Expo podrían haber sido invitadas a mostrar en el pabellón del Futuro o en el nuevo Fibes los avances tecnológicos que han desarrollado en estos veinte años: Sony, Fujitsu, Alcatel, Siemens, IBM, Telefónica….

6) El mismo día en que se anunció la conmemoración con el recital de sevillanas se conocía que Abengoa Solar es la primera empresa española en el ranking de patentes. Sevilla es, gracias a multinacionales como Abengoa y Sener, la mayor potencia termosolar del mundo, una industria que no existía comercialmente en el 92 y en la que España copa el 72% del mercado mundial. El Pabellón de la Energía en la Cartuja podría haber sido ahora el mayor escaparate del sector solar sevillano. Con una adaptación, se podría haber emulado sobre el terreno el funcionamiento de una central termosolar de torre usando para ello la torre panorámica. Y con un poco de vista se podría haber potenciado la imagen solar de la ciudad organizando aquí en vez de en Madrid la competición universitaria internacional ‘Solar Decathlon’, invitando a atracar en el puerto barcos solares  como el de Green Peace y a aterrizar en San Pablo el ‘Impuse solar’, el primer avión del mundo propulsado sólo por energía solar.

7) Sevilla, que está en varias redes de ciudades (desde las machadianas hasta las que tienen AVE), podría haber promovido con motivo de este aniversario la creación de la red de ciudades-sede de Exposiciones Universales, para así tener relaciones privilegiadas con megaurbes como Nueva York, París y Montreal (Milán albergará la próxima Expo, en 2015), y un congreso sobre el futuro de este tipo de eventos.

8) Haber materializado ahora lo que de forma absurda, como puede dar fe Miguel Villegas, no se remató en el 92 cuando estaba todo preparado para ello: el hermanamiento con Sendai, la ciudad japonesa de la que procedía el samurái Hasekura Tsunenaga (los descendientes de su expedición aún se identifican en Coria del Río por el apellido Japón), con el efecto solidario añadido de que es la que más sufrió los efectos del devastador maremoto que se llevó por delante la central nuclear de Fukushima. Así, Sevilla también tendría un puente con el país del Sol Naciente para los intercambios económicos y turísticos. Gregorio Serrano, que estuvo allí de tapadillo en septiembre, perdió la ocasión de haberlo concretado.

9) La organización de una ‘Magna Hispalensis’ bis en la Catedral podría haber sido la contribución de la Iglesia al aniversario, como prólogo del Año de la Fe y de ese Vía Crucis con catorce cristos.

10) La ciudad que ha inspirado cien óperas en la historia de la música y que disfrutó durante la Expo de solistas y orquestas maravillosos podría haber programado con la ROSS y la Barroca algún concierto conmemorativo que rememorara los programados en el 92.

De una ‘tormenta de ideas’ podrían haber emanado decenas de propuestas para haber enfocado el aniversario de la Exposición como una ocasión  para relanzar Sevilla ante España y el mundo y para abrirle nuevas  oportunidades a nuestras empresas y conciudadanos, pero a la hora de la verdad hemos reducido el recuerdo del mayor evento en nuestra historia reciente a unos cantes por sevillanas.
¿Por qué ha de ser siempre así?

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