El Thyssen como moraleja para el CaixaFórum

El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, declaró el miércoles: “Seguro que habrá un CaixaFórum en Málaga”. Y añadió que desde su Ayuntamiento, “con insistencia, constancia, presión e interés”, se ha conseguido que La Caixa haya modificado los criterios que mantenía hasta ahora para decidir sobre la ubicación de este tipo de centros culturales dependientes de su Obra Social y que “en vez de ir en el orden de las Autonomías, es decir, uno por comunidad autónoma, se haga por orden de población”.

La nueva ofensiva del alcalde malagueño ante La Caixa para conseguir que instale un CaixaFórum en su ciudad ha coincidido con la paralización que sufre en Sevilla el proyecto diseñado por Vázquez Consuegra para las Atarazanas, tras el cambio de criterio (acertado, según exponía el ex alcalde socialista Manuel del Valle ) del Ayuntamiento hispalense con su nueva exigencia de redacción de un Plan Especial como condición ‘sine qua non’ para otorgar la licencia urbanística. Zoido teme que la Unesco, que a duras penas ha admitido la torre Pelli, pudiera retirar el título de Patrimonio de la Humanidad si el CaixaFórum acaba afectando visualmente de algún modo a la Catedral, el Archivo de Indias y el Alcázar.

Por más que De la Torre trate de desvincular su ofensiva de las dificultades que sufre el CaixaFórum en Sevilla y remonta su pretensión a un decenio atrás, no sería la primera vez que el alcalde malagueño le arrebata un gran proyecto cultural a Sevilla o monopoliza lo que en principio iba a ser compartido con la capital hispalense.

Corría el año 2007 cuando Monteseirín filtró un acuerdo con Carmen Thyssen para la creación en Sevilla de un museo que albergaría parte de los fondos pictóricos de la baronesa y que se instalaría en alguno de los pabellones del 29 (Perú, Portugal o el Real de la Plaza de América) o en el convento de Santa Clara. Carmen Thyssen poseía por entonces más de 1.000 cuadros, entre los que -decía- destacaban las colecciones más amplias de telas de origen catalán y andaluz de los siglos XIX y XX, y había expresado su deseo de realizar préstamos gratuitos a museos de Cataluña y Andalucía.

“La colección española es muy extensa -declaró a finales de aquel año- y hay suficientes obras como para llevar a cabo tres museos” (uno en San Feliú de Guixols y dos más, en Sevilla y Málaga). Hasta llegó a hablarse de una visita de incógnito de la baronesa a Sevilla para evaluar personalmente los pabellones ofrecidos por Monteseirín e incluso otros espacios alternativos previamente inspeccionados por expertos de su confianza. En diciembre de 2007, la entonces delegada municipal de Cultura, Maribel Montaño, declaró: “la baronesa tiene todo el interés del mundo en este proyecto y, por lo tanto, vamos a hacer realidad que su colección andaluza de pintura venga a Sevilla”.

Pasaba el tiempo y el proyecto no avanzaba. Montaño dijo en una entrevista que el Ayuntamiento había iniciado algunas gestiones pero que, a petición de la propia Fundación Thyssen, las negociaciones se habían pospuesto hasta después de las elecciones generales de marzo de 2008, para sacarlas del “contexto electoral”, ya que éste podría acabar “entorpeciendo” la iniciativa. El 11 de septiembre de aquel año, la delegada municipal de Cultura volvió a referirse públicamente al futurible museo en estos términos: “Hemos contactado con ellos (la Fundación Thyssen) y hemos pedido una oferta, que no termina de llegar a la ciudad”.

Tan sólo once días después, el 30 de septiembre de 2008, Carmen Cervera compareció en Málaga para firmar el convenio de creación de la Fundación que habría de regir los destinos de su museo malagueño y habló ante los medios de comunicación: “No creo que sea serio llevar a Sevilla -aseveró- un tipo de colección parecida cuando ya está cerrada la ubicación y la puesta en marcha del museo desde hace dos años”.

La baronesa destacó “el tesón” del alcalde Fancisco de la Torre para lograr la cesión de su colección a la ciudad malagueña hasta el año 2025, y añadió: “Nunca se ha llegado a un acuerdo firme y serio en Sevilla, mientras que en Málaga siempre han estado muy volcados encima mío para que tomase la decisión de traer la colección aquí”.

Y es que mientras en Sevilla esperaban sentados a que la baronesa acabara de deshojar la margarita del pabellón del 29 de su gusto, el alcalde malagueño se llevó a Carmen Cervera a que conociera las obras de restauración que estaba acometiendo en el Palacio Villalón, que le había ofrecido como sede para su museo, y además compró varias fincas aledañas para agregarlas al mismo y ampliar hasta 7.000 m2 la superficie expositiva.

Maribel Montaño, que se enteró del descarte de Sevilla por la prensa, calificó la decisión de la aristócrata de “sorprendente y desconcertante”, y la acusó de “haber jugado con las expectativas del Ayuntamiento de Sevilla” al haber mantenido y alimentado la esperanza de la creación de la pinacoteca con su frase “tengo cuadros para todos”.

Por cierto que tras aquella frustración el por entonces delegado de Cultura de la Junta, Bernardo Bueno, dijo que no merecía la pena llorar por la colección andaluza de la Thyssen en Málaga porque la del octogenario Mariano Bellver era “bastante mejor” y estaba dispuesto a donarla a Sevilla.

Por si le sirve de moraleja a Zoido, tres años después de aquella historia en que Málaga le ganó por la mano de Francisco de la Torre a Sevilla, seguimos sin CaixaFórum, sin museo Thyssen y sin museo Bellver.

Y todavía habrá quien le eche la culpa de todo ello al alcalde de Málaga.

 

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