Cábala sobre el número 4

                    Existe una generalizada creencia en que los números tienen un significado oculto.        Reflexionaba sobre ello al hilo de la teoría de ‘los cuatro golfos’ que formula el PSOE cada vez que le estalla un escándalo de corrupción. La acuñó con el caso de los ERE, y la repite tras la detención de Domingo Enrique Castaño, la mano izquierda de Monteseirín (la derecha era Marchena, cuatro veces imputado por la juez Alaya en el ‘affaire’ Mercasevilla).

           ¿Por qué el PSOE invoca el número cuatro y no otro? ¿Por qué son de forma genérica cuatro los golfos y no tres, cinco, seis o diez? ¿Hay un simbolismo especial que emane de dicha cifra y que se transmita al inconsciente colectivo del partido?

           En la Biblia, el número 4 simboliza el mundo, ya que cuatro son los puntos cardinales. Los ‘cuatro golfos’ de que habla el PSOE habrían sucumbido, pues, a las tentaciones mundanas, una de las enemigas del alma junto con el demonio y la carne.

            Cuatro han sido los detenidos en la operación ‘Madeja’. Los esfuerzos de Monteseirín por controlar el PSOE en la capital se tradujeron en que Castaño se convirtiera en 2004 en el secretario de Organización de la agrupación de la Macarena. También en 2004 fue nombrado secretario de Ordenación del Territorio en la Dirección del PSOE de Sevilla.

           Cuando Castaño fue designado director del Area de Vía Pública, cargo en el que estuvo cuatro años, eliminó la gran cantidad de contratas en obras y mantenimiento de parques y jardines, dividió la ciudad en cuatro zonas y le adjudicó la mitad a Fitonovo, un jugoso contrato de 700.000 euros prorrogado año tras año, incluso con Zoido de alcalde.

           Luego, Fitonovo recibió dentro del Plan 8000 cuatro contratos para podas de arbolado en cuatro distritos. Pero la empresa presuntamente vinculada a Castaño también extendió sus tentáculos más allá de Plaza Nueva y en los cuatro años 2008-2012 le facturó a la Junta cuatro millones de euros en concepto de conservación de carreteras.

           Culminada su etapa en Vía Pública tras los cuatro años de rigor, Monteseirín recolocó a Castaño como director gerente de la Fundación DeSevilla, donde, entre otros, firmó los convenios con la República Dominicana, por valor de 400.000 euros, para la rehabilitación de viviendas. Al poco tiempo, sin embargo, el miembro del círculo de confianza del entonces alcalde solicitó una excedencia voluntaria por cuatro años.

Transcurrido ese periodo, pidió su reincorporación a la Fundación. Como le ponían trabas, Monteseirín forzó los plazos y sólo cuatro días después de que el PSOE perdiera las elecciones municipales de mayo de 2011 exigió al gerente que readmitiera a su protegido. Este fue recolocado con un salario de 35.000 euros y adscrito a la Asesoría Jurídica. No obstante, tras la llegada de Zoido a la Alcaldía, Castaño fue despedido a los cuatro meses.

           Los periódicos, para ilustrar algunas de las informaciones sobre la operación ‘Madeja’, reproducen una foto de una expedición a Marruecos, a gastos pagados por Mercasevilla, pero para cuadrar la imagen la cortan y únicamente aparecen estas cuatro personas: Mellet, Castaño, Gómez Lobo y el conseguidor Juan Lanzas.

           La juez Mercedes Alaya ha pedido al Ayuntamiento de Zoido y a las empresas municipales de Sevilla que le informen de todos los contratos firmados con la empresa Fitonovo a partir del año 2004. La Guardia Civil ha requisado el Audi-4 de Domingo Enrique Castaño que, presuntamente, le habría sido regalado por la empresa Fitonovo a cambio de adjudicaciones cuando era director de Vía Pública.

           El 4, pues, es el denominador común en muchos de los hitos que ahora cobran relevancia al socaire de la operación ‘Madeja’, un número maldito en las culturas orientales de influencia china debido a su similitud fonética con la palabra que en esos pueblos significa muerte y que podría acabar teniendo un sentido cabalístico para el PSOE, al que últimamente le afloran demasiados “cuatro golfos”.

 CARAMBOLA EN BRUSELAS

            Los hagiógrafos de Zoido han valorado de forma entusiasta la excursión a gastos pagados  por el Europarlamento hasta Bruselas, porque más allá del reparto de pulseritas con el logotipo de la ciudad, la degustación de jamón de pata negra y el disfrute del arte de Eva Yerbabuena en la presentación turística de Sevilla (con morosos municipales incluidos en el séquito oficial, como muestra del edificante ejemplo de los triunfadores al modo hispalense y de las connivencias existentes con la oficialidad), el alcalde tuvo así la oportunidad de enterarse en la capital de Europa de que hay allí un funcionario español que elabora programas con fondos europeos para las pequeñas y medianas empresas del Viejo Continente.

           O sea, que si no llega a ser por la invitación turística cursada por Teresa Jiménez Becerril y Jaime Mayor Oreja en la sede del Parlamento Europeo, Zoido no habría tomado la iniciativa de viajar a Bruselas para enterarse de cómo se reparten los dineros en y de la UE y cuáles son los proyectos prioritarios según qué épocas.

           Cabe preguntarse entonces qué ha ocurrido hasta ahora, si es que ha ocurrido algo, con el equipo especializado en la captación y gestión de fondos europeos que Zoido prometió crear en marzo de 2011 para financiar proyectos estratégicos de Sevilla a imitación de Valencia, la cual había logrado desde 1996 casi 200 millones, invertidos en 78 proyectos.

           Por de pronto, y parece que sin un euro aún de Europa, Zoido ha pasado de hablar de proyectos estratégicos a conformarse con conocer en Bruselas a míster Pyme. Menos da una piedra.

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