El Ayuntamiento licita el primer plan de choque para regenerar el Parque de María Luisa

CUANTÍA

Destina 712.563 euros a la poda y eliminación de los árboles que suponen un riesgo
URGENTE

Declara la urgencia del expediente por la gran afluencia de personas al recinto

ANUALIDADES

El dinero se consignará en los dos últimos Presupuestos del mandato de Espadas

 

El final oficial del verano y la llegada del otoño han sido aprovechados por el gobierno de Espadas para iniciar por el emblemático Parque de María Luisa el plan de eliminación del arbolado que entraña mayor peligro de derrumbamiento en la ciudad para, posteriormente, comenzar las labores de siembra de ejemplares de reposición.

La Delegación de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo, de la que depende el Servicio de Parques y Jardines, ha acordado instruir un expediente para la contratación de un servicio de poda y retirada de los árboles en situación de riesgo en el histórico y centenario Parque de María Luisa.

Asimismo, ha declarado la urgencia del expediente de contratación, con los efectos previstos en el artículo 112 del Texto Refundido de la Ley de Contratos del Sector Público, por la necesidad de eliminar los riesgos a las personas o a los bienes que puedan producirse por las caídas de ramas de los árboles más longevos y de mayor porte del Parque de María Luisa, teniendo en cuenta la gran afluencia de público al mismo.

La cuantía del contrato, con IVA incluido, asciende a 712.563 euros y aunque se da un año como plazo de ejecución las partidas necesarias se han dividido en dos anualidades, a razón de 356.281 euros cada una, correspondientes a los Presupuestos de 2018, aún en negociación y pendientes de aprobación, y a los de 2019, que serían los últimos del mandato de Espadas como alcalde.

TALAS ANTERIORES

No será la primera vez que se actúe en el Parque, aunque no con un plan sistemático y de larga duración como el que se proyecta. Hace ahora tres años, al final del mandato de Zoido, los técnicos de Parques y Jardines alertaron del estado de pudrición en que se hallaban una serie de acacias y de eucaliptos,  con riesgo de caída de ramas sobre los viandantes.

En aquel entonces se tuvieron que cortar más de una decena de ejemplares, algunos de gran porte, tanto en el Parque de María Luisa (entorno del Pabellón Real), como en los contiguos jardines del Pabellón de la Madrina, en zonas que hubo que acotar para evitar el paso del público.

Actuaciones puntuales de este tipo se han ido produciendo a lo largo del tiempo. Sin ir más lejos, el pasado mes de agosto el Ayuntamiento informó de que el Servicio de Parques y Jardines, con la ayuda del Cuerpo de Bomberos y de la Policía Local, iba a proceder al apeo y posterior retirada de un ficus de gran porte, cuyas principales ramas se habían desplomado aunque afortunadamente sin causar desgracias a personas. Además, se actuó para sanear otro ficus cercano.

 

EL NÓCTULO GIGANTE

 

La tala de grandes árboles en los últimos años ha provocado un evidente efecto de “aclarado” en la cubierta vegetal del Parque de María Luisa, que ya no es tan frondosa como antaño, sin que en muchos casos se haya procedido a la retirada de los tocones de los árboles cortados y a la plantación de otros sustitutivos, como se puede apreciar dando un paseo por estos jardines históricos.

Se da la circunstancia de que los árboles de mayor tamaño, habitualmente los más antiguos y en peor estado, son el último reducto del nóctulo gigante, una rara especie de murciélago de gran tamaño, con una envergadura de hasta medio metro de longitud de ala a ala. Este animal, en peligro de extinción, puede llegar a cazar pájaros de pequeño tamaño en sus correrías a partir del ocaso a lo largo del cauce del Guadalquivir y hasta el Parque Nacional de Doñana.

 

Tras abandonar los jardines del Real Alcázar hace ocho años, porque con la tala de grandes árboles se les privó allí de su hábitat,  la colonia de unos 500 ejemplares que sobrevive en el Parque de María Luisa es la única que quedaría en Sevilla capital, pero su supervivencia se ve amenazada por las cotorras y por las talas, ya que su hábitat preferido son los árboles más viejos, por sus oquedades, para refugio y anidación.

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