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Transparencia

Griñán retó a Zoido a que, como ha hecho ya él mismo, haga pública su declaración de la renta para demostrar que no ha cobrado sobresueldos de su partido. El también alcalde de Sevilla y presidente del PP (A) guardó la misma actitud que el título de la película de Elia Kazan, la ley del silencio, y luego fuentes de su entorno dijeron que no iba a hacerle el juego al presidente de la Junta.

Es curioso que el alcalde que siempre prometía luces y taquígrafos y que milita en un partido que ha hecho de la ley de Transparencia el santo y seña del mandato de Rajoy considere una afrenta que le pidan su declaración del IRPF.

Aquí es posible consultar hasta las declaraciones fiscales de los ministros y del  presidente de Francia, François Hollande, los cuales las colgaron en Internet tras el escándalo Cahuzac, pero no la de ciertos políticos nuestros, que presumen de lo que carecen.

Por eso quedé doblemente sorprendido cuando el mismo día del rifirrafe parlamentario entre Griñán y Zoido recibí la inesperada y educada llamada de todo un caballero, Benito Navarrete, comisario de la exposición ‘Las Santas de Zurbarán. Devoción y Persuasión’, que he visto como uno más de los 5.000 primeros visitantes de la muestra. No voy a repetirme aquí y ahora en mis argumentos en pro (magnífica idea la de convertir nuestra cultura en un activo económico exportable) y en contra (si cuesta dinero al contribuyente con esta crisis galopante y no se autofinancia, es un lujo que contradice los tijeretazos de Zoido a la cultura sevillana) de la iniciativa.

Navarrete, respetuoso aun en la discrepancia como padre de la criatura, sólo quería aclarar mi expresión de que había sido un fichaje “a golpe de talonario” (por mi parte, no tanto en el sentido crematístico como de que se trataba de un externo al Ayuntamiento), y para demostrarme que no se trataba de una incorporación en plan estrella, como las del fútbol, me pedía mi correo para enviarme sus declaraciones del IRPF.

Fiado de su palabra y por más que me resistí, no hubo manera: me ha enviado sus últimos ejercicios fiscales, en los que, sólo por su insistencia, he verificado que, efectivamente, ha perdido dinero con el cambio de Madrid a Sevilla, y bastante. Más que bastante, hasta mucho.

O sea, que el comisario de las ‘Santas’ no ha venido a Sevilla para ganar más dinero, sino por amor al Arte.

Decía Benito Navarrete que él, en política, había devenido en ‘zoidista’.

Pues yo, en materia de transparencia, habré de confesarme ‘benitista’.

 

Dos Tabladas y media

El Instituto Nacional de Estadística ha colgado en su página web el Censo de Población y Vivienda referido al año 2011 -tercero de la crisis económica-  provincia por provincia y municipio por municipio. Aunque el uso de términos similares como edificios, inmuebles y viviendas induce a confusión y no siempre cuadran las cifras cuando se segmentan por categorías distintas, ‘grosso modo’ hay datos muy llamativos.

Por ejemplo, que en Sevilla capital hay 48.178 viviendas vacías, entre las que se colige que habría que incluir las 18.394 de nueva construcción y que se han quedado sin vender tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, según el INE.

Dado que los promotores querrían haber construido 20.000 nuevas viviendas en Tablada, puede decirse con propiedad que nuestro actual parque de pisos desocupados equivale a casi dos veces y media el nonato plan de llenar de ladrillos la antigua dehesa. La pregunta del millón es la de qué les habría ocurrido a esos promotores si la crisis les hubiera pillado con los 20.000 pisos en construcción o recién construidos y hasta dónde se habría disparado el número de viviendas vacías e invendidas en la ciudad.

Al final, por mucho que se hayan quejado, hasta va a ser una suerte que la calificación del suelo se haya mantenido como rústica y no urbanizable, porque en caso contrario y de haberse lanzado a construir habría habido muchas probabilidades de que buena parte  de ellos (algunos ya han caído) hubiera acabado en la quiebra.

RUINOSAS Y DEFICIENTES

Segunda lectura del Censo: entre ruinosas (1.296), en mal estado (4.835) y deficientes (20.134), tenemos en Sevilla un total de 26.265 inmuebles necesitados de rehabilitación. Esta cifra equivale a casi los pisos de otra Tablada y media. Y ya van cuatro Tabladas en esta metáfora ladrillera.

Estos datos vienen a avalar la tesis de la consejera de Fomento de la Junta de Andalucía, Elena Cortés, cuya condición de “comunista” se complacen en subrayar los empresarios. En su reciente conferencia en el Foro Antares, ante una nutrida representación de constructores y promotores, la titular de las competencias en el sector en Andalucía sostuvo que, en materia de viviendas, hay que pasar de la especulación a la rehabilitación, en línea con la política que se practica en buena parte de Europa. Esta alternativa -afirmó-  crea más puestos de trabajo que la propia construcción;  en pro de la misma demandó al Gobierno de la nación que la potencie con mayor desgravación fiscal.

COINCIDENCIA

Además, ha acabado resultando que la consejera “comunista” y la ministra del PP, Ana Pastor, coinciden en propugnar la misma politica, ya que la responsable de la cartera de Fomento en el Ejecutivo de Rajoy ha destacado esta semana en su comparecencia parlamentaria la apuesta del Gobierno por el alquiler y la rehabilitación en el nuevo Plan de la Vivienda.

A través de la Ley de Rehabilitación y Regeneración Urbanas, el Gabinete del PP intentará mejorar la “deficiente” situación de muchas viviendas españolas, ya que hay más de 5 millones que tienen más de 50 años de antigüedad y están en malas condiciones. Según Ana Pastor, cada mil euros en ayuda directa a la rehabilitación generan una inversión productiva superior a los tres mil euros.

Así pues, cuando Madrid y Andalucía, en las antípodas ideológicas, coinciden en recetar rehabilitación, el sector sevillano debe tomar buena nota y dejar de soñar de una vez con los ‘pelotazos’ inmobiliarios de antaño, que difícilmente volverán.

LA FACTURA CRECE

La versión oficial del Ayuntamiento es que las ‘Santas de Zurbarán. Devoción y Persuasión’ han costado 425.000 euros, de los que el Consistorio ha aportado 275.000 y el BBVA, 150.000. Sólo este coste de la exposición y sus complementos ya equivaldría al presupuesto del que dispone el Museo de Bellas Artes de Sevilla para organizar exposiciones temporales durante cuatro años, pero es que la factura se va incrementando a medida que se conocen más detalles o hablan los protagonistas.

El director territorial del BBVA, la entidad patrocinadora, ha declarado en una reciente entrevista que el banco ha desembolsado en realidad 215.380 euros, con lo cual el gasto total se elevaría realmente a 490.380 euros.

Y todavía quedan por sumar la celebración de un simposio sobre Zurbarán, el espectáculo de Eva Yerbabuena, el coste de cancelación de otros actos programados previamente en el convento de Santa Clara y el de las propias obras realizadas allí para acoger la exposición.

EL PRETEXTO TURÍSTICO

Dado que, según el gobierno local, este tipo de eventos, como fue el caso de la organización de la final de la Copa Davis en el estadio de la Cartuja, se organizan para allegar clientes al sector 

turístico de la ciudad y que los presidentes de las patronales de hoteleros y hosteleros proclamaron su disposición a sufragar el coste no de una, sino de tres Copas Davis, cabe preguntarse cuándo Zoido les va a exigir que se retraten y que no sean siempre el Ayuntamiento con el dinero de todos los contribuyentes y una gran entidad foránea (Movistar patrocinó el ‘mapping’ que se proyectó en Navidad sobre la fachada de las Casas Consistoriales y ahora ha sido el BBVA el que sufraga parte de las ‘Santas’) los que acaban aflojando la bolsa.

Las ‘Santas de Zurbarán’ habría sido una magnífica oportunidad para que el alcalde hubiera demandado al sector turístico el cumplimiento de aquella promesa o para que quedara en evidencia que iban de farol.

Será que a Zoido, tan devoto de comerciantes, hoteleros y hosteleros, le falta persuasión.

Cultura de pasarela

Aún resuenan los ecos de la polémica entre el Ayuntamiento, propietario del Tesoro del Carambolo, y la Junta, su tutora legal, a cuenta de los 150.000 euros necesarios para pagar el servicio de vigilancia que permitiría su exposición en el Museo Arqueológico y convertirlo así en un atractivo turístico que genere riqueza durante todo el año para la ciudad.

Con lo fácil que sería acordar el abono al 50% de la factura de seguridad (75.000 euros cada uno), pero en último extremo el pretexto invocado para no hacerlo es que carecen de presupuesto cultural suficiente debido a la necesidad de recortar el déficit.

En los últimos años, el Estado, la Junta y el Ayuntamiento le han reducido en conjunto el presupuesto a los dos buques-insignia sevillanos, el Teatro de la Maestranza y la Real Orquesta Sinfónica, en cuatro millones de euros al primero y en un millón de euros a la segunda.

Para tratar de sobrevivir a las tijeras de los políticos, el Maestranza ha tenido que lanzar una campaña de captación de micromecenazgo entre las empresas y particulares en la declarada por la Unesco Ciudad de la Música, un título al que no le hacen honor en sus Presupuestos ni el Ayuntamiento ni la Junta.

      TIJERETAZOS POR DOQUIER

      Falta de dinero y necesidad de afrontar la herencia recibida fueron los argumentos de la delegada municipal de Cultura, Mar Sánchez Estrella, cuando el año pasado presentó las grandes líneas de su gestión, basada en un recorte generalizado en las ayudas a la creación, festivales y salas culturales.

Para ahorrar, abogaba por convertir en bienales festivales con la promesa de incrementar la aportación más adelante. El South Pop, Alamedeando, el Fest, Zemos 98, Perfopoesía, la Muestra Internacional de Investigación Teatral….. fueron las principales víctimas de la nueva política de austeridad, y luego las promesas se las llevó el viento.

A Perfopoesía le negaron los 18.000 euros prometidos; al Mes de la Danza lo dejaron con 20.000 euros menos; Territorios ha pasado en un trienio de contar con una ayuda de 182.000 euros a 90.000 primero y a 75.000 después. El Southpop no se celebró bajo la promesa de que este año le otorgarían 45.000 euros, luego reducidos a 38.000; el salón del Manga fue dejado en cero euros; a Escena Mobile los recortes le privaron del 50% de la asignación; a Circada le rebajaron un 38%….

Tampoco es de extrañar el cierre de Endanza y del teatro-sala Fli, y que las bibliotecas municipales no se hayan abierto  durante meses por las tardes, coincidiendo además con la época de los exámenes estudiantiles, debido a la falta de personal, al no haber dotación económica para cubrir el déficit de 32 bibliotecarios existentes de atender lo dispuesto en el Plan Director.

      Y EN ESTO, LAS ‘SANTAS’

      No hay dinero, pues, para el Carambolo, el Maestranza, la Sinfónica, los festivales, las salas, las bibliotecas….. y, sin embargo, el Ayuntamiento ha destinado 275.000 euros, más 150.000 (en total, 425.000) de un patrocinio del BBVA a organizar en el convento de Santa Clara el evento ‘Santas de Zurbarán. Devoción y Persuasión’, que desde el 3 de mayo hasta el 20 de julio (dos meses y medio ) combina pintura, moda, música y danza. El presupuesto no incluye otros gastos asimilables a la iniciativa, tales como los arreglos y obras de adaptación realizados en el espacio expositivo, más la devolución del dinero a los espectadores de otros actos culturales que ha habido que cancelar por coincidir con las ‘Santas’.

Tampoco tengo claro si abarca el espectáculo-prólogo  encargado a Eva Yerbabuena (podría haber costado 70.000 euros)  y que según quienes pueden opinar con criterio logra momentos fascinantes pese a estar condicionado por la exhibición de un vestuario poco apropiado para el baile.

Al tratarse de una inversión de dinero público y de un espectáculo representado sólo cuatro noches en un aforo de 400 localidades, el Ayuntamiento debería haber tratado con antelación suficiente de invitar a productores y programadores culturales europeos para que, tras presenciarlo en vivo, hubieran considerado la posibilidad de incorporarlo a sus ofertas el próximo verano.

Sin embargo, Zoido convirtió la noche inaugural en un acto de relumbrón social para los invitados exclusivos del Ayuntamiento. Así se perdió, probablemente, la oportunidad de exportarlo más allá de Málaga y, quizás, de Roma.

      ORDEN DE PRIORIDADES

      El evento tiene aspectos positivos, desde haber logrado la restauración de los cuadros de Zurbarán existentes en nuestro Museo de Bellas artes hasta la cesión y exposición en Sevilla de las ‘Santas’ que cuelgan en museos del extranjero; la proyección mediática por la fama de los diseñadores de papel cuché elegidos para inspirarse en los diseños del pintor y la demostración de que es posible la producción propia de eventos culturales con recursos endógenos, porque uno de nuestros activos menos aprovechados es justamente nuestro potencial cultural.

Ahora bien, a la espera de hacer balance en julio, cabe preguntarse si en el orden de prioridades de Sevilla debe ocupar el vértice de la pirámide las ‘Santas’ o bien nuestras recortadas estructuras culturales; si un evento a un coste superior a esos  425.000 euros oficiales para sólo dos meses y medio o todo lo que da vida a la ciudad durante un año entero.

Las ‘Santas’ se me antoja una buena y original idea para tiempos de bonanza económica pero cuestionable en época de crisis y recortes. Son como la guinda del pastel cultural. El problema es cuando la guinda crece a costa del pastel que la sostiene.

Dos picas en Holanda

Cuando estas líneas vean la luz, debe de haberse reinaugurado uno de los museos más importantes del mundo, el Rijksmuseum (literalmente, el museo del Reino) de Amsterdam, tras su restauración y adaptación a las necesidades en el siglo XXI por los arquitectos sevillanos Antonio Cruz y Antonio Ortiz que, como ahora suele decirse, han prestigiado con su fantástica labor la marca Sevilla en Holanda y ante el mundo, ya que la prensa internacional que asistió a la presentación restringida de las obras ya terminadas (500 medios se acreditaron) se ha deshecho en elogios ante el resultado conseguido.

Nada hacía presagiar la odisea que los artífices entre nosotros del estadio de la Cartuja, la estación de Santa Justa y la biblioteca Infanta Elena iban a sufrir cuando en 2001 ganaron el concurso internacional para remodelar el equivalente al Prado holandés. Según el presupuesto considerado más o menos como el original, los trabajos debían costar 272 millones de euros y estar ejecutados en 2008.

Se han finalizado en 2013 y al coste de unos 375 millones, equivalentes al de la torre Pelli o al triple de las Setas de la Encarnación, pero con un resultado artístico excepcional y, se espera, también económico en el tiempo, ya que se prevé captar dos millones de visitantes tras el reestreno del museo y la expectación mundial que ha suscitado.

El retraso en cinco años sobre el plazo inicialmente previsto se ha debido, fundamentalmente, a dos factores: el conflicto con los ciclistas y la complejidad técnica para materializar algunas de las propuestas de los arquitectos sevillanos.

El Rijksmuseum, construido en 1885 por Pierre Cuijpers en una mezcla de estilos arquitectónicos, está situado a medio camino entre el casco antiguo con sus preciosos canales y los nuevos barrios de Amsterdam, y siendo ésta la capital mundial de la bicicleta (700.000 usuarios), los ciclistas utilizaban tradicionalmente el pasaje o galería central del edificio como atajo entre una y otra parte de la ciudad.

La todopoderosa Federación Ciclista y el Comité de Conservación del pasaje paralizaron durante nada menos que dos años (2004 y 2005) la restauración del inmueble (consiguieron que el Ayuntamiento no diera la licencia de obras) hasta que Cruz y Ortiz no idearan una solución arquitectónica que salvaguardara el tránsito ciclista por medio de la galería, una anomalía a ojos de los arquitectos sevillanos, para los que era difícil concebir tal práctica en una de las catedrales mundiales del Arte. Cómparese la lucha de los ciudadanos de Amsterdam por mantener esa tradición de paso con bicicletas por medio del pasaje del museo nacional con la conformidad de los sevillanos a perder su inmemorial derecho de cruzar por el Patio de los Naranjos de la Catedral, cerrado en 1992 por la Iglesia con el fin de explotarlo turísticamente.

Hasta tres soluciones distintas imaginaron Cruz y Ortiz para conseguir el beneplácito  de los ciclistas y lograr finalmente un consenso para integrar carriles-bici en el vestíbulo del Rijksmuseum. Los arquitectos acabaron comprendiendo la exigencia cuando la tradujeron en clave sevillana: “Cambiarle el recorrido aquí a los ciclistas es como intentar cambiarle el recorrido en Sevilla a una cofradía”.

 

El segundo motivo del lustro de retraso fue la idea de ganar espacio mediante la conexión de dos patios interiores separados y desaprovechados hasta entonces, para lo cual había que hacer una excavación de unos nueve metros de profundidad. Este plan, que en otra ciudad se habría resuelto metiendo varias excavadoras sin más, era una misión casi imposible en Amsterdam, gran parte de la cual, si no toda ella, se encuentra bajo el nivel del mar y con la capa freática casi a ras de suelo.

Cruz y Ortiz, sin embargo, ya tenían alguna experiencia en lides similares. Sin ir más lejos, buena parte del estadio de la sevillana isla de la Cartuja se encuentra embutida bajo rasante, con el fin de evitar que su inmensa mole causara mayor impacto paisajístico sobre el perfil llano de la isla y del conjunto de Sevilla, para lo cual, dada la cercanía del manto freático sevillano, hubo que protegerla mediante un anillo de hormigón.

Cómparese también esta preocupación de los dos arquitectos por evitar la afección visual del estadio con lo que se ha hecho luego con la torre Pelli en el lado contrario de la Cartuja y en el borde del casco histórico: 178 metros de altura.

En Amsterdam, Cruz y Ortiz recurrieron a buzos especializados para materializar su idea. El resultado final ha sido espectacular: un atrio de 3.000 m2 con una montera acristalada que inunda de luz natural el interior y que cuando cae la noche se ilumina artificialmente gracias a dos enormes estructuras metálicas en las que se insertan los focos eléctricos. Este atrio se ha convertido ya en el símbolo del nuevo Rijksmuseum y al mismo desembocan los servicios comunes de la institución.

Tuve la oportunidad de visitar el museo en la fase final de los trabajos, cuando al menos por entonces era ya accesible al público -frente a la creencia, incluso para los medios de comunicación, de que estaba clausurado por las obras- y se podía disfrutar sin los agobios ni la afluencia masiva que se daban en el cercano museo dedicado monográficamente a Van Gogh, a cuyas puertas se formaban colas multitudinarias, con largos tiempos de espera.

Con sus paredes redecoradas en azul y gris, el museo, fantástico, no está ya organizado por estilos artísticos, colecciones, material o pintores, ya que su hilo conductor es la ilustración mediante el arte y los objetos (cuadros, maquetas de barcos, muebles…) de la historia de Holanda a lo largo de 800 años: cómo un pequeño país se convierte en una potencia gracias a su dominio del mar y al comercio. Y un detalle significativo: no vi ni un solo motivo religioso ni cuadro de tal temática en las decenas de galerías que lo componen.

La sala estrella es la Galería de Honor, sancta sanctorum del arte holandés, donde se exponen las mejores obras de sus grandes pintores (Hals, Steen, Vermeer), presididas por la imponente ‘Ronda de Noche’ del gran Rembrandt.

En este espacio, en la noche previa al día (próximo 30 de abril) de su entronización, ofrecerán los futuros Reyes de Holanda, Guillermo Alejandro y Máxima, una cena de gala a los mandatarios internacionales invitados al acto. Es de dominio público que Guillermo y Máxima iniciaron aquí, en la Feria de Abril de 1999, el noviazgo que desembocó en boda en 2002.

Holanda, pues, debe de alguna manera a Sevilla ese matrimonio real y, merced a Cruz y Ortiz, la recuperación de su museo nacional, dos circunstancias que no hemos sabido aprovechar con acciones especiales para proyectarnos aún más en el mercado de los Países Bajos. Aquí parece que sólo se piensa en la maratón de Nueva York.

* https://www.rijksmuseum.nl/

El vigilante

La petición del Metropolitan Museum de Nueva York de al menos dos piezas del Tesoro del Carambolo para su exposición el año próximo en la ciudad de los rascacielos ha desnudado las vergüenzas de la Cultura española: el Ministerio, titular del Museo Arqueológico hispalense (donde debe mostrarse en nuestro país el Tesoro tartésico o fenicio) y que se reclama instancia última para otorgar el permiso, se ha enterado del asunto por la prensa en vez de por el Ayuntamiento o por la Junta de Andalucía; el Consistorio sevillano, dueño de las joyas, filtró interesadamente la solicitud al tiempo que su predisposición favorable a otorgarla, para así dejar en evidencia al Gobierno autónomo y para que la opinión pública se preguntara por qué se podrían ver en la Gran Manzana mientras que en Sevilla permanecen ocultas en una caja fuerte por falta de custodia; y la Junta de Andalucía, que dice se gastó un millón de euros en reformar el Museo Arqueológico para la exposición permanente del Tesoro, se defendió achacando a los recortes de Rajoy la falta de los 150.000 euros anuales que cuesta su vigilancia, para justificar por qué no puede exhibirlo y la razón de su devolución a la cámara acorazada de un banco.

Ciento cincuenta mil euros, pues, es la diferencia entre que se exponga y se deje de exponer unas de las mejores piezas de orfebrería de la Antigüedad de todo el mundo y el motivo final de las trifulcas entre las tres Administraciones Públicas de este reino de taifas llamado la España de las Autonomías.

Pues bien, mientras las Administraciones de distinto signo político se han tirado simbólicamente las piezas del Carambolo por ver quién paga y deja de pagar la factura de su custodia, y en su desacuerdo prefieren que el Tesoro duerma desde hace 50 años en un banco o que se vea en Nueva York antes que en Sevilla, todos los políticos del Ayuntamiento y de la Junta de Andalucía se felicitan sin excepción por el acuerdo -más bien novación del mismo- en virtud del cual se cede a la Fundación Cajasol (ojo, no a la Obra Social de La Caixa, con todo su dinero y experiencia en los Caixaforums) del así redivivo Antonio Pulido (la función crea el órgano) las Atarazanas a cambio de 10 millones de euros de entrada inicial y 75 letras de 200.000 euros anuales. Repito: tan sólo 200.000 euros al año.

Conclusión: ese dinero sólo llega para pagar la factura del vigilante.

Y ya puestos a vigilar, ¿no habría sido mejor haber optado por la vigilancia del Carambolo antes que la de las Atarazanas?

Desprecio

El Ayuntamiento de Camas está organizando para el próximo mes de abril una exposición sobre el tesoro del Carambolo, su rol en la historia y génesis del municipio -en cuyo término se descubrió aquél en el año 1958- y de las antiguas culturas de la comarca del Aljarafe. Por este motivo ha pedido a la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y a la Corporación municipal sevillana que por lo menos les cedan alguna de las réplicas que del tesoro talló el gran orfebre Fernando Marmolejo, pero ninguno de las dos se ha dignado contestarle. El Consistorio sevillano y la Consejería se pavonean por que el Metropolitan Museum de Nueva York haya solicitado  la cesión no de la réplica de las joyas milenarias, sino del original del Carambolo, pero pasan olímpicamente cuando la solicitud de la copia proviene del pueblo al que moralmente pertenece el tesoro por haberse extraído de sus tierras. Y luego en Sevilla se escandalizan por que el Museo del Prado desoye su reivindicación sobre la Inmaculada de Los Venerables, uno de los murillos expoliados por los franceses.

Sevilla pierde otra oportunidad

Mientras los políticos sevillanos se felicitaban hace unos días por el acuerdo en virtud del cual La Caixa, a cambio de renunciar a invertir 325 millones de euros en los próximos 75 años en las Atarazanas se va definitivamente con su Caixafórum a la torre Pelli tras una compensación de tan sólo 25 millones (10 para la rehabilitación y 200.000 euros/año durante tres cuartos de siglo), la prensa madrileña festejaba otro acuerdo, en virtud del cual el denominado ‘Paseo del Arte’ de la capital de España (eje Recoletos-Prado) tendrá en un par de años otro hito que unir a los nueve fabulosos museos, centros culturales y jardines históricos de esta ‘milla de oro’ de la cultura. El décimo atractivo para enriquecer la enorme oferta de la capital de España en tan concentrado espacio será el Museo de las Artes, la Arquitectura, el Diseño y el Urbanismo (MAADU), el cual será instalado en el número 30 del Paseo del Prado.

El Ayuntamiento de Madrid ha cedido por 75 años un espacio de 3.600 m2, y la Fundación del gran arquitecto argentino Emilio Ambasz (paisano de César Pelli, autor del rascacielos de la isla de la Cartuja pero en las antípodas en su concepción de la arquitectura) se hará cargo íntegramente del diseño y construcción del futuro museo (cinco plantas, con la fachada y el techo totalmente recubiertos de jardines por este pionero de la denominada ‘arquitectura verde’, que ha declarado que el edificio debe ser fácilmente recordado por un niño) y de su funcionamiento durante los próximos tres cuartos de siglo.

A MADRID LE SALE GRATIS

Se estima que Ambasz invertirá de su propio bolsillo, y por lo tanto sin costarle un euro a los madrileños, al menos 10 millones de euros. El nuevo museo albergará una colección permanente de arte, arquitectura y urbanismo revolucionario y sostenible. Contará, además, con una biblioteca virtual, salas de exposiciones temporales, espacios para conferencias y simposios y un programa de becas de excelencia.

Emilio Ambasz, adalid de la arquitectura ecológica, había barajado la idea de instalar su museo en la capital de su país natal, Buenos Aires, o, en su defecto, Nueva York o Bolonia, pero finalmente se ha decidido por España por las razones que expuso en su discurso ante Ana Botella, la alcaldesa de Madrid: “La idea de crear un museo aquí viene de mis lazos con este país, donde he realizado obras reconocidas internacionalmente, como el Centro de Retiro Espiritual, en Sevilla. Me siento muy orgulloso de poder ampliar la oferta cultural de esta bella ciudad y de poder dejar un legado de mi obra para aquellos apasionados de las obras de arte”.

UN HITO EN SIERRA MORENA

La Casa de Retiro Espiritual fue construida en 1974 por Ambasz bajo una gran pradera verde en la sevillana finca de ‘La Roda’, sita entre los términos municipales de Guillena, El Ronquillo y Burguillos, y con unas espectaculares vistas sobre el pantano de La Minilla y Sierra Morena. Por esta pequeña maravilla, con la que el arquitecto dijo que quería recuperar el sentido primitivo de la arquitectura, Ambasz obtuvo el ‘Progressive Architecture Award’ en el año 1980. Su proyecto formó parte de una exposición organizada por el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA) y ha sido incluido en numerosos libros sobre la arquitectura contemporánea.

El arquitecto argentino no sólo está vinculado a Sevilla por esta joya arquitectónica radicada en la provincia, sino también por el hecho de haber sido ganador en 1986,  ‘ex aequo’ con el equipo del ingeniero  José Antonio Fernández Ordóñez (autor del puente del Centenario sobre el río Guadalquivir), del concurso internacional de ideas para la ordenación del recinto de la Exposición Universal de Sevilla 1992. Frente a la ordenación en damero, cuadriculada y convencional de Fernández Ordóñez (era hermano de quien fue ministro de Asuntos Exteriores con Felipe González, Francisco Fernández Ordóñez), el diseño de Ambasz era una maravilla auténticamente revolucionaria para su época.

VENECIA EN LA CARTUJA

Propuso excavar la isla de la Cartuja para crear tres grandes lagunas que se habrían nutrido de agua desde la corta mediante una estación de bombeo y que habrían estado conectadas con el cauce vivo del Guadalquivir, con lo que se habría asegurado de forma permanente la circulación del líquido elemento y evitado el efecto del estancamiento. Las lagunas habrían permitido la formación de un microclima especial, con temperaturas inferiores entre cuatro y seis grados a las imperantes en la ciudad, y los pabellones de la Expo habrían ‘flotado’ sobre la lámina de agua.

Ambasz pensó además en máquinas productoras de niebla que, de paso, habrían generado  sombra para defenderse del tórrido calor sevillano en el estío, reducido la temperatura en otros seis-ocho grados, ofrecido sensación de frescor sin llegar a la humedad y creado un arco iris permanente sobre la futura Expo-92, que habría quedado así envuelta en una especie de halo mágico. El sistema de transporte entre la ciudad y las lagunas de la isla de la Cartuja y sus pabellones habría sido cubierto por ferries, para evitar el uso del automóvil. Conforme a su lema de “para poder diseñar 1992, primero debemos concebir 1993”, Emilio Ambasz ideó su proyecto tras comprobar que Sevilla tenía algunos jardines históricos pero que le faltaba un gran parque suburbano (en ese lema está el germen de lo que hoy es el parque del Alamillo, del que este año se conmemorará el XX aniversario), por lo que pensó en que una vez clausurada la Muestra Universal quedara como herencia un gran parque acuático suburbano rodeado de jardines casi selváticos.

FUSIÓN CONVENCIONAL

Pese a que su proyecto (su ejecución se cifró en 10.000 millones de pesetas de la época, nada extraordinario comparado con las magnitudes posteriores) era un 10% más barato que la ejecución de uno normal que se construyera sobre tierra, los políticos y técnicos españoles ordenaron que se fusionaran el revolucionario y ecológico diseño de Ambasz (proporción de 80% de vegetación y sólo un 20% de construcción) con el convencional (mera cuadrícula de calles) de Fernández Ordóñez. El resultado de la fusión distó mucho de lo imaginado por el arquitecto argentino, como puede apreciarse con tan sólo una visita aún hoy a la isla de la Cartuja. Prácticamente, la única concesión que se le hizo fue la de excavar un solo lago interior, el de España (en torno al cual se construyeron los pabellones nacional y autonómicos y que luego, reducido más todavía, ha seguido articulando el parque temático Isla Mágica), y el agua micronizada (el famoso microclima de la Expo), mediante la instalación de microaspersores para rebajar la temperatura en el verano sevillano y que hoy utilizan numerosos bares y restaurantes de la ciudad en sus veladores y terrazas.

Pues bien, el arquitecto argentino, que a la hora de hablar sobre sus lazos con España para justificar la construcción de su museo en Madrid sólo es capaz de recordar proyectos en Sevilla, al final levantará el MAADU y lo financiará de su propio bolsillo en la capital española en vez de en la capital de Andalucía, lo que denota de nuevo la falta de reflejos por parte de nuestro Ayuntamiento y/o la desconexión de la ciudad de los grandes circuitos culturales internacionales.

‘MILLA DE ORO’ CULTURAL

La baronesa Thyssen prefirió en su día llevarse su colección de pintura andaluza a Málaga antes que exponerla en Sevilla y Emilio Ambasz levantará su museo de las Artes, la Arquitectura, el Diseño y el Urbanismo en Madrid, cuando podría haber tenido cabida perfectamente en un edificio similar,  como habría sido la abandonada comisaría de la Gavidia si el Consistorio hispalense hubiera andado más listo y no se hubiera dejado ganar la partida por la correligionaria de Zoido, Ana Botella. Un MAADU en la Gavidia le habría resultado gratis a la ciudad (el arquitecto lo pagaba todo) y permitido crear un nuevo polo de atracción cultural en paralelo al Museo de Bellas Artes.

Por ironías del destino, el MAADU en la ‘milla de oro’ de la cultura madrileña se situará enfrente del Caixafórum que La Caixa instaló en la capital del Reino rehabilitando para ello la antigua central eléctrica de Mediodía y encargando el trabajo a los prestigiosos arquitectos suizos Herzog & De Meuron, autores, entre otros, del conocido estadio ‘El nido del pájaro’ en los Juegos Olímpicos de Pekín y distinguidos con el premio Pritzker, considerado el equivalente al Nobel de la arquitectura.

Mientras que La Caixa eligió para su Caixafórum madrileño la mejor ubicación posible, el ‘Paseo del Arte’, en Sevilla ha abandonado, con el aplauso de toda la clase política,  las emblemáticas Atarazanas al lado del conjunto declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco (Catedral, Alcázar y Archivo de Indias) para, a cambio de una módica compensación de 25 millones de euros en 75 años, reubicar el futurible Caixafórum sevillano extramuros, allende el río, en la torre Pelli.

Los arquitectos Antonio Cruz, Juan Ruesga y Francisco Torres han coincidido en las páginas de El País en considerar que este traslado supone “rebajar de categoría” el futurible espacio cultural, porque la nueva ubicación no cumple, a juicio de cada uno de ellos, con los requisitos que imperan en los centros que La Caixa tiene en España y que sí reunían las Atarazanas: ser un edificio noble y estar bien situado.

Pero es que Sevilla es experta en lo mismo que se le achacaba a Arafat cada vez que se veía cerca la paz en el conflicto árabe-israelí y él daba un paso atrás: nunca pierde la oportunidad de perder la oportunidad.

Sapos

Dicen que la política consiste en desayunarse un sapo cada mañana. Que se lo pregunten a Luciano Alonso, el consejero con pinta de Lee Marvin. Al malagueño le tocó encarnar el papel de indignado de la Junta cuando los catalanes de La Caixa dieron la espantá en las Atarazanas e incumplieron el convenio de su restauración (25 millones de euros) y dotación durante 75 años (300 millones). Insinuó algo que ahora está de moda con Danone sobre los ahorros de los andaluces, le incoó un expediente para meterle un puro y auguró una indemnización acorde con el montante del convenio. Ahora, hechas las paces entre Griñán y Fainé por aquello de recuerda quién te da la liquidez, José Antonio, Luciano se la ha envainado. Dice, sin pestañear, que renunciar a 325 millones a cambio de los 25 a que se ha reducido el nuevo convenio es una gran oportunidad. ¡Qué papelón! Cuando coincidan con el consejero de Cultura, tengan cuidado por si aún está regurgitando todo lo que se ha tenido que tragar con las Atarazanas, aunque tengo la impresión de que no son sapos, sino estrellas de mar.

Tics

Zoido ha aplaudido el cambalache entre el presidente de la Junta, Griñán, y el de La Caixa, Fainé, para trabajar en el diseño de una nueva propuesta conjunta que permita poner en valor las Atarazanas (sic), porque por la asfixia financiera del Gobierno andaluz éste nunca va a morder la mano de su prestamista, por más amenazas que tronara el consejero de Cultura, Luciano Alonso, tras la espantá de los catalanes. La pela siempre será la pela. Ha dicho el alcalde que el acuerdo “es el mismo al que se llegó conmigo”. Y ha subrayado que los antiguos astilleros son de la Junta. Si son de la Junta (la misma cantinela de Goro con el empleo), entonces ¿cómo Zoido llegó a acuerdo alguno con La Caixa? ¿Cómo lo calificamos, de invasión de competencias, deslealtad institucional o puro farol de cara a la galería? Y, en todo caso, el acuerdo al que dice haber llegado no fue para la puesta en valor de las Atarazanas, sino para bendecir el traslado del Caixafórum a la torre Pelli, que no es lo mismo ni por asomo. Zoido, con esta frivolité, tiene cada día más tics de Monteseirín.

Latín

Preciosa la historia de la periodista Giovanna Chirri, de la agencia italiana Ansa, que el lunes 11 de febrero dio la primicia mundial de la dimisión del Papa. Se encontraba, como en tantas otras ocasiones y junto a otros colegas, cubriendo dentro de la aburrida información sobre el Vaticano la reunión del Sumo Pontífice con la Curia -que para colmo se desarrollaba en latín, como en la época preconciliar- cuando de pronto dio un respingo en la silla al escuchar que Benedicto XVI estaba anunciando su renuncia como sucesor de Pedro. Entre todos los periodistas allí presentes fue la única que se enteró del mensaje papal porque, como estudiante de Lenguas Clásicas en sus años en el instituto, sólo ella sabía o comprendía latín.

El pelotazo periodístico de Giovanna Chirri se produce justo en pleno debate en España sobre la reforma educativa del ministro Wert, cuyo anteproyecto contemplaba la supresión de la enseñanza del latín y del griego con el manido argumento de que no sirven para nada, una herejía en opinión de nuestro sabio Francisco Rodríguez Adrados.

José Ignacio Wert, que por ende es polígloto y habla por lo menos siete idiomas, ha ido aún más lejos al declarar recientemente que los universitarios no deberían estudiar conforme a su vocación sino en función de la ‘empleabilidad’ de las carreras, con lo cual nos enfrenta al concepto mismo de la educación. ¿Es la universidad el alma mater del saber o una mera agencia de colocación? Otra herejía.

En esta columna, que gracias a las lecciones de don Antonio Rabasco Noales se titula ‘Urbi et Orbi’ y no de la forma erróneamente habitual  ‘Urbi et Orbe’ (señal de que algo aprendí de sus enseñanzas en el instituto), puedo remontarme a los tiempos en que aquel ministro de Franco, natural de Cabra (Córdoba) y llamado José Solís planteó el mismo debate existencial con el lema de ‘menos latín y más deporte’, cuestionando así la utilidad de las lenguas clásicas, a lo que un profesor respondió aquello de que el latín servía para que los nativos de Cabra como él se llamaran a sí mismos egabrenses en vez de otro gentilicio más caprino y más rotundo.

Cuando al ministro Wert se le ocurra volver a plantear eso de para qué sirve el latín, podrá contestársele que para dar la exclusiva mundial de la dimisión de un Papa, algo que jamás podrá protagonizar en el futuro un periodista español si sale adelante su reforma educativa sin las lenguas clásicas.

Y es que en mis tiempos no había mayor expresión de admiración que aquella frase de “sabe latín”.