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El conflicto de Lipasam

Espadas y Torrijos han calificado de “intento de desprestigio” y “brutal campaña de satanización” el hecho de que el Ayuntamiento haya revelado que el sueldo medio en Lipasam -cuyos trabajadores han convocado huelga para el día 28- es de 30.855 euros, una cantidad que según el delegado de Urbanismo, Maximiliano Vílchez, “desearían gran parte de los sevillanos en los tiempos que corren”. Los sindicatos han contratacado diciendo que el sueldo de un peón es de 721 euros frente a los 100.000 del gerente, y que si ésa es la media será por la suma de los sueldazos (sic) de los directivos.

Cada parte presenta sólo un aspecto de la realidad, ya que como hay cerca de veinte pluses distintos y unas treinta categorías profesionales, el sueldo de un peón puede elevarse hasta los 1.800 euros brutos/mes, antes de los descuentos.

Los sevillanos, que sostienen con sus impuestos la quebrada empresa municipal (sólo cubre con los ingresos que genera el 5,5% de sus gastos), la cual se alimenta de las transferencias del Ayuntamiento, por más que los sindicatos (se auto) engañen diciendo que obtiene 8,2 millones de euros de beneficio (sobre el papel); los sevillanos -decía- tienen perfecto derecho a conocer los sueldos que se pagan en Lipasam, por ser los dueños de la empresa y porque además aquéllos son públicos al figurar en el convenio colectivo, divulgado en el Boletín Oficial de la Provincia de Sevilla del 28 de agosto de 2009 y que cualquiera puede consultar.

PAZ SOCIAL ‘COMPRADA’

La pregunta que cabe hacerse es por qué Espadas y Torrijos consideran normal que en los medios de comunicación se publiquen las retribuciones del presidente del Gobierno, de los ministros, del presidente de la Junta, de los consejeros de la Junta de Andalucía, de los alcaldes, diputados y senadores y, sin embargo, hablen de “desprestigio” y de “brutal campaña de satanización” cuando se hace referencia desde el gobierno local a Lipasam en virtud de un convenio colectivo que lleva más de tres años en el BOP.

La respuesta radica probablemente en que PSOE e IU, como socios de gobierno municipal en los ocho años anteriores al de Zoido, fueron quienes, con tal de ‘comprar’ la paz social en Lipasam y en las restantes empresas municipales, se plegaron a sus habituales chantajes bajo la amenaza permanente de huelga y les concedieron unas retribuciones, unas condiciones de trabajo y unas ventajas sociales a costa de los contribuyentes sevillanos que serían impensables en el sector privado e inimaginables en una compañía abocada a la quiebra si no gozara de la permanente inyección de dinero público, como es el caso de Lipasam.

Como dato indicativo y objetivo, los 30.885 euros de salario medio en Lipasam superan en 8.000 euros el salario medio anual declarado en el Impuesto sobre la Renta (IRPF) ante Hacienda en España en el año 2011.

REFLEJO EN LOS SONDEOS

Además, merced a su generosa política retributiva, Monteseirín convirtió a Sevilla en la segunda ciudad española con más gasto per cápita para mantener la plantilla de empleados municipales. Mientras que la media de gasto nacional era de 430 euros anuales, los sevillanos debían aportar 495 euros para los gastos del personal del Ayuntamiento, frente a, por ejemplo, los 270 euros que aportaban los ciudadanos de Barcelona.

Pero todas las cifras son relativas y han de ponerse en relación con los resultados. Los sevillanos probablemente pagarían gustosos el coste de Lipasam si observaran que la ciudad está como “los chorros del oro”, pero sistemáticamente la suciedad y falta de limpieza aparecen entre los principales problemas de Sevilla, como ha reflejado el último Barómetro de Antares. Y es que la plantilla de la empresa municipal no se ha caracterizado precisamente por una respuesta entusiasta a las concesiones de los sucesivos gobiernos, que han tomado siempre como un gesto de debilidad.

PREMIO EN METÁLICO

El absentismo durante el mandato de Monteseirín llegó a ser del 10% (uno de cada diez empleados se daban de baja), hasta el punto de que en el año 2008 se tuvo que aplicar un Plan de Control y al año siguiente contratar a una empresa externa para que estudiara cómo reducir las ausencias al trabajo.

Y como los métodos de control no daban los resultados apetecidos, hubo que recurrir a crear un incentivo cuya existencia debería ser considerada por Torrijos y Espadas, que no dicen nada al respecto, como un desprestigio y denigrante para la dignidad de todo trabajador que se precie: una paga no por trabajar, si no por no faltar al trabajo, de 1.400 euros y de carácter lineal que supone a la empresa un coste extra de unos 2 millones de euros (artículo 39 del convenio colectivo, página 19 del BOP de Sevilla Nº 149, de 28 de agosto de 2009). No hay ahorros en esa partida, por cuanto el dinero que no se paga a los absentistas se reparte entre quienes cumplen con su obligación.

LOS EVENTUALES

Llama la atención la preocupación del comité por los eventuales en una empresa cuya plantilla (1.571 empleados) se ha ampliado con Zoido y en la que el 87% son fijos (1.377 trabajadores) y el resto, temporales (194). Los sindicatos no aceptan la fórmula de aplicación de las 37,5 horas semanales en el sector público si afecta a las fechas clave de Semana Santa, Feria y Navidad porque -dicen- repercute en los 420 contratos eventuales que suele realizar Lipasam a través de la Bolsa de Empleo.

Justamente ahí es donde radica el ahorro que pretende el Ayuntamiento, pero la eliminación de la Bolsa de Empleo afectaría a muchos familiares de trabajadores. Con su oposición a su desaparición, el comité está barriendo para casa.

Comodidad

Decían de Arafat que nunca perdía una oportunidad de perder una oportunidad, en alusión a que cada vez que era factible un acuerdo de paz con Israel daba un paso atrás en vez de al frente. Pues el (sin) alcalde, igual. Cada vez que Monteseirín tiene una oportunidad de desmarcarse de Torrijos, y de paso desmarcar al PSOE de IU ahora que vienen las municipales, la desaprovecha, víctima del síndrome de Estocolmo. Le pasó con el edil piquetero y, ahora, con el propio Torrijos. En plena tormenta por la foto de la mariscada impropia (como esas competencias que dicen asumen los ayuntamientos sin corresponderles) de Bruselas , el (sin) declara que se siente “muy cómodo” gobernando con IU. ¿A qué viene este capotazo? Pues porque, al igual que en el episodio de las uvas del Lazarillo de Tormes, cuando el (sin) se iba de hoteles de cinco estrellas y de viajes transoceánicos a Brasil y al Mundial de Suráfrica, y al Eurobásquet de Polonia, Torrijos guardaba silencio. Por eso el (sin) está tan cómodo. Ha descubierto al cabo que son tal para cual.  Hoy por ti y ayer por mí.

El sapo

El (sin) alcalde, con tal de no molestar a Torrijos, fue preso del síndrome de Estocolmo  en el caso del edil piquetero y le justificó con la peregrina tesis de que iba en la manifestación que atacó el ‘Serranito’ no como delegado de Economía, sino como  sindicalista. Ahora, Carlos Vázquez ha publicado un artículo en la web del Partido Comunista en que pone a caldo a Viera y Espadas y ridiculiza la tesis monteseirinesca de que él encarnaba ‘El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hide’, la novela de Stevenson.  El edil piquetero ha escrito: “Se contentaban con que reconociera “mi error” en la plaza pública y abjurara de mi condición de militante sindical, desvinculándola de mi responsabilidad institucional. ¡Como si fuera posible separar ambas señas de identidad!”. Así que ya sabemos que Vázquez es sólo Mr. Hide, algo elemental, querido Watson, con lo que ha dejado en evidencia y en ridículo a Monteseirín, su protector en todo este escándalo. Para seguir siendo (sin) alcalde, Monteseirín tiene que desayunarse cada mañana  un sapo de sus socios de gobierno.

El imprudente

El (sin) alcalde, que ha tardado dos semanas en pronunciarse sobre la actuación del edil piquetero, se ha limitado a verter una leve crítica contra su delegado de Economía: “Yo (en su lugar) hubiera sido más prudente”. Como el (sin) ha justificado la presencia en el piquete con la peregrina tesis de que Vázquez iba en calidad de sindicalista y no como concejal, en una disociación patológica, ¿a qué se refiere entonces con su apelación a la prudencia? Verosímilmente, a haber sido tan torpe como para no darse cuenta de que lo estaban grabando, pues sin la prueba de cargo de las imágenes no habría saltado el escándalo y el gobierno ‘de progreso’ no tendría en contra a la opinión pública. En la novela ‘El extranjero’, de Albert Camus, el protagonista no es condenado por haber cometido un crimen, que al jurado hasta casi le trae sin cuidado, sino por no haber llorado durante el funeral de su madre. Para Monteseirín, Vázquez no merece reproche por haber formado parte de un piquete rompedor de mesas en el bar ‘Serranito’, no, sino por su torpe imprudencia política.

Disociación

Si Stevenson fuera coetáneo nuestro en vez de haber vivido en el siglo XIX, no habría escrito ‘El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde’, sino ‘El extraño caso del delegado de Economía Vázquez y el piquetero Galán’, inspirado en las tesis de Monteseirín. El (sin) alcalde ha tardado dos semanas en fabricarle una coartada al edil que participó en el piquete agresor al mesón ‘Serranito’ en la calle Alfonso XII durante la huelga: que Vázquez estaba entre los huelguistas como sindicalista en vez de como miembro del gobierno municipal. Como si, al igual que en la novela de Stevenson, pudiese desdoblarse físicamente y disociarse de sí mismo, negando ser edil simultáneamente a cualquier otra condición. Mientras en el misterio de la Santísima Trinidad hay tres personas distintas en una sola, en el de Vázquez hay dos. Milagro en la Plaza Nueva. Pero Vázquez es sólo un émulo de Monteseirín, el cual, tras estallar el escándalo de Mercasevilla,  se disoció de su condición de alcalde para eludir cualquier responsabilidad diciendo: “Yo no sé nada; yo soy médico”.

Silencio

Un alto cargo municipal y un sindicalista sevillano han sido denunciados por la actuación de un piquete ‘informativo’ del que formaban parte durante la huelga general. Según la denuncia, entre otras cosas  levantaron mesas y las volcaron, formaron mucho ruido y golpearon en las paredes y ventanas, por lo que impidieron el ejercicio del derecho al trabajo. ¿ A que por la descripción de los hechos han pensado de inmediato en el asalto del piquete compuesto por altos cargos municipales de IU, con el delegado de Economía al frente, al mesón Serranito de la calle Alfonso XII? ¿A que han pensado que era Carlos Vázquez, el alto cargo del Ayuntamiento, uno de los denunciados? Pues se equivocan: los denunciados ante la Guardia Civil han sido Diego Cañamero, secretario general del SAT, y el alcalde de Puerto Serrano, que impidieron así el funcionamiento de los colegios en Montellano el día 29 de septiembre. Y quien ha denunciado este ‘modus operandi’ ha sido el delegado de Educación, Jaime Mougan. Monteseirín, mientras, sigue guardando silencio. Y el que calla, otorga.

Autocensura

El otro día, el periódico le dedicó un editorial crítico a Juan José López Garzón, delegado del Gobierno en Andalucía (bueno, a lo mejor cuando aparezcan estas líneas ya ha dejado de serlo, víctima colateral del ‘fuego amigo’ de Juan Espadas), a cuenta de la censura que practica sobre las cifras de la delincuencia en Sevilla. Pero, ¿qué otra cosa podría esperarse de él, a tenor de la siguiente historia? Se cuenta que en el Día de la Policía, posterior a la huelga general, había repartido el texto de un discurso explícitamente crítico con el edil piquetero que, como se recordará, había puesto como coartada de su actuación el 29-S el acoso (¿?) de las Fuerzas del Orden, pese a que en el vídeo delator éstas ni siquiera habían acudido aún al bar atacado por el piquete. Llegado el momento de la verdad, Garzón se saltó el párrafo por no dejar más en evidencia al complaciente (sin) alcalde, presente en el acto. Luego envió a la prensa la nueva versión del discurso con el párrafo omitido. Garzón es el único político que, por censurar, hasta se censura a sí mismo.

‘Lapsus linguae’

Viera ha declarado que la presencia del delegado municipal de Economía y Empleo en un piquete “no es la mejor imagen que puede dar un gobierno”, por lo que confía en que el portavoz  de IU y primer teniente de alcalde, Torrijos, “tome nota” y “dé alguna explicación”. ¿Y por qué tiene que tomar nota y dar las explicaciones Torrijos si quien, como el propio nombre del cargo del edil piquetero indica (delegado, osea, que ejerce la función en representación de otro),  lo ha designado y por tanto tiene la potestad de relevarlo y es el máximo responsable del gobierno municipal que da tan mala imagen es teóricamente el (sin) alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín? Viera, en su afán de echarle un capote a ese cadáver político defenestrado por él mismo y por Griñán, ha incurrido en un ‘lapsus linguae’ al reconocer indirectamente  que quien en realidad manda en la Plaza Nueva es Torrijos y que por eso debe dar las explicaciones. A Viera le ha traicionado el inconsciente. Ha ratificado lo que ya dijo Del Valle:  Torrijos ha ocupado el espacio dejado vacío por Monteseirín.

Más (sin) aún

El piquete a sueldo del Ayuntamiento protagonista de  la ‘kale borroka’ en Alfonso XII y ‘komandado’ por altos cargos de IU ha demostrado que Monteseirín es menos alcalde que antier y más sin alcalde que mañana. El (+sin) alcalde, pensando sólo en viajar con Marchena más que el capitán Tan para disfrutar de las últimas prebendas del poder, podría, justamente por estar amortizado, haber tenido un único y último gesto de dignidad reivindicándose con la destitución del edil piquetero. Como bien ha dicho Espadas, evidenciando aún más la falta de autoridad del (+sin), Carlos Vázquez estaba en el sitio equivocado, a la hora equivocada y con el equivocado cargo de delegado de Economía. Monteseirín lo podría haber destituido sin más argumento de que como él lo nombró doblemente (delegado y ‘dedil’), él lo quitó. Mas, al contrario: el piquetero ha dicho que ha recibido ‘a posteriori’¡ la comprensión y el apoyo del (+sin)!, incapaz de tocar siquiera la alambrada del cortijo municipal de IU no vaya a pincharse. Lo que Torrijos ata y desata, Monteseirín se lo traga.

‘Kale borroka’

Hay titulares que han pasado a la historia, como el de aquella crónica taurina de Corrochano: ‘Es de Ronda y se llama Cayetano’. Y hay entradillas que también deberían perdurar en la memoria porque, al modo de una greguería, condensan la surrealista realidad en apenas unas palabras, tal como magistralmente ha logrado Sebastián Torres en el inicio de su crónica sobre la huelga: “Era un piquete a sueldo del Ayuntamiento de Sevilla”. Sí, porque al menos once cargos municipales de IU aparecen en el vídeo en el que un piquete coactivo destroza una mesa de un bar en la calle Alfonso XII sin que el delegado de Economía, que formaba entre los piqueteros, se inmute ante esta ‘kale borroka’ a la sevillana. Aunque IU diga que no hizo nada, al hacer la vista gorda cómplice  incurrió en el mayor pecado del mundo según Cristo: la omisión. Ya ven la triste paradoja: el delegado de Economía que debe apoyar a las empresas de Sevilla, en los piquetes que iban forzando el cierre de los negocios. Como en una fábula de Esopo, Monteseirín puso a la zorra a cuidar del gallinero.