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IMC reconoce problemas en Las Cruces

Inmet Mining Corporation (IMC), la multinacional minera canadiense de la que es filial la española Cobre las Cruces, reconoce en su página web oficial los problemas que están afectando a la mina sevillana, pese a que los responsables de esta última los niegan o minimizan. IMC colgó en Internet el pasado 20 de enero un informe en el que se da cuenta de una serie de fallos en los sistemas operativos que han afectado al ritmo de producción de la planta hidrometalúrgica de Cobre las Cruces; del efecto del temporal de lluvias que, como informó este periódico, inundó la corta minera, y del problema surgido con la deshidratación o secado de los lodos fruto del proceso mineralúrgico. Tras conocerse este informe,  las acciones de IMC en bolsa de Toronto bajaron desde 70$ hasta 58.05$ en un solo día. Actualmente están en torno a los 53$.

IMC revela que Cobre las Cruces no ha logrado alcanzar en el último cuatrimestre de 2009 la producción comercial prevista de cátodos de cobre, que se ha limitado a 3.300 toneladas en vez de a 8.700, por una serie de fallos operativos que han afectado al ritmo de trabajo de la planta hidrometalúrgica. La multinacional desgrana un rosario de problemas y su impacto en la merma de la producción: por incidencias en el espesador, 1.700 toneladas menos; por causa de los filtros, 1.000 Tn.; por bloqueo en las cintas transportadoras, 300 Tn.; por problemas generales (concepto que englobaría el temporal de lluvias), 600 Tn.; por cuestiones de mantenimiento, 1.100 Tn.; por ‘Otros’, 700 Tn. La multinacional canadiense confía en que todos estos problemas queden resueltos en el primer cuatrimestre de 2010, para que en mayo se alcance el 60% del total de la capacidad productiva y en agosto el 100% y llegar así a conseguir  72.000 toneladas de cátodos de cobre anualmente.

IMC reconoce en su informe (http://www.inmetmining.com) que por causa de las lluvias récord en las dos últimas semanas de diciembre Cobre las Cruces  tuvo que utilizar la planta de tratamiento de agua para reducir los niveles críticos de líquido en las balsas del proceso (de producción) más que para tratar el agua resultante del proceso hidrometalúrgico, con lo cual se redujo significativamente el rendimiento de la planta industrial de producción de cobre.

Además, el eje del tanque espesador habría sido atacado por ácidos al no estar bien aislado ni ser suficientemente inerte ante los reactivos, lo cual está obligando a Las Cruces a sustituir componentes por otros de acero inoxidable. El fallo en el mecanismo de protección del espesador provocó su completa paralización en el mes de octubre; también han sufrido problemas los filtros y la cinta transportadora, así como el preneutralizador del espesador.

Lodos de desecho

Más significativo aún es el reconocimiento de que hay una cuestión de fondo no resuelta satisfactoriamente. “Creemos –dice el informe de IMC- que nuestra capacidad para deshidratar los lodos de la planta de neutralización es un cuello de botella para el rendimiento”. La multinacional canadiense resume el proceso productivo en Las Cruces, recuerda que los residuos mineros se deshidratan con un sistema de filtros-prensa y que el producto resultante se apila en un lugar del complejo minero. El problema es que, tal como revela el informe colgado en la página web, el sistema de filtrado de los residuos  no ha respondido como se esperaba, “debido a la naturaleza del material”. IMC dice que está aumentando la capacidad de filtrado con más equipos y mejorando el funcionamiento de los existentes y que culminará este proceso en el mes de marzo, cuando paralice las operaciones durante diez días.

Las fotografías aéreas difundidas por Ecologistas en Acción en las últimas semanas demuestran que se está acumulando líquido ácido en el vaso de encapsulamiento de los residuos, como consecuencia de lo que rezuma de estos últimos, cuando el factor diferencial del que presumía Las Cruces respecto de Aznalcóllar era justamente el carácter ‘seco’ de sus lodos, los cuales únicamente acumularían un 10% de humedad. La sustancia líquida que desprenden los residuos de la planta hidrometalúgica en el depósito de estériles serían ácidos (se emplean para disolver el mineral en la planta) cargados de metales pesados. IMC reconoce que tiene “un cuello de botella” para desecar los lodos cuando la planta lleva tan sólo unos meses funcionando. La previsión es que a lo largo de la vida útil de la explotación minera  se acumulen 16,5 millones de toneladas de residuos, por lo que de no resolverse el problema a tiempo se generaría una situación con la que nadie contaba cuando se inició el proyecto y que resucitaría fantasmas del pasado.

Balsa frente a depósito

El tratamiento del mineral en la planta hidrometalúrgica de Cobre las Cruces genera dos tipos de residuos mineros sólidos: estériles de tratamiento (15 millones de toneladas) filtrados a presión para separar el líquido del sólido, y un producto compuesto por magnetita, yeso y cantidades mínimas de hidróxidos metálicos (1,5 millones de toneladas). El filtrado del estéril de tratamiento produce un material sólido con consistencia de arena húmeda que se deposita en un vaso de estériles en forma sólida y seca, con teóricamente menos del 10% de humedad.

El estudio de impacto ambiental de Las Cruces, presentado el 16 de enero de 2001, dice que tradicionalmente el depósito de estériles de tratamiento en las operaciones mineras de la Faja Pirítica se ha realizado en forma de lodos contenidos en presas o balsas bajo una lámina de agua, como era el caso de la mina de Boliden en Aznalcóllar. La alternativa técnicamente viable que ofrecía Las Cruces era ese depósito en seco de los estériles, previamente filtrados para separar el líquido de la parte sólida, por, entre otras, las siguientes ventajas:

-Se reducen prácticamente a cero las filtraciones, evitando cualquier posible riesgo de impacto en las aguas subterráneas y superficiales.

-Se evita la licuefacción y fluencia de los estériles al estar secos, ya sea en condiciones estáticas o dinámicas (sismicidad) y se garantiza la estabilidad del depósito minimizando las consecuencias de un accidente potencial (la masa de estériles secos se desplazaría mínimamente en comparación con estériles subacuáticos).

La acumulación de líquido ácido en el fondo del depósito de  estériles, tal como revelan las fotos captadas por Ecologistas en Acción, revela que los residuos contienen más humedad de la estimada inicialmente en el estudio de impacto ambiental tras el que se otorgó la autorización a la mina y alimenta el temor de los ecologistas de que el vaso de residuos pueda convertirse, con sus futuros 16,5 millones de toneladas,  en una balsa de lodos a los pies del arroyo Garnacha, el cual desemboca en el Rivera de Huelva y ésta a su vez  en el Guadalquivir a la altura del puente viejo de La Algaba, aguas arriba de Sevilla.

Situación «normal»

Por su parte, la compañía minera Cobre las Cruces, filial de la multinacional canadiense Inmet Mining Corporation (IMC), ha restado importancia a la acumulación de líquido en el fondo del depósito de residuos estériles y ha negado que exista algún tipo de riesgo por esta circunstancia.

Según Cobre las Cruces, es normal que se produzca lixiviación, está contemplado en los planes de gestión de la mina y será tratada convenientemente y con normalidad.

Las Cruces: el agua sextuplica el valor crítico

El Plan de Contingencias marca 5.000 m3 y la compañía

reconoce que quedan 30.000 m3 tras un mes de bombeo

El agua acumulada aún en el fondo de la corta de la mina de Cobre las Cruces tras un mes de bombeo supone un volumen seis veces superior al valor crítico de alarma definido por la propia compañía en el ‘Plan de Contingencias. Sistema de Drenaje-Reinyección del Complejo Minero-Hidrometalúrgico’, que data del 11 de septiembre de 2008. La empresa reconoce oficialmente que la corta todavía embalsa 30.000 m3 de agua (ecologistas y técnicos independientes estiman que la cifra es muy superior) y su Plan de Contingencias dice textualmente (página 41) lo siguiente: “El valor crítico de alarma, puede darse por la combinación de varios de estos parámetros, aun cuando, a título orientativo, se definen los siguientes: volumen de agua acumulada en el fondo de la corta: 5.000 m3. Volumen acumulado en las balsas BAC1 y BAC2: 35% de su capacidad”.

El Plan de Contingencias refleja que “en cualquier caso, la sucesión de episodios lluviosos puede tener efectos graves, por lo que tras cada evento de lluvias, debe ser verificado el correcto estado de pistas, cunetas, canales, balsas y bombas de desagüe, con el fin de minimizar la generación de aguas de contacto, debido a la lluvia y escorrentía hacia el fondo de la corta, que se sumarían a las aguas de drenaje en contactos con mineral y rocas piríticas, en contacto con el aire”.

El temporal no sólo ha tenido el grave efecto de inundar la corta, sino también de provocar deslizamientos que han afectado al menos a dos taludes, tal como reflejan las fotos aéreas. La compañía sostiene que esta incidencia es algo perfectamente normal y previsible al tratarse de margas arcillosas y que se corrige al ritmo que marcan las labores de restauración.

El Plan de Contingencias recoge que en caso de lluvias intensas o prolongadas, y en función de la capacidad de almacenamiento y bombeo, parte de las basas de recogida de aguas pluviales instaladas en las bermas en margas podrían rebosar hacia el fondo de la corta, donde las aguas entrarían en contacto con mineral o materiales sulfurosos, afectando a su calidad y pasando a ser “aguas de contacto” con materiales reactivos (sulfurosos). Según el documento elaborado por Cobre las Cruces, “se suponen críticas las precipitaciones que superen los 80 mm/día”.

Por más que Cobre las Cruces califique la situación como normal, en sus propias valoraciones específicas de riesgo estima que la probabilidad de aporte de agua de lluvia al fondo de la corta es “alta”; la severidad, “grave”, y el riesgo, “significativo”. El plan minero prevé el almacenamiento del agua contaminada por contacto con el mineral sulfuroso en, sucesivamente en caso de necesidad, tres balsas exteriores: la nº 1 (50.000 m3 de capacidad), la 2 (4.500 m3) y la de emergencia (100.000 m3). Esta última sólo se utilizaría en condiciones meteorológicas excepcionales.

El ‘agua de contacto’ se depura, siempre según el documento, en una planta de tratamiento con capacidad para un máximo de 2.592 m3/día. Si tras un mes bombeando agua desde el fondo de la corta para su tratamiento en el exterior aún quedan oficialmente 30.000 m3 y la capacidad de depuración es de 2.592 m3/día, la pregunta que cabe hacerse es cuánta agua se ha acumulado realmente en la mina;  y si el volumen acumulado denota o no que la cantidad de ‘agua de contacto’ se habría dejado supuestamente almacenada en la corta porque constituiría un excedente que habría superado la capacidad de almacenamiento disponible en las balsas externas. Esta es la cuestión de fondo que plantean ecologistas y técnicos mineros independientes.

Las Cruces: el agua inunda la corta

La extracción de mineral, paralizada desde hace un mes

La producción de cobre se mantiene gracias al acopio previo

El deslizamiento del terreno ha afectado a dos taludes y a la pista de acceso al yacimiento


La compañía niega que esté vertiendo agua contaminada y reduce a 30.000 m3  el volumen del líquido represado

La corta minera de Cobre las Cruces está inundada desde hace aproximadamente un mes tras el intenso temporal de lluvias que ha azotado toda la provincia de Sevilla y ello ha obligado a paralizar la extracción del mineral de cobre, si bien, según la compañía, el acopio previamente realizado está permitiendo mantener la actividad en la planta hidrometalúrgica.

Mientras la empresa afirma que sólo hay acumulados unos 30.000 m3 de agua -que se ha contaminado por contacto con el mineral- y que la que se bombea al exterior es previamente tratada antes de su vertido al medio natural, técnicos independientes y ecologistas estiman que hay centenares de miles de m3 en el fondo de la corta y dudan de que se estén depurando, por falta de suficiente capacidad.

Las fotografías aéreas tomadas el pasado jueves no dejan lugar a dudas: el temporal ha inundado la corta de la mina de Cobre las Cruces,  gran cantidad de agua se acumula en el yacimiento y se ha contaminado por contacto con el mineral y las intensas lluvias han causado daños evidentes a los taludes, que hace tiempo ya  sufrieron problemas de estabilidad y de seguridad por las características geológicas del terreno y el método de explotación elegido.

Según algunos técnicos mineros independientes y ecologistas que llevan ocupándose desde hace años del proyecto de Las Cruces, al menos hay todavía 20 metros de agua en el fondo de la corta pese a los bombeos acometidos por la empresa minera, de ahí que estimen en bastantes centenares de miles de metros cúbicos el volumen del líquido elemento que ha debido acumularse en el yacimiento, un agua que se ha acidificado por contacto con el mineral y que desde hace al menos un mes impide los trabajos de extracción.

Además, estos observadores dudan de que Cobre las Cruces tenga una capacidad suficiente de depuración del agua contaminada antes de verterla al medio ambiente, so pena de que la plena depuración de la misma se haga a costa de retrasar durante mucho tiempo el reinicio de las labores mineras y afectando a la rentabilidad económica.

Se da la circunstancia de que el cobre del fondo de la mina es muy soluble en el agua por su contenido en carbonato, por lo que el líquido elemento se contamina con mucha mayor rapidez que lo que es habitual en otras minas del Suroeste peninsular. El color verdoso del agua que se observa en las fotos aéreas tomadas estos días demostraría su impregnación por cobre.

Los críticos del proyecto subrayan también que además del temporal de lluvias se está produciendo lo que califican como “efecto sumidero”, esto es, a medida que se profundiza en la corta para la extracción del  mineral brota más agua del acuífero Niebla-Posadas, sobre el que se asienta el yacimiento y que se pretende mantener a raya mediante un complejo sistema de bombeo y reinyección cuya validez se basa en modelos matemáticos teóricos.

Estos han debido ser revisados ya por estimarse insuficientes en su momento las medidas adoptadas, lo que obligó a la compañía a multiplicar la inversión en paliar efectos imprevistos. Por otra parte, el temporal ha afectado la estabilidad de los taludes, otro de los talones de aquiles del proyecto por las características geológicas del terreno, según los críticos. Las imágenes aéreas muestran que por primera vez los deslizamientos han afectado a la rampa de acceso a la corta al haberse venido abajo al menos dos taludes (pueden tener alturas de unos 15 metros) y que se ha recurrido a gigantescos bulldozers para tratar de arreglar las bermas afectadas.

Versión oficial

Un portavoz oficial de Cobre las Cruces ha reconocido que la corta está inundada por efecto del temporal y que de momento sigue sin poderse extraer mineral, pero ha minimizado el impacto de la situación, pues ha reducido el volumen de agua a unos 30.000 m3 y ha expresado su confianza en que se puedan reanudar las labores mineras en unos quince días.

Según la compañía, la falta de mineral no ha paralizado la planta metalúrgica, por lo que se sigue produciendo cobre metal gracias a los acopios previos, y las autoridades administrativas que supervisan el funcionamiento de la mina están al corriente de la situación y no han puesto objeción alguna a la actuación de la empresa. Cobre las Cruces afirma que el agua contaminada por contacto con el mineral se bombea a la planta de ósmosis para su depuración antes de ser devuelta al medio natural.

Para la empresa, la afección a los taludes es una incidencia sin mayores complicaciones y normal en este tipo de terreno de la Franja Pirítica, y se trabaja en su restauración sin ningún tipo de alarmismo. Por último, Cobre las Cruces asegura que en una explotación minera se producen contingencias como la ocurrida por efecto del temporal y que por eso mismo ya se asume que se pueden perder una serie de días de trabajo a lo largo del año, por lo que a la larga se irán compensado las jornadas perdidas de extracción de mineral.