Archivo de la categoría: Periodismo

El Correo de Andalucía

Me llega un tuit del alcalde en el que da todo su apoyo y ánimo a los trabajadores de El Correo de Andalucía, “que -dice- defienden su empleo y la continuidad de un diario centenario”. Me indigna tanta hipocresía. La situación del decano de la prensa se vuelve contra la política de comunicación de Zoido y su arbitrario reparto de la publicidad institucional, que debería regirse por criterios objetivos (EGM, OJD…). Mientras que a su boletín oficial, que ha ocultado que cobraba sobresueldos, lo ha recompensado con casi 650.000 euros, patrocinios por otras vías aparte, al Correo y a otros los ha dejado a dos velas, cuando no los ha excluido por su línea crítica. ¿Cuántos anuncios de las Santas de Zurbarán ha puesto Zoido en El Correo? ¿O cuántos sobre la renovación de las casetas de la Feria de Abril y la información pública de las Ordenanzas Fiscales? Con que sólo se hubiera atenido a su cuota de lectores y de mercado  en el reparto del pastel, quizás Zoido habría contribuido a prolongar la vida del periódico en vez de lamentarse farisaicamente por su agonía.

 

Dinero ‘de’ los mineros acabó en la póliza por el ERE del Grupo Joly

Por si no estuviera enrevesado el escándalo de los EREs que investiga la juez Mercedes Alaya y en cuyo sumario se hallan incluidas las ‘ayudas sociolaborales’ otorgadas con cargo al denominado ‘fondo de reptiles’ de la Junta de Andalucía a los mineros de la Faja Pirítica de Huelva, la cadena de periódicos Viva está publicando una serie de revelaciones al respecto, entre ellas la sorprendente información de que el exdirector general de Trabajo del Gobierno autonómico, Francisco Javier Guerrero, detrajo 300.000 euros que se habían librado para la asociación de mineros onubenses para trasvasarlos a los despedidos por el Grupo Joly.

Los enlaces a estas informaciones son los siguientes:

http://andaluciainformacion.es/sevilla/349642/el-fondo-de-reptiles-de-guerrero-financio-un-ere-del-grupo-joly/

http://andaluciainformacion.es/sevilla/350006/el-primer-plazo-del-ere-de-joly-salio-de-la-faja-piritica/

http://andaluciainformacion.es/sevilla/350338/la-jueza-alaya-ha-incluido-ya-en-el-sumario-de-los-ere-el-de-joly/

 

 

 

 

Bonos

Se publicó en el Boja el decreto-ley de la Junta por el que  los jóvenes en paro pueden solicitar el Bono de Empleo Joven, una ayuda de 400 euros/mes  destinada a facilitar su acceso a un contrato de trabajo. Simultáneamente se conocía, gracias a la primicia del periodista Antonio Fuentes, que el presidente del Parlamento andaluz, con la complicidad de  los grupos de la Cámara (PSOE, PP e IU), cobraba desde hacía dos meses otro ‘bono’ de 400 euros, que añadía a su remuneración mensual de 6.596.

Al ‘bono’ de Manuel Gracia, tratado de justificar inicialmente con el argumento de un incremento de su actividad (¿?), se sumaron por el contubernio secreto de quienes tanto hablan de transparencia y del escaño 110 para conectar con el sentir de los ciudadanos a quienes dan cotidianamente la espalda, 1.200 euros para los secretarios generales de los grupos Popular y Socialista y 920 euros para la portavoz adjunta de Izquierda Unida.

Los gerifaltes parlamentarios de los tres partidos que todos los días se tiran los trastos a la cabeza en las Cinco Llagas, han sido capaces de alcanzar un consenso sólo para cargarse a Chamizo y para repartirse más gabelas en la Andalucía del millón cien mil parados. Algunas estimaciones indican que hasta que se descubrió el pastel de las dietas suplementarias para el presidente y los portavoces adjuntos, éstos se habrían repartido unos 22.000 euros.

Sólo con estos sobresueldos de Manuel Gracia y sus adláteres se habría podido pagar el bono a 55 jóvenes andaluces en paro para su inserción en el mercado laboral, unos sobresueldos innecesarios habida cuenta de los salarios y complementos tan generosos de que ya gozan los diputados.

En esta tierra nuestra, donde el 51% del 1.100.000 parados ya no cuenta con ningún tipo de subsidio siquiera y hay recortes por doquier en educación, sanidad, dependencia y servicios sociales, los pretendidos padres de la patria andaluza, entre ellos cuatro diputados por Sevilla, han presentado la subida de sus dietas como “una actualización de indemnizaciones”, cual si se tratara de una nueva versión de un programa informático.

El mismo término que emplean, “indemnizaciones”, denota su concepto de la política, un perjuicio por el que deben ser resarcidos en vez de un servicio a la comunidad: no gratuito, pero tampoco con beneficios superiores al de su actividad privada previa.

Y tras ejemplos como éste aún tienen la desfachatez de preguntarse el porqué de la desafección ciudadana hacia la política y los políticos.

Latín

Preciosa la historia de la periodista Giovanna Chirri, de la agencia italiana Ansa, que el lunes 11 de febrero dio la primicia mundial de la dimisión del Papa. Se encontraba, como en tantas otras ocasiones y junto a otros colegas, cubriendo dentro de la aburrida información sobre el Vaticano la reunión del Sumo Pontífice con la Curia -que para colmo se desarrollaba en latín, como en la época preconciliar- cuando de pronto dio un respingo en la silla al escuchar que Benedicto XVI estaba anunciando su renuncia como sucesor de Pedro. Entre todos los periodistas allí presentes fue la única que se enteró del mensaje papal porque, como estudiante de Lenguas Clásicas en sus años en el instituto, sólo ella sabía o comprendía latín.

El pelotazo periodístico de Giovanna Chirri se produce justo en pleno debate en España sobre la reforma educativa del ministro Wert, cuyo anteproyecto contemplaba la supresión de la enseñanza del latín y del griego con el manido argumento de que no sirven para nada, una herejía en opinión de nuestro sabio Francisco Rodríguez Adrados.

José Ignacio Wert, que por ende es polígloto y habla por lo menos siete idiomas, ha ido aún más lejos al declarar recientemente que los universitarios no deberían estudiar conforme a su vocación sino en función de la ‘empleabilidad’ de las carreras, con lo cual nos enfrenta al concepto mismo de la educación. ¿Es la universidad el alma mater del saber o una mera agencia de colocación? Otra herejía.

En esta columna, que gracias a las lecciones de don Antonio Rabasco Noales se titula ‘Urbi et Orbi’ y no de la forma erróneamente habitual  ‘Urbi et Orbe’ (señal de que algo aprendí de sus enseñanzas en el instituto), puedo remontarme a los tiempos en que aquel ministro de Franco, natural de Cabra (Córdoba) y llamado José Solís planteó el mismo debate existencial con el lema de ‘menos latín y más deporte’, cuestionando así la utilidad de las lenguas clásicas, a lo que un profesor respondió aquello de que el latín servía para que los nativos de Cabra como él se llamaran a sí mismos egabrenses en vez de otro gentilicio más caprino y más rotundo.

Cuando al ministro Wert se le ocurra volver a plantear eso de para qué sirve el latín, podrá contestársele que para dar la exclusiva mundial de la dimisión de un Papa, algo que jamás podrá protagonizar en el futuro un periodista español si sale adelante su reforma educativa sin las lenguas clásicas.

Y es que en mis tiempos no había mayor expresión de admiración que aquella frase de “sabe latín”.

RTVE cuelga el NO-DO de la coronación de la Macarena y 237 más

La página web de Radio Televisión Española (RTVE.es) permite la visión gratuita desde hace dos semanas de 238 noticiarios y documentales cinematográficos correspondientes a Sevilla y su provincia, filmados entre los años 1943 y 1981 y que pertenecen al antiguo NO-DO, de proyección obligatoria en las salas de cine españolas a lo largo de 38 años, desde la posguerra civil hasta los inicios de la Transición democrática. También se pueden consultar al completo los noticiarios del NO-DO referidos al conjunto de España y una amplia muestra de los archivos de la Filmoteca Española, con películas como ‘Un perro andaluz’,de Luis Buñuel (1929), en su versión recientemente restaurada; la primera cinta sonora del cine español, ‘El misterio de la Puerta del Sol’, rodada en 1929 por Francisco Elías Riquelme, y un monólogo del genial Ramón Gómez de la Serna, filmado en 1928 y titulado ‘El orador o la mano’.

En el caso de Sevilla, particular interés tiene, ahora que el cardenal Monteiro de Castro, penitenciario mayor del Vaticano, ha concedido por mandato del Papa un Jubileo a la Macarena con motivo del cincuentenario de la coronación canónica de la Esperanza, ver el noticiario del 8 de junio de 1964, titulado ‘Coronación canónica de la Macarena. El jefe del Estado preside la ceremonia’.

Son curiosos los largos títulos con que se describe el contenido de las noticias filmadas. Así, la del 9 de junio de 1980 versa sobre un ‘Viaje desde Sanlúcar de Barrameda hasta Sevilla siguiendo el más largo tramo fluvial de nuestros ríos navegables. Amanecer en la desembocadura. El muelle pesquero de Bonanza’. Una de las noticias más antiguas del NO-DO es la de la romería de Valme, en Dos Hermanas, correspondiente al año 1944. También es posible ver la del 5 de mayo de 1947 sobre ‘La IV Feria Exposición de ganado selecto y el primer concurso interprovincial de ganado vacuno organizados en Sevilla con motivo de la Feria de Abril: exhibición de ejemplares y premios a los ganadores’; y la del 25 de octubre de 1948, sobre ‘Corrida de toros a beneficio de la Cruz Roja bajo la presidencia de Franco’, amén de la del entierro de Queipo de Llano (19 de marzo de 1951), si bien sin sonido por haberse borrado el original.

El NO-DO airea un “apoteósico recibimiento” a Franco el 1 de julio de 1968, con motivo de la ‘inauguración del puente del Generalísimo (el de Los Remedios) y la autopista Sevilla-Dos Hermanas acompañado del ministro de Obras Públicas (Federico) Silva Muñoz’. Otra curiosa noticia es la del 17 de diciembre de 1956, con el siguiente título: ‘Nuevas construcciones: una estructura metálica de 20 plantas levantada en Sevilla da lugar a nuevas viviendas y a una nueva barriada obra de la Diputación Provincial de Sevilla’. Dos años más tarde, el 17 de febrero de 1958, hay un rodaje en Sevilla: ‘Homenaje a la actriz de cine Sarita Montiel’. También hay un reportaje sobre la Feria de Sevilla del año 1957. Uno de los últimos, del 23 de junio de 1980, versa sobre el Real Alcázar, escenario principal en 1977 de la grabación del primer viaje oficial de Don Juan Carlos a nuestra ciudad, con el siguiente título: ‘Los Reyes en Sevilla. llegada y entusiasta recepción en el Alcázar. Visita a la Catedral y oración ante la Virgen de los Reyes’.

*Más información en Viva Sevilla:

http://andaluciainformacion.es/sevilla/271384/rtve-cuelga-en-internet-el-no-do-de-la-coronacion-de-la-macarena/

 

 

Despedida de Juan Luis Pavón y su reflexión sobre el periodismo

Por su interés reproduzco aquí el texto que a modo de adiós a Diario de Sevilla, tras su despido por el Grupo Joly,  ha escrito Juan Luis Pavón, subdirector y fundador del periódico e injustamente marginado por la empresa editora y el nuevo equipo directivo pese a haber entregado  literalmente su vida por el periódico a lo largo de tanto tiempo, con un elevadísimo coste personal y para su salud. Sin Juan Luis Pavón, pese a quien pese, no habría sido posible el éxito de Diario de Sevilla y el encumbramiento social de quienes lo rentabilizaron de cara a la galería mientras los auténticos profesionales que creyeron en la idea de un medio independiente y de calidad se dejaban las pestañas desde la madrugada hasta altas horas de la noche en hacer el mejor periodismo, sin pensar en medrar ni en figurar, ni convertirse en submarinos de bastardos intereses políticos. Así se lo han pagado ahora quienes son sus máximos deudores a su esfuerzo y entrega sin límites y le deben gran parte de lo que aparentan. Gracias, Juan Luis, por el testimonio de tu fraternal amistad, demostrada en tantos momentos difíciles,  y de tu ejemplar profesionalidad a lo largo de tantos años, como prueban infinidad de páginas especiales y de suplementos coordinados por ti y que muchos aún conservan por su calidad y su valor documental. Ese es el mejor homenaje a tu labor periodística, vigente aún al cabo de tanto tiempo. ¿Quiénes pueden decir lo mismo? Aunque pase la vida, somos lo que hemos hecho, hijos de nuestras obras, y nadie te podrá arrebatar el gran legado plasmado en tantas y tantas páginas. Machadianamente seguirás haciendo camino al andar, libre ya de las ataduras que te impidieron en la última etapa seguir dándote y dándole al medio que fundaste  muchísimo  más que el 100 por 100. He aquí el texto de Juan Luis Pavón:
«La dirección de la empresa Editorial Andaluza de Periódicos 
Independientes, propietaria de la cabecera Diario de Sevilla, en la 
reducción de plantilla que efectúa en todos los periódicos del Grupo 
Joly, ha decidido incluirme en la relación de trabajadores despedidos. 
En el edificio de la sevillana calle Rioja prosiguen más de cien 
profesionales desempeñando sus cometidos. A todos les animo para que 
trabajen juntos con ahínco en pos de la buena marcha de Diario de 
Sevilla. El medio de comunicación al que he dedicado 14 años y tres 
meses, desde que, en septiembre de 1998, acepté la oferta que, por 
mediación de José Joaquín León, me hizo José Joly Martínez de Salazar 
para ser, en calidad de subdirector, uno de los periodistas que 
pusieran en pie el proyecto de crear Diario de Sevilla, cuyo primer 
número se editó el 28 de febrero de 1999.

Quiero testimoniar mi gratitud a quienes me contrataron y me dieron su 
confianza para contribuir a configurar la plantilla de periodistas, 
las apuestas informativas y los retos editoriales de un periódico 
planteado como el diario más completo y de más calidad que se haya 
hecho en Andalucía. El único que ha competido en tiempo real con los 
medios nacionales (con redacciones en Madrid y en Sevilla) abordando 
desde Sevilla todas las temáticas locales y globales, ya fuera el 
genoma humano o el ‘boom’ inmobiliario, la guerra de Afganistán o la 
magna exposición de Velázquez en la Cartuja, el 11-S o el fracaso 
escolar, la Cumbre Europea o el Giraldillo, la boda en Madrid de los Príncipes de Asturias o la muerte en Sevilla de Javier Benjumea, el 
fundador de Abengoa, el proceso a Pinochet en Londres o el Mundial de 
Atletismo en la Cartuja.

Una experiencia extraordinaria en la que he 
aprendido muchísimo de magníficos profesionales y compañeros de 
diversas áreas, periodísticas y no periodísticas. Mi gratitud a todos 
ellos. A los que continúan en el periódico y a los que ahora están por 
otros derroteros. Tanto a los más veteranos como a los jóvenes. De 
todos he aprendido. Y a todos he intentado motivar, desde el esfuerzo 
y el compromiso con la envergadura del reto, a que den lo mejor de sí 
mismos. Y lo han hecho. Es mi mayor satisfacción, y suyo es el mérito. 
El mayor o menor acierto que yo haya tenido ayudando a tomar 
decisiones, o a impulsar innovaciones en la oferta informativa, es una 
nimiedad al lado de la emoción que he sentido día y noche durante diez 
años al ser testigo del contagioso espíritu de superación y entrega 
forjado en común por muchas personas que no se conocían de antemano y 
que han dado una lección.

Enhorabuena a todos. 

Pocas veces se ha materializado mejor un lema: “El Diario que siempre 
has querido’. Era la frase elegida por la editora para el lanzamiento 
del periódico, y, además de hacerse realidad desde el punto de vista 
empresarial, por el salto cualitativo que suponía para Federico Joly y 
Cía producir un periódico potente y avanzado como los que se hacían en 
Madrid y Barcelona; el lema prendió en el ánimo de los periodistas que 
lo elaboraban y, sobre todo, de los ciudadanos que, de modo creciente, 
fueron considerando que ese era el periódico que siempre habían 
querido leer en Sevilla.
De ahí que, cuando la empresa demoscópica que 
presidía José Ignacio Wert, actual ministro de Educación y Cultura, 
hizo sendos estudios de mercado al cumplirse el primer y el segundo 
año del periódico, de los que se elaboran sin que los encuestados 
conozcan quién encarga el estudio, manifestó su asombro por el grado 
de empatía que había logrado Diario de Sevilla entre miles de personas 
que anteriormente eran fieles lectores de otros periódicos, y más aún 
le llamó la atención a Wert que un elevado porcentaje de los lectores 
de otros periódicos manifestaran que en muchas áreas informativas lo 
hacía mejor el Diario de Sevilla que su periódico habitual.

Un 
reconocimiento que es el primer paso para convertirse en nuevo cliente 
de esa empresa periodística y acabar formando parte de una nueva 
mayoría de lectores. 

También agradezco las numerosas muestras de interés hacia mi persona 
que se suceden durante estos días, por periodistas de todos los 
medios, así como por empresarios, profesores universitarios, gestores 
culturales, blogueros, científicos, escritores, arquitectos, 
ingenieros, etc., mostrándome su afecto, su apoyo, su perplejidad y su 
malestar.

De sus palabras y comentarios se deduce una empatía con lo 
que ha supuesto Diario de Sevilla para muchos ciudadanos. Y una 
preocupación por el futuro del periodismo, entendido en su 
insustituible función de cohesión social, de calidad de vida y de 
salud democrática. En pleno desmoronamiento del bienestar general, de 
la España política nacida en la Transición, y del modelo de negocio 
mediático previo a la irrupción de internet, sienten orfandad los 
ámbitos de población más conocedores de la importancia del periodismo 
de calidad para cimentar el desarrollo económico, social y cultural. 
Nótese la diferencia entre lo que se ofrece y lo que se demanda, pese 
a que la tecnología de bolsillo permite mejor que nunca participar y 
compartir.

Cualquier empresa es una labor de equipo. Más aún la periodística, 
cuya naturaleza de inmediatez obliga a hacer muchas cosas en poco 
tiempo. Subrayo que el mérito es de todos, cada uno en su función, 
desde el presidente de la empresa hasta el vigilante nocturno de 
seguridad. Y no son palabras huecas, pues si los primeros pasos para 
lograr el éxito empresarial los da quien está al frente del proyecto, 
marcándose unos objetivos con buenos fundamentos, el triunfo se 
alcanza cuando todas las personas comparten un ambiente de motivación 
y contribuyen al mejor rendimiento posible de la actividad a la que 
sirven.
Cuando se crean las condiciones para ello, lo excepcional se 
convierte en lo normal y la empresa supera a sus competidores. De ahí 
que un vigilante de seguridad alertara de madrugada, cuando ya estaba 
enviado entero el periódico a la rotativa, del fallecimiento de Rafael 
Alberti. Y gracias a eso hubo periodistas que regresaron a tiempo a la 
Redacción y pudieron, en pocos minutos, cambiar por completo la 
portada y una página interior, lo que supuso que la empresa editora se 
beneficiara en el quiosco por informar de una noticia relevante que 
otros periódicos no incluían.

Y de ahí que un colaborador, cuando 
regresaba a su casa a las 5 de la madrugada de un 31 de diciembre 
después de estar de copas con sus amigos, no pasara de largo al ver un 
despliegue policial junto a la Tesorería de la Seguridad Social, 
frente a la estación de Santa Justa, y llamara al periódico para que 
el vigilante le diera el teléfono del subdirector con el fin de 
sacarle de la cama y contarle que algo importante podía estar 
sucediendo, aunque no sabía ni el qué ni el porqué. Era el 
descubrimiento del vehículo que ETA colocó allí con 100 kilos de 
explosivos para provocar una masacre. Y Diario de Sevilla fue el único 
medio que estuvo presente con redactores y fotógrafos en las horas de 
aquella feliz operación policial.

Son sólo dos ejemplos de los 
centenares que podría citar. 

Hoy, cuando todo se ejecuta desde criterios economicistas, es básico 
reivindicar, desde la experiencia, que los conceptos básicos para la 
viabilidad de una empresa periodística (inversión, rentabilidad, 
productividad, competitividad, calidad del producto, liderazgo, valor 
de la marca, reputación, sinergias,…) tienen que ser propulsados 
desde la acción periodística.

El liderazgo informativo conduce al 
liderazgo social y lleva a la rentabilidad comercial cuando se 
consigue hacer más y mejor periodismo a menor coste. Cuando se hace un 
periódico con vocación de liderazgo, poco a poco se vinculan todos los 
sectores de la sociedad, todos los poderes, todos los anunciantes, 
pues quieren relacionarse con una marca de prestigio. Agradezco la 
oportunidad que he tenido para romper compartimentos estancos entre 
los departamentos periodísticos y no periodísticos, para poner en 
común ideas y necesidades, y conjugar la calidad informativa, el 
servicio a los lectores y el beneficio económico para la empresa. 

Pasa la vida, y ahora toca seguir haciendo camino».

 

Carlos Mármol: bienvenido a la libertad

Carlos Mármol y Juan Luis Pavón, dos de mis subdirectores fundadores de Diario de Sevilla junto conmigo, han sido despedidos por el Grupo Joly  además de otros compañeros en aquella gran aventura periodística de 1999, convertida hoy en pálida sombra de lo que fue. Ellos han pagado también el precio por su independencia y por mantenerse fieles a la idea original con que nació el periódico,  al que desde dentro y desde fuera han ido desvirtuando con el paso del tiempo. No obstante, su obra habla por ellos mejor que nadie y está ya en las hemerotecas para que quien tenga ojos, que vea. Doy a estos dos grandes periodistas, los mejores con que he trabajado nunca, la bienvenida a la libertad y recomiendo la lectura del blog que Mármol  ha abierto en Internet  (www.carlosmarmol.es) con esta primera entrada titulada ‘La risa en los entierros’. Gracias, Carlos, por todo lo que diste al proyecto original de Diario de Sevilla a lo largo de catorce años de tu vida y por lo mucho que aún aportarás al periodismo, sea en la trinchera en que sea. He aquí el primer artículo en la nueva etapa de Carlos Mármol:

 

La vida es lo que te pasa por delante mientras haces el periódico. Un buen día el diario que siempre habías querido desaparece (aunque siga publicándose; esto ya es lo de menos) y te quedas solo, desnudo frente a la vida, tan ancha como ajena. Da cierto vértigo. Aunque mirándolo despacio, con sosiego, la inseguridad repentina nos regala una grata enseñanza: la existencia y la libertad valen bastante más que cualquier periódico. El problema, de cualquier forma, no es del mundo. Nunca lo es: el mundo siempre ha sido así. El problema sólo es de uno. De nadie más. Por otra parte, el pecado original resulta a todas luces imperdonable: no debe quererse como si fuera algo propio aquello que en realidad siempre fue ajeno. Es un lujo que uno no puede permitirse ni en el orden espiritual. Aunque sin experimentar por lo menos una sola vez en la vida este noble sentimiento no es posible construir nada perdurable. Puro. Auténtico. Mucho menos un diario, que debe ser el espejo de la realidad.
Al cabo, hay que darle la razón a Dylan:
“En la vida no existe ningún orden moral. La moralidad aquí no tiene nada que ver. Existen la virtud y la bajeza. Punto. El poder se basa en la fuerza bruta: haces lo que otros te dicen, quienquiera que seas. Si no pasas por el aro estás acabado”.
Y sin embargo es necesario desobedecer. Hacer lo que crees. Decir lo que piensas. Ser tú mismo. Es la única manera de no traicionarte, aunque para ello caves tu propia tumba y, al terminar el agujero infinito, al que casi te cuesta verle el fondo, te recuestes satisfecho sobre la tierra, generosa y húmeda, y sonrías frente a los que aún te miran sorprendidos porque en mitad del duelo no entienden, ni entenderán nunca, que ciertas variantes azules de tristeza pueden ser fértiles. O que el único refugio posible ante la tempestad consista justamente en reírte de tu propio sepelio. Al fin y al cabo, quizás no seas el único cadáver del cementerio. Que reposes en un mausoleo egregio o en una sencilla tumba de piedras gastadas en un camposanto provinciano es lo de menos: la muerte nos iguala a todos y el tiempo es el mismo enemigo ecuménico, imbatible.
Hace casi catorce años un grupo de locos fundamos un periódico en una ciudad donde no se lee, en la que la cultura se desprecia con el entusiasmo que sólo permite la ignorancia y la pertenencia a los falsos linajes se valora mucho más que los méritos individuales. Una gesta. Fue un periódico que, como dijo su fundador, el mejor periodista que he conocido y conoceré, pretendía caracterizarse más por lo que diría que por lo que callaría. Un periódico con una voz propia. Honorable.
El periodismo es un oficio sencillo. Por eso es tan difícil: consiste en contar la verdad. ¿Qué pasa cuando la verdad resulta demasiado terrible? Debemos contarla igual, incluso aunque no tengamos sitio donde hacerlo y nos toque de lleno el corazón. El periodismo, tal y como lo concebíamos hasta ahora, se está muriendo. También puede que sea verdad lo que cuentan: quien agoniza sólo es la industria tradicional de los periódicos, no el periodismo. Las víctimas de la guerra, sin embargo, no cesan: en los últimos años más de ocho mil profesionales, algunos de los mejores de la historia reciente, han sido despedidos, destruidos, lanzados al vacío de los lunes como resultado de los ajustes adoptados por las empresas editoras. ¿Todo este sufrimiento sirve para algo? No lo parece. Sólo es una amputación terminal en un cuerpo maltrecho. Acaso sea el preámbulo del fin.
Se dan multitud de excusas. Justificaciones. Algunas son ciertas. La crisis económica aceleró el deterioro. El cambio de paradigma que impusieron las nuevas tecnologías aumentó el desconcierto general. Pero sólo son los elementos accesorios de una trama mayor: el cáncer era previo, estaba dentro del cuerpo, junto a los órganos vitales, y se le veía avanzar, con constancia, todos los días. Sin fatiga. No ha desaparecido. Por eso será mortal. No se trata de ningún enemigo misterioso. Es un asesino demasiado visible. Se le adivina recordando algunas de las lecciones básicas. Por ejemplo: no debe proclamarse aquello de lo que se carece. Otra: la incoherencia sostenida en el tiempo destruye la verosimilitud, que es el requisito básico que necesita la credibilidad. El elemento esencial del periodismo. No es raro lo que nos está pasando. Sucede solamente que está siendo más rápido de lo esperado. Nada más.
El día antes del ajuste de cuentas con la realidad un grupo de compañeros, algunos de ellos amigos de mil batallas, gritaba por las calles de Sevilla que sin periodistas no hay democracia. Me cuesta darles la razón. No porque su grito me parezca inútil, todo lo contrario, sino porque lo que yo me pregunto es si la democracia actual, que es más bien una partitocracia sin principios, necesita realmente al periodismo de verdad, que siempre debe ser impertinente. Sinceramente no creo que seamos tan importantes, lo que no implica que no tengamos importancia. Son cosas distintas. A los periodistas no nos ha elegido nadie. Lo nuestro es un puro ejercicio de voluntad: nos elegimos a nosotros mismos el día que decidimos dedicarnos a esto, acaso con demasiadas cosas en contra y todo un océano de advertencias previas. Esto es lo extraordinariamente valioso: pese a todo decidimos libremente ser así. Por eso sabemos, como El Quijote, quiénes somos. Igual que lo saben, y eso en realidad es lo único trascendente, todos aquellos lectores que nos han dado a lo largo de los años el inmenso regalo de leernos cada día, prestarnos atención, dedicar su tiempo a compartir nuestra visión de la vida.
Ahora sufrimos una especie de muerte azarosa. La lotería de los últimos días de Babilonia, que llega justo antes del fin. El exterminio. La extraordinaria crudeza del genocidio sólo se explica por la incomodidad que implica tener delante un espejo silencioso que con su mera presencia, sin hablar, ilustra mejor que cualquier palabra el cambio de valores. La tristeza resulta inevitable. La melancolía, infinita. Todos los esfuerzos por evitar el nihilismo que gobierna los periódicos han sido completamente vanos.

Estos días de noviembre he aprendido muchas cosas. La primera: sufrir te hace mejor persona. Igual que viajar o leer, te vuelve mucho más sabio. Uno apenas esperaba cinco o seis llamadas ciertas. La realidad inducía al fatalismo. Los mensajes de aliento han sido infinitos. Y mejor: todos sinceros. Sin impostores. No tengo palabras (ni dinero) para devolver tanto cariño, mucho menos en mi caso, ya que acostumbro a ser avaro en los afectos. Como todas las cosas importantes, aquellas que nacen del corazón, la oleada de solidaridad ha sido tan espontánea como excesiva, fruto de una admiración inmerecida y, sospecho, consecuencia en el fondo de la nostalgia compartida de otros tiempos en los que todos éramos mucho más ingenuos y felices.
Dos: realmente estoy empezando a creer lo que dicen las escrituras. El mundo se acaba. Al menos nuestra visión de la vida, que está hecha del papel de los periódicos. En mitad de la incertidumbre he recordado con nitidez una vieja escena perdida en la memoria. Hace veintitrés años, cuando empezaba en el oficio e intentaba aprender a escribir, cuando todavía veía como algo inaudito que te pagaran por poner palabras en un papel, un compañero nos dejó para hacerse cargo de una alta responsabilidad institucional. Se despidió de toda la redacción. Entonces todavía había gente con estilo. Todo el mundo le felicitó por su nombramiento, salvo yo. No fue un gesto de displicencia. Era ignorancia. Sencillamente no podía entender que alguien abandonase una redacción, incluso aunque como aquella no fuera más que un astillero en proceso de derribo, por un despacho oficial. ¿Estaba equivocado? Era mucho más joven e indocumentado. Para mí no podía existir mejor sitio en el mundo que aquel barco a la deriva donde las sillas de falso cuero se caían a pedazos y los teletipos todavía se cortaban a mano, por grupos y con actitud marcial, al comenzar cada tarde. Han pasado más de dos décadas desde entonces. Lo sigo pensando: el periodismo sólo se aprende en las redacciones. El problema es que apenas si quedan maestros en ellas. El espíritu dominante ya no es crítico y leal, como entonces, sino servil y letal. Propio de los tiempos mezquinos.
La ceremonia de los adioses no ha sido fácil. Pero sospecho, o quiero pensar, que a la larga será inmensamente fecunda: ha confirmado ciertos principios, impulsado de nuevo la rueda de la fortuna -que como una noria un día te sitúa arriba y otro abajo- y fortalecido determinadas creencias íntimas. El rencor, afortunadamente, no ha hecho acto de presencia. Sí la extrañeza. Un sabor a ceniza similar al que produce ver a un hijo muerto que contra natura se marcha antes de tiempo sin más argumento que la crudeza del destino, escrito desde el principio con renglones torcidos. La travesía vuelve a comenzar porque el viaje es infinito. No hacen falta demasiadas cosas: algunos amigos, las Variaciones Goldberg y un puñado de libros. Sobre todo uno: Las meditaciones de Marco Aurelio. Capítulo VIII. Epígrafe trigésimo tercero:
“Toma sin orgullo, abandona sin esfuerzo”.

* www.carlosmarmol.es

Zoido: Sevilla y/o Andalucía

Introducción con una historia personal que creo viene al caso. Cuando estudiaba Periodismo en la Complutense, acudí a un profesor al que tenía por mentor a pedirle consejo. Había observado la gran cantidad de alumnos que además de Periodismo cursaban una segunda carrera -Sociología, Ciencias Políticas, Derecho…- y le rogué me indicara cuál creía más conveniente para hacer lo mismo. “Mire-me respondió-, ninguna. Con la cantidad de periódicos que debería leer y analizar cada día, emisoras que escuchar y comparar, libros que leer y comentar, géneros periodísticos que ensayar, etc., para tratar de ser un buen periodista, a usted deberían faltarle horas del día para los estudios de Periodismo. Como no creo que esos compañeros suyos sean como Einstein o Marie Curie, unos superdotados, el que puedan cursar dos carreras a la vez sólo demuestra el ínfimo nivel de exigencia de la Universidad española”.

El mismo día en que  Arenas señalaba entre sus diez vicepresidentes a Zoido (alcalde, diputado y presidente de la FEMP) como presidente en funciones del PP (A) y coordinador del congreso que en julio elegirá a su sucesor, se presentaba el XIV Barómetro de  Antares.            Despreciado habitualmente por el PP por tratarse de un sondeo dirigido por el ex-consejero socialista Antonio Pascual y por su universo tan reducido (40 encuestas en cada uno de los 11 distritos; margen de error de +/- 5%), el Barómetro revela la coincidencia entre la opinión publicada (el balance realizado por los medios en el primer aniversario de las elecciones municipales) y la opinión pública, la de los ‘sevillanos de a pie’: el ‘efecto Zoido’ no se ha dejado sentir aún, cuando el alcalde ha agotado la cuarta parte de su mandato y ya tendrá cada vez más difícil escudarse en la desastrosa herencia recibida de Monteseirín. No puede estar invocándola los próximos tres años.

Aunque distintas de las municipales y generales, en las elecciones autonómicas del 25 de marzo,  a las que Zoido concurrió como cabeza de lista por el PP con el plus de ser el alcalde de los 20 concejales, si bien ganó de nuevo en la ciudad se dejó 15.143 votos desde las municipales de mayo de 2011, mientras que, amortizado el recuerdo de Monteseirín, el PSOE de Juan Espadas recuperó 33.170 sufragios.

Y ahora, el Barómetro de Antares refleja que el 80% de los sevillanos creen que Sevilla sigue igual o ha empeorado en este primer año con Zoido en la Alcaldía, le otorgan a su gobierno un aprobado raspado en seguridad ciudadana, transporte público y parques y jardines y suspenden su gestión en servicios sociales, limpieza y vivienda, amén de mostrar como máxima preocupación el paro, cuando Zoido se presentó a sí mismo como el futuro ‘alcalde del empleo’. Este estado de opinión demuestra que el alcalde no puede descuidarse y que lo mismo que gozó del fervor de los votantes puede empezar a perderlo si esta sensación de desencanto se instala durante más tiempo.

UN NUEVO CARGO

Cuando Zoido conmemoró el primer aniversario de su triunfo, aparte de la ‘boutade’ de darle a sus concejales matrícula de honor, incluyó entre las razones de su “no hemos podido hacer más” la sucesión de campañas electorales, en un reconocimiento quizás inconsciente de que sus compromisos políticos con el partido le habían distraído de sus labores como alcalde, el cargo que ejerce en virtud del ‘contrato electoral’ con los 166.000 sevillanos que le votaron el 22-M.           En esta coyuntura en que no ha colmado aún muchas de las grandes expectativas y anhelos de cambio que suscitó, como prueban los 20 concejales obtenidos, Zoido es embarcado ahora por Arenas, del que todo el mundo sabe es su delfín político, y por el PP nacional en la misión-tapadera de organizar como presidente en funciones el congreso de la sucesión a mediados de julio, un cónclave del que más que probablemente emergerá el propio Zoido como presidente regional y, por tanto, lo quiera o no, como el líder de la Oposición a Griñán, ya sea dentro del Parlamento andaluz, ya  fuera si finalmente prospera la incompatibilidad alcalde/diputado, con lo que el PP podría acabar repitiendo el error de la era Teófila Martínez, cuando Arenas teledirigía extramuros de la Cámara a la alcaldesa de Cádiz.

Zoido, que en las primeras 24 horas decía que su prioridad era Sevilla, que no se veía más que como alcalde y que su misión era un encargo de carácter transitorio, a las 48 horas ya se dejaba querer y cambiaba su discurso por el “no barajo presentarme, de momento”. Y a las 72 horas,  Arenas le organizó la adhesión inquebrantable de los ocho presidentes provinciales para que no pueda negarse a ser el líder regional durante los próximos cuatro años y, presumiblemente, cuando proceda, el aspirante a la Presidencia de la Junta.

Arenas, aunque no logró el Gobierno andaluz, ganó las elecciones tras patearse Andalucía durante cuatro años. Zoido ganó Sevilla tras patearse los barrios otros cuatro años. ¿Podrá patearse los casi 800 pueblos de Andalucía, como presidente del PP para mantener viva la llama y no tirar por la borda el trabajo hecho por Arenas,  y los barrios de Sevilla a la vez?

Si Zoido acudiera al despacho de mi tutor universitario, probablemente le diría aquello de “a usted, por ser alcalde de Sevilla, deberían faltarle horas en el día”. El hecho de que Zoido, Griñán (presidente de la Junta y del PSOE, secretario general del PSOE-A y diputado) y tantos otros acumulen tal cantidad de cargos demuestra el ínfimo nivel de exigencia de la sociedad española para con sus políticos, y viceversa.

Manuel Barrios

Apenas iniciado en este veneno del periodismo, que es siempre éso, un eterno principio sin fin en plan piedra de Sísifo, no recuerdo ya si fue Antonio Burgos o Manuel Ferrand, o los dos, me mandaron entrevistar a los ‘narraluces’. Y, como en el soneto de Lope, nunca me vi en tal aprieto: un becario frente a los maestros consagrados. Así conocí a Manuel Barrios. Me recibió en su piso del Polígono no como el multipremiado escritor y periodista, sino como un colega a otro. Me trató y me hizo sentir como un igual. Y en su afectuosa despedida al principiante me regaló un ejemplar de ‘La espuela’ dedicado de su puño y letra. Guardaré siempre ese imborrable recuerdo de Manuel Barrios, al que trato torpemente de emular en lo que él fue mucho antes y mucho mejor que yo: un francotirador periodístico, unamuniano contra ésto y aquéllo, en la insobornable busca de la verdad. Sufrió las incompresiones de derecha e izquierda porque no era de nadie y sólo aspiraba a ser él mismo. Sí, ha muerto solo, pero libre, porque la soledad es el precio de la libertad. Y ése es su mejor epitafio.

El landismo

El fichaje estrella de Zoido, Javier Landa, ordenó desalojar del Pleno a un fotógrafo de El Mundo que realizaba su trabajo –permitido por el Reglamento- con el argumento de que los reporteros gráficos sólo deben captar imágenes al inicio de la sesión y luego quitarse del medio porque estorban. Con la doctrina Landa, no existiría, por ejemplo, la foto que ilustra en los libros de Historia el golpe de estado de Tejero el 23-F ocupando la tribuna del Congreso brazo en alto y pistola en mano y con la que Manuel Pérez Barriopedro ganó el World Press Photo. Tampoco habría testimonio gráfico del ataque de risa contagiosa de los parlamentarios andaluces que en 1994 fue reproducido en todo el mundo. Y no habría imágenes del fútbol, porque los fotógrafos se tendrían que ir apenas comenzados los partidos tras haber inmortalizado a los equipos formando sobre el césped. Landa se convierte así en el exponente del landismo, ese hábito de la clase política de amordazar cada día más a los medios de comunicación con ruedas de prensa sin preguntas y, ahora, con Plenos sin fotos.