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El bus del aeropuerto perdió el 82% de sus viajeros este verano y refleja la crisis turística en Sevilla por la pandemia

Se ha retrocedido a cifras anteriores al año 2017

Las estadísticas de Tussam muestran que la línea especial al aeropuerto (EA) ha perdido durante los meses de junio a agosto de 2020, el verano del coronavirus, un total de 256.131 viajeros en comparación con el mismo periodo del año 2019, el de la “vieja normalidad”. Este dato supone una reducción del número de usuarios del 82,21%, es decir una pérdida de 82 de cada cien de los que tuvo hace un año por la misma época.

En la práctica es la línea que proporcionalmente ha perdido el mayor número de pasajeros, ya que el C5 se ha dejado por el camino la totalidad de los que tenía (100%) pero debido a la suspensión del servicio tras el grave accidente en que se vio involucrado un autobús de la línea en diciembre de 2019 en la Plaza del Duque de la Victoria.

Pese a que el dato del verano pasado es catastrófico, supone una notable mejoría en comparación con la evolución observada a raíz de que se reconociera a mediados de marzo oficialmente la pandemia del coronavirus en España y se decretara el confinamiento de la población. A partir de entonces el hundimiento del sector turístico en Sevilla en general y del tráfico aéreo en particular fue tan drástico que la línea especial al aeropuerto de San Pablo sólo transportó 55 personas en todo el mes de abril y 70 en mayo.

Durante el pasado verano (trimestre de junio a agosto de 2020) el bus al aeropuerto sólo ha podido recuperar dieciocho de cada cien pasajeros que tuvo en el verano del año anterior, cifra que da idea de la magnitud de la crisis turística que ha sacudido de golpe, tras el ‘boom’ que venía disfrutando la ciudad de Sevilla en los últimos años.

Si se observa la estadística de usuarios del autobús al aeropuerto en los ocho primeros meses del año desde 2017 a 2020, periodo del que podemos completar alguna serie estadística, se aprecia cómo a partir de marzo del año en curso, el mes en que se decretó el estado de alarma, se corta en seco la racha de continuo crecimiento registrado mes tras mes en cada ejercicio.

Los 323.232 usuarios acumulados por Tussam en el periodo enero-agosto de este 2020 sólo suponen un 36,74% de los viajeros que transportó en el mismo periodo del año pasado y reflejan que se ha retrocedido a los niveles anteriores a 2017, cuando el bus especial llevó desde o hasta San Pablo 525.509 viajeros en los ocho primeros meses del año (879.750 en el pasado ejercicio para el mismo periodo).

Más información, en los siguientes enlaces:

https://www.manueljesusflorencio.com/2020/09/el-coronavirus-deja-a-tussam-con-25-millones-de-pasajeros-menos/

https://www.manueljesusflorencio.com/2020/09/el-tranvia-ha-perdido-13-millones-de-viajeros-en-seis-meses-de-pandemia/

https://www.manueljesusflorencio.com/2020/09/mas-de-7-millones-de-usuarios-han-dejado-de-ir-al-centro-en-los-autobuses-de-tussam-desde-el-coronavirus/

Kilómetro cero

El aeropuerto se ampliará para 10 millones de pasajeros sin que haya aún conexión ferroviaria  con Santa Justa

La partida de 5 millones de euros de los Presupuestos del Estado para tal fin no se ha ejecutado

 

El comité de empresa de Tussam ha alertado de que los conductores de la línea especial al aeropuerto están teniendo problemas para cumplir con el horario y ofrecer un servicio de calidad, debido al aumento del nùmero de vuelos en San Pablo y a la gran afluencia de usuarios,  consecuencia lógica lo segundo de lo primero.

Esta queja pública de los trabajadores de Tussam se une a la expresada a título particular por viajeros sevillanos que han sufrido un tiempo de demora que califican de excesivo para poder utilizar un transporte público en el aeródromo ante las largas colas de pasajeros que allí se forman.

Y es que no hay mes en que no se bata un récord de viajeros en el aeródromo sevillano, que el pasado mes de abril movió 682.791, la mejor cifra mensual de su historia hasta ahora, con un incremento del 21,5% en comparación con el mismo mes del año anterior y liderando el crecimiento del tráfico aeroportuario en España como causa/efecto del ‘boom’ turístico que vive la ciudad.

Ese crecimiento repercute en el del número de usuarios de la línea especial de autobuses de
Tussam, que se incrementa incluso en una mayor proporción, pero sin capacidad para absorber toda la demanda potencial salvo que se multiplique el número de vehículos en servicio.

Recuérdese que en 2018 la línea especial de Tussam a San Pablo batió también su propio récord al transportar 1.153.734 personas. Dado que por el aeropuerto pasaron 6.380.465, el balance es de 5.226.731 que recurrieron a otros medios de transporte distintos a los autobuses de la empresa municipal, desde taxis a automóviles particulares.

 

AMPLIACIÓN

 

Y hay que añadir que la gestora del aeropuerto, Aena, adjudicó el pasado mes de marzo por 26,3 millones de euros a la UTE Arpo-Inabensa las obras de reforma y ampliación del edificio terminal del aeródromo (plazo de ejecución aproximado, 30 meses) con, entre otros, el objetivo de que pueda acoger 10 millones de usuarios.

En el año 2015 se registraron en el aeropuerto 4.308.845 pasajeros, que se convirtieron en 6.380.465 en 2018. En tres años, dos millones de viajeros más, con lo que si se mantiene esta progresión los 10 millones podrían alcanzarse en 2023.

Si la línea especial de Tussam da servicio actualmente al 18% de los pasajeros del aeropuerto, para mantener esa proporción con un tráfico de 10 millones tendría que dotarse de medios y de organización para captar al menos 1,8 millones, pero con esas cifras se quedarían fuera de sus autobuses 8,2 millones de viajeros.

Es obvio que se necesita un sistema de transporte con mucha mayor capacidad y rapidez, una solución ferroviaria para, tal como ha puesto de relieve el II Barómetro Económico de Sevilla (Colegio de Economistas y Universidad Loyola Andalucía), satisfacer las necesidades de quienes constituyen el principal motor de la economía sevillana, los turistas. Esta es la auténtica prioridad, porque en caso contrario se puede crear un cuello de botella en San Pablo que proyecte una pésima imagen de la ciudad y se convierta en un freno a su crecimiento turístico si prosiguen y se incrementan las dificultades para llegar desde el aeródromo hasta el casco urbano.

Hasta el propio Espadas, para el que, sin embargo,  la prioridad es gastarse 48 millones de euros del Ayuntamiento en prolongar por un trazado redundante un tranvía con cada vez menor demanda de viajeros, consideró durante el debate electoral entre los cinco candidatos en las recientes elecciones municipales  que organizó la cadena SER “increíble” que todavía no haya una conexión directa entre el aeropuerto y la estación de Santa Justa. ¿Y por qué no se hace creíble dicha conexión? Veamos.

 

LA MOCIÓN

 

Ya en noviembre de 2015, al percatarse de la obviedad de que una línea de autobús es insuficiente para el aeropuerto de una gran capital como Sevilla, el entonces portavoz municipal de Ciudadanos y hoy delegado provincial de la Consejería de Justicia y Turismo, Javier Millán, promovió una moción  que aprobó el Pleno por unanimidad y en la que se reclamó a las Administraciones Públicas que ya que no se había acometido la conexión entre San Pablo y Santa Justa mediante una línea de alta velocidad, se hiciera con un Cercanías, conforme a lo previsto en el Plan General de Ordenación Urbana de 2006.

La conexión por alta velocidad se adjudicó a una UTE compuesta por OHL, Comsa, Detea y Noriega por un importe de 241 millones de euros y el inicio de las obras se anunció en mayo de 2010, con previsión de que estuvieran finalizadas en un plazo de 38 meses (verano de 2013), pero nunca se iniciaron. El tramo iba a  formar parte del denominado Eje Ferroviario Transversal, una línea de alta velocidad que debía realizar la Junta de Andalucía hasta Antequera, mientras que el Gobierno central sufragaría la obra hasta Almería. Sin embargo, la Junta la dejó abandonada a su suerte, y con ello la conexión Santa Justa-San Pablo, con motivo del estallido de la crisis económica y, por imposición de la Unión Europea, la necesidad de recortar gastos en infraestructuras  para reducir el elevado déficit público de España.

 

En los tiempos previos del ‘boom’ inmobiliario, que parecían los bíblicos de las vacas gordas,  nadie cuestionó que se fueran a destinar 241 millones de euros a un tramo de tan sólo 11 kilómetros entre el aeropuerto y la estación ferroviaria mediante un túnel y pese a que en superficie la línea podía discurrir  en buena parte por campo abierto. Se trataba de una distancia tan corta que apenas daría tiempo a que el AVE alcanzara su velocidad de crucero.

 

CERCANÍAS

 

A falta de línea y de tren de alta velocidades, el planteamiento de Javier Millán como portavoz de Ciudadanos fue demandar una solución mucho más realista y barata: el Cercanías de Renfe. Se trataría de construir un ramal de 5,5 kilómetros desde la curva de la línea del Cercanías C-4 junto a la carretera de Miraflores hasta San Pablo, con un presupuesto estimado de unos 31 millones de euros (solución siete veces más económica que la anterior) y que podría financiarse en parte con fondos europeos.

En favor de esta propuesta hay que decir que los trenes de Cercanías son más versátiles que el AVE, alcanzan la velocidad de crucero rápidamente, podrían unir el aeródromo y la estación de Santa Justa en unos diez minutos y transportar del orden de 400 a 500 personas en cada viaje (el doble de gente con una composición de vagones reforzada, frente a los 60 ó 70 de un autobús). En función de la zona el coste del billete podría oscilar entre 1,80 y 2,30 euros (4 euros cuesta ahora el autobús especial de Tussam a San Pablo y 22,20 euros  la tarifa única de los taxis al aeropuerto en los días laborables).

Ciudadanos, mediante una enmienda, consiguió que el Gobierno de Rajoy incluyera una partida de 5 millones de euros en los Presupuestos Generales del Estado para la conexión ferroviaria sevillana. Aquellos Presupuestos, los últimos de Rajoy, se aprobaron el 23 de mayo de 2018 y, prorrogados tras el rechazo a los de Pedro Sánchez que acabaron provocando las elecciones anticipadas del pasado mes de abril, siguen estando vigentes al día de hoy, pero esa partida no se ha ejecutado hasta la fecha y, lo que es políticamente muy significativo, Espadas jamás ha exigido al Gobierno socialista de Sánchez su ejecución, no se fuera a molestar. Y luego va el alcalde y dice en los debates que le parece increíble que no haya todavía la famosa conexión San Pablo-Santa Justa. A la vista está de que él tampoco se ha preocupado de presionar para que la haya.

Asimismo, Ciudadanos logró en paralelo que el último Gobierno socialista de Susana Díaz incluyera otra partida en los Presupuestos de la Junta de Andalucía, dotada con  800.000 euros, para que en el plazo de “tres o cuatro meses” -se dijo entonces- se realizara un estudio técnico sobre la conexión aeropuerto-estación ferroviaria.

El objetivo del estudio debía consistir en  concretar la demanda estimada de viajeros, el modelo de transporte más idóneo, su viabilidad económica y las Administraciones que deberían implicarse en su ejecución.

Ahora el nuevo Gobierno andaluz PP-Ciudadanos ha vuelto a incluir en su proyecto de Presupuestos una partida similar, pero esta vez dotada con tan sólo 180.000 euros, para que, una vez adjudicado, el estudio técnico se elabore en un plazo de seis meses, con lo cual nos plantaremos en el año 2020. Así pues, hasta catorce años después del PGOU de 2006 no se sabrá, en el mejor de los casos, cómo se conectarán el aeropuerto de San Pablo y la estación ferroviaria de Santa Justa, un proyecto que pese a los años transcurridos no ha salido todavía del kilómetro cero.

El aeropuerto de Sevilla gana casi dos millones de viajeros en sólo dos años

El motor del boom turístico que vive Sevilla en los últimos años, donde no pasa un mes sin que se conozcan nuevos proyectos hoteleros o/y de transformación de edificios en apartamentos para visitantes, es el aeropuerto de San Pablo. El año pasado recibió 1.755.151 viajeros más que hace tan sólo dos años y volvió a batirse un récord, al registrarse un total de 6.380.465 usuarios. Estos datos justifican con creces el proyecto de ampliación de la terminal, tras la cual tendrá capacidad de acogida de diez millones de pasajeros al año.

Ningún gran aeropuerto español creció tanto como el de Sevilla (24,9%) en 2018. Aunque hay otros que lo superaron en porcentaje, se trata de pequeños aeródromos con cifras absolutas de pasajeros de pocos miles o decenas de miles, o de meros helipuertos. Son los casos del aeropuerto más bien invernal de Huesca-Los Pirineos, que creció un 473,2%, pero con tan sólo 1.473 pasajeros en todo el año, y los helipuertos de Algeciras, con un 194,5% más (31.129 usuarios) y de Ceuta, con un 192,8% de subida y un total de 52.180 pasajeros.

Para aeródromos de mayor importancia hay que fijarse en el de Vitoria, que creció un 67,3%, hasta un total de 140.945 usuarios; el de Granada-Jaén, con el mismo 24,9% que el sevillano pero con la sexta parte de usuarios, un total de 1.126.389; el de Pamplona, con un 24,1% de incremento y 205.503 pasajeros, y el de la isla canaria de El Hierro, con una subida del 24% y un total de 247.203 pasajeros registrados el año pasado.

Lo más significativo de la evolución del aeropuerto de San Pablo es que su tremendo despegue, que le lleva a batir un récord tras otro (exceptuando el singular periodo ligado a la Exposición Universal de 1992), se produce en los dos últimos ejercicios, cuando primero se sobrepasan los cinco millones de pasajeros y, sin respiro, los seis millones. El año pasado además se logró que más de la mitad de los viajeros procedieran de vuelos internacionales. Estos números son los que alimentan en gran medida al sector turístico sevillano y motivan el paralelo incremento de la planta hotelera de la ciudad para dar respuesta a la afluencia masiva de gente.

Si se analiza la estadística del último decenio, coincidente con el de la peor crisis económica de la historia reciente, se observa que los efectos de esta última se notaron especialmente en San Pablo en el bienio negro 2012-2013. Sólo en este último año perdió 1.271.645 usuarios respecto de los que tuvo en el año 2011.

La caída del 14,1% fue una de las mayores, si no la que más, de entre los medianos aeropuertos de la Unión Europea y se dispararon todas las alarmas, hasta el punto de que se creó una Mesa compuesta por Aena, las Administraciones Públicas sevillanas y el sector turístico local, con el objetivo de diseñar un plan que permitiera reflotar el aeródromo.

Esas medidas, que se han traducido en la captación de más conexiones internacionales especialmente, son las que han permitido una significativa recuperación a partir de 2014. Ahora bien, difícilmente podía imaginarse que San Pablo superaría los 6 millones de viajeros en tan sólo un lustro después de que tocara fondo con 3,6 millones en 2013. En el quinquenio transcurrido desde entonces se han registrado 2,69 millones de usuarios más en un año respecto de aquél, un crecimiento sin precedentes.

Estos magníficos números han propiciado que Aena licitara el pasado mes de noviembre, por 32.995.538 euros, las obras de reforma y ampliación de la terminal, las cuales arrancan en este primer semestre del año en curso, tendrán un periodo de ejecución de treinta meses y permitirán incrementar la capacidad de acogida hasta un total de diez millones de viajeros anualmente.