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Silencio

Caixabank ha anunciado que le sobran sólo en Sevilla 491 de los antiguos empleados de Cajasol/Banca Cívica del total de los 864 que quiere amortizar en toda Andalucía. Estos casi 500 trabajadores que van a perder su puesto en Sevilla por la vía de las prejubilaciones, bajas incentivadas y traslados a Cataluña superan la suma de los de Danone (85), Cargill (101) y Roca en Alcalá de Guadaíra (227) por los que se han visto encierros en la catedral, manifestaciones populares, concentraciones ante el Parlamento y hasta llamamientos a no comer más yogur de la multinacional francesa. Y, sin embargo, en este caso es como si no pasara nada. Hasta puede que no se haya enterado casi nadie del espeso manto de silencio que ha cubierto la noticia. Ni siquiera el beligerante Juan Espadas ha incitado a boicot alguno ni ha repetido eso de convertir el carro de la compra en una especie de carro de combate contra el capital. Será que para el portavoz socialista en el Ayuntamiento es más fácil cambiar de marca de yogur que osar molestar a quien le presta los dineros a Griñán.

Una estrella de mar en Sevilla

Sevilla no tiene playa, pero está constatando una invasión de estrellas de mar como símbolo de su colonización financiera por Cataluña: el logotipo de La Caixa, que se está colocando en las oficinas de la absorbida Cajasol. El Destino también ha querido que acaezca durante un aniversario caído en el olvido: los 170 años de la apertura, el 5 de agosto de 1842, de la primera oficina  del Monte de Piedad de Sevilla, génesis de la Cajasol emanada de la fusión entre el Monte y la otra caja sevillana, San Fernando (refundada en 1937 como Caja Provincial de Sevilla, por la Diputación) en diciembre de 2006.
Manuel Titos, catedrático de la Universidad de Granada y estudioso de las cajas andaluzas, asegura que El Monte fue la caja más grande de Andalucía durante todo el siglo XIX, “con mucha diferencia sobre las restantes”. Este liderazgo financiero en Andalucía lo mantenía todavía en la primera mitad del siglo XX, en palabras del catedrático granadino: “Respecto de la magnitud que históricamente ha sido más definitoria de las Cajas de Ahorro, los depósitos o saldo de ahorro, hay que decir que la Caja más importante, con mucha diferencia sobre las demás, fue El Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Sevilla”.

UN SIGLO DE HEGEMONÍA

¿Cómo después de haber sido la principal caja de Andalucía durante más de un siglo, El Monte, al final Cajasol, pierde primero el liderazgo y luego queda convertida sólo en una marca  de La Caixa? Manuel Titos destaca cómo tras la Guerra Civil una caja, la de Ronda, constituida en un pueblo del interior de Andalucía, se erige a partir de 1950 en la primera de la región (cuando Juan de la Rosa se hizo cargo de ellla en 1937 estaba totalmente arruinada) y adelanta a entidades centenarias, o casi, como las de Sevilla y Córdoba. ¿La clave? Una adecuada gestión y una excelente política expansiva, que la llevó muy pronto fuera de su provincia y de Andalucía, y por ser pionera de las fusiones con la constitución, en 1991, de Unicaja, resultado de su  unión con las de Antequera, Málaga, Cádiz y Almería y que nace con un saldo de ahorro acumulado equivalente al 43% del que administraban todas las cajas de Andalucía.

Unicaja es, por tanto, líder por la suma de cinco cajas orientales, mientras que Sevilla no responde con otro proceso aglutinador en la zona occidental hasta quince años después con la fusión El Monte (que en 1990 había absorbido la Caja de Huelva) y San Fernando, pero con la cordobesa CajaSur al margen y en unas circunstancias muy diferentes. Todavía en 2003, tres años antes del nacimiento de Cajasol, una unión anticipada entre El Monte y San Fernando podría haber hecho algo de sombra a Unicaja, conforme a los siguientes  datos comparativos:

-Unicaja: 16.053 millones de euros en activos totales; 13.022 millones en depósitos de ahorro; 207,7 millones de euros en beneficios antes de impuestos; 798 oficinas y 4.408 empleados.

-El Monte+San Fernando: 16.031 millones en activos totales; 12.619 millones en depósitos de ahorro; 102,3 millones en beneficios; 758 oficinas y 4.624 empleados.

Obsérvese que casi todas las ratios están igualadas salvo una: los resultados de Unicaja duplicaban los de la teórica unión de las por entonces dos cajas sevillanas por separado.

 

 

‘LA CAIXA’ ANDALUZA

 

Un estudio publicado en 2002 en la Revista de Estudios de Economía Aplicada por un grupo de profesores sevillanos (Arévalo Quijada, Gómez Domínguez, Vázquez Cueto y Zapata Reina) concluía que la Caja San Fernando era la peor caja de las seis que quedaban en Andalucía: ocupaba las últimas posiciones en casi todas las características financieras y económicas.

Teniendo en cuenta globalmente todos los aspectos financieros, colocaron a la cabeza a El Monte, a su juicio todavía la más rentable por entonces, y CajaSur, por su productividad y estructura de costes. Unicaja era la que ocupaba peor posición pese a ser la más grande, al concentrar más de la tercera parte de los activos totales.

Paradójicamente, observaron que El Monte y Unicaja eran “alternativas discordantes”, es decir que “mientras una de ellas es buena en algunos criterios y mala en los demás, la otra es mala en los primeros y buena en los demás”. Por tanto, El Monte y Unicaja se complementaban para el caso de una posible fusión entre ambas y hubieran formado, salvando las distancias, el equivalente a ‘La Caixa’ en Andalucía.

Una opción B podría haber sido una fusión entre El Monte y CajaSur de Córdoba, unión que habría superado a Unicaja en todo salvo en los beneficios, como muestran los siguientes datos: 19.144 millones de euros en activos totales; 15.507 millones en depósitos de ahorro; 153,5 millones en beneficios; 822 oficinas y 5.011 empleados.

 

 

EL GERMEN DEL DESASTRE

 

 

Por imposiciones o interferencias políticas y viscerales rivalidades localistas, tanto en Málaga como en Córdoba y Sevilla, ninguna de las mejores opciones ‘a priori’ para El Monte era posible, salvo la fusión con la otra entidad sevillana: San Fernando. La unión de la caja más rentable de Andalucía con la peor equivalía metafóricamente a la estrategia futbolística de poner al peor jugador del equipo marcando al mejor del rival, “y así juegan los diez mejores nuestros contra los diez peores suyos”.

Probablemente, la fusión ‘política y no económica’ El Monte/San Fernando para crear Cajasol ya encerraba el germen del final de las dos cajas sevillanas. El invento intermedio de Banca Cívica, una caja ‘zombie’, no fue más que una huida hacia adelante. Su rescate por La Caixa, aunque ha significado el fin de la independencia financiera de Sevilla, era, dentro del desastre, la mejor de las opciones posibles.

 

Babel

Ahora que La Caixa ha hecho las paces con la Fundación Atarazanas, única voz disonante junto a la de los conservacionistas llaneros solitarios con el proyecto de restauración/alteración (a elegir según el criterio de cada uno) de Vázquez Consuegra para el astillero medieval, ¿adivinan cuál puede ser la primera exposición en el futuro Caixafórum de Sevilla? Una pista: la caja catalana inaugura en Barcelona, para su posterior gira por España, la muestra ‘Torres y rascacielos. De Babel a Dubái’. ¡Qué (in) oportuno, ahora que por el rascacielos de la Cartuja peligra el título de Sevilla como Patrimonio de la Humanidad! Un tema, como se ve, de la máxima actualidad. Acaso será, imagino, para festejar la absorción de Banca Cívica, por lo que cuando llegue aquí a lo mejor se adapta el título a la realidad autóctona y la muestra se llama ‘De Babel a torre Cajasol, alias Pelli’. Quienes creyeron que con la compra de Cívica Caixabank iba a paralizar el rascacielos deberían atenerse a la famosa inscripción que colocó Dante en La Divina Comedia: ‘Abandonad toda esperanza’.

1.500

Un proverbio dice que cuando el sabio señala la Luna, el necio mira el dedo. Yo, más que mirar el dedo que señala los 178 metros de la torre Cajasol, sus 43 plantas, si afecta o no a la Giralda, el Alcázar y el Archivo de Indias y si por éso o a pesar de éso nos retirará la Unesco o nos mantendrá el título de Patrimonio de la Humanidad, miro la ‘lógica’ económica de gastarse 350 millones en un cilindro de oficinas con el mercado inmobiliario hundido y cuando el Banco de España obliga ya a Banca Cívica a provisionar 1.248 millones por su riesgo y/o pérdidas con el ladrillo. ¿No queríais que nos quitáramos del ladrillo? Pues toma, dos tazas con la torre Cajasol, que dirá Pulido. Y Mafo echándole paletadas de billetes al Frob para salvar las Cajas con nuestro dinero. Ahora, Banca Cívica amenaza con rebajarle el sueldo un 20% a sus trabajadores supervivientes y despedir a 1.500. Decían que por crear con las obras 1.500 empleos (indirectos y efímeros, no se olvide) la torre iba a dar de comer a Sevilla, pero han acabado poniendo a 1.500 trabajadores en la calle.