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Las naves ‘de’ Pasión

Hace dos años, una empresa llamada Sevilla Shipyard presentó un proyecto a la Autoridad Portuaria para reutilizar parte del antiguo astillero. Como se trataba de unas instalaciones y de un suelo públicos, la Autoridad Portuaria informó a la opinión pública, valga la redundancia, por si había alguna otra entidad interesada. Y otras, como Astillero del Guadalquivir, mostraron su interés, por lo que de inmediato convocó un concurso con sus bases publicadas incluso en Boletín Oficial.

Aunque finalmente el concurso fue declarado desierto porque tanto Sevilla Shipyard como Astillero del Guadalquivir acabaron por no presentarse al mismo, el procedimiento seguido por la Autoridad Portuaria fue impecable al abrir el abanico a todo el que pudiera tener una idea, plan o proyecto para el astillero, sin favoritismos ni adjudicaciones a dedo al primero que apareciese por el puerto o tuviera hilo directo con sus responsables.

En contraste con la Autoridad Portuaria, el Ayuntamiento ha acabado propiciando la creación de un frente vecinal en el Casco Antiguo similar al que en su día se organizó contra su proyecto de parking en la Alameda, y ha irritado desde los conservacionistas hasta la Policía Local por su decisión de conceder sin concurso público a la Hermandad de Pasión tres locales sitos junto a las naves Singer (entre las calles Becas y Lumbreras), diseñados por el histórico arquitecto Juan Talavera y con un valor catastral conjunto de 507.378 euros (el valor de mercado suele ser bastante superior) para sus 1.500 m2 de superficie.

SEGUNDO CASO

Esta es la segunda concesión de un bien público que en un lapso de pocas semanas y en vísperas de las elecciones municipales acuerda el gobierno de Zoido en favor de una cofradía, ya que antes adjudicó los Baños de la Reina Mora a la Hermandad de la Vera Cruz, también sin preguntar públicamente, como hizo la Autoridad Portuaria, si había alguna otra entidad interesada que pudiera presentar su oferta o proyecto en igualdad de condiciones.

El expediente de la cesión de las naves de la calle Becas/Lumbreras, donde la Policía Local guardaba sus vehículos en espera de que se habilitaran como comisaría para el Casco Antiguo conforme al proyecto existente desde el mandato anterior (de hecho estaban adscritas a la Delegación de Seguridad), revela el procedimiento seguido hasta llegar a la adopción del acuerdo.

El hermano mayor de Pasión, el psiquiatra Javier Criado, envía una carta con fecha 9 de junio de 2014 a Zoido recordándole una conversación telefónica mantenida cuatro días antes. Esta charla y la misiva posterior bastan para activar el procedimiento de cesión (por 25 años, con prórroga automática de 5 años, hasta un total de 50) de unas naves centenarias, protegidas por formar parte del entorno del convento de Santa Clara y sin que en ningún momento se informe a la opinión pública ni se saquen a concurso.

Criado habla de realizar en las tres naves un proyecto de carácter social con tres grandes líneas de actuación:

  1. Lugar de enseñanza: clases de alfabetización, idiomas, español para extranjeros, informática, teatro, pintura y cine.

  2. Lugar de estancia y ocio: televisión, cine, spa y guardería.

  3. Lugar de ayuda: comedor gratuito, ayudas y apoyo a necesitados.

El 30 de marzo de 2015, la jefa de sección de Planes y programas Marco emite su informe sobre el proyecto y dice que el reparto de alimentos por entidades sin ánimo de lucro es una acción social que el Ayuntamiento está potenciando, dada la situación de 3.849 familias, pero que en el Casco Antiguo hay otras iniciativas y fundaciones que realizan esa labor, por lo que existen  motivos para considerar de interés social “la primera fase del proyecto”.

Hay, pues, otras iniciativas y otras fundaciones similares a la de Pasión, pero a ninguna se le da, mediante la convocatoria de un concurso público, la oportunidad de presentar sus proyectos para las naves de la calle Becas, sólo a la que dirige el psiquiatra Javier Criado. Ahora bien, la jefa de servicio habla de “la primera fase”. ¿Cuál es la segunda?

EL PARKING

Según los términos del proyecto de Pasión, consiste en financiarlo todo con cuatro plantas de aparcamiento subterráneo para 160 vehículos que explotaría la propia Hermandad. En este sentido, el jefe de Inventario había emitido el 9 de octubre de 2014 un informe en el que advertía de que sería de dudosa legalidad la cesión gratuita de un inmueble de dominio público con autorización de explotar comercialmente un aparcamiento subterráneo, para cuya regulación en todo caso habría que aprobar previamente un Plan Especial.

Estos informes internos no son óbice para que la Junta de Gobierno aprobara el 10 de abril la cesión gratuita de las naves a la Fundación Asistencial Nuestro Padre Jesús de la Pasión, dependiente de la Hermandad de Pasión y presidida por Criado. Sin esta primera fase no se podría acometer la segunda en un hipotético futuro: el parking rotatorio en el marco de un nuevo PGOU que el alcalde ha anunciado ya en caso de ganar las elecciones y en el que suprimiría la prohibición de construir nuevos estacionamientos en el Casco Antiguo.

La paradoja es que de materializarse este parking de Pasión el Ayuntamiento se habría creado un competidor a sí mismo. Hace menos de un año, Emvisesa realizó un inventario según el cual dispone de 700 plazas de garaje sin ocupar en once barrios, parte de ellas en la calle Mendigorría, cercana a las naves de la calle Becas ahora cedidas a Pasión, la cual  acabaría disputándole en la zona el mercado de parkings a la empresa municipal.

USOS ALTERNATIVOS

Los vecinos destacan que el proyecto para los inmigrantes incluye hasta cine y spa, por lo que temen que acabe funcionando como un club social encubierto de la propia Hermandad. Entienden que ya hay otras entidades en el Casco Antiguo que realizan una labor social similar a la de Pasión, por lo que las naves deberían tener otros usos, bien de dotación para el distrito, bien como parte o apoyo al nonato Museo de Sevilla para captar el turismo que aún no llega a esta zona de la ciudad, mientras que Pasión podría desarrollar su labor asistencial, que no cuestionan, en otro sitio y con su Bolsa de Caridad sin quedarse con un espacio público, justo lo que más falta hace intramuros.

Por congraciarse con la Hermandad de Pasión, Zoido se ha creado a un mes de las elecciones un nuevo foco de conflicto vecinal en el Casco Antiguo, distrito en el que obtuvo 20.611 votos hace cuatro años y que en las recientes autonómicas quedaron reducidos a 13.224, por lo que, parafraseando a Santiago Montoto, cabe preguntarse qué era más importante, si el “ni fías ni porfías, ni cuestión con las cofradías” o las porfías con los votantes.

Un convenio que chirría

El Ayuntamiento se ha gastado en números redondos un millón de euros durante el mandato de Monteseirín en restaurar los Baños de la Reina Mora debido al estado de ruina y abandono en el que los tenían sumidos sus propietarios, y 380.475 euros durante el mandato de Zoido en expropiarlos a sus dueños, entre los que se encontraba la hermandad de la Vera Cruz, para tan sólo ocho meses después de la expropiación cederlos durante un mínimo de 25 años a esta última. ¿Tiene sentido esta reprivatización tras los casi 1,4 millones de euros de dinero público invertidos? ¿Se debe otorgar el uso privativo de un Bien declarado de Interés Cultural con nivel de protección ‘A’ a los mismos que no supieron o no pudieron mantenerlo en condiciones cuando eran sus titulares?

El hermano mayor de la Vera Cruz, José Cristóbal, ha declarado que la operación no supone un beneficio económico para la hermandad, que lo único que quiere es reabrir los Baños al público (no lo hizo cuando era su propietaria), y ha dado a entender que esta cesión compensaría de algún modo la renuncia de la hermandad a recurrir por la vía contenciosa-administrativa el precio que les abonó el Ayuntamiento para la expropiación, 193.652,56 euros, cuando según un estudio especializado contratado por la propia hermandad el valor de lo expropiado sería superior al millón de euros.

DOS PROPIETARIOS

Hay que aclarar que la hermandad de la Vera Cruz no era la única ni la mayor propietaria de los Baños Arabes de la Reina Mora, ya que compartía la propiedad con la intercomunidad de vecinos que viven en el conjunto de edificios construidos sobre el solar que circunda su capilla. Según la documentación que obra en poder de la Gerencia de Urbanismo, la Junta de Gobierno del Ayuntamiento aprobó la expropiación de los Baños el 3 de febrero de 2011, tan sólo cuatro meses antes de la toma de posesión de Zoido como alcalde, el cual podría haber paralizado el proceso recién iniciado por entonces, pero no lo hizo y siguió adelante con el mismo.

La intercomunidad de propietarios del conjunto denominado ‘Jesús’ era la propietaria del 91,13% de la superficie a expropiar, por la que se acordó un justiprecio de 186.822 euros, mientras que la hermandad de la Vera Cruz sólo era titular del 8,86% de los derechos, probablemente los más valiosos en proporción, ya que la Comisión Provincial de Valoraciones, en sesión celebrada el 21 de febrero de 2014, determinó un justiprecio por la expropiación coincidente con la valoración dada por los técnicos municipales: 193.652 euros.

Así pues, el 8% en posesión de la hermandad fue más valorado que el 91% en posesión de los vecinos, pero de ahí a que valieran más de un millón de euros en plena crisis económica, con el mercado inmobiliario hundido, tratándose de un BIC con protección de tipo ‘A’, sometido a la vigilancia de la Comisión de Patrimonio y prácticamente intocable para ejecutar cualquier proyecto inmobiliario media un abismo.

ABANDONADOS

De hecho, el Ayuntamiento le dio un plazo a la hermandad para que acreditara la titularidad de su parte de los Baños y así le pudiera pagar, pero como no aportó la documentación, le ingresó el dinero en la Caja General de Depósitos el 25 de junio de 2014, la misma fecha en que el Consistorio procedió a la ocupación del inmueble, tras lo cual lo adscribió al Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla (ICAS), el 12 de septiembre de 2014.

¿Y por qué se expropiaron? Por el abandono al que estaban sometidos los Baños y como una consecuencia lógica tras el dinero público invertido (un millón de euros en números redondos) en su restauración a lo largo de los años con la finalidad de devolverles su aspecto original y abrirlos a las visitas como un nuevo atractivo para la oferta turística y cultural de Sevilla.

El hermano mayor de la Vera Cruz ha declarado respecto de los Baños lo siguiente: “Llevamos viendo eso 40 años abandonado y lo que queremos es poder sacar a la luz un bien público mediante una fórmula conjunta, que es novedosa, de colaboración entre el Ayuntamiento y la hermandad”.

Lo curioso de estas declaraciones es que el hermano mayor habla del abandono de los Baños desde hace 40 años como si fuera un espectador ajeno o neutral a los mismos en vez de como su copropietario durante gran parte de ese tiempo, ya que la hermandad los habría comprado en 1985 con la idea de conectar la casa hermandad con la capilla a través de los mismos, y sabido es que, por ley, el deber de conservación corresponde a los propietarios. Por tanto, la hermandad, en cuanto dueña, era corresponsable del abandono que critica, pese a lo cual el Ayuntamiento no ha tenido el menor empacho en otorgarle la cesión privativa de su uso para los próximos 25 años, con opción a 75.

DECLARADOS BIC

Si se consulta la hemeroteca, se comprueba que el hilo conductor de las informaciones que datan de principios de siglo sobre los Baños de la Reina Mora es la denuncia del estado de abandono en que se encontraban, un abandono ratificado estos días por el Colegio de Doctores y Licenciados. Incluso puede leerse que su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) fue un intento de frenar su alarmante deterioro con la ejecución de obras puntuales, en espera de poder acometer una recuperación posterior que finaciarían al 50% el Ayuntamiento y la Consejería de Cultura.

En 2002, los expertos que participaron en una serie de excavaciones certificaron que su situación era de “avanzado estado de ruina”. Gracias a aquellas excavaciones, realizadas a partir de 1997, se pudo hacer una reconstrucción virtual de los Baños (trabajo editado por la Universidad Hispalense y la Fundación El Monte) que puso de manifiesto el valor de un legado almohade (siglo XII) y del que al menos se seguía conservando la estructura básica de la edificación original y de las salas que lo componían.

OBRAS MENORES

Cuando en septiembre de 2014 la Junta de Gobierno del Ayuntamiento informó sobre la inscripción de los Baños en el Inventario Municipal de Bienes tras haber formalizado en junio las actas de pago de la expropiación (a los vecinos y a la hermandad), se dijo que la Gerencia de Urbanismo quedaba ya en condiciones de iniciar la redacción y posterior contratación de un proyecto de obras destinado a completar su recuperación, con la fijación de la cimentación y las estructuras. También, que sólo quedarían pendientes algunos trabajos de carácter menor (subráyese la expresión menor), tales como la pavimentación, la bóveda de madera del espacio central, la iluminación y la construcción de un pequeño edificio que cerraría la fachada a la calle Baños para permitir el acceso al monumento y servir de centro de interpretación.

Esto es lo que se decía en septiembre, pero en octubre ya se estaba negociando con la hermandad, ¡después de haberle expropiado los Baños en junio!, la cesión del inmueble por 25 años, que serán 25 más si realiza la mitad de las obras menores pendientes, y otros 25 añadidos (hasta un total de 75) si ejecuta los trabajos (solería y demás) que debía rematar el Ayuntamiento.

RESERVA DE USO

El alcalde ha tratado de presentar este convenio como “un buen acuerdo”, con la tesis de que pone en valor los Baños (lo que no dice es que esa puesta en valor se ha hecho con el dinero de los contribuyentes previamente); que el Ayuntamiento podrá programar allí actividades durante 180 días al año sin afrontar los costes de mantenimiento y que este verano ya habrá allí iniciativas culturales. El anuncio ha sido desmentido por el hermano mayor, que se ha remitido a, como mínimo, el verano de 2016.

Si se analiza el convenio se comprueba que la hermandad se reserva el uso del edificio durante los mejores meses del año (de enero a mayo y en diciembre), y que le deja al Ayuntamiento los meses del calor de verano y la temporada baja otoñal, a cambio de lo mínimo exigible: el mantenimiento y los gastos de luz, agua, teléfono y vigilancia (¿?), que suponen el chocolate del loro tras recibir un inmueble en que se han gastado casi 1,4 millones de euros públicos, de los que 193.652 han ido directamente a su Tesorería y con los que puede financiar todas esas actuaciones que pretendidamente le salen gratis a la ciudad.

Como diría el clásico latino: ‘Cui prodest?’. Cabe preguntarse a quién beneficia este acuerdo, si a la hermandad de la Vera Cruz o a Sevilla.