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La encrucijada de Zoido

Cinco días antes de que el presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, anunciase por sorpresa -y cogiera con el pie cambiado a los partidos de la oposición- que no se presentará a la reelección y abriera un nuevo escenario político en el que la hipótesis más probable es el adelanto de las elecciones autonómicas con Susana Díaz como cabeza de cartel socialista, la Fundación Antares-Foro y el Centro Andaluz de Prospectiva difundieron su barómetro de opinión sobre Sevilla.

El trabajo de campo  para este estudio concluyó el 11 de junio, justamente la fecha en que se cumplía el segundo aniversario de la toma de posesión de Zoido como alcalde y, por tanto, el ecuador de su mandato. Aunque con un margen de error de +/- 4,7% y un universo relativamente limitado (440 encuestas), el barómetro de Antares, también por su frecuencia que permite observar una evolución en el tiempo, ofrece al menos una fotografía de cómo ven los sevillanos la ciudad gestionada por Zoido, de momento también el teórico aspirante por el PP a gobernar también Andalucía.

VISIÓN NEGATIVA

Para el 38% de los sevillanos, la ciudad ha empeorado en el último año. La visión es menos pesimista que en enero de 2012, cuando esa proporción se elevaba al 49%, pero parte de los pesimistas han pasado a engrosar el colectivo de los que piensan que Sevilla sigue igual que antes: un 37,5%  (en enero eran el 29,8%). En el extremo contrario hay un 20,5% que estima que Sevilla ha mejorado (eran un 18,3% en enero), mientras que un 4,1% no sabe cómo enjuiciar la situación.

En resumen, frente al mensaje de cambio y regeneración con que Zoido se presentó a las elecciones municipales del 22 de mayo de 2011 y que ilusionó a tantos sevillanos, hasta el punto de otorgarle 20 ediles, dos años después tres cuartas partes de la ciudadanía piensa que Sevilla no ha cambiado bajo su mandato y que sigue igual o peor, mientras que sólo uno de cada cinco estima que se ha producido un cambio a mejor.

La visión negativa está muy condicionada por la situación de desempleo, consecuencia de la crisis económica, un drama que afecta a 89.497 sevillanos, a los que Zoido prometió en su campaña convertirse en ‘el alcalde del empleo’. No sólo no ha cumplido tal promesa, irreflexivamente formulada y que ahora pretende desactivar con el argumento de que carece de competencias -proyecta así una imagen de frivolidad política en un asunto tan grave-, sino que desde su mandato el número de parados se ha incrementado en 12.500 personas en números redondos.

El alcalde y presidente regional del PP, pues, se enfrenta a un panorama local donde en ninguno de los once distritos de la ciudad se ve la situación mejor que antes de su llegada (en seis se estima que sigue igual, y en cinco, que peor) y con los sevillanos de edad madura (entre 35 y 54 años) como los más críticos (casi la mitad creen que vamos a peor).

EL TIEMPO VUELA

El problema para Zoido es que para tratar de cambiar la visión negativa o no cambiante que tiene ese 75% de los sevillanos ya le queda menos tiempo por delante que el que ha dejado atrás, porque en puridad se encuentra ya en su tercer año de mandato, a la vuelta del verano debe preparar los Presupuestos para 2014 y el próximo ejercicio  será el decisivo para materializar las iniciativas con que pueda presentarse en su balance global de gestión ante los ciudadanos en las elecciones municipales de la primavera de 2015. Necesita poner cuanto antes toda la carne en el asador y volcarse al 100% en Sevilla, disperso como está ahora entre sus responsabilidades como alcalde y como presidente regional del PP (A).

Y en esta coyuntura ha ocurrido lo inesperado al anunciar Griñán su paso atrás en política para colocar como sucesora ‘in pectore’ a la líder del PSOE de Sevilla y consejera de la Presidencia, Susana Díaz, a la que todos los pronósticos dan como vencedora de las primarias socialistas andaluzas que se celebrarán el 29 de julio.

Si el PP (A) no mueve ficha con igual celeridad y designa otro candidato, en menos de un mes el Zoido presidente regional y por tanto aún cabeza visible de su partido en Andalucía puede ver  que aunque oficialmente su contrincante político sigue siendo Griñán, en la práctica lo será Susana Díaz, que ofrecerá una imagen de renovación y feminismo, en línea con el anuncio del presidente de la Junta de que a sus 67 años ha llegado la hora de que la generación que hizo la Transición ceda el paso a otra hornada que afronte los nuevos desafíos.

DOS GENERACIONES

Susana Díaz cumplirá el próximo 18 de octubre 39 años, que es la edad media de la población andaluza, en la cual hay una mayoría de mujeres (50,5%), ante las que su condición femenina representa un plus por ser la primera de su sexo en aspirar a la Presidencia, y un 20% de jóvenes de entre 15 y 29 años. Frente a ella, Zoido cumplirá el 21 de enero 57 años, diez menos que los que ahora tiene Griñán. Los 18 años de diferencia entre el presidente del PP (A) y la secretaria general del PSOE de Sevilla y consejera de Presidencia es el tiempo que media entre dos generaciones distintas, con dos visiones cambiantes sobre la vida y el mundo.

Todas las hipótesis apuntan a que Griñán adelantará las elecciones autonómicas para hacerlas coincidir con las europeas en mayo de 2014. Susana Díaz, sobre la que ya apuntan todos los focos mediáticos, dispone desde ahora de once meses para proyectar aún más su imagen pública y darse a conocer todavía con mayor intensidad entre los andaluces.

El PP, para no reconocer su desconcierto ante la jugada de Griñán, dice estar preparado ante un eventual adelanto electoral en Andalucía. Extraoficialmente, fuentes populares sostienen que su candidato será nombrado a finales de año, tal y como estaba inicialmente previsto, pero en la hipótesis de la coincidencia electoral entre autonómicas y europeas en mayo de 2014, mantener semejante calendario significaría que el aspirante del PP sólo tendría cinco meses para rodarse ante los andaluces, salvo que el candidato fuera Zoido, ya más conocido. En tal caso, éste tendría que concentrar aún más sus esfuerzos en el conjunto de Andalucía y delegar todavía más en terceros la gestión del Ayuntamiento de Sevilla.

Aunque fuera otro el candidato, hasta el momento de su designación Zoido se ve obligado de todas formas a dedicar más tiempo a las cuestiones de la política andaluza y a dejar Sevilla en un segundo plano, lo que puede tener un efecto ‘boomerang’ sobre la expectativas de su partido en la capital de la comunidad autónoma.

SEVILLA, EN SEGUNDO PLANO

Por de pronto, el martes y miércoles es muy probable que tenga que desplazarse a Antequera para analizar con su equipo de confianza y otros parlamentarios la nueva situación política creada en Andalucía por Griñán. Mientras esté en la ciudad malagueña no estará dedicado a los asuntos de Sevilla. Y si el PP no resuelve cuanto antes la designación  de un candidato que sea su referente electoral en la comunidad autónoma, Zoido deberá seguir asumiendo durante meses ese rol con más intensidad aún que hasta ahora dada la preeminencia adquirida por la política autonómica, restándole tiempo a sus obligaciones como alcalde.

La encrucijada en que se halla Zoido por su doble condición de alcalde y líder regional del PP (A) que necesita ahora responder al movimiento de ficha de Griñán no pasa inadvertida a la oposición municipal. Ayer mismo, Torrijos, portavoz del grupo municipal de IU,  aprovechaba una entrevista periodística para lanzar este mensaje a la opinión pública: “Zoido no está dedicado a Sevilla, hacia la que ha hecho dejación de funciones”.

Y con un 75% de sevillanos que no perciben que la ciudad haya mejorado, Zoido no puede permitirse el lujo de que cale la idea de que no está dedicado en cuerpo y alma a Sevilla, sino a sacarle las castañas del fuego a su partido en Andalucía.

Segundo aviso para Zoido

En menos de un mes, Zoido, en su doble condición de presidente del PP andaluz y de alcalde de Sevilla, ha recibido dos serios avisos del electorado a través de sendos sondeos de opinión, uno en clave andaluza y otro en clave sevillana.

El primero, el Barómetro anual del Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA) sobre la situación de Andalucía, se conoció el 14 de diciembre. Recordemos sucintamente sus resultados: indicaba que el PSOE volvería a ganar las elecciones en la comunidad autónoma, con un 39,2% de los votos, y que se había producido un espectacular hundimiento del PP (A) en tan sólo nueve meses, con la pérdida de un 9,7% de los sufragios cosechados en las elecciones autonómicas de marzo y un retroceso al nivel que tenía ¡ hace ocho años !.

El sondeo del IESA ha provocado una marejada interna en el PP andaluz, con mayor o menor sordina, y en el partido se da ya por descontado que Zoido, sin arraigo en el conjunto de Andalucía y sin ‘punch’ en el Parlamento autonómico frente a un Griñán cada vez más cómodo por la falta de una oposición de peso en la Cámara y en la sociedad andaluza, no será finalmente el candidato popular a la Presidencia de la Junta. El problema para el PP no sólo es encontrar un candidato alternativo a Zoido en su propio seno y foguearlo con tiempo suficiente para darlo a conocer en las ocho provincias, sino cuándo presentarlo en sociedad y organizar la convivencia con el actual presidente si éste quiere mantener el poder orgánico del que goza actualmente tras haber sido refrendado por un congreso regional su designación a dedo realizada previamente por las altas instancias del partido.

Pero como Zoido, el presidente del PP (A) por ‘accidente’ tras la inesperada dimisión de Arenas, ha repetido hasta la saciedad que su prioridad es Sevilla y todos, correligionarios y adversarios políticos, saben que si tiene que elegir entre aspirar a San Telmo y aspirar a repetir como alcalde siempre optará, salvo orden en contrario de Rajoy, por la Plaza Nueva, el aviso más preocupante para él es el que ha recibido con la ‘rentrée’ política tras la Navidad: el XV Barómetro de la Fundación Antares Foro, que elabora el Centro Andaluz de Prospectiva.

VARAPALO

Aunque este sondeo de opinión no refleja intenciones de voto para los partidos políticos, supone todo un varapalo para el alcalde allí donde más le duele, en su feudo electoral, donde hace menos de dos años consiguió la más holgada mayoría absoluta en la historia de la Democracia: veinte concejales. ¿Cuántos le quedarían hoy, a la luz de este sondeo? Y es que el Barómetro constata que en el último año el número de sevillanos que opinan que la ciudad ha empeorado ha crecido en un 12,5% y suponen ya la mitad de los ciudadanos. Un tercio ven la ciudad igual, ni mejor ni peor que antes, pero ello significa por tanto que la gestión del gobierno local presidido por Zoido no se ha notado, ha pasado inadvertida o no ha tenido aún virtualidad alguna. Dicho de otro modo: no se ha producido aún el prometido ‘efecto Zoido’, el cambio a mejor en contraste con la gestión de Monteseirín. Sólo un 18,3% de los sevillanos estiman que Sevilla ha mejorado con Zoido, con lo cual un 81,7% no ven que vayamos a mejor, sino a peor o estancados.

Como no dejan de repetir los politólogos, un sondeo de opinión no augura como un acto de fe lo que va a ocurrir en el futuro y no es más que una ‘fotografía’ del sentir ciudadano en un periodo determinado, pero lo cierto es que la ‘fotografía que ha salido es pésima para el alcalde, como máximo responsable de la ciudad y cabeza visible de su partido, más pésima aún si se consideran las altas expectativas creadas en su día por el propio Zoido y que le llevaron a ser aclamado y vitoreado por las masas al paso de la procesión del Corpus: el hoy alcalde prometió todo lo que sus interlocutores querían oír de su boca, hasta acabar con el paro en la ciudad, y llegó a pedir prestado el voto a los socialistas descontentos para, con su apoyo, transformar Sevilla.

Cuando la realidad contrasta de forma tan llamativa con las expectativas e ilusiones creadas, el resultado no puede ser otro que el desencanto que muestra el Barómetro de Antares. Zoido no les decía en aquel entonces a los sevillanos que carecía de competencias en materia de empleo cuando se presentaba como el alcalde que iba a crear trabajo para todos, o que la ruinosa herencia de Monteseirín le iba a impedir dar el salto adelante que prometía al margen de la situación de las arcas municipales.

A LA DEFENSIVA

Porque ahora son éstos los mensajes que a la defensiva lanzan el alcalde y su entorno: “el actual gobierno recibió la ciudad en condiciones pésimas”; “todo no se puede hacer de la noche a la mañana”; “el paro lo contamina todo”; “son estudios demoscópicos con carácter electoralista”; “no es el momento de hacer valoraciones de este tipo”…..

Como hemos recordado en otra ocasión, Zoido conocía perfectamente -y en las hemerotecas se albergan sus denuncias de cuando estaba en la oposición- la magnitud de la deuda municipal, y aun así aseguró en un encuentro con periodistas que ello no sería óbice para la materialización de su programa electoral porque lo tenía todo previsto.

Por tanto, invocar de nuevo la herencia recibida a estas alturas de su mandato no parece una excusa muy convincente a ojos del electorado, que esperaba muchísimo más de su gestión como alcalde y que ve cómo pasa el tiempo y la vida sigue igual o peor, bastante peor.

Y eso que la encuesta se realizó en unas fechas proclives para Zoido: en la semana previa a la Navidad, con ambiente prenavideño (el alumbrado especial estaba encendido desde el 30 de noviembre) y con 3.000 sevillanos encontrando ya empleo y saliendo de las listas del paro, con lo que se rompía una tendencia sin freno en los meses previos.

Por mucho que el gobierno local trate de imputar al pesimismo causado por el paro y la crisis económica la visión que los sevillanos tienen de su ciudad, habitualmente narcisista, cabe preguntarse qué tiene que ver el desempleo con que se califique de forma negativa la limpieza, la seguridad ciudadana, la situación de los servicios sociales y la política en materia de viviendas de protección oficial y sólo se apruebe en el Barómetro de Antares la gestión en el área de parques y jardines y del transporte público.

SIN INICIATIVA

Otra excusa que suena a gratuita es la acusación de que el sondeo tiene un carácter electoralista, como si hubiera sido encargado a instancia de parte, cuando faltan dos años y medio para las elecciones municipales, tres años para las elecciones generales y más de tres para las autonómicas, salvo que medie un adelanto en alguno de esos comicios.

Si el Barómetro hubiese ofrecido unos resultados favorables a Zoido, ¿habría dicho el alcalde que tenía carácter electoralista, que no es tiempo  de hacer valoraciones y que el paro contamina la visión que del estado de su ciudad tienen actualmente los sevillanos?

El problema para Zoido es justamente el del tiempo, porque hace tres días que cumplió diecinueve meses como alcalde, casi el 40% de su mandato, y que está próximo a llegar al ecuador del mismo sin que haya sido capaz aún de revertir la negativa visión que tienen los sevillanos de Sevilla y no se le ve la suficiente capacidad de iniciativa para darle un vuelco a la situación de la ciudad, lastrada por un paro y una crisis contra los que ha sido incapaz aún de liderar un plan de choque.