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La conversión

Hasta ahora, la más famosa conversión de la historia era la de Saulo de Tarso, que persiguiendo cristianos camino de Damasco, tras una luz cegadora se cayó del caballo y emergió como un hombre nuevo, San Pablo. Émulo del gran apóstol, otro que se acaba de caer de la alto de su caballo camino de Carmona y se ha dado de bruces contra la realidad cuando iba persiguiendo indolentes y vagos por la tierra de María Santísima es Cayetano Martínez de Irujo. El conde de Salvatierra no sólo ha acabado abjurando de sus anticuadas y heréticas creencias sobre el PER y el orteguiano ser andaluz, sino que además ha sentado las bases, en plan Bogart en Casablanca, del comienzo de una gran amistad con esos ocupantes de sus propias fincas llamados Cañamero y Sánchez Gordillo, y hasta se ha comprometido a crear un centro de formación para los jornaleros y a comercializar productos campesinos bajo la marca ‘Casa de Alba’. Ha visto la luz. Arrepentidos los quiere Dios, cuyos caminos son inescrutables. 25 de enero, conversión de San Pablo. 20 de diciembre, conversión de Cayetano.

Mal augurio

Marchena 3La Humanidad  ha buscado en el comportamiento de los animales signos premonitorios del futuro. Los arúspices romanos heredaron de los etruscos las artes adivinatorias a partir de la observación de ciertas especies: primero, durante su vida; después, en su agonía; finalmente, examinando sus entrañas tras el sacrificio. Como Sevilla se precia de ser la nueva Roma, el accidentado inicio del reinado como Melchor del imputado Marchena en Dos Hermanas supone los peores augurios. Cuando se dirigía en coche de caballos hasta su carroza de rey mago por caridad de Toscano, el animal, al verse tirando de tal matón, se desbocó presa del pánico durante casi un kilómetro y se empotró contra una esquina, con Marchena no menos asustado que él. Manaute decía que, en Andalucía, hasta los caballos votan al PSOE. Si tras la docena de encuestas negativas del último año aún quedaba alguna duda de que los tiempos  están cambiando de signo, los hados han hablado a través del équido de Marchena. Ahora, hasta los caballos huyen despavoridos de todo lo que huela al puño y la rosa.