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Écija, el municipio con más incremento de lluvia en Andalucía Occidental

Se han registrado 189 litros/m2 en octubre, un 183% más de lo normal

En Gines, en la cornisa del Aljarafe, ha llovido casi tanto como en Cazalla
El mes de octubre, primero del año hidrológico (comprendido entre el 1 de octubre y el 30 de septiembre) ha sido excepcionalmente lluvioso en la provincia de Sevilla, como demuestran los datos de siete estaciones meteorológicas que se suelen tomar como representativas del conjunto de la provincia: en todas se han superado con creces los 100 litros por m2 salvo en Lora del Río, que ha estado sin embargo a punto de llegar a los tres dígitos.

Grazalema, en la provincia de Cádiz, ha hecho honor en octubre a su fama de ser el municipio donde más llueve de España en el conjunto del año, ya que allí se han recogido 258 litros/m2, cuando lo normal en ese mes son 205. Ha recibido, pues, 53 litros más de lluvia, con un incremento del 26%, pero proporcionalmente el municipio donde más se han incrementado las precipitaciones ha sido Écija (provincia de Sevilla), que a este paso puede acabar convertido en la sartén de Andalucía en verano, por sus tórridas temperaturas, y en uno de los más pluviosos en invierno.

En la localidad astigitana se han recogido en octubre 189 litros/m2, cuando lo habitual para ese periodo son 67. Así pues, ha tenido un exceso de 122 litros de agua, que ha supuesto un incremento del 183%, las cifras proporcionalmente más altas de toda Andalucía Occidental.

En  incremento de precipitaciones sólo se le acercan Valverde del Camino y La Palma del Condado (Huelva), donde han caído 113 y 91 litros/m2, respectivamente, cifras que han supuesto un incremento del 97% en el primer municipio y del 120% en el segundo.

Las lluvias han regado copiosamente toda la provincia de Sevilla en octubre, con el siguiente balance mensual: 180 litros/m2 en Cazalla de la Sierra; 174 litros en Gines; 115 en Pilas; 114 en Morón de la Frontera; 105 en Marchena y 98 en Lora del Río.

Todos estos registros han sido superiores a lo habitual en ese periodo, con 65 litros de exceso en Gines; 53 en Cazalla de la Sierra; 45 en Pilas; 41 en Marchena; 27 en Morón y 25 en Lora del Río.

Resalta el hecho de que en Gines, situado a las puertas de Sevilla capital y en la cornisa del Aljarafe, ha llovido casi tanto como en Cazalla de la Sierra: 174 litros/m2 frente a 180.

 

Cuatro perras

corrupcion-y-empleoEl PSOE de Ecija se ha retratado en Twitter al sostener que “a nadie le importan las cuatro perras de los ERE; no son importantes; sí nos importa la corrupción del PP”. A su manera, y salvando las distancias, el PSOE astigitano comparte la doctrina histórica yanki respecto de los sanguinarios dictadores latinoamericanos, personificada en el nicaragüense Anastasio Somoza: “Puede ser un hijo de perra, pero es nuestro hijo de perra”. Mutatis mutandis, la única corrupción importante es la del PP, mientras que, como en el escándalo de los ERE, cuando quienes meten la mano en la caja común son correligionarios, la corrupción es minimizada y se reduce a “cuatro perras”. Un perra chica eran, en tiempos de la peseta, cinco céntimos, pero no son cuatro perras, sino 10 millones de euros defraudados hasta ahora en los ERE según la propia Junta, equivalentes por tanto a 33.277.200.000 de perras. El PSOE ha pasado de predicar la tolerancia cero con la corrupción, a justificarla. Esa es la distancia moral que separa al partido actual del de  Pablo Iglesias y Julián Besteiro.

Factor común

Inauguración de Cisneo Alto

Inauguración de Cisneo Alto

He aquí algunas de las noticias que publicaban los periódicos sevillanos en la entrada de año. Muere un anciano tras partirse la cadera al romperse la barandilla de la escalera del centro de salud Cisneo Alto, en el cual no funcionaba el ascensor y donde hubo de esperar dos horas la llegada de una ambulancia. La familia anuncia que se querellará contra la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía. Los afectados por las inundaciones de Écija (cinco durante el mes de diciembre,  a un promedio  de una cada seis días) han creado una plataforma para demandar a la Administración por su deficiente gestión e imprevisión de las riadas. El Tribunal Supremo confirma que debe pagársele una indemnización de 151.660 euros a un paciente que acudió al hospital San Sebastián de, vaya por Dios, en Écija tuvo que ser, a que le quitaran un sencillo quiste y acabó saliendo con un brazo amputado. ¿Cuál es el denominador común de todas estas noticias con que nos saludó el Año Nuevo para hacernos añorar el muy pésimo 2010? Respuesta: el lema de la Junta (‘Andalucía, imparable’).

Wic

WicEl alcalde de Écija, Juan Wic, ha tratado de justificar las inundaciones en su pueblo con la coartada de que cuando los obreros entraron a limpiar el soterrado cauce del arroyo Argamasilla, se toparon con que la tubería tenía enquistada una capa de grava de 1,40 metros, tan dura por solidificada que había que quitarla picando como si fuera una mina. Y así, picando, les sorprendieron las lluvias y las inundaciones. La grava no se convierte en pedernal de la noche a la mañana, sino tras un abandono de años, pero Wic ataca a la Oposición “porque cuando ellos gobernaron no hicieron nada”. El PP y el PA gobernaron entre 1998 y 2002, osea, hace ocho años. En Estados Unidos impera un principio según el cual, pasados seis meses de su toma de posesión, un gobernante ya no puede echarle la culpa de los problemas a la Administración anterior, porque ha tenido tiempo al menos de adoptar medidas para solucionarlos. Está claro que Écija no es EEUU. Wic, con tal de eludir su responsabilidad, es capaz de remontarse hasta a Adán y Eva o hasta Noé y el diluvio universal.

Imprevisión

calle-ecija-inundada-temporal_400_250Gobernar es prever, una virtud que no caracteriza a nuestros gobernantes, como revelan las riadas que sufre  Écija al escupir  agua hacia la superficie el entubado arroyo Argamasilla al hallarse taponado por lodo, basura y ramaje su soterrado cauce. De todos es sabido que el otoño -y con esta estación la temporada de lluvias- empieza hacia el  21 de septiembre (este año, oficialmente ha sido el día 23). Para entonces debió haber estado limpio el Argamasilla, máxime tras sus desbordamientos de febrero y marzo. Pues bien, en línea con la imprevisión habitual, las labores de limpieza no se iniciaron hasta el 22 de septiembre, en el último minuto, como ocurre siempre en todos los órdenes de nuestra vida. ¿Ven cómo España nunca podrá ser igual que Alemania? Así no es de extrañar que el temporal del 7 de diciembre pillara a Fomento (¿o habrá que decir Folento?) de Construcciones y Contratas con el arroyo sin destaponar. Los políticos han aprendido que los fuegos se apagan en invierno. Ahora hace falta que aprendan que las inundaciones se previenen en verano.

El argumentario

GriñánGriñán, que ha necesitado tres riadas para visitar Écija cuando Arenas fue a la primera, acreditando así más reflejos políticos y dejándolo en evidencia, ha tratado de justificar la catastrófica situación en la ‘ciudad del sol’ diciendo: “ha sufrido borrascas inéditas en Andalucía, que descargan muchísima agua”. En el argumentario de la Junta, la palabra ‘inédito’ sucede a ‘inaudito’, calificativo empleado por el ministrillo andaluz de Medio Ambiente, José Juan Díaz Trillo, tras la primera crecida del río Genil y del arroyo Argamasilla. El Diccionario de la Academia define ‘inédito’, en su tercera acepción, como “desconocido, nuevo”. E ‘inaudito’ como “nunca oído, monstruoso”. Los términos no pueden ser más inapropiados en la  boca de nuestros gerifaltes de hogaño, pues basta remontarse sólo 40  años en el tiempo para hallar noticia de borrascas aún peores que éstas en Écija: 162 litros caídos el 20-11-2007 ó 113 el 14-01-1969. ¡Y no se inundó! Lo inédito e inaudito era lo de antaño y no esto. La Andalucía imparable ha devenido en la Andalucía inundable.

Sin coartada

Trillo en Ecija

Trillo en Ecija

La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ha emitido un informe sobre el  temporal en Sevilla y Andalucía. Recordarán que el ministrillo andaluz de Medio Ambiente, José Juan Díaz Trillo, dijo tras las inundaciones de Écija, Lora y demás que no se debían a los desembalses, sino a unas lluvias inusuales que habían dejado más agua que nunca. Pues ahora la Aemet lo deja sin coartada. Según su informe, el temporal fue significativo pero en ningún caso excepcional porque no se superaron los datos históricos de diciembre. De hecho, hasta en la cuenca minera de Huelva, la tierra del ministrillo de la Ecología, llovió más que en Écija y la Sierra Norte sevillana. Tener de consejero de Medio Ambiente a un poeta  implica que hable con hipérboles y que equipare un temporal normal al diluvio universal. Pero cuando los agricultores y la Oposición le piden que a cuenta de la gestión de los pantanos depure responsabilidades en la Agencia Andaluza del Agua, conocida en los ambientes como ‘la triple A’, el ministrillo se hace el sordo. Como si oyera llover. ¿Será por lluvias?

Llueve sobre mojado

Un principio de la Física dice que si un hecho se repite no se debe a la casualidad, sino que probablemente obedece a una ley. En buena parte de Sevilla y de Andalucía se han repetido inundaciones como las de febrero. Dos riadas en sólo diez meses, con la misma secuencia: primero llueve con intensidad y, luego, los desembalses contribuyen a la crecida del Guadalquivir y a los daños en pueblos y cultivos.

Como parte interesada, el consejero de Medio Ambiente, Díaz Trillo, defiende la política de desembalses de la Agencia Andaluza del Agua, sustituta de la Confederación Hidrográfica desde el traspaso a la Junta  de las competencias sobre el río. Sostiene el consejero que “desde hace mucho tiempo las decisiones se toman de acuerdo con un rigor que viene avalado por la profesionalidad y la capacidad de los directores de presa, ingenieros y más de 200 técnicos”

EL PODER DE DECISION

La cuestión es quién toma la última decisión en materia de aguas desde que la Junta politizó una gestión que hasta entonces se regía por criterios técnicos. Cabe recordar  que los funcionarios transferidos a la Agencia, la mayoría de nivel 26 tras superar unas oposiciones, fueron convertidos en la nueva relación de puestos de trabajo en nivel 26 pero de libre designación. Así fue liquidada una estructura basada en el concurso de méritos y en la capacitación profesional, ya que cualquiera de los transferidos podía ser relevado de su puesto. Quienes no habían consolidado aún su nivel  podían ser catalogados en el 22 (el puesto de salida de los opositores de la Junta), y no se tenía en cuenta su antigüedad cuando concursaban a otra plaza.

Así, si un ingeniero que llevaba 20 años como jefe de un embalse aspiraba a la misma plaza en otro pantano, su antigüedad no reconocida le suponía cero puntos, con lo que cualquier funcionario de la Junta con sólo un año de experiencia le ganaba el concurso. Además, como se eliminó el requisito de la titulación específica, cualquier licenciado podía presentarse para jefe de explotación de una presa o como director de una obra hidráulica.

La consecuencia ha sido ver a licenciados en Historia como subdirectores de infraestructuras hidráulicas, a veterinarios ocupando plazas similares y a biólogos como jefes de explotación de pantanos. Díaz Trillo debería preguntarse si no es la politización esa constante que buscarían los físicos a la hora de explicar estas riadas.

SISTEMA FALIBLE

El consejero dice que los desembalses “se apoyan en un sistema automático de información hidráulica que permite averiguar con 72 horas de antelación  las avenidas que pueden producirse”. Si ese sistema permite prever con tres días las riadas, ¿cómo es que la Junta no actuó para evitar las inundaciones teniendo tan amplio margen de maniobra?

Una de dos, o el sistema no es tan perfecto o son demasiado imperfectos quienes lo usan. Díaz Trillo ha insistido en que “se han llevado a cabo los desembalses oportunos de acuerdo con las lluvias que han ido cayendo”. El problema ha radicado, a su juicio, en que “en la historia de Andalucía nunca había llovido tanto”. Ni que hubiera caído el diluvio. Habrá que recomendarle la ‘Historia crítica de las riadas o grandes avenidas del Guadalquivir en Sevilla”, en que Borja Palomo data más de cien grandes inundaciones entre 1297 y 1877. Y más recientemente, en la de 1996 hubo cuatro muertos y daños valorados en más de 420 millones de euros. Si habrá llovido más que ahora….

REACCIÓN SIN PREVENCIÓN

Las palabras de Díaz Trillo son reveladoras del proceder de la Junta: “se desembalsa conforme a las lluvias que van cayendo”. Ahí radica una de las claves de la catástrofe. Debería desembalsarse conforme a las lluvias que van a caer, no cuando caen o  después. En este sentido, toda España estaba pendiente del tiempo para el ‘puente’ y  los meteorólogos  alertaban de fuertes precipitaciones hasta el día 8. Si se habían decretado alertas amarillas y naranjas, ¿por qué el temporal sorprendió a la Agencia del Agua manejándose con sus protocolos habituales, osea, como si no fuera a llover?

Tras esta segunda gran inundación el consejero se  ha convencido de uno de los pronósticos científicos sobre el cambio climático: “Lo que está claro es que los regímenes de lluvia están cambiando; parece que cada vez llueve más en menos tiempo”. Pero, pese a lo padecido, no hay motivo de alarma, porque según Trillo la Junta está estudiando estos escenarios de pluviometría “a muchos años vista,  para que Andalucía pueda estar perfectamente preparada para los acontecimientos que hemos vivido estos días”. ¿Y no hubiera sido mejor haber estado preparados ahora, después de haber presentado a bombo y platillo en 2002 la  ‘Estrategia andaluza ante el cambio climático’, en vez de a muchos años vista?

REFLEJOS POLITICOS

En 2002, en Alemania, el canciller socialista Schroeder, perdía en todas las encuestas frente a su rival de la Derecha, Stoiber. Sin embargo, en unas inundaciones como éstas de Andalucía, se metió en el fango para solidarizarse con los afectados mientras Stoiber se quedaba en su casa. Tras aquel gesto, Schroeder acabó ganando las elecciones.

A las 24 horas de la riada, Arenas ya estaba en Écija, mientras que Griñán, falto  de reflejos,  no salía de San Telmo. En Andalucía, los papeles están cambiados: Arenas, que gana en las encuestas, hace como el socialista Schroeder; Griñán, que pierde en los sondeos, como el derechista Stoiber. Quien ignora la historia está condenado a repetirla.

Segunda inundación con la Agencia del Agua

La crecida del Guadalquivir supera a la que provocó las inundaciones de hace diez meses

La gestión de los embalses no logra contener las riadas en la cuenca del río, traspasada a la Junta

La riada del Guadalquivir en diversas poblaciones de su cuenca hidrográfica y de su afluente el Genil a su paso por  Écija ha vuelto a sorprender a la Agencia Andaluza del Agua por segunda vez en 2010, ya que a principios de año el organismo gestor de los recursos hídricos en Andalucía tras el traspaso de las competencias a la Junta por parte del Gobierno ya vio cómo el río se desbordaba e inundaba municipios de su vega.

El manejo de los pantanos no impidió entonces la avenida del río, y ahora, tampoco, con la agravante de que ahora ha circulado aún más agua que hace diez meses por las presas en los momentos álgidos del actual temporal.

El 25 de febrero de 2010 fue la fecha culminante de la penúltima riada del Guadalquivir, cuando con toda la cuenca en estado de alerta por las inundaciones registradas a lo largo del curso del río, en la presa de Alcalá, considerada como el indicador fundamental por su cercanía a Sevilla capital y a los pueblos en situación de mayor riesgo por su ubicación en el tramo final, el caudal circulante era de 2.958,76 m3 de agua por segundo.

Ayer, día 8 de diciembre, a media mañana, el río circulaba por ese mismo punto transportando 3.247,37 m3/segundo. Peor aún era la situación en Peñaflor, donde en febrero el Guadalquivir arrastraba 2.141,90 m3/segundo y ayer el volumen de agua era 1.000 m3 más: 3.144,40.

Hace diez meses, las críticas llovieron sobre la Agencia Andaluza del Agua por su ineficaz manejo de los desembalses en la cuenca del río. Se le achacó que cuando quiso reaccionar fue demasiado tarde y el volumen del agua embalsada era tal que no había margen de maniobra para contener la afluencia de líquido por las fuertes precipitaciones y tuvo que desembalsar sin más remedio.

Hay que recordar que Andalucía sufrió un temporal de lluvias desde la Navidad de 2009 hasta mediados de enero de 2010 y que tras un paréntesis de aproximadamente un mes, el temporal se recrudeció a partir de mitad de febrero, con la máxima crecida del río hacia el día 25 de dicho mes.

Justamente la falta de desembalses cuando el tiempo dio una tregua a partir de mediados de enero es de lo que acusaron a la Agencia del Agua alcaldes y regantes que se dieron cita en Palma del Río durante la visita de Griñán y la entonces vicepresidenta del Gobierno, Mª Teresa Fernández de la Vega, para conocer los daños de las inundaciones.

Las mediciones del caudal del Guadalquivir por la presa de Alcalá del Río indicaban que hasta el 16/17 de enero se registraron unas medias de alrededor de 2.000 m3/segundo (1.800 m3 en estas fechas; 1.959 m3 hacia la festividad de Reyes), pero que entre el 21 de enero y el 15 de febrero aproximadamente el caudal medio descendió de forma muy acusada, con una media incluso inferior a los 300 m3/segundo (416 m3 el día 20 de enero; 112 el día 27).

Aun así, los embalses se hallaban al 75% -80% de su capacidad y la previsión meteorológica indicaba un nuevo temporal con fuertes lluvias a partir de la segunda quincena de febrero. La Subdelegación del Gobierno en Sevilla envió por entonces al Ejecutivo central a Madrid un informe en que preveía que el Guadalquivir alcanzaría los 3.000 m3/segundo a su paso por Sevilla, pero estos datos no fueron tenidos en cuenta por la Agencia Andaluza del Agua, responsable de la gestión del río tras la transferencia de las competencias, la reivindicación estrella de Chaves durante su última etapa al frente de la Junta.

La historia ha vuelto a repetirse, porque el actual temporal, anunciado con reiteración por los meteorólogos en vísperas del ‘puente’ de la Constitución, ha pillado de nuevo, por así decirlo, a la Agencia Andaluza del Agua con los pantanos a una media similar.

Con fecha 7 de diciembre de 2010, la Agencia emitía una nota de prensa en la que recordaba que desde la segunda quincena de diciembre de 2009 y hasta prácticamente el mes de abril del año en curso las cuencas hidrográficas andaluzas se beneficiaron de una temporada de lluvias excepcionalmente intensa y continuada. El agua de lluvia acumulada superó los registros máximos de los últimos 25 años, “lo que se ha traducido en unas aportaciones de agua excepcionales a los embalses de prácticamente toda Andalucía”.

Según la Agencia, esta situación “ha provocado un desembalse de agua progresivo en casi todos los pantanos andaluces desde el pasado año para evitar riadas e inundaciones, (desembalse) que continuó durante la campaña de riego de este verano y que se ha seguido llevando a cabo durante los dos primeros meses del año hidrológico, sobre todo tras los últimos episodios de lluvias”. La Agencia daba un 76,02% de volumen de agua en los embalses de la cuenca del Guadalquivir, osea, un nivel similar al que precedió a la riada de principios de año.

Sin embargo, ese mismo día 7, con Écija ya inundada por el desbordamiento del Genil, el director gerente de la Agencia, Juan Paniagua, mantenía la tesis contraria a la nota de prensa de su propio organismo al declarar públicamente lo siguiente: “Este año hay que tener en cuenta que los pantanos ya partían de una situación diferente a la del año pasado, ya que se encontraban sobre el 70% de su capacidad antes del inicio de las lluvias y tienen, por tanto, menos capacidad para retener agua”.

Lo cierto es que, tal como el mismo Paniagua reconocía, los niveles de desembalse en los pantanos no estaban siendo muy importantes pese a la previsión meteorológica y a las alertas naranja por lluvias decretadas en diversas provincias: 190 m3/segundo de media.

A excepción del Guadalén, que empezó a desembalsar agua en la noche previa a la inundación de Ecija, el resto de pantanos no vertía nada y los desembalses del Tranco de Beas, Guadalena, Giribaile, Negratín, Yeguas, Vadomojón e Iznájar no eran demasiado significativos.

Pero la previsión de los meteorólogos se cumplió y lluvias de entre 60 y 140 litros por m2 descargaron sobre gran parte de las sierras andaluzas a lo largo del mismo martes 7, con lo que sólo entre las 10 de la mañana y la 1 de la tarde el agua entraba en los embalses de la cuenca del Guadalquivir a un ritmo de 5.000 m3 por segundo, por lo que el 16% de los pantanos empezó a aliviar líquido y algunos a un ritmo muy superior a esos 190m3/segundo de media que mantenía la Agencia antes del temporal.

A las 23 horas del martes, ya con la alerta por la crecida del río en zonas como Peñaflor y Lora, el Guadalén estaba soltando 416 m3/segundo; Fernandina, 247; Rumblar, 410; Yeguas, 263; Guadalmellato, 412; el Bembézar, 308.

La media diaria de desembalses en estos grandes pantanos  venía siendo hasta esos momentos de menos de 20  m3/segundo, por lo que al multiplicarse por diez o veinte su aportación de agua al Guadalquivir, con el río a un nivel ya más alto que en la riada anterior de principios de año desde Córdoba a Peñaflor, la crecida a lo largo de la noche del 8 de diciembre era inevitable, así como la previsión, adelantada por expertos consultados por este periódico, de que el caudal por la presa de Alcalá superaría los 3.000 m3/segundo (3.236,43 m3 se registraban  a las 23 horas y 15 minutos del martes, y 2.948,52 m3 por Peñaflor) y de que subiría 15 metros sobre la cota habitual a su paso por Lora.

El director de la Agencia Andaluza del Agua, Juan Paniagua, ha declarado que se ha estado desembalsando todo el agua posible de manera controlada “y siempre tratando de cumplir los protocolos de seguridad”. La cuestión es si no hay que revisar esos protocolos a la luz de las últimas experiencias y de las predicciones científicas sobre que el cambio climático se traduce para España en menores lluvias pero más torrenciales, como ha ocurrido durante el ‘puente’ de la Constitución. Al parecer, la Agencia trabajaba con la hipótesis de lluvias de unos 40 litros por m2, cuando en algunos puntos de las sierras han sido de 140.

UNA RIADA SUPERIOR A LA DE PRINCIPIOS DE AÑO

(Comparativa de caudales en m3/segundo por las centrales fluyentes del Guadalquivir)

Fechas

Presa               24-12-09         25-12-09         6-1-10             24-2-10           25-2-10          8-12-10

Pedro Marín             53,58                66,82             87,74              216,58             133,58           33,28

Mengíbar     281,81              152,98            268,14         1.030,21             807,81         618,17

Marmolejo              364,55              436,62            721,91         1.811,87           1.356,00     1.359,69

El Carpio     491,08              515,47            858,35         1.856,48           1.563,43     2.092,46

Villafranca               620,96              626,12            935,24         2.040,06           1.924,43     1.943,95

Peñaflor              1.008,48           1.075,48        1.385,39         1.730,69            2.141,90     3.144,40

Alcalá                 1.296,31           1.579,52        1.958,93          2.663,46            2.958,76     3.247,37

En este cuadro se reflejan los caudales del río Guadalquivir por diversas presas en las fechas más significativas del temporal anterior (diciembre de 2009, enero y febrero de 2010) y en el actual (8 diciembre 2010). Los datos de ayer se tomaron hacia mediodía. Se comprueba que esta crecida ha sido en los puntos más importantes aún peor que durante el temporal del último invierno.

LAS LLUVIAS QUE DESBORDARON LAS

PREVISIONES DE LA AGENCIA DEL AGUA

(Acumulado del 7 diciembre 2010)

Pluviómetro                                         Litros/m2

Martín Gonzalo                                   148,70

Huesna                                    132,80

Retortillo                                             123,50

Bembézar                                            122,80

Puente Nuevo                                     116,70

Cala                                                    113,70

Melonares                                           113,00

Villafranca                                           112,40

Guadanuño                                          107,20

Cardeña                                              102,40

Venta de Cárdenas                              102,30

La Minilla                                            101,40

Ecija                                                     95,80

Jándula                                      93,00

S. R. Navallana                                     91,60

Yeguas                                      85,90

Fresneda                                               83,10

Fuencaliente                                          81,40

José Torán                                            80,00

Encinarejo                                             79,20

Marmolejo                                          77,30

Castillo de las Guardas            75,40

Carpio                                                74,80

Zufre                                                   69,10

Pintado                                               68,70

Rivera Cala                                         66,30

Zocueca                                              61,70

Vvde. Río                                           60,90

Rumblar                                              60,30

Guadalén                                             59,40

La Junta dio «garantías» contra las inundaciones en Écija

La nueva riada pone en cuestión la eficacia del encauzamiento del Argamasilla, afluente del Genil

La inundación de al menos un tercio del casco urbano de Écija ha destrozado los planteamientos optimistas de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía y puede obligar a revisar las obras de encauzamiento del arroyo Argamasilla, presentadas por la Administración como la solución definitiva a las continuas riadas que sufre el casco urbano ecijano.

El pasado 8 de noviembre, hace ahora un mes, el consejero de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, José Juan Díaz Trillo, visitó las obras que su departamento lleva a cabo a través de la Agencia Andaluza del Agua  en el cauce del arroyo Argamasilla, afluente del río Genil, en las que se están invirtiendo 30 millones de euros.

Según destacó la Consejería en un comunicado del que se hizo eco la agencia Europa Press, estas actuaciones, junto con las llevadas a cabo por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir en el río Genil, suponen una “garantía” contra las inundaciones que se producen en la localidad astigitana.

La Junta lanzó las campanas al vuelo antes de tiempo, ya que los trabajos, que comenzaron hace un año, no se terminarán al ritmo actual hasta 2012. La intervención se realiza a lo largo de 3.250 metros en el cauce del afluente del Genil, para prevenir riadas y desbordamientos del caudal de este arroyo como consecuencia de fuertes e intensas precipitaciones y Medio Ambiente da así respuesta a una demanda formulada hace años por el Consistorio astigitano.

En Écija confluyen el Argamasilla y el río Genil y ésto ha generado inundaciones frecuentes cada vez que la ciudad era azotada por algún temporal de lluvia y viento. El Pleno del Ayuntamiento astigitano aprobó en diciembre de 2007  asumir ‘motu proprio’ parte de las obras e instalaciones de este plan de encauzamiento del arroyo, dada la frecuencia de las crecidas.

En términos técnicos, el proyecto implica un desvío del arroyo a su llegada al casco urbano y afecta  a 3.250 metros de su cauce, de los cuales 1.302 discurrirán por un nuevo túnel hasta permitir su conexión con la obra de defensa contra las avenidas del río Genil. Tendrá capacidad para asumir la máxima avenida de agua en un periodo de 500 años según las estimaciones oficiales.

Tras la finalización de los trabajos, el Argamasilla tendrá  un nuevo cauce que bordeará Ecija hasta su desembocadura, más allá del conocido como puente de Hierro. El nuevo encauzamiento recogerá además aguas de los arroyos del Físico, Cabrera, Barrero, San Cristóbal y Cementerio.

Según la nota oficial de la Consejería, difundida hace un mes durante la visita a la ciudad de Juan José Díaz Trillo, esta infraestructura cofinanciada por la Unión Europea pondrá fin a las situaciones de alerta que periódicamente sufre el municipio por las avenidas, ya que protegerá a la ciudad frente a caudales de 272,85 m3 por segundo, cuando el encauzamiento actual sólo soporta 15,6.

Ahora bien, según el SAIH del Guadalquivir, el Genil ha llegado a transportar en esta avenida más de 700 m3/segundo, tras unas lluvias acumuladas de 95,7 litros por m2 y haber alcanzado una cota histórica de 7,40 metros de altura, más de un metro superior al récord anterior, por lo que cabe preguntarse si el desvío y encauzamiento del Argamasilla en su confluencia con el río será suficiente para prevenir y/o frenar avenidas futuras a la luz de lo que ha ocurrido en las últimas horas, y ello pese a que también se habían llevado a cabo antes de las grandes precipitaciones de ayer tareas de limpieza del colector de dicho arroyo por primera vez en los últimos años. Del colector se extrajeron más de 300 toneladas de residuos, por lo que sin esta limpieza previa el efecto de la inundación hubiera sido mucho peor.

En su visita de hace un mes a la población, el consejero de Medio Ambiente dijo del encauzamiento del afluente del Genil que era “una obra histórica que va a permitir, con un horizonte de 500 años, resolver un problema, también histórico, que tenía Écija con las inundaciones”.

Según Díaz Trillo, en torno al agua se estaba dando un salto “como nunca se ha hecho en la historia de la ciudad, porque no sólo financiamos esta obra de encauzamiento, sino también lo relacionado con el tratamiento. Se han puesto en marcha –concluyó- 60 millones de euros en apenas cuatro o cinco años”.

Esta es la tercera inundación que sufre Ecija en los últimos cuatro años. En noviembre de 2007, el agua en el cauce del Genil alcanzó 5,51 metros de altura y el río llegó a tener un caudal de 478 m3/segundo. Aquella riada causó daños valorados entonces en unos 8 millones de euros, pese a que las obras de la corta del río tuvieron un efecto amortiguador y el agua no superó el margen de seguridad del nuevo cauce.

En diciembre de 2009, el nivel del río llegó a la cota 5,70 metros y su caudal superó los 450 m3/segundo. Se registraron daños en los cultivos de la isla del Vicario, pedanía que hubo que desalojar parcialmente, y además del Genil se desbordaron los arroyos Cabra, Salado y Blanco.

Según las fuentes consultadas por este periódico, los desembalses ordenados por la Agencia Andaluza del Agua en las últimas horas no habrían influido en las inundaciones de Écija, ya que a excepción del Guadalén, que empezó a desaguar en la noche previa, el resto de pantanos no estaba soltando agua y los desembalses de Tranco, Guadalena, Giriibaile, Negratín, Yeguas, Vadomojón e Iznájar no eran importantes y con ellos la AAA trataba de mantener los niveles al 80% (resguardo obligado en la mayoría de embalses andaluces al 1 de diciembre).

Por tanto, las inundaciones en Écija serían producto de la intensidad de lluvia (casi 100 litros en un día) y un nivel de humedad en el suelo alto, que provoca que gran parte de las precipitaciones se conviertan en escorrentías. En este proceso, se acumulan grandes cantidades de agua en algunos puntos de los cauces, tanto en los ríos principales como en arroyos y vaguadas.

A media tarde de ayer, los embalses del Guadalquivir estaban recibiendo más  de 5.000 m3/s (460 Hm3) y sólo  desembalsaban 500 m3/s (42 Hm3).

El caudal del Genil se multiplicó

por 7 en sólo 13 horas

El domingo fue un día plácido en Écija meteorológicamente hablando, tal como revelan los registros horarios del caudal del río Genil a su paso por la ciudad astigitana. Fluía con una regularidad pasmosa, sin alteraciones: 22,02 m3/segundo durante todo el día, como si latiera a un ritmo constante. Sólo al filo de la medianoche registró un leve incremento en sus ‘pulsaciones’ hidráulicas, nada alarmante por otra parte: 29,21 m3/segundo.

Sin embargo, durante la noche del lunes 6 de diciembre, Día de la Constitución, el volumen del agua fue creciendo cada vez más, hasta el punto de que la jornada amaneció con los astigitanos viendo cómo el cauce transportaba cinco veces más caudal que el día anterior, pero aún lejos de los niveles de alarma: 108 m3/segundo a las 10 de la mañana.

A partir de ese momento, el día fue complicándose a cada hora que pasaba. De los 100 m3/segundo a las 10 de la mañana se pasó a los 200 a las 16 horas; 300 a las 17 horas; 400 a las 19 horas; casi 500 a las 20 horas; 600 a las 21 y más de 700 a las 23 horas. Una media de 100 m3 por segundo más cada 60 minutos. En tal sólo trece horas el Genil se había multiplicado por siete y su cauce ya no daba abasto para contener tanta agua, que acabó derramándose por un tercio de la ciudad de las torres.