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Nuevos hoteles en los antiguos Vilima y anexo de El Corte Inglés en la Magdalena

La Comisión de Patrimonio examina hoy sendos proyectos de cuatro y cinco estrellas

El edificio de la Magdalena mantendría uso comercial en bajo y primera planta

Ha autorizado licencia para otro hotel en una casa-patio de la calle Bailén

 

La fiebre hotelera como consecuencia del “boom” turístico que está viviendo Sevilla, la cual recibió el año pasado más de 2,5 millones de visitantes, se traduce en la continua presentación de nuevos proyectos para la reconversión de edificios a uso hotelero. En tan sólo dos reuniones en este mes de julio, la Comisión Local de Patrimonio ya ha dado su autorización a un nuevo establecimiento y hoy verá la viabilidad urbanística de dos de los más importantes en ciernes.

El primer proyecto que será sometido a análisis será la conversión de los antiguos almacenes Vilima, sitos en la calle Lagar, en un hotel de cuatro estrellas. Se trata de un inmueble de unos 5.500 m2 construidos sobre una superficie de casi 1.000 m2 que lleva cerrado una veintena de años y que fue adquirido por más de 6 millones de euros la pasada primavera por la cadena catalana H10 Hotels.

Tiene una altura de cuatro plantas más ático, lo cual supone de entrada un problema, ya que según la actual normativa urbanística de la ciudad en ese sector sólo se permiten tres alturas y ático, por lo que los antiguos propietarios llegaron a plantear en su día al Ayuntamiento la posibilidad de demoler el ático para ajustar la edificabilidad a la autorizable por el Plan General.

H10 Hotels solicita a la Comisión de Patrimonio información urbanística sobre la viabilidad de realizar en el inmueble obras de rehabilitación para adecuarlo al uso de hotel de cuatro estrellas. Los cambios que se recogen en el modificado y se presentan para su análisis se refieren a la disposición de escaleras generales y ascensores, conexión virtual y funcional del salón común de la planta baja con el patio, modificación del emplazamiento de la terraza en planta tercera y nueva escalera de acceso para clientes a la cubierta, más una nueva escalera de uso restringido en el extremo norte de la parcela, eliminación de la superficie de nueva ejecución que se planteaba en planta ático y cambios en el tratamiento de las fachadas.

H10 ya tiene un hotel en Sevilla, concretamente el Corregidor, sito en la calle Morgado, esquina a Amor de Dios, por lo que éste sería su segundo establecimiento en el Casco Antiguo. A ellos hay que unir los catorce con que cuenta en Barcelona, 17 en las islas Canarias, 3 en Mallorca, 3 en Madrid, 2 en la Costa del Sol y, fruto de su expansión internacional, establecimientos en Lisboa, Roma, Berlín y Cuba, entre otros.

LA MAGDALENA

También se presenta al examen de la Comisión Local de Patrimonio el estudio previo, con documentación gráfica, en el que se plantea una obra de rehabilitación del edificio sito en el número 1 de la Plaza de la Magdalena, conocido por los sevillanos por haber albergado durante años el anexo a los grandes almacenes de Galerías Preciados primero y, después, de El Corte Inglés, aunque desde hace un tiempo permanece vacío, tras haber concentrado la gran cadena comercial esas dependencias en su cercana sede en la misma plaza y en otros establecimientos de la firma.

El proyecto es de conversión de buena parte del inmueble en un hotel de cinco estrellas, de la máxima categoría por tanto, y respondería al interés de la cadena Millenium Hotels Real Estate de contar con un establecimiento de lujo en el corazón de Sevilla.

La sociedad Millenium Hotels Real Estate se creó a principios de 2016 a partir de activos como el hotel Hesperia Madrid (valorado cuatro años antes en 80 millones de euros), el Abba Plaza de Castilla y el Tryp Chamberí, todos en la capital de España.

El plan de sus promotores consistía en realizar una ampliación de capital por al menos 400 millones de euros en la que entrarían inversores como el sevillano Rosauro Varo y su socio Javier Hidalgo, con 20 millones de euros cada uno, después de que vendieran Pepephone a MásMóvil por 120 millones.

Con ese capital se están adquiriendo o alquilando inmuebles en ubicaciones estratégicas de grandes urbes para su reconversión en hoteles de lujo con los que acabar creando una socimi (sociedad cotizada de inversión en mercados inmobiliarios) de tipo turístico. El objetivo inicial es contar con 15 hoteles de entre cuatro y cinco estrellas gestionados por diversas cadenas y así poderlos sacar a Bolsa y obtener una capitalización de mil millones de euros.

En el caso del edificio de la Plaza de la Magdalena, no sería convertido completamente en hotel, ya que se dejarían locales independientes en parte de la planta baja y de la primera, probablemente para uso comercial, como hasta ahora, aunque quizás con otro tipo de establecimientos más en consonancia con el carácter elitista del futuro hotel.

 

CASA SEVILLANA

A estos todavía proyectos se une la autorización, en la última reunión de la Comisión Local de Patrimonio, para obras de rehabilitación de una casa sita en la calle Bailén número 15 para destinarla a uso hotelero. Se trata, por tanto, de un inmueble cercano al Gran  Meliá Hotel Colón, de cinco estrellas.

Esta casa, con patio de estilo sevillano, tiene tres plantas de altura. Sus promotores presentaron el proyecto y la documentación pertinente en el Registro de la Gerencia de Urbanismo el 24 de noviembre de 2016 y ha recibido el visto bueno de la Comisión de Patrimonio al cabo de casi ocho meses.

Estos proyectos, autorizados o en ciernes, se unirán a los que ya se están ejecutando en Sevilla a lo largo del primer semestre del año en curso y que han movilizado, según un informe manejado por la patronal del sector, 55 millones de euros en números redondos.

Dado que el año pasado la inversión hotelera en la ciudad fue de 51 millones de euros, en tan sólo año y medio se han movilizado 106 millones de euros en el sector turístico, con un continuo incremento de la oferta de camas, a lo que hay que unir el “boom” de los alojamientos en viviendas y pisos turísticos.

Gourmet

En Sevilla pecamos por exceso o por defecto. O nos pasamos o no llegamos. No hay término medio. La ciudad de los tres estadios de fútbol  (uno de ellos denominado ‘Olímpico’ pese a no haber albergado jamás unos Juegos y estar reducido a albergar eventos musicales) para tan sólo dos equipos profesionales, el Sevilla F. C. y el Betis, y de los tres auditorios (el de la Expo, el de Fibes y el de la SGAE) a pesar de tener público, como mucho, para tan sólo uno, pasará de cero mercados gourmet a tres, el número mágico, cuando se materialicen todos los proyectos anunciados.

Sevilla llegó tarde, como casi siempre, a la moda de reutilizar las tradicionales plazas de abastos (La Boquería, en Barcelona; San Miguel, en Madrid) con el injerto de espacios para gourmet, donde se venden ‘delicatessen’ para paladares exquisitos y bolsillos de alto poder adquisitivo. Ahora bien, una vez subidos a este carro, es probable que adelantemos a los pioneros por la derecha y por la izquierda, porque ahora la dirección de El Corte Inglés de la Plaza del Duque, según avanza nuestra compañera María Jesús Pereira, proyecta abrir un mercado gourmet el próximo otoño en la quinta planta, con entrada independiente y horario hasta la medianoche.

El plan de El Corte Inglés se suma a los también nonatos mercados gastronómicos exclusivos en las naves del Barranco y la antigua plaza de abastos de la Puerta de la Carne, ambos impulsados por el Ayuntamiento en la Sevilla de los 89.000 parados.

Y éste es el llamativo gran contraste en la peor crisis económica de la reciente historia de España, que estemos hablando de tres mercados gourmet al tiempo que la Junta de Andalucía reparte alimentos en 36 colegios sevillanos para que niños en riesgo de exclusión social puedan completar las tres comidas diarias porque en sus casas les resulta imposible y que el Ayuntamiento hispalense haya iniciado el 15 de julio sus eufemísticos ‘catering sociales’ para dar de comer a un centenar de familias de Tres Barrios-Amate.

El mismo hecho de que con la que está cayendo pueda haber un nicho de mercado para abrir y mantener tres establecimientos para la venta de alimentos de lujo mientras que a unos pocos miles de metros hay conciudadanos nuestros que pasan hambre es una muestra de las enormes desigualdades sociales existentes en esta ciudad, salvo que estén destinados a un turismo ajeno a nuestras vicisitudes, porque, parafraseando a Jardiel Poncela, podríamos preguntarnos…. pero ¿hubo alguna vez once mil gourmets en Sevilla?

Semana sin

Mucho se ha hablado del broncazo que Miguel Rus, presidente de la CES, le echó a Zoido, al Ayuntamiento en pleno y a la Junta de Andalucía aquel día en que acudió a los desayunos del Club Antares con gatos en la barriga, pero nada de una propuesta estupenda que lanzó en medio de la filípica: declarar una Semana sin confrontación entre San Telmo y la Plaza Nueva. Al igual que Samaranch pedía a la ONU que se instaurara la tregua olímpica en el planeta para que hubiera un alto el fuego obligado en todas las guerras durante la celebración de los Juegos, Rus plantea una solicitud muy razonable: tan sólo una semana de las 52 que tiene el año en que los chicos de Griñán y los de Zoido dejen de tirarse a la cabeza la iglesia de Santa Catalina, las líneas del Metro, la Ciudad de la Justicia, la SE-40, el Equipo Quirúrgico…. ¡Qué descanso sería una semana con voto de silencio por ambas partes! A la Semana Fantástica y a los Siete Días de Oro de El Corte Inglés habría que añadir en el calendario paralelo la Semana sin Confrontación de Miguel Rus. ¿Empezamos mañana?

 

Contramano

El pasado febrero, Sevilla amaneció durante varios días cubierta por una ‘boina’, una
espesa capa negra contaminante que se atribuyó a la conjunción de las bajísimas temperaturas,
las emisiones del tráfico y las hogueras de los agricultores para salvar la cosecha del
melocotón.
Pero la alta contaminación de Sevilla no es una excepción. Tan sólo cinco meses antes,
un estudio global de la Organización Mundial de la Salud sobre la calidad del aire en 1.100
ciudades de 91 países reveló que las urbes con más contaminación atmosférica de España son
Zaragoza y Sevilla. El estudio analizaba, entre otros parámetros, la concentración de partículas
menores de diez micras conocidas como PM10, que emiten sobre todo las industrias, los
vehículos y las calefacciones. El aire de nuestra ciudad contiene más del doble de PM10 del
límite recomendado por la OMS (20 microgramos por m3). Dada la falta de industria pesada y
en que por nuestro clima tampoco usamos calefacción central con fuel, el agente causante de
esta contaminación, que cada año mata en el mundo a 1.340.000 personas, es el tráfico.
Además, Sevilla es la tercera ciudad española con más contaminación por ozono y ha
habido años en que se ha superado el nivel tolerable durante un centenar de días en el conjunto
de los puntos de muestreo, sobre todo en la zona Sur y en el Centro, debido a la combinación
calor+vehículos.
TRÁFICO RESTRINGIDO
Atendiendo a las recomendaciones de las organizaciones internacionales de medio
ambiente y salud, buena parte de las ciudades más avanzadas vetan o limitan el acceso del
tráfico privado a sus centros históricos. La estrategia de movilidad de la Comisión Europea
preconiza incluso la eliminación de los automóviles impulsados por combustible convencional
(gasolina, gasóleo) en las urbes del Viejo Continente.
Londres introdujo en 2003 un peaje a los vehículos privados que circularan por el
Centro, para reducir la contaminación atmosférica y la acústica, la ocupación de espacio público
y demás efectos perniciosos del tráfico. En 2008 dio una vuelta de tuerca al imponer una tasa
adicional a los vehículos en función de sus emisiones contaminantes. Cuando acabe este año
olímpico, retirará la licencia a los taxis con más de 15 años de antigüedad, responsables de una
cuarta parte de la contaminación, con el objetivo de que todos sean eléctricos en 2020.
En 700 hectáreas del casco histórico de Roma sigue vigente su declaración como zona
de tráfico restringido: sólo circulan los residentes y quienes allí trabajan, previo pago de un pase
anual. París puede, en virtud de una norma que data de 1997, prohibir circular a la mitad de los
vehículos: un día los de matrícula par, otro los de matrícula impar.
¿NUEVAS TENDENCIAS?
En este contexto, sorprende que Zoido invoque “las nuevas tendencias de
peatonalización” (¿?) en los centros históricos para tratar de justificar la modificación del PGOU
y construir así un gran aparcamiento rotatorio en la Alameda y, ojo, también ya en cualquier otro
punto del Casco Antiguo. Las “nuevas tendencias” por él inventadas consisten, según sus
propias palabras, en que se pueda llegar al Centro en coche privado para luego desplazarse allí
por otros medios, cuando lo que rige en las ciudades avanzadas es justo lo contrario:
desplazarse al Centro en otros medios que no sean el coche particular, que o no se usa para tal
fin o se deja aparcado en la periferia.
Y sorprende también que su delegado de Urbanismo, Maximiliano Vílchez, diga que el
parking estaba en el programa electoral del PP. En tal caso podría ilustrar a la opinión pública
mostrando la página concreta de esa promesa electoral que nadie parece haber advertido antes
que él, pues el discurso oficial de Zoido frente a Monteseirín, al que acusaba de haber impuesto
su Plan Centro de tráfico sin diálogo con los sectores afectados, fue siempre el de que él
actuaría de forma opuesta y consensuaría con los vecinos medidas alternativas.
SIN CONSENSO
El diálogo ha brillado por su ausencia (las promesas electorales se las lleva el viento al
día siguiente de las elecciones) y el anuncio del gran parking rotatorio, pensado al servicio de
los comerciantes del Centro antes que como respuesta a una demanda vecinal jamás planteada
en los últimos años, ya ha suscitado una fuerte oposición de parte de los residentes.
Estos temen que se vuelva a abrir en canal la Alameda por otra larga temporada, tras
haber sufrido durante meses las obras de la desafortunada remodelación actual a un coste
oficial de entre 7 y 10 millones de euros (dinero que ahora se tiraría a la basura), y que el
antiguo bulevar y la calle Calatrava de acceso al mismo se conviertan en la nueva versión de la
Gavidia y Baños, por el efecto llamada del aparcamiento, al igual que sucede con el de El Corte
Inglés.
MINIMA OCUPACIÓN
Si el alcalde se molestara en consultar la página web de la empresa municipal
Aparcamientos Urbanos de Sevilla (Aussa) y viera la Memoria Económica allí colgada (la de
2008), comprobaría que los índices de ocupación de los aparcamientos rotatorios que gestiona
en el Centro y su periferia son los siguientes: El Arenal, 230 plazas y un 20,8% de ocupación
(13,69% en 2009, según datos oficiosos); Triana, 150 plazas y un 31% de ocupación; José
Laguillo (éste es de carácter mixto), 523 plazas y un 5,1% de ocupación.
A la vista de estos datos oficiales, que probablemente podrían extrapolarse a los
parkings de las empresas privadas, ¿pueden decir el Ayuntamiento y Aprocom que los
sevillanos no van a comprar al Centro porque no encuentran donde aparcar y que por éso hace
falta el estacionamiento de la Alameda?

Historia del mercado de la Encarnación

Las ‘setas’ acogen a menos del 10% de los

placeros de la Encarnación

De los 430 comerciantes que había cuando en 1973 se derribó

el mercado sólo quedan 39

Los placeros apostaron por la demolición al creer que un parking

y un hotel pagarían la nueva construcción

Se instalaron en el mercado provisional con la idea de que sólo estarían tres años y han permanecido un tercio de siglo

El solar de la Encarnación fue utilizado durante un tiempo como

Parking en superficie de apoyo al de El Corte Inglés

A mediados del siglo XX fue derribada la tercera parte para el

ensanche de Imagen y la plaza de ‘la Encarnita’

Tras 37 años de espera, tan sólo 39 placeros del antiguo mercado de la Encarnación, derribado en el año 1973, han visto la ‘tierra prometida’ de unas nuevas instalaciones que sustituirán a las originales construidas en la primera mitad del siglo XIX y a las provisionales que fueron habilitadas tras entrar la piqueta en la primitiva plaza de abastos.

Estos 39 comerciantes suponen menos del 10% de los más de 400 (podrían estimarse en unos 430) que desarrollaban su actividad cuando se decidió la demolición. En el corazón de Sevilla quedó abierta una herida en forma de solar de varios miles de m2 de extensión y que ha tardado 37 años en ser suturada, aunque al precio de privatizar este espacio durante los próximos 40 años y a un coste global estimado de toda la operación de unos 140 millones de euros.

El mercado de la Encarnación debe su nombre al antiguo convento de religiosas agustinas (1591) sobre cuyo solar se edificó en la primera mitad del siglo XIX. La investigadora María Dolores Antigüedad del Castillo recoge en su libro ‘Espacio, tiempo y forma’ un proyecto de alineación en varias calles interiores con una fuente central de la plaza de abastos de la Encarnación, realizado en 1832 por el arquitecto mayor de Sevilla Melchor Cano, colaborador del asistente Arjona.

La fuente, gemela de la existente en la plaza de la Magdalena, pasa por ser la más antigua de Sevilla y aún se conserva tras su traslado a la parte de la plaza que modernamente se ha convenido en llamar ‘la Encarnita’.

El mercado fue el más moderno de su época, pero en pleno régimen franquista (1950) le fue amputada un tercio de su superficie para construir el ensanche de la calle Imagen y conectar a través del mismo la Puerta Osario con la Campana y crear una plaza (‘la Encarnita’) colindante con la iglesia de la Anunciación.

Fue el principio del fin, que se aceleró a mediados de los 60, con el hundimiento de las cuarteladas de las verduras y del pescado, casi siglo y medio después de su construcción. Al contrario que las instalaciones para los pescaderos, que fueron reparadas, los verduleros optaron por acelerar el proceso de abandono, que llevaba implícita la idea de la demolición.

NIDO DE RATAS

Según el testimonio de Francisco Rodríguez, uno de los 39 supervivientes que se traslada al mercado bajo las setas diseñadas por el alemán Jürgen Mayer, la plaza de abastos original, pese a la amputación sufrida, se había quedado demasiado grande para los 430 placeros existentes y agrupados en una de las cooperativas que fomentaba el antiguo régimen.

En la parte colindante con el antiguo bar ‘La Unión’ sólo quedaban en pie los dos primeros puestos. El resto había sido abandonado a su suerte y se había convertido en nido de ratas y hasta en letrinas y refugio para realizar actividades innombrables.

Por otra parte, tras la riada del Tamarguillo se produjo el desplazamiento de numerosos habitantes del casco antiguo a los nuevos barrios periféricos, lo que se tradujo en una caída de la clientela. Además, surgió la competencia de los primeros supermercados. Posteriormente, 48 placeros se trasladaron al nuevo mercado del Tiro de Línea, lo que supuso un golpe a las expectativas sobre cualquier tipo de recuperación del esplendor perdido y contribuyó a alimentar el deseo de tirar abajo el mercado, máxime por los cantos de sirena en la época del desarrollismo franquista.

A los placeros se les llegó a prometer que les resultaría gratis la construcción de un nuevo y más moderno mercado porque lo pagaría un parking subterráneo con 400 plazas y un hotel que se alzaría dentro del mismo complejo comercial, en pleno centro de la ciudad.

Así pues, la mayoría de los comerciantes querían y aplaudieron la demolición, que se produjo el 1 de octubre. A este derribo se sumó hacia la misma época el de unas antiguas viviendas cercanas, cuyo hueco permitió instalar un mercado provisional mientras se levantaba el nuevo, una espera que ha acabado prolongándose durante 37 años.

‘NUMERUS CLAUSUS’

De los placeros existentes, 36 fueron ‘deportados’ directamente a Bellavista, ya que no se sometió el traslado a sorteo, y otros tantos a Las Palmeritas. Más de 50 quedaron en suspenso y muchos perdieron sus licencias sin indemnización alguna al no ser aceptados o no integrarse en la mayoría que formó la nueva cooperativa y que se asentó en las instalaciones provisionales: 91 en total. Algunos aún subsistieron algún tiempo con puestos de fruta construidos precariamente con tablas y cajones de madera.

Se instauró una mentalidad de ‘sálvese el que pueda’, ya que se pensaba que cuantos menos placeros quedaran, más posibilidades de sobrevivir tendrían los demás. Con el tiempo, los placeros de más edad se iban jubilando, pero sus bajas no se cubrían porque la nueva directiva de la cooperativa , compuesta mayoritariamente por verduleros y fruteros, mantenía como política el ‘numerus clausus’ en la creencia de que a menos vendedores, más ventas por cabeza.

Así que los puestos que quedaban vacíos eran comprados por los placeros colindantes para duplicar sus instalaciones y evitar nuevas incorporaciones. Al final han quedado 68 puestos abiertos de los 91 iniciales en el mercado provisional.

El gremio que sufrió mayores bajas de efectivos fue el de los carniceros: doce en total. Algunos, para mantenerse, pasaron a vender recova, congelados y comestibles. Sólo se incrementó el número de pescaderos.

Los placeros tenían la idea, que la historia demostró totalmente equivocada, de que no permanecerían en el mercado provisional más de tres años y que en 1977 a lo sumo inaugurarían la nueva plaza de abastos. Sin embargo, su provisionalidad se iba prolongando en la misma medida en que se sucedían proyectos que nunca se materializaban, quizás porque el mercado estaba adscrito al área de Consumo y no a la Gerencia de Urbanismo, el departamento más potente del Ayuntamiento.

Por frustrarse, hasta se frustró el proyecto diseñado por el arquitecto sevillano hoy de moda, el premiado Guillermo Vázquez Consuegra, el cual ideó un mercado que recordaba al primitivo, con arcadas y en dos plantas, pero a un precio que pareció prohibitivo para la época y que hoy parecería ridículo al lado del coste de las ‘setas’.

PARKING EN SUPERFICIE

El solar incluso fue utilizado durante un tiempo como ‘parking’ de El Corte Inglés. Con el advenimiento del primer ayuntamiento democrático, presidido por Luis Uruñuela (1979-1983),  renacieron las esperanzas de los placeros, máxime cuando en un pleno extraordinario celebrado con motivo del Día de la Constitución el por entonces responsable de Consumo y mercados, José Villa, expuso al resto de la corporación municipal todo lo que supuestamente en breve se iba a construir sobre el solar de la Encarnación, promesas que merecieron el aplauso y refrendo unánime de sus señorías pero que nunca vieron la luz.

Posteriormente, entre la campaña para justificar el abandono del Metro, la redacción del nuevo PGOU y los preparativos para la futura Exposición Universal de 1992, los sucesivos consistorios no tuvieron demasiado tiempo para concretar los proyectos que sobre plano se diseñaban para la Encarnación, y cuando hubo tiempo una vez liquidada la Expo, sobrevino una de las peores recesiones económicas, con lo que la idea de resolver esta asignatura pendiente que se eternizaba no se retomó hasta el gobierno de coalición PSOE-PA, formado por Monteseirín y Rojas Marcos (1999-2003).

Aunque Monteseirín votó cinco veces a favor del proyecto impulsado por sus socios andalucistas de construir un nuevo mercado con diseño del arquitecto José Antonio Carvajal (conocido por ser el autor, entre otras obras, del nuevo seminario en la avenida de la Palmera) y con un parking subterráneo, la polémica creada por el hallazgo de restos arqueológicos en el solar y el riesgo de su destrucción por el aparcamiento fue suficiente para que, ya en un nuevo mandato en coalición con IU, el alcalde optara por liquidar el plan que él mismo había apoyado aun al coste de pagar costosas indemnizaciones por los trabajos realizados y tratara de dejar para la posteridad su sello con otro proyecto de coste faraónico y de polémico diseño por su emplazamiento: las ‘setas’ del alemán Jürgen Mayer.

A partir de ahora, el Metropol Parasol acogerá a los ‘últimos de Filipinas’ de la Encarnación. Se cierra así un capítulo que ha durado 37 años y sólo el tiempo y los placeros dirán si con un final feliz.

Un presupuesto

multiplicado por 10

El presupuesto inicial para la construcción de los 39 puestos del mercado bajo el Metropol Parasol era de 440.000 euros. Al final la factura se ha multiplicado por 10 y se ha elevado a 4.400.000 euros. El Ayuntamiento ha tratado de justificar la cifra con el argumento de que se ha debido a su deseo de atender la solicitud de los propios placeros de que se mejorara el equipamiento con el fin de adecuar las instalaciones a las exigencias de una sociedad del siglo XXI.

La adecuación de las instalaciones se ha traducido en la dotación con cámaras frigoríficas,, lo que ha supuesto un coste promedio de 101.538 euros por cada uno de los 39 puestos, unos números que parecen totalmente desorbitados para los conocedores del sector, ya que fuentes consultadas estiman que con sólo 12.000 euros se puede equipar perfectamente con una cámara frigorífica cualquier puesto. El Ayuntamiento sigue sin aclarar cómo se ha disparado este coste de forma tan extraordinaria.

Por otra parte, aunque los placeros están contentos de salir de las instalaciones provisionales al cabo de 37 años, no las tienen todas consigo sobre el futuro porque, a pesar de que el Ayuntamiento está asumiendo las facturas que exige Sacyr (pagar 350 euros de alquiler en vez de los 680 que pedía la constructora), también creen que sus gastos se van a incrementar. Ahora, por ejemplo, pagan 73 euros de licencia por un puesto de 9 m2, pero se trasladan a puestos con el doble de superficie, por lo que temen un incremento en similar proporción.Algunos temen que el hecho de que el mercado sea tan pequeño puede restarle ambiente y atractivo a la hora de captar clientela.