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El CIS y la margarita de Zoido

El secretario general del PP andaluz y alcalde de Tomares, José Luis Sanz, ha vuelto a resucitar el debate interno sobre la candidatura de Zoido a la Presidencia de la Junta de Andalucía en el peor momento posible para los populares en nuestra comunidad autónoma: el mismo día en que se difundía el último Barómetro Autonómico del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).

El alcalde de Sevilla había despejado prácticamente esa incógnita en el sentido de concentrarse en sus tareas como regidor de la capital de Andalucía cuando, con motivo de la Feria de Abril, concedió una entrevista a la Cadena SER en la que, tras aludir a su doble condición de alcalde y de líder de la oposición a Griñán, le plantearon si se veía como candidato al sillón de San Telmo. Contestó que su preferencia era la Alcaldía de Sevilla. Su razonamiento era sencillo pero contundente: él es alcalde porque los sevillanos lo han elegido con sus votos en las urnas, mientras que es presidente del PP (A) porque así lo han querido sus compañeros de partido. El mensaje implícito era obvio: tiene un compromiso con los votantes sevillanos mayor que con sus correligionarios, lo cuales habían acudido a él como solución de emergencia tras la dimisión de Javier Arenas y para evitar un vacío de poder interno.

EL PARTIDO MANDA

Aunque todavía quedan, salvo adelanto del calendario por disolución del Parlamento y convocatoria de elecciones anticipadas, casi tres años para la cita con las urnas, la declaración de Zoido reconociendo implícitamente su interinazgo como líder del partido volvió a agitar las aguas internas y a dar bríos a quienes, sobre todo en Andalucía Oriental, propugnan que el PP andaluz tenga una cabeza visible proyectándose hacia las elecciones autonómicas como alternativa a Griñán antes que un líder que proclama sin ambages que su prioridad es sucederse a sí mismo como alcalde de Sevilla en unos comicios para los que sólo faltan dos años y ante los que debe echar el resto en su ciudad en el tiempo que le falta de mandato si quiere ser reelegido.

Quizás para acallar esas voces y poner freno a cualquier movimiento interno para tomar posiciones de cara a la batalla por el control del partido, José Luis Sanz concedió una entrevista a Canal Sur en la que dejó abierta la candidatura de Zoido a la Presidencia de la Junta. El también alcalde de Tomares, que sufre en el seno de su Ayuntamiento la polémica por las facturas de las mariscadas cargadas a las arcas municipales en plena crisis económica, afirma que aunque Zoido ha expresado su deseo de seguir siendo alcalde de Sevilla, “también ha afirmado que está a disposición del partido”.

Sanz se ha esforzado en transmitir el mensaje de que la decisión de Zoido sobre su futuro político no depende única y exclusivamente de él mismo, sino también de los dirigentes de su partido, por lo que si Rajoy, Cospedal, Arenas y los ocho secretarios provinciales andaluces acuerdan que el alcalde de Sevilla debe ser también el aspirante a la Presidencia de la Junta, tendrá que acatar esa decisión “sí o sí”.

PELIGRA LA MAYORÍA ABSOLUTA

El intento de reforzamiento de la dimensión andaluza de Zoido por parte de su mano derecha en el partido se ha producido justamente el mismo día en que se conocía el Barómetro Autonómico del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), al tiempo que su estudio general de opinión. Este último refleja un nuevo descenso en la intención de voto del PP, pero el partido del Gobierno incrementa paradójicamente su ventaja porque la caída del PSOE de Rubalcaba es aún superior a la suya, mientras siguen trasvasándose votos desde los partidos mayoritarios a los minoritarios, en especial IU y UPyD.

Se está dibujando un escenario político cada vez más fragmentado y con la posible necesidad en el horizonte de recurrir a coaliciones de dos e incluso más de dos fuerzas políticas para obtener una mayoría parlamentaria suficiente para gobernar. Un panorama a la italiana, con los movimientos alternativos, como les ha demandado María Dolores de Cospedal, pensando en concurrir a las elecciones para tratar de repetir el fenómeno de Beppe Grillo en Italia capitalizando el descontento popular con los políticos y la vieja política.

El PP, pues, teme perder la mayoría absoluta tanto en el conjunto de España como en algunos de sus feudos tradicionales, especialmente Madrid tras la marcha de Esperanza Aguirre, y Valencia, tras la salida de Camps y el escándalo de la trama Gürtel. El mantenimiento de la Moncloa en manos de Rajoy pasa por revalidar los gobiernos autonómicos madrileño y valenciano y de lograr al menos el mismo techo de votos que había logrado Arenas en Andalucía, donde superó en sufragios al PSOE en las tres últimas convocatorias electorales.

VARAPALO DEL CIS

Sin embargo, las perspectivas que se deducen del Barómetro Autonómico del CIS no son muy halagüeñas para el PP en Andalucía, el cual es percibido falto de liderazgo. A escala regional, el estudio del CIS muestra la misma desafección a la política y a los políticos que el nacional, donde ahora las instituciones más valoradas son la Guardia Civil y las Fuerzas Armadas y donde caen la Monarquía, los partidos políticos y el Parlamento.

Así, sólo el 18,8% de los andaluces califica de buena/muy buena la gestión de Griñán al frente de la Junta de Andalucía y tan sólo un 14,07% opina lo mismo de la labor del Gobierno autónomo; el presidente de la Junta inspira poca/ninguna confianza al 62,6% de los andaluces y el 40,01% de ellos cree que la situación política en nuestra comunidad es peor que la de España, y un 55,3% estima que la situación económica es peor/mucho peor que la del conjunto del país.

Esta percepción tan negativa de la realidad andaluza debería ser el caldo de cultivo idóneo para la oposición y su líder, pero no se traduce en un mayor apoyo para el PP (A) y Zoido, a los que, mutatis mutandi, les ocurre en Andalucía lo mismo que a Rubalcaba y al PSOE en el ámbito de España: que al ser peor valorados aún que el presidente y su Gobierno acaban por mejorar su posición relativa.

Y es que tan sólo un 5,2% del electorado estima que Zoido realiza una buena/muy buena gestión como líder de la oposición a Griñán; un 48,5% opina que su labor es mala/muy mala; un 35% la califica de regular y el resto, no sabe/no contesta.

El PP a las órdenes de Zoido no es percibido ahora como alternativa de Gobierno en Andalucía, porque cuando el CIS pregunta a los encuestados si creen que lo haría mejor que la Junta en caso de que los populares estuvieran en el Gobierno autonómico en vez de Griñán, hay una diferencia de entre 15 y más de 20 puntos en quienes piensan que lo haría peor en materias como vivienda, seguridad ciudadana, educación, desempleo, infraestructuras, sanidad, ecología, economía e inmigración. O sea, en ningún capítulo hay una mayoría de andaluces que piensen que Zoido lo haría mejor que Griñán.

VOTO VERGONZANTE

En las pasadas elecciones autonómicas andaluzas, el PP ganó con el 40,7% de los votos -si bien la posterior coalición PSOE-IU le privó de gobernar- en la comunidad, mientras que el PSOE obtuvo un 39,5%; IU, un 11,4%; UPyD, un 3,4%, y el PA, un 2,5%. Cuando ahora el CIS pregunta a quienes votaron en esas elecciones por el sentido de su voto entonces, un 2,5% reconoce haber votado a UPyD; un 10,5%, a IU y un 40,6%, al PSOE. Estas cifras, con pequeñas desviaciones arriba o abajo por el tiempo transcurrido, vienen a coincidir con aquellos resultados electorales. Y atención a los datos del PP: sólo un 24% reconoce haber dado su voto a los populares, ¡un 16,7% menos que en la realidad!

Esto significa que hay un voto vergonzante que ya no se reconoce en el PP, como ocurría a los simpatizantes socialistas en la última etapa de Zapatero, un votante que quiere olvidarse del apoyo otorgado al PP hace poco más de un año, en parte por las políticas de Rajoy y en parte por el bajo perfil de Zoido como sustituto de Arenas. Además, un 46,1% de los encuestados asegura que jamás votará al partido que preside Zoido en Andalucía, frente a un 25,9% que dice lo mismo del PSOE. Por tanto, el grado de rechazo visceral al PP supera en 20 puntos al que inspiran los socialistas.

Esta es la situación que refleja el CIS para el PP en Andalucía en el año transcurrido desde las últimas elecciones, la evolución del partido con Arenas como líder y con Zoido como sucesor, un líder de la oposición que no sólo no aprovecha el desgaste de Griñán por la crisis económica y otros factores, sino que es peor valorado aún que el presidente y por lo tanto no se erige como su posible alternativa.

Con este panorama de un PP (A) huérfano de liderazgo regional a ojos del electorado, cabe preguntarse cómo, según Sanz, dentro de su partido aún se deshoja la margarita de si Zoido debe ser también el candidato a la Presidencia de la Junta en San Telmo en vez de concentrarse en retener la Alcaldía de Sevilla.

Zoido, del Corpus al Domingo de Ramos

El pasado mes de junio, recién investido como alcalde, Zoido se dio un baño de multitudes en la procesión del Corpus Christi, donde fue vitoreado, besado y abrazado de forma tan entusiasta que él no pudo contener las lágrimas de emoción. Nueve meses después (diez desde las elecciones municipales) llega a las procesiones del Domingo de Ramos con menos palmas de lo que podía imaginarse a la luz de aquellas adhesiones que parecían inquebrantables.

No ha habido ningún medio que no haya hablado del debilitamiento del ‘efecto Zoido’, aquella corriente de simpatía sin precedentes que, gracias al voto ‘prestado’ de barrios sociológicamente de izquierdas, impulsó al candidato del PP a la Alcaldía de una forma arrolladora al premiarlo con 20 concejales.
Por más que por su distinta naturaleza no deban compararse elecciones diferentes, ha sido inevitable que tanto en los partidos como en los medios se haya entrado en el juego de las extrapolaciones tras el 25-M. Los números  reflejan que en los diez meses transcurridos entre las elecciones municipales que encumbraron a Zoido a la Alcaldía y las regionales en que ha sido cabeza de lista del PP por la provincia, su apoyo popular ha pasado en la capital de 166.040 a 150.897 votos. Ha perdido 15.143 sufragios.

LA IZQUIERDA SE RECUPERA

Por el contrario, el bloque PSOE-IU ha pasado de 123.234 votos (99.168 + 24.066) en las municipales, a 165.474 (132.338 + 33.136) en las autonómicas. Hace diez meses, el PP aventajaba en Sevilla capital a la izquierda en 42.806 sufragios; ahora se ha invertido la situación y PSOE e IU, sumando su fuerza electoral, obtienen 14.577 votos más que el PP. La extrapolación indica que, como ha pregonado un jubiloso Espadas, Zoido habría perdido virtualmente la mayoría absoluta (16 concejales) y que PSOE e IU la habrían recuperado (17) y podrían reeditar su coalición de gobierno.

Aunque faltan tres años para que las urnas ratifiquen tal posibilidad en las siguientes municipales, los resultados del 25-M denotan al menos una tendencia y deben ser interpretados por Zoido como un aviso para que no olvide que muchos de sus votos del 22 de mayo de 2011 fueron un préstamo y que sus dueños pueden retirárselos, máxime si el tiempo sigue pasando y no ven que la situación de la ciudad haya experimentado ninguna variación sustancial.
Ahora que los sondeos han vuelto a jugar una mala pasada al PP, por exceso de confianza en las expectativas creadas, cabe recordar que el realizado hace unos meses para la Fundación Antares reflejó la opinión de los sevillanos de que tras el ascenso de Zoido a la Alcaldía en realidad todo seguía igual.

MEMORIAL DE AGRAVIOS

El alcalde inició el curso político en septiembre con una carta de siete folios al presidente de la Junta de Andalucía, Griñán, que era todo un memorial de agravios por la desatención del Gobierno andaluz hacia Sevilla, y la exigencia de que contrajera un compromiso con la ciudad “para poner en marcha grandes proyectos olvidados y estancados”.  En su larga lista, el mandatario sevillano enumeró la ley de Capitalidad, una red completa de Metro, la Ciudad de la Justicia, el pantano de Melonares, el museo de Bellas Artes, la iglesia de Santa Catalina, la conexión del AVE con el aeropuerto….
La carta, filtrada a los medios antes incluso de que llegara a su destinatario, fue interpretada como el inicio de la confrontación política con la Junta desde las capitales de provincia gobernadas por el PP, al modo de lo que había hecho el Gobierno andaluz contra el central en la era de Chaves y Aznar, y para preparar el terreno de cara a las autonómicas del 25-M, por entonces a seis meses vista, y el luego frustrado desembarco de Arenas en San Telmo.
En todo este tiempo Zoido ha esquivado pronunciarse sobre las opciones que la Junta ha puesto sobre la mesa en temas capitales como la ampliación del Metro y la Ciudad de la Justicia, con el claro propósito de que no se abordaran hasta que Arenas no ganara las elecciones para que así su partido pudiera rentabilizar políticamente la realización de los grandes proyectos. Nada nuevo bajo el sol. La Junta dio continuamente largas a Soledad Becerril sobre el Metro, cuya construcción no se inició hasta que, aun por la exigencia de Rojas Marcos, Chaves no se garantizó  de que se acometería  con un alcalde socialista (Monteseirín).

CAMBIO DE ESCENARIO

Pero los planes del PP y de Zoido se han convertido en humo tras el 25-M y la continuidad de Griñán en la Junta. Zoido se presentó como el alcalde del empleo pero durante su mandato hay 10.000 parados más. En plena recesión y con continuos recortes por parte del Gobierno central para reducir el gasto público, el alcalde difícilmente puede justificar un encastillamiento en su postura de que o red completa, simultánea y subterránea de Metro o nada, en vez de que se inicie de una vez el tramo Pino Montano-Prado, como ha preconizado y cuantificado económicamente la Junta. Tampoco se comprendería que siguiera  mareando la perdiz sobre la ubicación de la Ciudad de la Justicia, un día en Los Gordales, otro en el Prado y al siguiente en el Buen Aire. Y así sucesivamente.
Son infraestructuras y equipamientos que suponen inversión y creación de empleo para la ciudad y sobre los que Zoido no puede mantener por más tiempo su indefinición con tal de ejercer de oposición a la Junta. En la disyuntiva entre confrontación y cooperación, de inclinarse por la primera corre el riesgo de aparecer como el paralizador de los grandes proyectos de Sevilla y de sufrir un serio desgaste entre quienes, prestándole  su voto hace diez meses, le dieron la Alcaldía.

La hora de la verdad

Los sevillanos  y los andaluces están convocados hoy a unas elecciones regionales que pueden ser históricas de consumarse el vuelco que auguran todas las encuestas y producirse por vez primera la alternancia en el Poder en beneficio del PP de Javier Arenas. Incluso pasarán a los Anales si se mantiene el ‘statu quo’ actual, pues supondría que los socialistas, de sufrir una ‘dulce’ derrota por no obtener el PP la mayoría absoluta, estarían en disposición de seguir gobernando mediante una coalición con IU y salvarían así la peor situación imaginable: la arrolladora marea azul popular tras las municipales y generales, el escándalo de los ERE y una tasa de paro en Andalucía superior al 31% tras sus 30 años de gobierno. Nunca lo tuvo aparentemente más difícil el PSOE y nunca más fácil el PP.

Todas las encuestas publicadas en los dos últimos años, y de forma más acusada hace una semana, le dan la mayoría absoluta al PP, pero pueden acabar siendo un espejismo, como bien sabe el propio Arenas por experiencias anteriores en que, merced a su poderosa maquinaria y a las redes clientelares tejidas desde la Junta, Diputaciones y Ayuntamientos,  el PSOE ha sido capaz de invertir la situación en el último minuto para al menos seguir gobernando en minoría o con alianzas.

LA MAYORÍA ABSOLUTA

Arenas apenas ha podido contener el triunfalismo entre sus filas tras divulgarse hace una semana los sondeos realizados por Sigma Dos para El Mundo, IMC para ABC y Metroscopia para El País, ya que todos le daban al PP la mayoría absoluta o lo colocaban al borde de la misma. Paradójicamente, el medio menos sospechoso de simpatizar con el partido de la gaviota, El País,  es el que le augura la victoria más aplastante:  el 47,3% de los sufragios y una amplia mayoría absoluta de 59 diputados (55 le bastarían para gobernar en solitario), frente al 34,4% de votos y 41 escaños del PSOE, donde ha caído como un jarro de agua fría por no esperar un vaticinio de semejante castigo, que superaría la peor de sus pesadillas.

Ni Arenas lo tiene todo ganado ni Griñán todo perdido, porque los sondeos tienen un significativo margen de error, en algunos casos destacan el peor dato de la horquilla para el PSOE y en el mejor para el PP e incluso el más amplio de todos, el del CIS, tampoco incluye algo fundamental: la participación/abstención. Hemos visto que con tan sólo 120 entrevistas telefónicas por provincia se han hecho estimaciones de escaños, con lo cual hay grandes probabilidades de equivocación.
Al PP, que logró 47 diputados en las anteriores elecciones autonómicas, le bastaría con sumar uno más en cada provincia (8) para obtener la ansiada mayoría absoluta.
Para que Arenas, cuya victoria se da por descontada, no logre gobernar en solitario, el PSOE precisa al menos que el PP no lo supere en diputados en las tres provincias en que ha depositado todas sus esperanzas – Sevilla, Huelva y Jaén- y obtener unos resultados razonables en las restantes.

CLAVE, LA PARTICIPACIÓN

El grado de participación y el de movilización a última hora de los indecisos serán determinantes en este 25-M. De las ocho elecciones anteriormente celebradas en Andalucía, sólo dos, además de éstas, no han coincidido con otras, ya fueran generales o europeas: las de 1982 y las de 1990. En ambos casos la participación fue inferior a la registrada cuando se han celebrado de forma conjunta con unas generales: un 66,31% en 1982 y tan sólo un 54,72% en 1990.
En el resto de citas electorales, la participación ha oscilado entre el 67,28% (año 1994) y el 75,85% (año 2004). ‘A priori’ la menor participación beneficia al PP en una región sociológicamente de izquierdas,  porque implica que más potenciales votantes socialistas se quedan en casa, mientras que la fidelidad del votante popular es muy superior. Sin embargo, como estos comicios se perciben de una forma especial porque pueden suponer un vuelco tras 30 años, hay muchas posibilidades de que la participación supere las cotas de las dos elecciones autonómicas anteriores en solitario.
A partir de un 65% de participación, Arenas tendría serios motivos para preocuparse, porque significaría que el PSOE habría encontrado respuesta a su desesperado toque de corneta.

VOTO DEL ÚLTIMO DÍA

El segundo elemento clave van a ser los indecisos. Algunos sondeos han reflejado que entre un 25%-30% de los votantes aún no tenían decidido su sufragio hace siete días. Como dato de referencia, en las generales del 20 de noviembre un 7% de los andaluces decidió su voto en la misma jornada electoral. Se estima que en torno al 20% se decanta en la semana precedente, por lo que habrá que ver cómo han influido la campaña de los partidos, las movilizaciones contra la reforma laboral y la declaración ante la juez Alaya del ‘chófer de la cocaína’ en el escándalo de los ERE.
La tercera clave será la Andalucía profunda, tradicional feudo del PSOE. El PP ha ido laminando progresivamente el poder socialista. Primero, en el litoral. Después, en las capitales de provincia. Si Arenas consigue un avance suficiente en los municipios del interior, y especialmente en la provincia de Sevilla, tendrá prácticamente asegurada la mayoría absoluta.
Por eso Sevilla es tan importante en estas elecciones, porque tiene el 14% de todos los pueblos andaluces, el 24% del censo electoral (uno de cada cuatro votos en disputa) y elige a uno de cada seis diputados en el Parlamento.
Ganar hoy en Sevilla o al menos que no gane aquí el rival (empate en escaños) es una de las condiciones para que el PP o el PSOE puedan celebrar esta noche la victoria en el conjunto de Andalucía o, al menos, una ‘dulce’ derrota.

Alcalde 24 horas

Zoido subraya la paradoja de que la ley de incompatibilidades del PSOE (A) no afecte a un alcalde o portavoz de la Oposición para ser diputado nacional, senador o europarlamentario y sí para diputado andaluz, cuando el Parlamento autónomo está “a 5 minutos del Ayuntamiento”. Aun admitiendo la intencionalidad del PSOE de anular el tirón electoral de los alcaldes del PP, la cuestión no es la distancia entre Plaza Nueva y las Cinco Llagas, sino el tiempo y el trabajo que debería dedicárseles a ambas instituciones. Ya por separado exigirían una dedicación completa, salvo que la labor en una y otra se limite a levantar la mano para votar. El argumento de Zoido de que debe estar en el Parlamento andaluz para llevar la voz de Sevilla es de aplicación universal: tendría que estar también en la Diputación, en la FAMP, en el Congreso, en el Europarlamento….. pues en todos esos foros se dirimen cuestionen que la afectan. Zoido no debería distraerse ni un solo minuto fuera del Ayuntamiento. Sevilla es tan importante que necesita un alcalde de guardia las 24 horas del día.

Paradoja

Espadas, cogido entre los dos fuegos de la desastrosa gestión de Monteseirín y su necesidad de desmarcarse de él sin renegarlo, nunca pierde la oportunidad de perder la oportunidad, como Arafat. En este caso, de permanecer más callado que el mudo de Triana. Porque aun compartiendo su tesis de la inoportunidad –otra cosa es la interesada manipulación política que cada partido hace de la cuestión- de que el alcalde se disperse ya más de la cuenta aspirando también a seguir como diputado en el Parlamento andaluz, justamente es el líder de la Oposición municipal la persona menos indicada para reprochárselo. Espadas arguye que la Alcaldía de Sevilla merece una dedicación plena como para que Zoido sea el cabeza de lista del PP en las autonómicas del 25-M. Mutatis mutandi, ese argumento puede aplicárselo a sí mismo: el Ayuntamiento de Sevilla es demasiado importante como para que él siga entretenido como senador durante parte de su tiempo con idas y venidas a Madrid. Ésta es, pues, la paradoja de Espadas: el pluriempleado político es el que tira la primera piedra.

Granero en peligro

Casi sin solución de continuidad, y como si en política nos halláramos ante una repetición del maratón de clásicos entre el Barça y el Madrid la temporada pasada, en los cuarteles generales del PP (A) y del PSOE (A) diseñan ya la estrategia para dirimir su última batalla electoral tras las municipales de mayo y las recientes generales: las autonómicas de marzo, en que el PSOE se juega el ser o no ser en Andalucía.
Y en esta batalla va a jugar un papel esencial Sevilla, la única provincia, junto con Barcelona, que ha resistido el ‘tsunami’ popular el 20-N y que aparece como una isla roja en un mar azul. El ambiente ya empieza a calentarse. El presidente del PSOE sevillano a la vez que de la Diputación, Rodríguez Villalobos, subraya que “la provincia de Sevilla es el azote del PP en los municipales y en las generales. Vamos a hacer todo lo posible –ha añadido- por las autonómicas”.

LA PROVINCIA

Arenas, por su parte, destaca que “en Sevilla, el PSOE ha tenido un gran retroceso, su mayor retroceso. Algunos están contentos –asevera- cuando ganan por 25 o ganan por tres, pero allá ellos. Y Villalobos vuelve a la carga para poner en valor los resultados del PSOE en la provincia, su particular Numancia el 20-N: “En 70 pueblos le sacamos más de veinte puntos al PP, y en la capital hemos crecido en más de 40.000 votos respecto a las municipales”.
Dimes y diretes al margen, ¿qué estarían indicando los resultados del 20-N para la decisiva cita de marzo, en que si cae Sevilla, puede caer ya toda Andalucía  para los socialistas, y ,si resiste, puede consolidar su último feudo, desde el que iniciar su particular Reconquista?
Excluyendo la capital, vamos a dividir los municipios por población conforme al censo de 2010 (sin tener en cuenta las variaciones posteriores, aún oficiosas), para tener una mejor perspectiva sobre lo acaecido hace siete días:

Municipios con más de 50.000 habitantes: Sólo hay tres, Dos Hermanas, Alcalá de Guadaíra y Utrera. Al tratarse de un voto más urbano, es en estas localidades donde más ha caído el PSOE, que ha perdido entre los tres 24.421 sufragios de los 184.901 que se le han esfumado en el conjunto de la provincia. Los socialistas bajan del 50% en todos los casos. En Alcalá vencieron por sólo 404 votos. En Dos Hermanas, su  feudo por excelencia y escenario de sus multitudinarios mítines, el PSOE ha caído 20 puntos y el PP se ha acercado a 3.076 votos, cuando antes esta cifra se multiplicaba por 10. En Utrera la historia es similar.

Mas de 40.000 habitantes: Mairena del Aljarafe y Écija, ambos ganados por el PP merced al hundimiento socialista, con fuga de 4.000 votos en números redondos respecto de las generales de 2008. El PP ha invertido la situación y ahora gana hasta con holgura: supera en 2.676 votos al PSOE en Écija y en 1.605 en Mairena.

Más de 30.000 habitantes: Los Palacios, quizás por causa de la nefasta gestión del gobierno local socialista anterior y su multimillonaria deuda, registra el mayor hundimiento del PSOE en la provincia: 5.615 votos perdidos y 27,64 puntos. Por el contrario, conserva La Rinconada, el municipio de tamaño medio donde el PP, aun acercándose, queda más lejos de los socialistas: a 4.561 votos. Aun así, el PSOE pierde aquí 16,72 puntos y a duras penas supera el 50% de sufragios.

De 20.000 a 30.000 habitantes: El PP, que ya ganó en Tomares en 2008, incrementa ahora su ventaja porque el PSOE pierde 16 puntos. Además, arrebata a los socialistas (-17,42%) Mairena del Alcor. El PSOE conserva Camas, Carmona Coria, Lebrija, Morón y San Juan, pero en todos estos municipios cayendo por debajo del 50% de los votos, salvo en Morón, donde aun así pierde 1.749 sufragios.

De 10.000 a 20.000 habitantes: Un grupo de 19 municipios, en los que el PP arrebata al PSOE tres (Gines, Sanlúcar la Mayor y Bormujos) y mantiene el que ya tenía (Espartinas). El PSOE gana en 15 pueblos, pero cae por debajo del porcentaje que implica siempre una mayoría absoluta en diez, y supera el 50% en cinco: Arahal, Brenes, Las Cabezas, La Puebla y Osuna).

De 5.000 a 10.000 habitantes: Un grupo de 30 municipios de esa Andalucía profunda que Arenas pone a su partido como la asignatura pendiente en la comunidad autónoma y también en este caso en la provincia de Sevilla, si bien el PP gana en seis respecto de las generales de 2008: Bollullos, Gelves, Palomares, Salteras, Valencina y Villanueva del Ariscal. Es un reflejo de que la fuerza del PP se concentra sobre todo en el Aljarafe (15 de los 17 municipios donde ha ganado).
Los socialistas triunfan en 24, pero caen por debajo del 50% en 14. Incluso en los diez con menor descenso (Aznalcóllar, Benacazón, La Campana, Casariche, Cazalla, Constantina, El Cuervo, Fuentes, Isla Mayor, Tocina) las pérdidas de votos llegan hasta el 16% (Aznalcóllar).

Menos de 5.000 habitantes: Un mar socialista de 39 municipios con la isla de Marinaleda (IU) y en el que el PP ha conquistado Carrión de los Céspedes y Castilleja de Guzmán. Los 36 restantes revalidan su apoyo al PSOE, pero en mucha menor medida que antes, ya que en nueve ha perdido la mayoría absoluta y donde la mantiene, sufre caídas de entre 9 y 18 puntos (El Garrobo).

Excluyendo Sevilla capital, el PP se ha quedado a sólo 62.529 votos del PSOE en la provincia, y lo que más debe preocupar a los socialistas es que no crece en ningún municipio mientras que los populares lo hacen en todos, y aún más en los de mayor censo electoral,  que pueden contrarrestar esas 70 localidades rurales y menos pobladas de las que alardea Villalobos.
Decididamente, el PSOE tiene razones para pensar que su granero de Sevilla está en peligro.

El descanso

Quien no se consuela es porque no quiere. Las elecciones siempre ofrecen algún dato al que los políticos se agarran como un clavo ardiendo para no reconocer una derrota o alimentar las expectativas de una recuperación o victoria. A pesar de que Zoido dice que no se pueden mezclar churras con merinas (y que lo perdone Carmen Calvo por utilizar tal expresión, que en su incultura de exministra de Cultura consideraba soez) ni peras con manzanas, Espadas compara estas elecciones no con las generales de 2008 (el PSOE pierde en Sevilla capital entre una y otra 69.996 votos y el PP gana 16.099), sino con las municipales de mayo. E interpreta entonces las consolaciones de Listz: le ha recuperado al alcalde 40.000 votos en sólo cinco meses. Eufórico tras aliñar este gazpacho electoral, el portavoz del grupo municipal Socialista proclama ‘urbi et orbi’ que su partido “sólo está en el descanso”. Lo malo para ti, Juan, es que en tu caso el descanso no va a durar 15 minutos ni los cuatro meses hasta las elecciones autonómicas, sino cuatro años de travesía por el desierto.

‘Invictus’

Alfonso Guerra, a sus 71 años de edad, le ha salvado algo más que los muebles al PSOE en Sevilla y ha dejado esta provincia convertida  en el equivalente a la aldea gala de Astérix cercada por las gaviotas, que no las águilas, de las legiones ‘romanas’ del PP de Arenas.  El Guerra puede alardear de ser el único que es único: el único diputado electo en todas las legislaturas de la Democracia (también los leones de las Cortes fueron fundidos en Sevilla, muy cerca de su casa natal) y el único invicto, pues ha noqueado a once contrincantes en otras tantas convocatorias electorales a lo largo de 34 años. Un récord digno del libro Guinness, pero todo lo que dice  en su favor  ofrece una lectura inversa sobre su propio partido: durante siete lustros, el PSOE sevillano ha sido incapaz de fabricarle un relevo. Hasta Viera, que en realidad  es entrenador de fútbol y político en sus ratos libres, miró el banquillo y no vio aún a nadie con garantías de sustituirlo. Dentro de cuatro años, Guerra tendrá 75 y no es eterno. ¿Qué hará el PSOE el día en que le falte el ‘Canijo’?

Atleti y Bayern

Final de la Copa de Europa 1973/74 en Bruselas. Estadio Heysel. Atlético de Madrid-Bayern de Múnich. El tiempo reglamentario acaba con 0-0. Prórroga. Luis marca de falta directa, pero a 30’’ del final Schwarzenbeck iguala de tiro lejano que sorprende a Reina. Se fija un partido de desempate en  48 horas. Los españoles descansan del esfuerzo y se van de paseo y de compras por la capital belga. Los bávaros van al campo a entrenarse aún más fuertemente tras la paliza del día anterior. En el encuentro decisivo, los atléticos, faltos de ritmo, se desfondan. Los ‘panzer’ alemanes los machacan: 4-0. 22 de mayo de 2011. Debacle socialista en las elecciones municipales. Juan Espadas proclama que empieza un ciclo nuevo para el PSOE en la Oposición y, según se publica en los medios más tarde, se toma (más de) un par de días de descanso antes de retornar a su actividad. 23-M. Zoido, el alcalde electo tras conseguir una histórica victoria con 20 concejales, toma un taxi a las 9 de la mañana y se presenta en el barrio de Su Eminencia. ¿Quién hace de Atleti y quién de Bayern?

 

Sin + sin

El PSOE sigue  tendido en el diván buscando explicaciones a su laminación por el PP. Viera ha dejado caer ‘sotto voce’ que otro gallo habría cantado si a Monteseirín lo hubieran relevado antes. ¿Y quién debería haber decretado el relevo del (sin) alcalde que estaba hundiendo las expectativas electorales del partido mucho antes de que, cuando ya se había rebasado el punto de no retorno, lo hiciera Griñán mediante aquel teletipo de Europa Press? Respuesta: el propio Viera. Tras haber arrasado en el congreso provincial a Monteseirín y su facción de críticos atrincherados en el Ayuntamiento y con los sondeos de Julián Santamaría para el PSOE que mostraban el pernicioso efecto de Alfredo para la marca socialista y el inusitado nivel de rechazo que suscitaba hasta entre los propios simpatizantes, esos que luego han preferido prestar su voto a Zoido, Viera tenía todos lo argumentos para imponer su autoridad. Tenía todos los argumentos, pero no tuvo la autoridad. He aquí las consecuencias. Sevilla estuvo sin alcalde, y el PSOE de Sevilla, sin secretario general.