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Toscanazo

El niño de Moguer, Mario Jiménez, ha provocado la indignación del alcalde perpetuo de Dos Hermanas al declarar: “Como Tamayo se calificó cuando le entregó el gobierno de la comunidad de Madrid al PP, en los mismos términos lo ha hecho Toscano”. O sea, Tamayazo = Toscanazo. Aunque a nadie se le escapa cierta dosis de rencor en la decisión del perpetuo nazareno de dimitir de la FAMP, también es cierto que en represalia por su adscripción rubalcabista le eligieron sustituto a sus espaldas antes del fin de su mandato y sin siquiera una palmadita de los griñaninis como agradecimiento por los servicios prestados al partido durante 40 años. Tamayo, al que se acusó sin pruebas de haberse vendido a una trama inmobiliaria, se pasó al Grupo Mixto y después montó otro partido para restarle votos al PSOE, cosas que aún no ha hecho Toscano, por lo que pese a lo que diga el paisano de JRJ, no son acciones “en los mismos términos”. El perpetuo arremete contra jóvenes de su partido “no educados en valores democráticos”. ¿Qué generación no los educó sino la suya? Cría cuervos…..

 

De la FEMP a la FAMP….

…y tiro porque me toca, ha dicho Zoido. Si el PSOE denunció que el Ayuntamiento dejó de pagar la cuota anual de 46.000 euros a la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) justo en vísperas –hay que tener poco ojo clínico- de que el alcalde fuera elegido su presidente, ahora el PP ha revelado que Monteseirín nunca pagó la cuota de la filial andaluza de la FEMP, la FAMP, en sus doce años de mandato. Y no podía alegar ignorancia de sus obligaciones porque venía de ser su presidente antes de acabar como alcalde de Sevilla. Lo más significativo es que la FAMP guardó silencio sobre esos impagos durante cuatro trienios justo hasta un mes antes de las pasadas elecciones municipales, cuando ya se preveía el relevo en la Alcaldía y la deuda acumulada ascendía a casi 400.000 euros de vellón. En las facultades de Periodismo se enseña que la noticia no es que un perro muerda a un hombre, sino que un hombre muerda a un perro. Con Monteseirín, igual: la noticia no es que no pague nunca, sino que alguna vez haya pagado algo (premio Pulitzer al que lo descubra).

La pregunta de Lenin

El alcalde de Dos Hermanas seguirá de presidente de la FAMP una vez que su Ejecutiva ha ratificado la insatisfacción de ayuntamientos y diputaciones con las nuevas leyes locales de la Junta, por más que Pizarro atribuya cualquier cosa que se mueva en la región a un montaje de Arenas y del PP. “Eppur si muove”, Luis, como habría dicho Galileo. Así pues, no ha sido Toscano quien ha cantado la gallina, sino todos los alcaldes socialistas que primero dijeron ‘no’ a la Junta; luego, ‘sí’; y ahora otra vez ‘no’. Estos veletas tendrían que estar ya en sus casas, pero no tienen la dignidad de Toscano. Alabo la coherencia de éste, pero yo, aun estando en las antípodas del soviético, le hago  una pregunta similar a la de Lenin a Fernando de los Ríos: “¿Más autonomía y más dinero? ¿Para qué?”. Si estando sin un euro y tutelados por la Junta los alcaldes han hecho las barrabasadas urbanísticas que han hecho y enchufado a dedo a tantos paniaguados con carné, ¿qué no harán en cuanto Pizarro les blinde sus (in)competencias y les vuelva a llenar las arcas municipales?

Rebelión en la granja

El alcalde de Dos Hermanas amenaza con dimitir como presidente de la Federación Andaluza de Municipios con el argumento de que la Junta ha dejado el organismo que preside a la altura de una asociación de criadores de canarios. Ya saben la historia: los alcaldes de todos los partidos representados en la FAMP rechazaron las dos leyes de carácter local redactadas por el Gobierno autonómico por parecerles insuficientes. El PSOE, en la peor tradición estalinista y saltándose a pídola la Constitución, obliga a los dieciséis alcaldes socialistas insumisos a retractarse y les impone la firma de un documento de apoyo a la Junta. Es más, el PSOE, tras un toque de generala telefónico, proclama que los 490 alcaldes que tiene en Andalucía son una piña en torno al partido y el Gobierno autonómico. Sólo un alcalde, cual último de Filipinas, se mantiene en sus trece: el nazareno. Por dignidad y por coherencia insiste en que se va. Ya veremos si Toscano se comporta como un solista canario flauta o al final, como el resto de sus correligionarios, acaba cantando la gallina.