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Impactos

A Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda y diputado cunero por Sevilla, se las ponen como dicen le ponían las carambolas al ominoso Fernando VII.

Por si no se hubiera levantado ya suficiente polvareda -por más que el albero haya estado este año más compactado que nunca-  a cuenta de los inspectores enviados por el ministro para supervisar la Feria de Abril tras divulgarse desde los tiempos de Emilio Carrillo que el festejo sevillano genera un impacto de 675 millones de euros que escapaban por completo al Fisco, en Granada se ha presentado un estudio similar sobre la repercusión económica de la Alhambra. Parece que es la nueva moda de la temporada primaveral.

La capital nazarí no había entrado mucho en el juego de la rivalidad con Sevilla, quizás porque tiene a Málaga más cerca y la ve como una competidora más directa y peligrosa por el segundo lugar del podio, pero también ha sufrido ataques de fijación con la capital de Andalucía.

Ya no sólo alardea de que sus estudiantes organizaron una botellona para el Guinness de los records con el solo propósito de batir el número de participantes en otra movida con motivo de una Fiesta de la Primavera aquí en la Cartuja, sino también de que el monumento más visitado de España, la Alhambra, genera más riqueza que la Feria de Abril, 750 millones de euros frente a 675, y más empleos: 10.000.

El estudio lo ha patrocinado La Caixa y lo ha elaborado la Universidad de Barcelona por encargo del Patronato del monumento, sin que el consejero de Cultura, Luciano Alonso, haya dicho ni pío sobre cómo desde un órgano dependiente de la Junta de Andalucía se encargan informes allende Despeñaperros. Sin pecar de nacionalistas, mal de nuestro tiempo, ¿habría sido concebible que un estudio similar sobre, por ejemplo, la Sagrada Familia de Barcelona lo hubieran encomendado en Cataluña a una Universidad andaluza?

Granada, pues, ya se ha apuntado esta pírrica victoria sobre Sevilla en la Liga de los impactos económicos. Pírrica porque así sólo conseguirá atraer sobre sí la atención de los hombres de negro de Montoro sobre cuanto se mueve en derredor de la Alhambra.

Ahora sólo caben dos opciones, o que el Ayuntamiento hispalense rescate a Emilio Carrillo para que con su proverbial retórica infle los datos referidos a la Feria de Abril y recuperemos así el liderazgo andaluz perdido, o que a Gregorio Serrano le dé por encargar otro estudio, esta vez sobre el impacto económico del Real Alcázar, para competir con la Alhambra.

Mejor no meneallo.

 

El debate

Algunos  se asombran por la discusión aparentemente bizantina en que se halla sumida la ciudad sobre la fecha en que debe comenzar la próxima Feria: si una o dos semanas después de la Semana Santa, o sea, en el mes de abril como siempre y conforme al título oficial del festejo, o en mayo y en contra de la tradición con tal de que los múltiples Cecop que tiene el Ayuntamiento dispongan de más tiempo para los preparativos. El debate, lanzado por el delegado multiusos de Zoido, Goro Serrano, no es baladí, porque tiene muchas implicaciones económicas para hosteleros y hoteleros, los cuales ya andan a la greña por ver quiénes se llevan la mayor parte del futuro negocio. Y, claro, si al progresista arquitecto Antonio Cruz le parecía terrible escuchar apenas acabada la Semana Santa eso de que faltan trescientosnosecuantos días para el Domingo de Ramos, ante la incógnita abierta por el delegado de Fiestas Mayores imaginen lo horroroso que debe de ser para el sector rancio de la ciudad no poder precisar aún los días que faltan para la próxima Feria de Abril.

Pecado de vanidad

Uno de los pasajes de la Biblia refiere cómo Israel acaba siendo invadido, derrotado, esclavizado y obligado al exilio en tierra extranjera durante varias generaciones no mucho tiempo después de que el rey de los judíos hubiera mostrado las riquezas acumuladas en el Templo a una delegación de otro país que había acudido en son de paz y cargada de valiosos presentes para el sucesor de David.

En medio de la aflicción de los hebreos, los sacerdotes imploran a Yaveh, pero Dios considera justo el castigo por su pecado de vanidad, al haber hecho ostentación de sus tesoros y haber despertado así la codicia del rey extranjero, que en principio no tenía noticia alguna de los mismos y que por arrebatárselos acabó sometiendo a aquéllos a cautiverio.

Salvando las diferencias, obviamente, recordaba el texto bíblico con motivo de las quejas populares (se han escrito hasta sevillanas sobre este tema, como ‘Los hombres de Cristóbal’, que el grupo Rancias Maneras ha colgado en Youtube: http://www.youtube.com/watch?v=fWnmB9LByxU ) y a través de los medios de comunicación sobre los inspectores enviados por el ministro de Hacienda y diputado por Sevilla, Cristóbal Montoro, a supervisar el montaje de las casetas y de las actividades desarrolladas durante la Feria de Abril, con el fin de aflorar la economía sumergida tradicionalmente ligada al festejo sevillano.

INFORMES PREVIOS

El ministro ha confesado que adoptó esa decisión al leer las informaciones sobre el impacto de la Feria en la economía sevillana, esos estudios, como el citado previamente por Gregorio Serrano, de que genera el 3,42% del Producto Interior Bruto de la ciudad, o sea, unos 675 millones de euros.

Con el enorme déficit público existente y la necesidad de recortar gastos y de sacar dinero hasta debajo de las piedras para calmar a Bruselas y a Angela Merkel, Montoro vio el cielo abierto al leer cómo Sevilla alardeaba de su particular tesoro, un tesoro al que nunca antes Hacienda había prestado atención porque las actividades en el campo de Los Remedios carecían de reflejo estadístico al no haberse declarado de manera alguna. Oficialmente era como si no existieran.

Así pues, Montoro debe de estar muy agradecido a Sevilla, no sólo por haberlo elegido como diputado, sino también por haberle abierto los ojos sobre el dinero opaco escondido en el seno de las fiestas populares, sobre todo las que en la grandes urbes congregan una ingente cantidad de personas, cuyas necesidades básicas de comer y beber hay que satisfacer con un montaje efímero de estructuras de hostelería: la Feria de Abril, las Fallas de Valencia, los sanfermines de Pamplona, el Pilar de Zaragoza…. Los hombres de negro del ministro de Hacienda marcan ahora en rojo el calendario festivo nacional al igual que los Bañulls y otros dueños de atracciones en la calle del Infierno, con los que de hacer la ruta anual pueden acabar hasta confraternizando.

EL PIONERO

En el PP y su entorno se recuerda que el pionero, el promotor de los informes estadísticos que traducían a dinero las magnitudes de la Feria y han acabado así atrayendo la atención de los inspectores de Hacienda no ha sido precisamente el delegado de Empleo y Economía, Gregorio Serrano, sino el socialista Emilio Carrillo, el hombre que pudo reinar en Sevilla y al que Monteseirín le segó tanto la hierba bajo los pies que logró hasta su abandono de la política y que hoy transite por los derroteros de la vida contemplativa, la filosofía zen y la meditación trascendental.

Por más que los populares señalen a Carrillo como el ‘culpable’ de que se cumpla la legalidad en la Feria, aquél ya está amortizado políticamente para el PSOE y personalmente se encuentra en una situación en que estas polémicas no le afectan.

EXITO DE LA PORTADA

La portada de este año, inspirada en las torres y puentes de la Plaza de España y diseñada por Manuel Jesús Jiménez Varo y Miguel Angel Pérez Cabo, no ha suscitado controversia alguna y ha merecido un elogio generalizado por su belleza y por cómo, iluminada, resalta en la noche abrileña.

Sus magnitudes invitan a una reflexión. Pesa 250.000 kilogramos. Lleva incorporadas 20.000 bombillas para lucir en todo su esplendor. Ha precisado pintura artística para cubrir el equivalente a una superficie de 4.000 m2. La altura de sus torres es de 43 metros. El conjunto tiene un frente de 50 metros longitudinales y ha precisado de 15.500 horas de montaje, con una inversión total en su construcción de 500.000 euros.

La portada, que entre montaje (cuatro meses a partir de diciembre) y desmontaje sufre las inclemencias meteorológicas durante una larga temporada (este año, desde un prolongado temporal de lluvias hasta el sol inclemente, veraniego, de esta semana), es tan de madera como las ‘Setas’ de la Encarnación (aunque es de suponer que no de la misma calidad).

COMPARACIÓN CON LAS ‘SETAS’

El Metropol Parasol, seis parasoles apoyados sobre dos columnas de hormigón y compuestos por 3.000 piezas de madera unidas mediante barras de acero encoladas y tratadas con una resina especial para soportar el calor sevillano, tiene una altura de 28,50 metros y mide 150 metros de longitud  por 75 de anchura. Tiempo de construcción: 6 años. Coste más o menos admitido oficialmente: unos 120 millones de euros.

Las ‘Setas’ de la Encarnación, pues, equivalen a 4,5 veces la portada de la Feria de Abril, pero se tardó en construirlas 18 veces más tiempo y su coste ha sido 240 veces superior.

Si al equipo que ha montado la portada le hubieran encargado el Metropol Parasol, ¿cuánto habría costado?

Dilemas

El delegado de Fiestas Mayores, Gregorio Serrano, que durante la Feria ha cedido protagonismo al de Seguridad Ciudadana, Demetrio Cabello, como portavoz municipal para el festejo pese a ser ni la especialidad ni la competencia de este último, compareció por fin ante los medios de comunicación el pasado sábado y confesó el dilema en que ya se halla sumido el Ayuntamiento para la organización de la edición de 2014, la que será tercera Feria del mandato de Zoido.

Conforme al calendario del año próximo, el Domingo de Ramos será el 13 de abril, y el de Resurrección , el 20 de abril, por cierto XXII aniversario de la Exposición Universal de 1992. Como es sabido, tradicionalmente se suele dejar un margen de dos semanas entre la Semana Santa y la Feria. Pero, en tal caso, el evento tendría que inaugurarse con el alumbrado de la portada y del recinto el 5 de mayo, lunes, y celebrarse hasta el día 11 de mayo.

-Primera consecuencia: la Feria de Abril, con 166 años de historia, dejaría de responder a su denominación oficial para convertirse en una feria de mayo. Un contrasentido, aunque pudiera contemplarse como excepción en las Ordenanzas que la regulan.

-Segunda consecuencia: El 1 de mayo, festivo nacional, es jueves, con lo cual la preFeria empezaría prácticamente el miércoles 30 de abril. Con un pórtico tan largo las ganas de fiesta podrían debilitarse para la Feria propiamente dicha, cuya clausura debería ser el 11 de mayo.

-Tercera consecuencia: El 2 de mayo, viernes, será fiesta local en Madrid. Dado que el 1 de mayo es también fiesta, los madrileños tendrán la posibilidad (si el Gobierno de Rajoy no los ha prohibido para entonces por aquella idea de pasar todos los festivos entre semana a los lunes)  de disfrutar de días libres desde la tarde del miércoles 30 de abril hasta el domingo 4 de mayo, pero Sevilla perdería mucho atractivo para ellos y dejaría de ser un destino preferente con la Feria iniciándose el lunes 5, ya con ellos de vuelta a la capital de España. Así pues, gran parte, por no decir todo, del turismo capitalino que podría venir a Sevilla por la Feria de Abril en abril se perdería con la Feria de Abril en mayo, un ´handicap’ aún más destacable en estos tiempos de crisis económica.

PROCLIVE A MAYO

Gregorio Serrano ha dejado el tema en suspenso, aunque no puede diferirlo ‘ad calendas graecas’ porque en función de las fechas de la Feria de Abril de Sevilla se organizan otros festejos en la provincia  y, sobre todo, el calendario de los feriantes y de los propietarios de las atracciones que se instalan en la calle del Infierno para prácticamente todo el año.

No obstante, el delegado de Empleo, Economía, Fiestas Mayores y Turismo ya se ha mostrado proclive a posponer la Feria al 5 de mayo, según se desprende de sus declaraciones: “No podemos convertir en dogma que tenga que empezar en abril”.

Para Serrano, disponer de tan sólo siete días (en puridad, ocho) entre la Semana Santa y la Feria supone un riesgo en materia de seguridad y operatividad, ya que hay que desactivar el plan que se organiza para la primera y activar el específico para la segunda.

A lo largo de los 166 años de historia de la Feria, han sido numerosas las ocasiones en que el Ayuntamiento de turno se ha visto enfrentado al mismo dilema en que ahora se encuentra el presidido por Zoido y la inmensa mayoría de los mismos procuró que el festejo se iniciara en el mes de abril  y no en mayo, para hacer honor a la tradición y a su denominación oficial de Feria de Abril.

VERTIENTE ECONÓMICA

Al plantear estas dudas, Serrano está lanzando el mensaje de que el gobierno de Zoido no se ve con capacidad para afrontar el reto que, sin los mismos medios técnicos y recursos humanos que existen ahora, tuvieron que asumir corporaciones municipales en otras etapas históricas. Asimismo, resultaría paradójico que fuera un alcalde tan amante de las tradiciones como Zoido el que en su tercera Feria de Abril adoptara la decisión de retrasarla a la primera semana de mayo y en contra, además, de los intereses de los tres sectores económicos que más apoyo le han prestado hasta ahora y a los que más tiene en cuenta a la hora de gobernar: hosteleros, hoteleros y comerciantes.

Para éstos, sin duda, no sería lo mismo, ni mucho menos, una Feria de Abril en abril, con la avalancha en su segunda mitad de madrileños por los festivos del 1 y 2 de mayo, que una Feria de Abril en mayo y sin los turistas de Madrid.

Veremos qué prima más en Gregorio Serrano, si sus facetas de delegado de Empleo, Economía y Turismo o la de, también, delegado de Fiestas Mayores.

EL FESTIVO EN FERIA

El calendario no sólo marcará el devenir de la Feria de 2014, sino que también lo ha hecho con la de 2013 al propiciar la declaración como festivo del pasado miércoles y sustanciar en ese sentido el debate entre quienes se lamentaban de que Sevilla fuera una de las pocas ciudades, por no decir la única, que no decretaba un día de fiesta local durante su Feria y quienes abogaban por mantener el ‘statu quo’ vigente hasta este año.

Como es sabido, cada municipio tiene derecho a designar dos días del año como fiestas locales. También tradicionalmente, en Sevilla suelen elegirse el día del patrón, San Fernando (30 de mayo), y el jueves del Corpus Christi, la procesión en la que Zoido fue aclamado popularmente al poco de su toma de posesión como alcalde.

Este año, el día de San Fernando y el Corpus Christi coinciden el 30 de mayo, lo que ha permitido trasladar una de las fiestas locales al miércoles de esta Feria. Esta circunstancia propició una mayor afluencia de público a y hasta mitad de la semana, pero como contrapartida, las crónicas periodísticas han reflejado un descenso también más acusado que otros años en la recta final, donde es habitual observar un decaimiento y esperar a que sean los sevillanos de la provincia y los turistas quienes campen a sus anchas por el recinto y compensen el éxodo de quienes, cansados de fiesta, prefieren -como preconizaba Monteseirín- irse a la playa y dejar su sitio a los forasteros.

DECAIMIENTO

De esta manera lo reflejaba en su crónica de ayer en El Correo Manuel J. Fernández, en estos términos: “Pero el termómetro se relaja un poco al igual que el público, que ha descendido tanto dentro como fuera de las casetas. En las privadas, las de los socios, empiezan a dominar los claros y hasta hay muchas completamente vacías en la que camareros y cocineros están de brazos cruzados. Así, por ejemplo, el número 187 de Juan Belmonte es un verdadero desierto. A las cuatro de la tarde no hay ni un alma y la freidora ni siquiera se ha encendido….”.

La duda razonable que cabe plantearse es si de no haber mediado un festivo este año a la gente se le hubiera quitado las ganas de Feria ya a partir del jueves y hubiera acudido más en masa hasta el final al campo de Los Remedios.

El Ayuntamiento ha obviado conclusión alguna sobre la experiencia del festivo de este año y por tanto su posición sobre este debate que, cual Guadiana, aparece y desaparece en el tiempo, pero cabe inferir que como en 2014 no habrá conjunción astral que propicie otra vez la celebración en el mismo día de la festividad de San Fernando y del Corpus Christi, Gregorio Serrano ya tiene resuelto el dilema y no es probable que haya festividad local en Feria.

El parte

El delegado de Seguridad, Demetrio Cabello, califica esta Feria de “modélica” y se felicita por la gestión de las botellonas. ¿Modélica? Tampoco es para exagerar. Si así estuviera siendo tendríamos incidencias cero en el parte policial en vez de lo que cuentan sobre arrestos, comas etílicos, peleas, robos y demás. En cuanto a las botellonas, el delegado no habrá visto lo que ha saltado a la vista de todo el mundo: riadas de chavales cruzando la Portada cargados de bolsas repletas de bebidas, minibotellonas debajo de los árboles y calles perpendiculares a Asunción tomadas por la movida, por lo que hubo que pedir ayuda a la Policía Nacional. Nuestro cronista confesaba que su aspiración oculta era escribir de la Feria sin pisarla. O sea, como Demetrio, que la controla con el mando a distancia.

Holanda

El día 30 del muy sevillano mes de abril, los príncipes Guillermo y Máxima se convertirán en los nuevos reyes de los Países Bajos tras anunciar a principios de 2013  la reina Beatriz su abdicación cuando está a punto de cumplir los 75 años, edad similar a la del rey de España. Ocupados en señalar coincidencias y diferencias respecto a la abdicación entre las dinastías de los Orange y los Borbones, los medios apenas han hablado de las circunstancias en que se conocieron los herederos de la Corona holandesa y futuros reyes. Fue en la Feria de Abril de 1999, tras lo cual el príncipe Guillermo llamó a la reina Beatriz y, entusiasmado, le dijo en plan Corrochano: “Se llama Máxima y es argentina. Confía en mí”. Tras el flechazo en el campo de Los Remedios, la boda se celebró tres años más tarde. Pese a que tanto se ha hablado de la pérdida de glamour de la Feria de Abril y de que ya no vienen los protagonistas del papel couché que venían antaño, para la pequeña historia de la Casa reinante en el país centroeuropeo quedará que Sevilla propició una reina argentina para Holanda.

Lluvia

Al contrario de lo que se dice (o más bien se traduce de forma arbitraria) en las películas ‘My fair lady’ e ‘Irma la dulce’, la lluvia en Sevilla no es una maravilla. Al menos en Semana Santa y Feria, porque a los aguaceros ¿a destiempo? de este año de sequía se les responsabiliza, junto con la crisis, del fiasco económico de una Semana Mayor en la que se perdieron 80 millones de euros y de una Feria de Abril en la que se han dejado de ingresar 75 millones, según las cuentas de Goro Serrano. Demasiado para una ciudad cada vez más dependiente del turismo y  donde cada día se abre un bar y se llena una calle de veladores, a mayor gloria de hosteleros y hoteleros. Desvirtuada la Semana Santa de su sentido religioso y la Feria de su sentido festivo por la conversión de ambas en el negocio colateral que al final acaba siendo lo esencial, la economía  sevillana ya no es el resultado del trabajo sobre la tierra, conforme a su raíz etimológica griega (oikos/nemein, administración de la casa), sino de lo que al margen de la voluntad de los hombres acaezca en el cielo.