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Deméritos

Fran Fernández, junto a Espadas

Fran Fernández, junto a Espadas

Dicen que el último de Filipinas del (sin) alcalde, el hombre grande –que no al revés- Fran Fernández, se arrimó todo lo que pudo a Espadas en Fibes (no le hacía falta; a él se le ve venir de lejos) como diciendo “qué hay de lo mío”. El delegado de (in)Movilidad ha tenido el mal fario de que al día siguiente su correligionario del pelo blanco, el siempre cortés Antonio Pascual, hiciera otra presentación: el Barómetro de Antares. ¿Y no se van a creer en el PSOE las encuestas de Pascual? Según el sondeo, menos el paro casi todo lo malo que pasa en Sevilla se lo achacan a Fran: el tráfico es el segundo problema que más preocupa a los sevillanos, que lo ven más mal que ayer pero menos que mañana; la falta de parkings es el quinto, y le suspenden el Plan Centro. Para colmo, va Espadas y públicamente pide al (sin) una oficina que arregle el atasco del papeleo para poder circular por el casco antiguo. Una desautorización en toda regla. ¿Cómo meter al delegado en la lista electoral con estos antecedentes? Me huele que Fran tiene ya  pie y medio fuera del Ayuntamiento.

Incógnito

Vídeo en Youtube informando de que Monteseirín fue Melchor en el Cerro

Vídeo en Youtube informando de que Monteseirín fue Melchor en el Cerro

El (sin) alcalde ha confirmado, en la que dice ha sido su última entrevista de cámara en un medio adicto, que salió de rey Melchor en la Cabalgata del Cerro, para no ser menos que su valido, el imputado Marchena, el cual también desfiló en Alcosa tras recuperarse del susto por su caballo desbocado en Dos Hermanas. Monteseirín ocultó su identidad hasta el último minuto con ayuda del último de Filipinas del alfredismo, el hombre grande –que no al revés-, Fran Fernández, no fuera que la gente tuviera tiempo de prepararse para lanzarle caramelos a él y no viceversa. No acudió a recibir la real corona en los días previos y fue anunciado en los carteles como un tal ‘A. Sánchez’, señal de que Alfredo, en su dicotomía de doctor Jekyll y Míster Hyde, se avergüenza de Monteseirín. Ahora cobra todo su sentido su petición al PSOE de que por caridad le den algo fuera de aquí. El (sin) alcalde que tuvo que salir de incógnito en una cabalgata de barrio por miedo a la reacción que podría suscitar su impopularidad, quiere acabar como merece: saliendo por pies de Sevilla.

La injerencia

La secretaria de Organización del PSOE (A), Susana Díaz, ha dado un balón de oxígeno a los sindicalistas de Tussam que habían declarado huelga de autobuses durante la Feria al involucrarse en el conflicto al margen del Ayuntamiento y lograr así que los huelguistas tuvieran la excusa perfecta para suspender el paro el miércoles bajo la promesa de renegociarlo todo desde cero a partir de mañana.

La injerencia de Susana Díaz es un error desde todos los puntos de vista, por más que el PSOE haya tratado de justificarla diciendo que el objetivo de su mediación era “impedir perjuicios a los ciudadanos durante la celebración de una de las fiestas más importantes y universales de la capital hispalense”. Ese argumento se vuelve en su contra, porque al invocarlo les hace el juego a los huelguistas, los cuales usan precisamente el miedo de los políticos a esos perjuicios a los sevillanos para conseguir su objetivo: doblegar la resistencia de Tussam ante sus exigencias.

Susana Díaz les ha dado un balón de oxígeno cuando más lo necesitaban porque la huelga estaba siendo un fracaso a pesar de los piquetes, las lunas rotas, los balines contra los autobuses, los pinchazos en las ruedas y demás actos de sabotaje de los que los huelguistas dicen no saber nunca nada y que tratan de asociar a “los altercados frecuentes que sufre la línea de Torreblanca”, cuando no se tiene noticia de dichos altercados en todo el año y ‘casualmente’ rebrotan cada vez que hay un conflicto laboral en la empresa municipal.

FRACASO

La huelga habría sido un éxito si la Feria hubiera estado al menos medio vacía, pero tal como reflejaba la crónica de nuestro compañero Chema Rodríguez  y puede dar fe quien suscribe, el martes por la tarde y por la noche –primer día efectivo de huelga para el festejo- el Real estaba repleto de gente: “Lo que se preveía un caos de proporciones bíblicas ha quedado reducido a pequeñas molestias. Si alguien pensaba que la huelga de Tussam –escribía Rodríguez- iba a ser algo así como la erupción del volcán islandés de nombre impronunciable, todo apunta a que se equivocó”.

La festividad del miércoles actuó en contra de los huelguistas al dar más margen de maniobra y recuperación a los sevillanos, y de no haberse suspendido la huelga por la precipitada y anómala intervención de Susana Díaz, se habría cruzado el ecuador del festejo y hasta la recta final con la demostración palpable del fracaso sin paliativos del paro y de lo injustificado del miedo que el Ayuntamiento ha tenido al comité de Tussam durante la era Monteseirín.

Ese miedo es el que ha dado alas a los sindicatos y les ha permitido, como reveló Guillermo Gutiérrez, obtener dos tercios de su masa salarial (más de 60 millones de euros/año) en forma de complementos y pluses en la ‘noche del pescaíto’ por la sempiterna amenaza de dejar la Feria sin autobuses. Pues bien, este año, como ya no queda un euro más en la caja y el alcalde ya no tiene nada que perder políticamente, han privado de bus la ciudad y no ha pasado apenas nada: Sevilla ha demostrado que puede con todo y también con la falta de medios públicos de transporte. Se ha roto un tabú.

‘PUENTEO’

Sin embargo, cuanto más débiles estaban los huelguistas y más se estaba fortaleciendo la posición de Tussam en defensa de los contribuyentes sevillanos, que son quienes han pagado los 384 millones de euros de pérdidas en la era Monteseirín, Susana Díaz se involucró absurdamente en el conflicto al plegarse a los manifestantes que previamente habían rodeado la caseta municipal en busca del alcalde y que luego hicieron lo propio ante la caseta del PSOE (A) en busca de Griñán. Lo que nunca pudieron imaginar aquéllos y sobrepasó sus expectativas era que la secretaria de Organización les iba a montar una reunión en la sede de los socialistas sevillanos con el presidente de Tussam, Francisco Fernández, y a forzar a éste a renegociar.

Una cosa fue el intento de mediación que antes del inicio de la huelga realizó Viera, y otra muy distinta ha sido que en pleno conflicto una dirigente política ajena al Ayuntamiento se haya sentado con un comité de huelga que ni había desconvocado el paro y asumiendo unas competencias ajenas. Como dijo Guillermo Gutiérrez, no era un problema del PSOE, por lo que holgaba esa reunión en Luis Montoto, sino un problema del Ayuntamiento. Susana Díaz, a lo máximo que debería haber llegado en un gesto de buena voluntad que no habría merecido reproches tendría que haber sido a pedir la mediación de la Delegación de Trabajo, pero al final ha acabado suplantando las funciones de Tussam, del Ayuntamiento y de la Junta al empeñarse ella en gobernar desde el partido. Veremos ahora qué concesiones se hacen a los sindicatos para salir del atolladero cuando aquellos se habían quedado sin argumentos por la resistencia de la dirección de Tussam y sus propias divisiones internas, ya que muchos conductores veían que iban a perder 1.400 euros por efecto de la huelga  (el plus del miércoles festivo y 1.200 euros del plan de calidad) y querían volver al volante.

La única postura coherente en  esta historia ha sido la del vicepresidente de Tussam, Guillermo Gutiérrez, que al verse desautorizado desde fuera ha dimitido y señalado con acierto que Susana Díaz ha enseñado a los sindicatos cuál es la estrategia de ‘puenteo’ que deben seguir a partir de ahora. La secretaria de Organización ha convertido una cuestión que atañía sólo a Monteseirín y al Ayuntamiento en un problema del PSOE(A) y de Griñán.