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Locuras

Hace siete años, un individuo inventó una salvaje forma de acabar con sus problemas vecinales: roció con gasolina un edificio de  Las Letanías  y prendió dos bombonas de butano. Resultado: 4 muertos y 32 heridos. El atroz suceso quedó en el imaginario colectivo. El año pasado, un imitador intentó volar su bloque en Las Naciones, con 80 vecinos dentro: esparció gasolina y colocó 6 bombonas  antes de prender fuego a otra en el cuarto de contadores. Este fin de semana nos dejó dos sucesos inquietantes: un hombre intentó quemar tras una disputa un bloque de 10 plantas en Santa Justa con un bidón de gasolina y otro le arrancó de cuajo un brazo al Gran Poder. Esto último era inimaginable, pero ha ocurrido, y ya hay un antes y un después del ataque al Señor de Sevilla, como lo hubo cuando en 1972 un perturbado rompió con un martillo la nariz y un brazo de ‘La Piedad’, de Miguel Ángel, en el mismísimo Vaticano. Años después, otro demente lo imitó y destrozó a martillazos un dedo del ‘David’, en Florencia. Se ha creado una nueva situación de riesgo: la emulación.

Pasión: impugnada la música a la Virgen

Un grupo de hermanos defiende el carácter “esencial” del silencio y denuncia la violación del acuerdo de fusión con la Sacramental del Salvador

Denuncian que en el cabildo extraordinario no se dejó hablar con libertad y que se impuso el voto “a mano alzada”.

Un grupo de miembros de la Hermandad de Pasión han denunciado ante el vicario general de la Archidiócesis de Sevilla las circunstancias en que se aprobó el pasado mes de diciembre la modificación de 142 reglas de la cofradía, en un cabildo general extraordinario que se prolongó desde las 9 de la noche hasta pasadas las 2 de la madrugada y en el que la representación de la autoridad eclesiástica no hizo uso de la palabra ni una sola vez, y ha impugnado expresamente con un recurso de más de 30 folios dos acuerdos, por estimar que afectan a dos cuestiones de la máxima trascendencia:

-la alteración del silencio en la procesión del Jueves Santo (regla número 100)

-y la supresión de los cargos sacramentales en la Junta de Gobierno, hecho que a su juicio afecta al culto sacramental que ha caracterizado históricamente a la Hermandad (regla 59).

Según se expone en el recurso, el hermano mayor, Javier Criado, aseguró en el cabido que “siguiendo instrucciones estrictas de la Autoridad Eclesiástica”, no se permitiría intervención o debate alguno sobre ninguna de las reglas cuya aprobación se proponía a la asamblea, salvo a quien hubiera presentado alguna alegación en cada caso concreto y a algún miembro de la Junta de Gobierno si estimaba que debía contestarle, sin turno de réplica para el alegante.

La votación, siempre según los recurrentes, se celebró por el sistema de “mano alzada”, elegido por el propio Cabildo. Si el hermano mayor veía muchas manos levantadas, decidía que la cuestión tratada se aprobaba por mayoría “aplastante” o “apabullante”, sin que en ningún caso se procediera a interrogar a la asamblea sobre quién votaba en contra, con lo que se privó del derecho de voto a los disidentes. En los casos en que el número de votos favorables aconsejaba el recuento, los denunciantes dicen que aquél se realizó a simple vista: se contaban los votos a favor y en contra, pero no se contabilizaban las abstenciones.

Los recurrentes emplean una amplia y documentada argumentación jurídica para impugnar la introducción de un “acompañamiento musical” tras el paso de la Virgen, con lo que –exponen- se rompe una tradición secular de procesión en absoluto silencio que databa desde el año 1903, “en consonancia con el espíritu religioso que anima a la cofradía”.

En el debate del cambio de reglas, el hermano mayor sostuvo que si antaño se eliminó la banda de música fue “por razones económicas” que ya no persistían y que además “la Virgen iba muy sola”. Según se lee en el recurso, a lo largo de más de un siglo la cofradía atravesó por momentos de esplendor y nunca repuso el acompañamiento musical a la Virgen.

Alegan los recurrentes que “ignorar el extraordinario valor litúrgico y espiritual del silencio reduce un tema trascendental a materia puramente estética”. “Desde un punto de vista litúrgico –añaden-, es importantísimo preservar ese silencio sagrado de nuestra cofradía para fomentar el íntimo encuentro con Dios en las horas en que se conmemora su Pasión y Muerte” frente a una sociedad a menudo aturdida por ruidos y dispersa en lo efímero. Este grupo sostiene, frente a Javier Criado, que la Virgen no va sola por no llevar música: “Nunca ha ido sola ni irá sola jamás mientras tenga a su lado hermanos de Pasión”.

Por otra parte, los recurrentes contra la supresión de cargos sacramentales en la Junta de Gobierno afirman que con este acuerdo se vulneran las bases de la fusión en 1918 entre las archicofradías sacramental y de Pasión,  con merma de la preeminencia del culto a Cristo vivo, cuya presencia en la Eucaristía es dogma de fe, en beneficio de los besapiés a la imagen del Jesús de la Pasión, intención que revela hasta la disposición arquitectónica de la capilla en su estado actual.

Como contraste, en el recurso se pone de ejemplo la Basílica del Gran Poder, en la cual la Eucaristía no se reserva en el Altar Mayor, sino en una capilla anexa, no habiendo estorbo por tanto entre la práctica devota del besapiés permanente a la imagen inveterada –“frente a la novedad de esta práctica en nuestra corporación”- y la adoración eucarística.

Por último, los autores del recurso denuncian ante el vicario que por la prensa han sabido que el hermano mayor ha contratado ya una banda de música para acompañar a la Virgen el próximo Jueves Santo pese a que la Iglesia aún no ha ratificado los acuerdos adoptados en el cabildo extraordinario de diciembre.

Monteseirín se encomienda a la Virgen

Su propuesta de otorgar la medalla de Sevilla a la Esperanza de Triana coincide con la rebelión en el arrabal por la remodelación del tráfico


Con esta distinción son ya doce las otorgadas desde el Ayuntamiento a otras tantas Vírgenes en sus 10 años de mandato

Monteseirín tiene por costumbre agarrarse a la cuestión religiosa cada vez que tiene un problema o necesita congraciarse con determinados sectores o barrios de la ciudad. Así, por ejemplo, estiró la polémica sobre la ampliación de las sillas de la Carrera Oficial al entorno del Archivo de Indias en paralelo al desarrollo del escándalo de las facturas falsas.

Ahora, el mismo día en que Torrijos se reunía con los grupos políticos municipales para proponerles un pacto por Mercasevilla, el alcalde, presidente a su vez de la empresa pública investigada por la Justicia por el presunto pago de comisiones y supuesta venta fraudulenta de los terrenos al grupo Sando, se fue a visitar las obras de ampliación de la capilla de los Marineros para anunciar la concesión de la medalla de oro de Sevilla a la Esperanza de Triana. Mataba así dos pájaros de un tiro: evitar hablar de Mercasevilla y congraciarse con el arrabal, sublevado en los últimos meses por la polémica reordenación viaria de San Jacinto y su entorno.

Monteseirín puede pasar a la historia como el alcalde socialista que más réplicas de la medalla de la ciudad ha concedido a vírgenes durante su mandato, ya que la de la Esperanza de Triana sería la duodécima en sus diez años. De esta cifra, tres distinciones han sido para imágenes de hermandades de gloria y el resto para imágenes de hermandades de penitencia.

La hermandad de la Esperanza de Triana solicitó la medalla de oro en 1984, con motivo de la coronación canónica, pero el Ayuntamiento presidido entonces por un correligionario de Monteseirín, el socialista Manuel Del Valle, sólo le otorgó una réplica, la misma que poseen las vírgenes del mandato del actual alcalde, con el argumento de que el año antes el Consistorio concedió la medalla de oro al Consejo General de Hermandades y Cofradías como representante de todas las corporaciones cofradieras de la ciudad. Además, el nuevo Reglamento Municipal de Honores y Distinciones limitaba la concesión de la medalla a personas físicas y jurídicas, no a imágenes.

Ahora, sin que haya trascendido previamente una nueva demanda en tal sentido por la hermandad de la Esperanza, Monteseirín se descuelga con el anuncio de otorgar no una réplica, que ya tiene la Virgen trianera, sino una medalla de oro original, con lo que la sagrada imagen estaría en pie de igualdad con las únicas tres que ya poseen esa misma distinción de superior categoría: la Virgen de los Reyes, en su calidad de patrona de la ciudad, la Esperanza Macarena y el Gran Poder.

De prosperar su iniciativa política, Monteseirín se daría un baño de multitudes entre los trianeros, ya que la Esperanza saldría en procesión extraordinaria bajo palio para recibir de manos del alcalde la medalla a las puertas del ayuntamiento y el alcalde sellaría así la paz con el arrabal, escenario de manifestaciones y de una fuerte contestación popular en los últimos meses con motivo de la reordenación viaria a raíz del carril-bici y de la peatonalización de San Jacinto.

Tradición y modernidad

Monteseirín contrapone constantemente en sus discursos dos Sevillas: la supuestamente moderna, que él representaría, frente a la tradicional, en la que él coloca a cualquiera que muestre su descontento con alguna de sus decisiones políticas. En su última intervención pública, durante la presentación del libro sobre los 30 años de Democracia municipal, el alcalde volvió a atacar a “los involucionistas de siempre”, de los que dijo que “critican las mismas cosas de siempre y que ya criticaban que se quitaran los coches de la Plaza de San Francisco hace 30 años”.

Curiosamente, sin embargo, Monteseirín se cuida mucho de considerar a las cofradías y cuanto representan como parte de la Sevilla tradicional, rancia y anclada en el pasado, a pesar de la ideología laicista del PSOE y de su decisión de apoyar la retirada de los crucifijos de los espacios públicos.

El Obispado de Jaén pedía recientemente a los alcalde del PSOE que no encabecen las procesiones, ya que constituye un síntoma de esquizofrenia política ordenar la retirada de los crucifijos y después preceder a Cristo crucificado en los itinerarios de la Pasión, y ponía como ejemplo de coherencia a los políticos de IU, que como no son creyentes optan por no asistir a estas expresiones de fe. El Obispado jiennense también subrayaba el argumento “torticero” que suelen utilizar los alcaldes socialistas cuando dicen que las procesiones son “una tradición” popular y en cuanto tales despojadas de sentido religioso.

En esta línea, Monteseirín no ha dejado de participar en los cortejos procesionales de la Hiniesta, San Roque o el Santo Entierro, a pesar de su discurso laicista, lo que se ha venido en denominar “la vara laica del alcalde”. También  ha querido conciliar muchas veces la doctrina ideológica que marca su partido desde Madrid con su participación en los actos cofradieros.

Autocensura

Un discurso entre modernidad y tradición que ha chirriado en varias ocasiones, como ocurrió en el acto de imposición de la medalla a la Virgen de Rosario de Montesión, en 2004, recién llegado Zapatero a la Moncloa. En aquella ocasión definió  las cofradías como “una muestra de sentimiento popular”, y obvió pronunciar  la palabra “fe” que estaba recogida en el texto original que debía leer y la cambió por el término “emociones”. Así pues, el alcalde considera las cofradías y las procesiones no como una expresión de religiosidad, sino como un asunto meramente emotivo y estético, con lo cual salva sus propias contradicciones.

Monteseirín no ha tenido empacho alguno en dar un mitin en un acto cofradiero, como hizo en el año 2007 en el Teatro Lope de Vega durante la entrega de premios de El Llamador, programa de Canal Sur Radio. En aquel entonces equiparó la peatonalización de la Avenida y la reimplantación del tranvía con la restauración del Gran Poder, a cuyos artífices, los hermanos Cruz Solís, se les entregaba el galardón del programa radiofónico.

El alcalde llegó a ser abucheado por los asistentes por la utilización política de la tribuna de oradores, abucheado aunque ‘ma non troppo’, habida cuenta de las generosas subvenciones que concede a las cofradías dentro de la política de acercamiento que el periodista Carlos Navarro ha definido como “el urbanismo morado” y merced a la cual la Delegación de Urbanismo ha contado con un fondo de 500.000 euros para atender las peticiones de dinero de las hermandades.


LAS DOCE VIRGENES DEL ALCALDE

Estas son las Vírgenes a las que Monteseirín ha concedido la réplica de la medalla de la ciudad durante su mandato:

–         La Estrella (año 1999)

–         Mercedes de la Puerta Real (2000)

–         Pura y Limpia del Postigo (2201)

–         Virgen de los Dolores del Cerro (2002)

–         Valle (2002)

–         Montesión (2004)

–         Pastora de Capuchinos (2005)

–         Virgen de la Palma de la Hermandad del Buen Fin (2005)

–         Trinidad (2006)

–         La O (2007)

–         Virgen de la Caridad del Baratillo (2009)

–         La Esperanza de Triana (Medalla de oro original. Propuesta en 2009).