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El Ayuntamiento de Sevilla insiste en que no habrá ‘catastrazo’

El gobierno presidido por Espadas y la oposición liderada por Zoido discrepan abiertamente sobre la necesidad de la actualización de los valores catastrales y sobre sus efectos en los bolsillos de los sevillanos. Mientras que el PP se reafirma en que ha sido el alcalde el que ha pedido de forma voluntaria e innecesaria la revisión a Hacienda, lo cual tendrá un efecto dominó sobre una serie de impuestos aunque se congele el IBI, el gobierno alude a una revisión poco menos que obligada por el tiempo transcurrido y la normativa, y minimiza las consecuencias en el resto de impuestos al margen del IBI.

El exdelegado municipal de Economía y edil de confianza de Zoido, Gregorio Serrano, ha vuelto a acusar a Espadas de haber solicitado al Ministerio de Hacienda la revisión de los valores catastrales en Sevilla, sin la cual no tendría necesidad de congelar el IBI e incluso podría haberlo rebajado en un 10%.

Serrano afirma que la petición de revisión de los valores catastrales es voluntaria por parte de los ayuntamientos y que en la etapa de Zoido al frente del gobierno local nunca se tramitó nada en tal sentido.

Esta presunta voluntariedad se contradice con la posterior aseveración del exdelegado de Economía en el sentido de que el año pasado el Ministerio de Hacienda les dio a elegir entre dos opciones: o actualización de los valores catastrales o aplicación de la prórroga del incremento del 10% del tipo de gravamen. Según Serrano, el gobierno de Zoido optó por esta última opción, “aunque asumimos -asegura- la subida financiándola y añadiendo un 4% más de bajada, para que los sevillanos no sólo no notaran el aumento, sino que vieran rebajado el recibo del IBI”.

SEVILLA, DE LAS MÁS ANTIGUAS

Por su parte, el gobierno de Espadas presenta la cuestión como obligada por el tiempo y la normativa: los vigentes valores catastrales entraron en vigor en 2001, hace casi quince años, y son fruto de una ponencia de valores cuyo trabajo de campo se realizó en 1998 y 1999 cuando aún no se había desarrollado el llamado boom inmobiliario. Estos valores catastrales se fijaron en 2001, aunque su aplicación fue progresiva durante diez años con subidas del 10% anuales.

De acuerdo con lo dispuesto en el artículo 28.3.a) de la Ley del catastro Inmobiliario, los  valores catastrales en Sevilla deberían haberse revisado, mediante la elaboración de una nueva ponencia de valores, en 2011. Han pasado más de cuatro años, por tanto, sin que los trabajos al respecto se hayan iniciado ni tengan visos de iniciarse en un futuro próximo.

Según el gobierno local, la actualización que se va a hacer para 2016 viene fijada por el Estado y es de un 10 por 100 porque, como puede comprobarse en el Proyecto de Ley de Presupuestos para el año próximo, está en función de la antigüedad de la ponencia de valores que dio lugar a los valores a actualizar. Como la de Sevilla es de la más antiguas, resultará aplicable un coeficiente de actualización del 10 por 100.

Ahora bien, la actualización no tiene por qué incidir necesariamente en el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI), ya que el Ayuntamiento puede jugar con el tipo impositivo en las Ordenanzas Fiscales. En este caso, aunque el valor catastral suba ese 10% citado, el coeficiente se reduce al no aplicar el gobierno local ningún incremento de similar cuantía. El resultado es que el recibo se congela en el principal impuesto municipal y que más incidencia tiene sobre los ciudadanos.

Queda otro tributo municipal: el Impuesto sobre el incremento del valor de los terrenos de naturaleza urbana. Se calcula tomando como referencia el valor catastral de una vivienda en el momento de su adquisición y el valor de su transmisión multiplicado por un coeficiente en función del número de años transcurridos. El gobierno dice que puede haber incidencia según la diferencia entre uno y otro pero la estima baja y dependerá del coeficiente que se vaya a aplicar en las Ordenanzas Fiscales.

OTROS TRIBUTOS

En cuanto a la repercusión en los impuestos que cobran otras Administraciones, tenemos los siguientes:

-Impuesto de Transmisiones Patrimoniales:  Para calcular el valor real de una vivienda se tomará como referencia el valor catastral más un índice corrector. Si el valor catastral se actualiza, se rebaja el índice corrector y, según el Ayuntamiento, el efecto será nulo.

-Impuesto sobre la Renta (IRPF): La primera vivienda está exenta en el IRPF. Se aplica por tanto únicamente a la segunda vivienda dentro del mismo término municipal. En estos casos se imputa el 1,1% del valor catastral de un inmueble. La subida de los valores catastrales un 10% tendría una incidencia máxima de un 0,9% sobre ese 1,1% que se imputa por el valor del inmueble a  la declaración del IRPF de aquellas personas con más de una vivienda en Sevilla.

-Impuesto de Patrimonio: Sólo se aplica a aquellas personas con valores patrimoniales superiores a 700.000 euros, teniendo en cuenta que las viviendas con valores de menos de 300.000 euros no computan. Es decir, que para que afecte a una persona esta subida del valor catastral mínimamente, debe tener un patrimonio de más de 700.000 euros.

En cualquier caso, se puede elegir entre varias opciones la más favorable, de forma que puede computar el valor catastral o, por ejemplo, el valor de la adquisición.

Tras la Feria

Se acabó la Feria más tardía en el calendario (6-11 de mayo), aunque nos faltan datos para aventurar si ha sido también la más tardía de la historia (otras cuatro se habrían celebrado íntegramente en mayo a lo largo de 168 años), pero sí muy probablemente la más calurosa de los últimos tiempos; y se ha acabado con un sabor agridulce de plenitud no alcanzada, al contrario que la pasada Semana Santa, y de objetivos no logrados, por más que el discurso oficial abunde en la calificación de ‘la Feria de la recuperación’ y se ampare en todo tipo de datos estadísticos para tratar de proyectar la imagen de un éxito total.

El optimista balance del Ayuntamiento no coincide con la percepción ni siquiera de los medios de comunicación situados en el espectro ideológico más afín a Zoido, en los cuales se ha hablado de ambiente de precrisis, poco ambiente, calor sofocante y tórrido en el que se desplomaban hasta los caballos y que los datos oficiales contradicen la impresión colectiva de que la Feria ha estado vacía.

Si la Feria hubiera transcurrido al gusto del Ayuntamiento, los ediles, especialmente Gregorio Serrano, no se habrían pasado hasta el ecuador del festejo justificándose con el argumento de que la Feria se ha celebrado en mayo y con estos calores (un periodista se llevó un termómetro al campo de Los Remedios y registró 35º a la sombra) por atender la petición del sector turístico de la ciudad. Es pura cuestión de psicología humana y política. Si la Feria hubiera sido el éxito que tratan de ‘vendernos’, el Consistorio no habría sentido la necesidad de justificarse ni de desviar la atención sobre el sector turístico, sino que había capitalizado el evento por sí solo y sin necesidad de invocar pretexto alguno.

ESTADÍSTICAS

Durante la segunda mitad de la Feria, la Corporación Municipal ha tratado de tirar de todo tipo de estadísticas para, con los grandes datos, construir una imagen triunfalista: desde el número de viajeros transportados por Tussam (no todos los usuarios del bus van necesariamente a la Feria) hasta los millones de impresiones del ‘hastag’ Feria de Abril en Twitter y los miles de descargas de aplicaciones en los teléfonos inteligentes.


Y cuando el dato habitualmente utilizado por el Consistorio como indicador económico y de consumo en la Feria, los kilos de basura recogidos por Tussam, eran inferiores a los del año pasado un día tras otro (salvo el viernes), Gregorio Serrano, el delegado de Fiestas Mayores, acuñó la peregrina teoría del embalaje: si había menos basura era porque los fabricantes habían hecho embalajes más livianos para las mercancías. La ocurrencia de Serrano, que debe tener más cintura política y no tomarse como cuestión personal toda opinión que le parezca crítica o negativa, es de las que se quedan en la memoria colectiva.

EL CALOR

La impresión general es que con temperaturas tan altas (superiores a los 30 grados durante todo el festejo), en el Real se ha registrado poca afluencia de público a lo largo del día, hasta que no refrescaba al caer la tarde/inicio de la noche. Ha habido menos Feria de día, con lo cual los sevillanos no han comido como antaño en las casetas. Eso se ha traducido en menor consumo y, por ende, en menor generación de residuos, cuando justamente se había justificado la fijación de la Feria en mayo para incrementar su impacto económico.

Por otra parte, aunque los hoteleros hablan de un 85% de ocupación (nadie tiene datos para rebatirles, como tampoco para verificar las cifras oficiales de otra índole), ‘sotto voce’ comentan que no han podido poner los altos precios que habrían deseado, por lo que se habría difuminado en parte el supuesto efecto de la Feria de mayo. Los indicadores de los medios de transporte que nos traen a los turistas de mayor poder adquisitivo  tampoco denotan que la Feria cambiada de mes haya tenido un extraordinario poder de atracción en los mercados emisores. La oferta del AVE se ha incrementado en 6.000 plazas (no significa que se hayan ocupado al 100%) en total para los cuatro días del jueves al domingo y en Renfe se constata que para otras Ferias ha habido mucha mayor demanda que para esta ocasión.

La Feria tampoco se ha notado en demasía en la actividad del aeropuerto, al ser considerada una fiesta de carácter muy local que no justifica un movimiento importante de pasajeros. Para este fin de semana de Feria había programados en San Pablo 280 vuelos (entre llegadas y salidas), frente a los 266 del fin de semana anterior.

POR EL TURISMO

Durante su mandato, Zoido ha adoptado al menos tres grandes iniciativas (intento del parking en la Alameda y recalificación de la Gavidia aparte) en beneficio del sector turístico y comercial. La primera fue la Copa Davis. El sector quedó tan contento con sus resultados (los suyos) económicos, que dijo estar dispuesto a pagar no una, sino tres Copas Davis, pero lo cierto es que el tenis se saldó con un déficit de un millón de euros que pagaron unas arcas municipales  que no tienen ni para abrir por las tardes bibliotecas públicas, mientras que el negocio se quedaba en el ámbito privado.

El segundo hito de Zoido fue el ‘mapping’ navideño, que tiene que patrocinar una multinacional como Telefónica porque el Ayuntamiento no ve que entre nosotros ninguna empresa dé un paso al frente. Y el tercero ha sido programar la Feria de Abril para el 6-11 de mayo, con más riesgo,  por simple estadística meteorológica y cálculo de probabilidades, de temperaturas calurosas, que han restado público durante gran parte del día y facturación a los feriantes, dentro y fuera de las casetas.

SIN RETORNO

Sevilla se ha subordinado con la Feria una vez más a los intereses del sector turístico, pero hay que preguntarse qué retorno obtiene a cambio la ciudad por facilitar la generación de un negocio privado. ¿Qué patrocina el sector turístico? ¿El Maestranza y/o la Sinfónica acaso? ¿Dónde están tres años después las tres Copas Davis o su equivalente que iba a pagar para que vinieran eventos a la ciudad?

¿Es tan estratégico el sector turístico? ¿Por qué hay que fijar la fecha de la Feria en función de sus deseos y no, por ejemplo, del sector tecnológico de la Cartuja, donde se facturan casi 2.000 millones de euros y trabajan unas 15.000 personas? ¿O del sector aeronáutico, que exportó por valor de 1.002 millones de euros -casi el doble de todo lo que genera la Feria- y que dentro de 23 días organiza con ADM 2014 el mayor evento aeroespacial de España, con profesionales y empresas de primer nivel mundial? ¿Y si el sector aeronáutico hubiera dicho que para sus intereses y como factor añadido de atracción habría sido mejor hacer coincidir ese evento con la Feria pero celebrándose ésta del 12 al 18 de mayo?

Aunque, parafraseando la Biblia, no se hizo el hombre para el sábado, sino el sábado para el hombre, y por tanto no debemos ser dogmáticos con la fecha del festejo abrileño, también hay que ponderar hasta dónde debe llegarse con esa elasticidad sin poner en peligro su esencia y su imagen de marca.

ESTRATEGIA DE CIUDAD

El aprovechamiento de la Feria como motor económico añadido a lo que ya supone por sí misma debe ser fruto de una estrategia de ciudad, plenamente consensuada por todos los grupos políticos y sectores económicos y aceptando los riesgos que ello puede suponer (el calor ha cambiado las costumbres y el aspecto del Real durante gran parte del día y tanta zona vacía  incluso puede haber afectado a la imagen de la Feria ante terceros), con capacidad de autocorrección y con beneficios compartidos también para lo público y no sólo siempre para un segmento determinado.

Si, como ciudad, la estrategia con la Feria consiste en tratar de rentabilizarla al máximo captando el mayor número posible de turistas de Madrid y aprovechando para ello la coincidencia buscada con las fiestas allí del 1 y 2 de mayo, entonces, en la medida de lo posible (factor Semana Santa), debería celebrarse siempre en los últimos días de abril (primera mitad) y principios de mayo (segunda mitad). De paso, ello permitiría disponer de  un festivo de por medio o al final (la fecha del 1 de mayo), se acabaría así con la anomalía de que la de Sevilla es la única Feria sin festividad local y se preservarían las dos fiestas locales actuales de San Fernando y el Corpus.

Queda el debate de la PreFeria. Gregorio Serrano ha estado más afortunado esta vez con la metáfora de que la Feria es como un organismo vivo que evoluciona con el tiempo. Pues bien, ese organismo vivo que es a la postre el pueblo de Sevilla ha creado la PreFeria, con igual o más ambiente aún que la propia Feria. En vez de perseguirla y de prohibir en simultáneo que funcione la calle del Infierno, ¿por qué no abre el Ayuntamiento el debate sobre la conveniencia de convertir la PreFeria en Feria?

Se haría oficial lo que ya es real.

Feria: el negocio por encima de todo

Los estudiosos de nuestras tradiciones no se acaban de poner de acuerdo sobre si la de 2014 será la primera Feria de la historia (168 años) que no haga honor a su nombre/adjetivo de Abril ni tan siquiera durante una hora, por celebrarse íntegramente en el mes de mayo, en unas fechas tan tardías como las del 5 al 11.Un poco más, y la fiesta no religiosa de Sevilla por excelencia, por diferenciarla de la Semana Santa, acaba enlazando con el día de San Isidro en Madrid (15 de mayo), cuando el objetivo ahora reconocido es el de atraer a nuestro festejo visitantes de la capital de España.

En otras circunstancias en que la fecha de finalización de la Semana Santa, cuando ésta se celebraba muy entrado el mes de abril, condicionaba el inicio de la Feria y se dejaba entre una y otra el mínimo lapso temporal de una semana pero se veía que el evento que ahora se celebra en Los Remedios ‘caía’ en buena parte en mayo, el alcalde que entonces dirigía la ciudad procuraba que arrancara al menos un día o unas horas del mes de abril, para ser fieles a la tradición.

Este año, esa fidelidad de al menos empezar en abril ha sido rota para satisfacer el afán lucrativo del sector turístico o de parte del mismo, ya que incluso en su seno hubo división de opiniones -y las ha seguido habiendo ahora- sobre la conveniencia y oportunidad de una alteración tan acusada del calendario habitual y de una tradición que se remonta al año 1846.

OBJETIVO, MADRID

Recuérdese que el debate ya surgió apenas concluida la Feria de 2013, cuando empezaron las presiones sobre el Ayuntamiento para que matara tres pájaros de un tiro a la hora de captar turistas para la ciudad sin solapar la Feria con el macropuente del 1 y 2 de mayo en Madrid, principal foco emisor de turistas hacia Sevilla.

El sector turístico local ya descontaba, como suele decirse en Bolsa, que los madrileños en particular y los turistas en general ya vendrían en masa a la Semana Santa y el puente de mayo, por lo que su objetivo desde el principio fue crear artificialmente un tercer motivo de visita poniendo la Feria lo más tarde posible para que no coincidiera con el puente y se erigiera por sí misma en polo de atracción turística. En su opinión, esto sólo era posible fijando su celebración después del puente, o sea, entre el 5 y el 11 de mayo, para que así los madrileños desembarcaran por tercera vez casi consecutiva en la ciudad, en el fin de semana del 9 al 11.

Como estas motivaciones puramente economicistas y ajenas a la tradición abrileña, en una ciudad tan oficialmente dada a preservar sus costumbres y que se declara guardiana de las esencias, eran digamos tan poco ortodoxas, hubo que construir un discurso justificativo que no las dejara en evidencia y que al tiempo sirviera para aparentar el mantenimiento de esos rasgos de la marca Sevilla. Había, pues, que inventarse una razón de fuerza mayor que tranquilizara las conciencias.

PROBLEMAS ORGANIZATIVOS

Y recuérdese que hace un año se alegó que si se fijaba como inicio de la Feria de Abril el 5 de mayo no era por razones puramente crematísticas, sino operativas, organizativas y hasta de seguridad. En la tradición sevillana de su Feria de Abril, la lógica habría impuesto como fechas del festejo del 28 de abril a las 24 horas (o el 29 a las cero horas) hasta el 4 de mayo, coincidiendo con el puente de mayo en su segunda mitad y dejando ocho días de margen de maniobra respecto de la Semana Santa.

Ese lapso de tiempo entre Semana Santa y Feria fue calificado de insuficiente por el Ayuntamiento para organizar el montaje del recinto este año, sin reparar en que así se ponía en evidencia frente a todos los ayuntamientos que a lo largo de la historia sí fueron capaces y con menos medios de organizarla con tan sólo siete días de margen y, de paso, ponía en duda su capacidad operativa y de reacción ante grandes eventos, otra de las señas de identidad de Sevilla hasta ahora.

La primera conclusión a que nos lleva la Feria de este año es que la fiesta ya no la decide el Consistorio en representación o pensando en los 700.000 sevillanos, sino el sector turístico empresarial. No es éste el que está al servicio de Sevilla, sino al revés, sin que se aprecie que aquél corresponde en justa contrapartida cuando se necesita su contribución para otras causas.

RECONOCIMIENTO OFICIAL

Así, un año después, ha acabado reconociéndolo el delegado de Fiestas Mayores, Gregorio Serrano, cuando hace unos días declaró que la decisión de retrasar la Feria se había adoptado a petición del sector turístico, “del que hoy por hoy -afirmó- vive esta ciudad en gran parte. No es una decisión -añadió- que ha tomado el Ayuntamiento de forma arbitraria, sino que hemos puesto las necesidades de las personas por encima de las tradiciones”.

Y esta polémica sobre el inicio de la Feria nos ha llevado a la segunda, sobre la celebración de la Preferia en el fin de semana previo, costumbre (su reiteración la convierte en tradición) de los últimos años y que en éste, nada más detectarse a través de las redes sociales mensajes llamando a congregarse en el Real, el Ayuntamiento trató de prohibir inicialmente mediante la movilización de los servicios municipales y el veto a los suministros de agua y electricidad en el recinto, unas disposiciones coercitivas que anuló en 24 horas al cambiar de criterio y activar el Plan de la Feria en previsión de que los sevillanos tomaran el campo de Los Remedios por la fuerza de los hechos consumados.

En ese contexto, Serrano no estuvo muy afortunado al declarar: “La Feria empieza el lunes y punto y pelota: los madrileños, que hagan lo que quieran”. ¿Por qué el Ayuntamiento, que incluso en años anteriores ofreció recepciones en el Real durante la Preferia, se ha mostrado este año tan hostil e incluso el delegado de Fiestas Mayores ha tenido palabras que los madrileños podrían considerar un tanto despectivas?

Pues por ese afán de convertir la Feria en un mero negocio para el sector turístico. Si los sevillanos le daban con su masiva presencia el aspecto de Feria a la Preferia, se corría el riesgo de que los turistas llegados a la ciudad durante el puente acabaran también en masa en el recinto y, por tanto, ya no tendrían motivo para volver durante la Feria oficial y llenar así los hoteles y los bares y restaurantes el próximo fin de semana.

APARECE EL CALOR

Pero al igual que Napoleón y Hitler se estrellaron en Rusia contra el ‘general invierno’, el ‘general calor’ de Sevilla se ha encargado este año de acabar con la Preferia antes de que pudiera materializarse y de que pudiera surtir efecto la prohibición municipal.

Al inicio del puente de mayo, termómetros exteriores marcaban 34º a las 10 de la noche. El intenso calor de estos días provocó un éxodo masivo de sevillanos a las playas, y todas las crónicas coinciden en señalar el escaso ambiente existente en las casetas y en la calle del Infierno, amén de en las vías del Centro, que ni mucho menos estaban abarrotadas como en el puente de la Constitución.

Por tanto, los turistas que se acercaron al Real, con temperaturas cercanas a los 40º, se llevaron una triste imagen del recinto, muy lejos de la festiva con que se identifica a la Feria y por más que el Ayuntamiento emitiera el mensaje de que la fiesta no comienza hasta este lunes. Habrá que ver si esos turistas tienen ganas de volver y fuerzas para hacerlo tras la Semana Santa, el puente y, en Madrid, con San Isidro en lontananza.

Los hoteleros no las tienen todas consigo para el próximo fin de semana, en Feria, con un volumen de reservas incluso inferior al de este puente. Habrá que esperar al balance, pero a la luz de las polémicas de los últimos días habría que reflexionar sobre quién organiza y celebra la Feria (si la ciudad, el Ayuntamiento o el sector turístico), para quién (si para los sevillanos o los turistas) y si por afán de estirar tantas fechas festivas aun a fuer de meternos casi en mitad de mayo podemos acabar entre todos matando la gallina de los huevos de oro.

La paja y la viga

La Junta de Andalucía remitió el pasado fin de semana una carta al Ayuntamiento de Sevilla en la que le instaba a que fijara una fecha para la inauguración oficial del Centro de Cerámica de Triana, un proyecto incluido en el Plan Turístico de Sevilla que, dotado con 22 millones de euros (el 60% lo financia el Gobierno autónomo), fue acordado durante el mandato de Monteseirín por la Consejería de Turismo, el Consistorio y los empresarios sevillanos. Hasta ahora este convenio se había considerado como un modelo exitoso de cooperación, ya que parecía haber quedado al margen de la habitual confrontación política entre la Plaza Nueva y San Telmo.

En virtud de ese acuerdo, la Junta ha aportado el citado 60% de los 4,2 millones de euros en que se presupuestó la reconversión de las antiguas instalaciones de Cerámicas Santa Ana en un museo, el denominado Centro de Cerámica de Triana, para potenciar así turísticamente el arrabal en torno al eje del río Guadalquivir (centro de interpretación en el castillo de San Jorge, montaje de pantalanes en la lámina de agua…).

 

VISITA INSTITUCIONAL

El 16 de enero, el consejero de Turismo, Rafael Rodríguez; la delegada municipal de Cultura, Mar Sánchez Estrella, y el presidente de la Comisión de Turismo de la CES, Pedro Sánchez Cuerda, cursaron una visita a los trabajos de adecuación para el Centro de Cerámica trianero, que por entonces ya acumulaba un año de retraso sobre los plazos inicialmente previstos.

En la carta ahora remitida al Ayuntamiento en nombre de la Junta de Andalucía por la delegada provincial de Turismo y Comercio, Granada Santos, ésta hacía referencia a aquella visita tripartita, fruto de la cual se constató, según el Gobierno autónomo, que los trabajos estaban “casi culminados” y tan sólo a falta del traslado y restauración, en su caso, “de las piezas propiedad de la Junta o estatal”; y que la delegada municipal de Cultura había expresado que la apertura se produciría “en el mes siguiente” (por febrero).

Finalizado ya el mes de febrero y entrados en marzo, ésto es lo que recordaba la representante  de la Junta en Sevilla para justificar su petición de que se fije una fecha de apertura del Centro: “Creemos necesario -exponía- que desaparezca cualquier incertidumbre sobre su fecha de apertura, con retrasos ajenos a la gestión de la Consejería de Comercio y Turismo”.

FIN DE LA LUNA DE MIEL

La petición parecía razonable, por cuanto se acumula un retraso de casi catorce meses sobre el último calendario previsto y sabido es que los agentes turísticos y culturales necesitan conocer con bastante antelación la oferta existente, para poder elaborar sus programaciones, rutas y recomendaciones a sus clientes, máxime si con la llegada de la primavera en menos de tres semanas entramos en la temporada turística alta de Sevilla.

Por otra parte, la carta de la Junta de Andalucía llegaba tan sólo cuatro días después de que Zoido y su delegada de Cultura, Mar Sánchez Estrella, incluyeran el Centro de Cerámica de Triana entre las once sedes con que el Ayuntamiento piensa configurar el museo de la ciudad, proyecto en el que, tal como ha reconocido públicamente el propio alcalde, la Junta ha colaborado con una rapidez inusitada al apresurarse a otorgar la declaración de Colección Museográfica de Andalucía a los fondos patrimoniales municipales.

La misiva de Granada Santos, sin embargo, ha roto esta esperanzadora luna de miel turística y cultural que mantenían la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento y dejado en evidencia la excesiva premura con que este último había incluido el Centro de Cerámica de Triana en el museo de Sevilla, ya que ha obtenido una desabrida respuesta por parte del hombre de confianza de Zoido y delegado de Empleo, Economía, Turismo y Fiestas Mayores, Gregorio Serrano.

LA PROMESA FUE MUNICIPAL

En vez de avanzar un calendario estimativo o de decir simplemente que el Ayuntamiento no está aún en condiciones de fijar una fecha para la inauguración oficial por imponderables de última hora, razones ajenas a su voluntad o cualquier otra fórmula diplomática o de cortesía, el delegado municipal de Turismo ha aprovechado la ocasión para volver a la senda de la confrontación y hacer política de brocha gorda: hundir puentes en vez de tenderlos o de mantenerlos.

Serrano ha tachado la petición de la Junta de Andalucía de “obsesión por hacerse una foto y por abrir un museo sin las garantías adecuadas”, obviando que la foto ya se la hizo el consejero de Turismo, Rafael Rodríguez, el 16 de enero durante su visita al Centro de Cerámica de Triana y que quien entonces prometió su apertura en febrero y por tanto sin esas “garantías adecuadas” a las que alude el delegado de Empleo, ya que no ha estado listo para el pasado mes tampoco, fue su compañera en el gobierno municipal, María del Mar Sánchez Estrella.

El Ayuntamiento, pues, es el que ha incumplido su propia previsión (una más en relación con este museo), pero ahora se trata de construir un discurso del agravio o de la ofensa para poner la pelota en el tejado del Gobierno autónomo y dale la vuelta a la tortilla: “Nosotros no compartimos la forma de actuar de la Junta de Andalucía -ha afirmado Gregorio Serrano- de inaugurar espacios y cerrarlos al día siguiente (no aportó ninguna prueba demostrativa de tal aserto). Hay que ser serios -añadió- y abrir los espacios cuando estén dotados de servicios y personal”.

CARENCIAS MUNICIPALES

¿Dotados de servicios y de personal? Parece que siempre habla quien más razones tiene para permanecer en silencio. El delegado de Empleo, Economía, Turismo y Fiestas Mayores del Ayuntamiento de Sevilla alardea por tanto de mantener o de dotar de personal las instalaciones municipales en contraste con las de la Junta de Andalucía justo en el peor momento posible para sostener sus tesis, ya que en los últimos días se han producido varias circunstancias que lo dejan sin argumentario al respecto:

1) El informe de la gerente del Instituto Municipal de Deportes (IMD), María José Pedrosa, en el que reconoce que la política municipal aplicada en los últimos años ha supuesto una importante disminución de efectivos en la plantilla del Instituto y provocado, en algunas unidades, “un grave deterioro en la prestación de determinados servicios considerados prioritarios por la ciudadanía”.

2) El informe del interventor municipal, José Miguel Braojos, en el que pone cifras al ahorro en personal que ha hecho el Ayuntamiento (en detrimento de la prestación de servicios públicos) como consecuencia del Plan de Ajuste: 31,4 millones de euros, cinco millones más que su previsión inicial de 26,4 millones de euros.

3) Cuando el líder de la oposición municipal, Juan Espadas,  venía de denunciar que, como consecuencia de las más de 800 plazas municipales sin cubrir, los alumnos del Centro de Educación de Mayores Sánchez Roca no pueden recibir clases con normalidad en el turno de tarde porque el IES San Jerónimo, que utilizan para ello, sólo tiene un conserje en turno de mañana y tarde, el cual es trasladado según las demandas de otros centros para los que no hay personal.

De aplicarse las teorías de Serrano sobre la seriedad para mantener los espacios sólo si están dotados de servicios y personal, habría que preguntarse entonces si debería procederse a cerrar el IMD, el IES San Jerónimo y tantos otros centros que carecen de suficiente plantilla.

Una vez más, con la respuesta de Gregorio Serrano a Granada Santos se cumple la parábola bíblica de quien sólo ve la paja en el ojo ajeno sin reparar en la viga en el propio.

 

Tasa 100

Casi coincidiendo con la exigencia del Consejo de Cofradías al Ayuntamiento de que se le aplique la tasa cero -por el negocio que genera en la ciudad- en vez de la de 12.000 euros por ocupación de la vía pública con las sillas en Semana Santa, se ha conocido que la Hermandad de la Lanzada le ha fijado una tasa de 100 euros diarios a la de Monte-Sión por ocupar la iglesia de San Martín para los cultos a su Dolorosa. Monte-Sión podría argüir para no pagar, aparte de la solidaridad entre iguales, que la afluencia de sus hermanos y de los devotos a la Virgen prestigia el templo de su colega y hasta genera mayor oportunidad de negocio por donativos al cepillo parroquial, velas, estampas y demás muestras de fervor. La Lanzada, sin embargo, sostiene que, y máxime en tiempos de crisis, debe contribuir a los gastos añadidos de luz y limpieza y al pago de las horas extra del capiller que su estancia en el templo provoca. Me da la impresión de que, con su argumentario, La Lanzada se ha adelantado a la respuesta que Gregorio Serrano está pensando darle a Carlos Bourrellier.

Tasa 100


Casi coincidiendo con la exigencia del Consejo de Cofradías al Ayuntamiento de que se le aplique la tasa cero -por el negocio que genera en la ciudad- en vez de la de 12.000 euros por ocupación de la vía pública con las sillas en Semana Santa, se ha conocido que la Hermandad de la Lanzada le ha fijado una tasa de 100 euros diarios a la de Monte-Sión por ocupar la iglesia de San Martín para los cultos a su Dolorosa. Monte-Sión podría argüir para no pagar, aparte de la solidaridad entre iguales, que la afluencia de sus hermanos y de los devotos a la Virgen prestigia el templo de su colega y hasta genera mayor oportunidad de negocio por donativos al cepillo parroquial, velas, estampas y demás muestras de fervor. La Lanzada, sin embargo, sostiene que, y máxime en tiempos de crisis, debe contribuir a los gastos añadidos de luz y limpieza y al pago de las horas extra del capiller que su estancia en el templo provoca. Me da la impresión de que, con su argumentario, La Lanzada se ha adelantado a la respuesta que Gregorio Serrano está pensando darle a Carlos Bourrellier.

Casus belli

Además de la Guerra de las Naranjas, que enfrentó durante 18 días a España y Portugal hace 212 años, la Historia recogerá otro conflicto en la Península Ibérica: la Guerra del Salmorejo, que estalló hace 15 días entre Sevilla y Córdoba cuando Goro Serrano tuvo la ocurrencia de incluir el salmorejo, plato típico cordobés por excelencia, en la lista de 18 tapas del patrimonio gastronómico hispalense. El conflicto se ha saldado con una completa victoria de la ciudad califal, después de que Gregorio rindiera platos, cucharas, tenedores y gazpacheras y retirara al salmorejo la otorgada carta de naturaleza sevillana. Estos deslices, como el de ubicar en las crónicas televisivas y periodísticas la aldea del Rocío en esta provincia en vez de en la de Huelva y  la salida de la Santa María, la Pinta y la Niña del río Guadalquivir para descubrir América en vez del puerto de Palos de la Frontera (ojo, no Palos de Moguer, otro error garrafal), han contribuido más a labrar la leyenda negra sobre el centralismo sevillano que el nombramiento de Sevilla como capital de Andalucía.

Tapas-chef

El delegado de Fiestas Mayores y Turismo, Gregorio Serrano, ha confesado que se le encendió la bombilla el día en que recibió una llamada de su homóloga de Valladolid diciéndole  que estaba aquí y pidiéndole que le recomendara algo y algún sitio para comer. Serrano, según dice, se quedó en blanco en ese momento, así que tuvo que llamarla más tarde. Entonces pensó que si hubiera tenido a mano una Guía de lugares y tapas de Sevilla podría habérsela enviado para que su colega vallisoletana hubiera elegido por sí misma.

La historia está llena de estas rarezas y casualidades. Newton nunca habría descubierto la ley de la gravedad si no se hubiera sentado debajo de un manzano y no le hubiera caído en la cabeza una manzana en sazón. Y Fleming nunca habría descubierto la penicilina si no se hubiera dejado olvidadas durante semanas unas placas de cultivo de bacterias que acabaron invadidas por el hongo ‘Penicillium notatum’.

Así que Serrano, para subsanar su lapsus de memoria, ha impulsado junto con el poder fáctico de la Asociación de Hosteleros un concurso en las redes sociales para que los internautas decidan qué tapas y qué benditos bares deben ser declarados ‘patrimonio gastronómico’ de la ciudad. O sea, que a su manera, nuestro delegado se ha erigido en una Unesco muy particular, que en vez de inscribir monumentos en la lista del Patrimonio Mundial concederá tales honores a las croquetas, los pavías de merluza, las papas aliñás y demás especialidades: las tapas-chef de Sevilla. ¿Acabará Zoido como con la torre Pelli, rogando que no se incluya ninguna en la lista negra de tapas en peligro?

Desde que se descubrieron irregularidades en los votos masivos en pro de medianías para el partido de las estrellas de la NBA, no creo en la mano invisible de Adam Smith ordenando los mercados, ni el económico, ni el deportivo, ni el gastronómico. Así que para no crear innecesarias sospechas ni agravios comparativos, dejaría las cosas tal como están, y que cada sevillano recomiende al turisteo las tapas y bares de su predilección, sin que nadie, y menos movidos por el Ayuntamiento que debe ser de todos por igual, expida título alguno de idoneidad. Ya se sabe lo del libro de los gustos en blanco.

Y abogaría por que a Serrano se le ocurrieran ideas diferentes a las de los Reyes ‘Vagos’, los concursos culinarios y similares, siquiera para ir contra el tópico y demostrarnos que también hace honor a sus títulos de delegado de Empleo y de Economía. No sólo de tapas debe vivir  Sevilla.

 

Corpus con jura de bandera

 A Gregorio Serrano, el multidelegado de Zoido, se le encendió la bombilla cuando vio que por la conjunción astral este año coincidían en la misma fecha el Corpus Christi y el Día de San Fernando. Como el patrón de Sevilla lo es también del Arma de Ingenieros, aprovechó la ocasión para proponerle a la Capitanía General una mezcolanza festiva, de forma tal que tendremos Corpus con jura de bandera y desfile militar en la Plaza Nueva. Aunque Goro dice que nada tiene que ver una cosa con la otra (el Corpus con la parada militar y tal), el resultado es un ‘totum revolutum’ que hará las delicias de la Sevilla eterna, sobre todo si el invento es gratis total. Ahora que viene el Príncipe Heredero de Japón, esperamos que a Serrano se le encienda otra bombilla; a ser posible un poco menos festiva y más economicista, para cambiar de costumbre. Que recuerde que no sólo es delegado de Fiestas Mayores sino también de todo lo demás.