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El apagón

Comenta Olavide de buena tinta el apagón informativo del (sin) alcalde, que lleva varias semanas sin comparecer ante los medios porque –dice- se ha impuesto la ley del silencio y que le espeta a los periodistas: “Acostumbraos, acostumbraos”. Hay un pequeño pero definitivo detalle: no es que Monteseirín se haya impuesto a sí mismo la ley del silencio por una promesa a la Hiniesta o para no ser esclavo de sus palabras, sino que se la han impuesto. ¿Y saben qué es lo mejor del caso, o lo peor para él, según se mire? Que quien fue a ponerle la mordaza en la boca en su propio despacho de la Plaza Nueva como mandado de Viera y Susana Díaz fue ¡oh, cielos, Celis!, su antiguo delfín, que de ser el sucesor ‘in pectore’ y el hijo político bien amado de Alfredo se ha pasado con armas y bagajes al sector oficialista, hasta el punto de alardear de que va a ser el encargado de ir a la copistería a encuadernar el programa del PSOE para las elecciones municipales. Cría cuervos para que luego te coman la lengua en vez del gato. No hay peor cuña que la de la misma madera.

Semana de Pasión política

No crean que la Semana Santa  supone una interrupción en las hostilidades políticas, como antiguamente suponía un alto el fuego en las guerras. Hasta tal punto ha avanzado el laicismo, que Samaranch intentó como presidente del Comité Olímpico Internacional que durante los Juegos los combatientes en cualquier conflicto aceptasen la ‘tregua olímpica’, de tres semanas, a fin de que pudieran ver tranquilamente por Tv las hazañas de los atletas, aunque luego se mataran en las trincheras con más saña aún  que antes.

No hay tregua política porque, al menos entre nosotros, todo cuanto gira en torno al mundo cofradiero se convierte en una escuela de aprendizaje para el desempeño de un cargo público. Si el general prusiano Clausewitz acuñó la famosa frase de que ‘la guerra es la continuación de la política por otros medios’, en Sevilla el universo semanasantero es la cantera donde se forjan, entre candidaturas para juntas directivas y pactos para reparto de puestos, muchos de los que luego dan el santo a la política, de ahí la enorme atención con que siguen la vida interna de las cofradías muchos gerifaltes de la Administración  a pesar de proclamarse ajenos al hecho religioso.

MUCHO ANTES DEL ‘TSUNAMI’

No hay tregua porque en la Semana Mayor el Ayuntamiento ha procurado siempre recoger el fruto de su estrategia del ‘urbanismo morado’, en busca del voto de los más de cien mil sevillanos que, según estimaciones, pagan religiosamente la cuota de su hermandad aunque luego muchos de ellos se olviden de estar al día con la Hacienda municipal, y los casi 50.000 que, según el informe ‘Cíngulo’ patrocinado por la Fundación Cofrade se visten de nazarenos. Es curioso comprobar el ‘tsunami’ (Barbeito ‘dixit’) por las declaraciones del pregonero –“ni voy a misa, ni me confieso (etcétera)”– cuando el susodicho informe ya revelaba hace nueve años –imagínense ahora- que sólo la mitad de los nazarenos confesaban ser católicos practicantes, una cuarta parte decía que procesionaba por afición en vez de por convicción y un 20% reconocía que no iba nunca a misa.

Y no hay tregua  porque en los palcos y  sillas de la Carrera Oficial y en otros cenáculos se van a hacer más que nunca variaciones, combinaciones y permutaciones entre el Ayuntamiento, la Junta y puede que hasta la Delegación del Gobierno a cuenta de la fecha de salida de Monteseirín, de si los ediles nombrados a dedo se van o se quedan, de si Juan Espadas corre por fuera o por dentro su particular carrera electoral y con dorsal o no de delegado del Gobierno, de si alguna de las intoxicaciones periodísticas de Celis va a fructificar por fin en la pedrea de algún cargo autonómico tras haber perdido el tren de la Ejecutiva socialista primero y del nuevo Gobierno de Griñán después, de si Viera va a dejar algún superviviente del sector crítico en la Casa Grande para que pueda contarlo o los va a liquidar a todos…..

MARCADA POR LA POLÍTICA

La política no descansa ni en Semana Santa, y los políticos tampoco descansan de conspirar. El Domingo de Ramos pasado ya estuvo marcado por la salida de Chaves de la Junta, y éste lo está por la salida de Monteseirín de la Alcaldía tras el famoso teletipo de Europa Press, de ahí que estos siete días serán la particular Semana de Pasión del alcalde, ya interino. Alfredo, por mucho que porte la vara en la procesión de la Hiniesta, es consciente de que los sevillanos ya saben que no pinta nada y lo más probable es que se salga de la carrera oficial a la altura del Ayuntamiento para no exhibir más su caída en desgracia.

Si hoy, conforme al dicho popular  ‘Domingo de Ramos, quien no estrena no tiene manos’, Sevilla no ha estrenado alcaldesa con Rosamar Prieto  y Monteseirín no ha tomado las de Villadiego es, probablemente, por mor de Torrijos y su recordatorio de que legalmente él sería el alcalde en cuanto dimitiera el defenestrado Alfredo y  hasta que él mismo convocara un Pleno para elegir el sucesor. Y aunque Torrijos declarara que, por su  condición de agnóstico, no tenía intención de presidir procesiones ni palcos, no parece que el PSOE estuviera por la labor de facilitarle el cargo de alcalde provisional justo en Semana Santa.

EVITARLE LA FOTO A TORRIJOS

De lo cual se infiere que Monteseirín deberá dimitir el lunes de Pascua, y aun así los plazos estarían ajustadísimos, si no quiere continuar de alcalde interino hasta mayo, pues en caso de que siguiera deshojando la margarita de la duda o con el regateo de un cargo de consolación, no habría ya margen de maniobra para que Torrijos convocara  un pleno extraordinario para la elección antes de Feria de Rosamar Prieto como alcaldesa de transición.

El PSOE no quiere que Monteseirín deje pasar más de un día tras esta Semana Santa para irse, pues basta un retraso para que quien se pasee por el Real  como alcalde, presida  las recepciones en la caseta municipal y salga chupando cámara  en las televisiones y  periódicos sea Torrijos como alcalde accidental, ya que no daría tiempo a celebrar el Pleno de la sucesión antes del ‘alumbrao’.

La última carta que le queda a Monteseirín es manejar el tiempo de su sucesión, ya que no la elección de su sucesor, y puede jugar esa baza aunque sin arriesgar demasiado so pena de volverse de médico a San Lázaro con las manos vacías. El PSOE nunca le perdonaría que le diera a Torrijos la oportunidad de disfrutar del bastón de mando, si no en las palmas del Domingo de Ramos, sí al menos en los farolillos de la Feria.

Monteseirín se encomienda a la Virgen

Su propuesta de otorgar la medalla de Sevilla a la Esperanza de Triana coincide con la rebelión en el arrabal por la remodelación del tráfico


Con esta distinción son ya doce las otorgadas desde el Ayuntamiento a otras tantas Vírgenes en sus 10 años de mandato

Monteseirín tiene por costumbre agarrarse a la cuestión religiosa cada vez que tiene un problema o necesita congraciarse con determinados sectores o barrios de la ciudad. Así, por ejemplo, estiró la polémica sobre la ampliación de las sillas de la Carrera Oficial al entorno del Archivo de Indias en paralelo al desarrollo del escándalo de las facturas falsas.

Ahora, el mismo día en que Torrijos se reunía con los grupos políticos municipales para proponerles un pacto por Mercasevilla, el alcalde, presidente a su vez de la empresa pública investigada por la Justicia por el presunto pago de comisiones y supuesta venta fraudulenta de los terrenos al grupo Sando, se fue a visitar las obras de ampliación de la capilla de los Marineros para anunciar la concesión de la medalla de oro de Sevilla a la Esperanza de Triana. Mataba así dos pájaros de un tiro: evitar hablar de Mercasevilla y congraciarse con el arrabal, sublevado en los últimos meses por la polémica reordenación viaria de San Jacinto y su entorno.

Monteseirín puede pasar a la historia como el alcalde socialista que más réplicas de la medalla de la ciudad ha concedido a vírgenes durante su mandato, ya que la de la Esperanza de Triana sería la duodécima en sus diez años. De esta cifra, tres distinciones han sido para imágenes de hermandades de gloria y el resto para imágenes de hermandades de penitencia.

La hermandad de la Esperanza de Triana solicitó la medalla de oro en 1984, con motivo de la coronación canónica, pero el Ayuntamiento presidido entonces por un correligionario de Monteseirín, el socialista Manuel Del Valle, sólo le otorgó una réplica, la misma que poseen las vírgenes del mandato del actual alcalde, con el argumento de que el año antes el Consistorio concedió la medalla de oro al Consejo General de Hermandades y Cofradías como representante de todas las corporaciones cofradieras de la ciudad. Además, el nuevo Reglamento Municipal de Honores y Distinciones limitaba la concesión de la medalla a personas físicas y jurídicas, no a imágenes.

Ahora, sin que haya trascendido previamente una nueva demanda en tal sentido por la hermandad de la Esperanza, Monteseirín se descuelga con el anuncio de otorgar no una réplica, que ya tiene la Virgen trianera, sino una medalla de oro original, con lo que la sagrada imagen estaría en pie de igualdad con las únicas tres que ya poseen esa misma distinción de superior categoría: la Virgen de los Reyes, en su calidad de patrona de la ciudad, la Esperanza Macarena y el Gran Poder.

De prosperar su iniciativa política, Monteseirín se daría un baño de multitudes entre los trianeros, ya que la Esperanza saldría en procesión extraordinaria bajo palio para recibir de manos del alcalde la medalla a las puertas del ayuntamiento y el alcalde sellaría así la paz con el arrabal, escenario de manifestaciones y de una fuerte contestación popular en los últimos meses con motivo de la reordenación viaria a raíz del carril-bici y de la peatonalización de San Jacinto.

Tradición y modernidad

Monteseirín contrapone constantemente en sus discursos dos Sevillas: la supuestamente moderna, que él representaría, frente a la tradicional, en la que él coloca a cualquiera que muestre su descontento con alguna de sus decisiones políticas. En su última intervención pública, durante la presentación del libro sobre los 30 años de Democracia municipal, el alcalde volvió a atacar a “los involucionistas de siempre”, de los que dijo que “critican las mismas cosas de siempre y que ya criticaban que se quitaran los coches de la Plaza de San Francisco hace 30 años”.

Curiosamente, sin embargo, Monteseirín se cuida mucho de considerar a las cofradías y cuanto representan como parte de la Sevilla tradicional, rancia y anclada en el pasado, a pesar de la ideología laicista del PSOE y de su decisión de apoyar la retirada de los crucifijos de los espacios públicos.

El Obispado de Jaén pedía recientemente a los alcalde del PSOE que no encabecen las procesiones, ya que constituye un síntoma de esquizofrenia política ordenar la retirada de los crucifijos y después preceder a Cristo crucificado en los itinerarios de la Pasión, y ponía como ejemplo de coherencia a los políticos de IU, que como no son creyentes optan por no asistir a estas expresiones de fe. El Obispado jiennense también subrayaba el argumento “torticero” que suelen utilizar los alcaldes socialistas cuando dicen que las procesiones son “una tradición” popular y en cuanto tales despojadas de sentido religioso.

En esta línea, Monteseirín no ha dejado de participar en los cortejos procesionales de la Hiniesta, San Roque o el Santo Entierro, a pesar de su discurso laicista, lo que se ha venido en denominar “la vara laica del alcalde”. También  ha querido conciliar muchas veces la doctrina ideológica que marca su partido desde Madrid con su participación en los actos cofradieros.

Autocensura

Un discurso entre modernidad y tradición que ha chirriado en varias ocasiones, como ocurrió en el acto de imposición de la medalla a la Virgen de Rosario de Montesión, en 2004, recién llegado Zapatero a la Moncloa. En aquella ocasión definió  las cofradías como “una muestra de sentimiento popular”, y obvió pronunciar  la palabra “fe” que estaba recogida en el texto original que debía leer y la cambió por el término “emociones”. Así pues, el alcalde considera las cofradías y las procesiones no como una expresión de religiosidad, sino como un asunto meramente emotivo y estético, con lo cual salva sus propias contradicciones.

Monteseirín no ha tenido empacho alguno en dar un mitin en un acto cofradiero, como hizo en el año 2007 en el Teatro Lope de Vega durante la entrega de premios de El Llamador, programa de Canal Sur Radio. En aquel entonces equiparó la peatonalización de la Avenida y la reimplantación del tranvía con la restauración del Gran Poder, a cuyos artífices, los hermanos Cruz Solís, se les entregaba el galardón del programa radiofónico.

El alcalde llegó a ser abucheado por los asistentes por la utilización política de la tribuna de oradores, abucheado aunque ‘ma non troppo’, habida cuenta de las generosas subvenciones que concede a las cofradías dentro de la política de acercamiento que el periodista Carlos Navarro ha definido como “el urbanismo morado” y merced a la cual la Delegación de Urbanismo ha contado con un fondo de 500.000 euros para atender las peticiones de dinero de las hermandades.


LAS DOCE VIRGENES DEL ALCALDE

Estas son las Vírgenes a las que Monteseirín ha concedido la réplica de la medalla de la ciudad durante su mandato:

–         La Estrella (año 1999)

–         Mercedes de la Puerta Real (2000)

–         Pura y Limpia del Postigo (2201)

–         Virgen de los Dolores del Cerro (2002)

–         Valle (2002)

–         Montesión (2004)

–         Pastora de Capuchinos (2005)

–         Virgen de la Palma de la Hermandad del Buen Fin (2005)

–         Trinidad (2006)

–         La O (2007)

–         Virgen de la Caridad del Baratillo (2009)

–         La Esperanza de Triana (Medalla de oro original. Propuesta en 2009).