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Mi Guía práctica de Cracovia para ahorrar tiempo y dinero

Cracovia, antigua capital de Polonia situada a orillas del río Vístula, es una de las ciudades más bellas de Europa y del mundo, reconocida por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. Calificada como la segunda Roma por sus 150 iglesias, bastantes de las cuales serían catedrales en otras urbes, alberga monumentos de primer orden como la basílica de Santa María, con uno de los retablos más grandes y magníficos de la Cristiandad, y, en la colina de Wawel, su particular Acrópolis, el Castillo  Real y la Catedral, ésta con las tumbas de los reyes polacos y de los personajes más importantes del país.

La Basílica de Santa María vista desde la antigua torre del Ayuntamiento

Su historia contemporánea ha quedado marcada por la ocupación nazi, el exterminio de los judíos del barrio de Kazimierz y la construcción del gueto en Podgorze, recreados por Steven Spielberg en la famosa película, aquí rodada, ‘La lista de Schindler’. En su entorno están el campo nazi de concentración de Auschwitz y las antiquísimas minas de sal de Wieliczka, ambos inscritos en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco, así como Zakopane, la capital invernal de Polonia por sus pistas de esquí y sus paisajes alpinos. Por doquier se puede ver la huella dejada por quien fue cardenal de Cracovia, el Papa Juan Pablo II.

Capilla de Santa Kinga esculpida en sal en las Minas de Wieliczka, Patrimonio de la Humanidad

Una vez que se normalice la situación tras los confinamientos provocados por el coronavirus recomiendo a quienes aún no la conozcan que visiten esta preciosa ciudad polaca de la mano de ‘Mi Guía práctica de Cracovia para ahorrar tiempo y dinero’, editada en Amazon y que completa una trilogía con las anteriormente dedicadas a Turín

y Estocolmo

El lector hallará en esta Guía toda la información práctica para moverse, alojarse, comer, cambiar dinero, comprar y, en suma, disfrutar del riquísimo patrimonio histórico-artístico de Cracovia y de sus leyendas (desde el dragón flamígero de la cueva de Wawel hasta el toque de trompeta desde la torre de Santa María interrumpido por una flecha tártara) de la forma más económica posible y estirando el tiempo con una inteligente estrategia para rentabilizar al máximo su viaje.

Escultura que recrea la leyenda del dragón flamígero que habría habitado la cueva bajo la colina de Wawel

A modo de aperitivo, en este enlace se puede contemplar en 360 grados la Plaza del Mercado, una de las más grandes de Europa con sus 40.000 m2, en la que destacan la basílica de Santa María, la Lonja de los Paños y la torre del antiguo Ayuntamiento.

http://krakow.pl/panoramy/

Entre los numerosos temas que se abordan en la Guía figuran los siguientes:

-Cómo y dónde cambiar el dinero a la divisa polaca sin ser timados.

-Los inspectores del transporte no son una leyenda urbana.

-Alojamientos donde quizás no habría pensado.

-Por qué no se debe apagar ni poner nunca en silencio el teléfono móvil.

-Hasta al peso se puede comer en la primera Capital Gastronómica Europea (los obwarzanki y zapiekanki; los bares de leche; mercados tradicionales, supermercados y grandes centros comerciales; restaurantes  para todos los gustos; cafeterías y pastelerías para desayunos y meriendas; sitios para veganos y vegetarianos; platos de la cocina polaca).

Uno de los batidos que sirven en Cracovia

-Agencias recomendadas para ir con garantías a Auschwitz, las minas de sal de Wieliczka y Zakopane y cómo organizarse la visita de forma particular y hasta en el mismo día.

Latas de Zyklon B, el pesticida a base de cianuro con que los nazis gaseaban a los judíos en Auschwitz

-Todo sobre la fábrica de Schindler y el rodaje de la película de Steven Spielberg.

El famoso pasaje, que recuerda a un corral de vecinos andaluz, donde se rodó una escena de ‘La lista de Schindler’

-El buscador de misas para saber cuándo están abiertas las iglesias y poder verlas sin perder el tiempo de forma infructuosa.

La iglesia neogótica de San José, en Podgorze, el barrio donde los nazis crearon el gueto para confinar a los judíos

-Qué hay que hacer para ver abierto el gran retablo de la basílica de Santa María y el toque de trompeta en lo alto de su torre.

Toque del Hejnal, el símbolo musical de Cracovia vinculado a otra de sus leyendas, en lo alto de la torre de Santa María

-Itinerario por el Camino Real.

La barbacana, una de las tres que quedan en Europa

-Cómo ver el Castillo y la Catedral en la colina de Wawel sin sucumbir en las colas.

Vista exterior de la Catedral en la colina de Wawel

-El Casco Antiguo en el sentido de las agujas del reloj.

La Lonja de los Paños en la Plaza del Mercado, que con sus 40.000 m2 es una de las más grandes de Europa

-Kazimierz, bastante más que un barrio judío.

Interior de la sinagoga Temple en Kazimierz

-Podgorze, tras las huellas del gueto y del exterminio nazi.

Las sillas que simbolizan las pertenencias judías abandonadas ante los nazis en la Plaza de los Héroes del Gueto

-Desde el tranvía del Papa (Juan Pablo II) hasta el distrito comunista de Nowa Huta.

Nowa Huta, el ideal del urbanismo comunista, construido tras la II Guerra Mundial

-Dónde ver un refugio antinuclear de la guerra fría.

-Los montículos de Cracovia y sus leyendas.

Montículo Kosciusko, monumento nacional de Polonia

-El perro Dzok, la última leyenda de Cracovia.

Monumento al perro que esperó durante un año en una rotonda a su dueño fallecido

-La iglesia de madera más grande y antigua de Polonia.

Iglesia de madera de San Bartolomé

-La milenaria abadía de Tyniec, en un escarpe sobre el río Vístula.

Abadía de Tyniec

-La curva del Vístula al pie de la colina de Wawel.

La curva del Vístula con la colina de Wawel al fondo

-Recorrido por los principales museos.

La dama del armiño, cuadro de Leonardo da Vinci (sólo pintó una veintena en su vida) que puede admirarse en Cracovia

-Cracovia gratis.

El retablo de la basílica de Santa María se puede ver gratis en ciertas horas

-¿Interesa comprar la tarjeta turística?

-Cultura para todos los meses del año.

Una de las vidrieras en la casa-museo del pintor Mehoffer, que acoge conciertos y otras actividades culturales

-La ciudad para/con niños.

Juegos de agua en las fuentes de la Plaza Szczepanski

-Guía de compras, desde ámbar a artesanía.

Cuadros de artistas callejeros a la venta en la muralla

-Estrategia para ver lo esencial en tan sólo dos días.

Patio del Collegium Maius, donde en las horas impares desfilan figuras históricas al son de una melodía musical

-Seguridad, sanidad, tráfico y aplicaciones útiles.

Un tranvía pasando junto a la basílica de San Francisco, una de las preferidas de Juan Pablo II

-Pequeño diccionario español/polaco.

Más de 200 ilustraciones y numerosos enlaces a vídeos y visualizaciones en 3D permiten poner imágenes a la exhaustiva información sobre una ciudad que, por tener, tiene hasta uno de los escasos cuadros pintados por el genial Leonardo da Vinci.

Portada de la Guía de Cracovia

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El sevillano que vendió un cuadro de Leonardo da Vinci

El príncipe Adam, que ha vendido a Polonia una colección valorada en 2.274 millones de euros, nació en Sevilla y lleva a gala ser sevillano

Sevilla perdió la oportunidad de acoger “La dama del armiño”, propiedad del noble que ha pedido ser enterrado en El Salvador

 

Ahora que Espadas, influido probablemente por la inauguración en Málaga de un nuevo museo en la antigua Aduana tras una inversión estatal superior a los 40 millones de euros, ha pasado de un año a otro de decir que el gran objetivo de su mandato es la ampliación del museo de Bellas Artes y no del tranvía, con más motivo hay que referirse a la gran noticia acaecida durante la Navidad y que ha pasado inadvertida en Sevilla y prácticamente en el resto de España: un sevillano ha vendido al Gobierno de Polonia uno de los pocos cuadros (se le atribuyen oficialmente tan sólo 23) pintados por el genio Leonardo da Vinci, concretamente “La dama del armiño”.

No sólo ha vendido esa pintura, sino la entera colección de arte acumulada por su familia a lo largo de los siglos y en la que figuraban obras maestras de Rafael, Rembrandt, Jordaens y Renoir, entre otros, amén de cerámicas griegas y etruscas, partituras de Chopin, más de 300 incunables…..un conjunto en suma compuesto por más de 85.000 piezas artísticas y 250.000 libros, documentos y manuscritos.

El pasado 30 de diciembre, Noticias de Polonia se hacía eco de la intervención del ministro polaco de Cultura, Piotr Glinski, en la televisión de su país, donde confirmaba la firma de un acuerdo con el príncipe Adam Karol Czartoryski de compra de la colección de la Fundación de los Príncipes Czartoryski “por aproximadamente -dijo- el 5% de su valor”. Según el ministro, el valor de toda la colección es “de más de 10.000 millones de eslotis”, que al cambio equivalen a más de 2.274 millones de euros, por lo que la transacción se habría cerrado por algo más de 100 millones de euros.

 

VIO LA LUZ EN SEVILLA

 

El protagonista de la venta de esta fabulosa colección de arte, el príncipe Adam Karol, es sevillano de nacimiento, lleva a gala ser sevillano y ha dispuesto que cuando muera sea enterrado junto a sus abuelos en la cripta de la sevillana iglesia del Salvador, sin que la Sevilla oficial se haya dado por enterada de su sevillanía, ni se haya preocupado en los 77 años transcurridos desde su nacimiento aquí ni del príncipe ni de haber gestionado ante él -reside en un palacio en Roma- ni ante su fundación del disfrute, siquiera en una exposición temporal, de algunas de sus obras maestras ni de haber procurado la cesión de alguno de sus fondos a su ciudad natal.

El príncipe Adam Karol no estableció vínculos con Polonia, de donde procedía históricamente su familia, hasta que no cumplió lo 35 años de edad. Hasta entonces, como en el poema de Machado, su infancia y su vida toda podría decirse que eran recuerdos de patios de Sevilla.

Este hijo de la princesa Dolores de Borbón -primo hermano del Rey Juan Carlos-, y Orleans por dos ramas distintas. recordó su biografía en una entrevista concedida a la publicación “Tendencias del Mercado del Arte”.

“Yo nací en España. Siempre digo que soy un polaco-sevillano. Mis padres huyeron de Polonia durante la Segunda Guerra Mundial, perseguidos por el régimen alemán, que los arrestó y envió a un campo de concentración como a tantas otras personas. Mi abuelo, el Infante Don Carlos, solicitó amparo a Franco que a través de sus contactos llegó al almirante Canaris, jefe del espionaje alemán, que logró que los deportaran a Italia y de ahí a España, donde llegaron en diciembre del 1939. Al mes de estar allí nací yo, en Sevilla. Mis padres vinieron, como suele decirse, “con lo puesto”, salvaron la vida, pero perdieron todo lo demás: castillos, museos, bibliotecas, fincas y cuentas corrientes.

 

TRAGEDIA FAMILIAR

 

Mis abuelos, el Infante Don Carlos y la Infanta Luisa, les compraron una pequeña finca de recreo en Dos Hermanas, un pueblo al sur de Sevilla, que dedicaron a la explotación agraria para ganarse la vida. Fueron años duros para mi padre. A la amargura del exilio se le sumaba la de haber perdido todo y tener que vivir “mantenido” por su suegro. Cuando yo tenía apenas 6 años, falleció, y a continuación murió mi hermano menor, los dos con un mes de diferencia, y a mi madre la tragedia vivida le produjo un bloqueo mental. Nunca hablaba de Polonia, ni siquiera me empujó a aprender el idioma, que he tratado de aprender de adulto”.

El noble polaco-sevillano ha sido un entusiasta deportista toda su vida: “He practicado casi todos los deportes -declaró a la publicación especializada en el mercado artístico- pero en especial he disfrutado pilotando coches, tanto deportivos y prototipos como Fórmula III. También he estado muy involucrado en las artes marciales como vicepresidente de la Federación Europea y Mundial de Kárate, y co-fundador de la Federación Española, y esta pasión me llevó a coleccionar armas japonesas antiguas”.

“Viajé a Polonia por primera vez en 1975 como miembro del equipo nacional de la Federación Española de lucha al Campeonato Mundial. Fuimos a Katowice, una ciudad al suroeste del país. Para acompañarme en mi visita a Cracovia -recordaba- me pusieron una guía turística, y ésta, mientras me mostraba la ciudad, me iba diciendo: “Éste es el museo que su familia gentilmente donó a la nación, y éste es el castillo que su familia, amablemente, también donó a Polonia, y éste…” Al escuchar no pude reprimirme y le espeté: “disculpe, mi familia no ha donado nada. Ustedes nos lo han robado”.

 

EN LA EXPO 92

 

Además de su carrera deportiva y de sus negocios como socio en el sector de la hostelería, principalmente restaurantes y discotecas, el príncipe Adam Karol fue comisario adjunto del Pabellón de Polonia en la Exposición Universal de Sevilla, en 1992. “Recuerdo aquello como algo maravilloso. Era la primera vez -rememoraba- que representaba a la nación de mi padre. ¡Y además en mi ciudad, Sevilla!. El comisario polaco me decía asombrado: “Fíjese, todas las autoridades, incluido el alcalde, vienen directamente a nuestro pabellón”, “¡Claro!, le respondía yo entre risas, ¡porque muchos estudiaron conmigo en el colegio y al resto los conozco desde chico!”.

“Cuando cayó el Muro de Berlín, se me ocurrió que sería interesante montar en Polonia algo parecido a la red de Paradores nacionales de España. En Polonia hay muchas casas principescas, porque el título de rey no es hereditario sino que es elegido entre los príncipes, y yo veía a otros primos míos que, al igual que yo, habían nacido en el extranjero, y pensé que sería bonito unirnos para recuperar algunos de los castillos, con sus colecciones de arte, y abrirlos al público. Pero era un proyecto complejo, y decidí volcar mi energía en el museo”.

El museo al que se refiere es el que alberga la colección familiar, muy expoliada por los nazis durante la II Guerra Mundial, en Cracovia, ciudad que ofreció a sus antepasados un antiguo artesanal, al que aquéllos unieron un palacio que se comunicaba con un monasterio a través de un puente.

Bajo el Telón de Acero, los dirigentes comunistas reabren el museo, y pese a que la situación económica es desesperada, sale adelante gracias a la abnegada entrega del profesor Marek Rostworoski. “Había entrado a trabajar siendo muy joven en el museo de mi familia en la época de mi abuelo –explicó a Tendencias del Mercado del Arte  el príncipe Adam Karol- En los años 60, fue nombrado director del Museo Czartoryski confiscado por el régimen comunista en 1945. En aquellos años, vino a verme varias veces, en secreto, a Londres, animándome siempre a regresar a Polonia e involucrarme en el museo, tal como habían hecho mis antecesores. Era una gran idea pero totalmente imposible. ¡Todo había sido confiscado!.

El maravilloso profesor Rostworoski consagró toda su vida a la colección y a mi familia y, en 1991, siendo él ministro de Cultura de Polonia, la Corte Suprema me restituyó, como legítimo heredero y propietario, tanto el museo con todos sus objetos como la suntuosa biblioteca ubicada en un edificio cercano. Fue un momento de gran alegría pero, al mismo tiempo, de preocupación. Ciertamente heredaba los inmuebles con todas las obras de arte, pero no el dinero para mantenerlos. ¡Y una plantilla de 136 personas!. Llegamos a un acuerdo con el Ministerio de Cultura, y decidí constituir la Fundación Príncipes de Czartoryski. Sabía que era importante que la colección quedara salvaguardada por una entidad legal.”

OPORTUNIDADES PERDIDAS

En junio de 2011, el príncipe Adam Karol autorizó a que se expusiera por primera vez en España, en el Palacio Real de Madrid, el cuadro “La dama del armiño”, de Leonardo, en el marco de la muestra “Polonia, tesoros y colecciones artísticas”, que organizó Patrimonio Nacional. Ya que el cuadro estaba a 500 kilómetros de Sevilla y su dueño era un sevillano que se declaraba orgulloso de serlo, era una oportunidad única para pedirle que lo trajera al Museo de Bellas Artes hispalense, idea que transmití al nuevo gobierno local presidido por Zoido, sin resultado alguno.

Con motivo del V aniversario de Viva Sevilla, el 31 de marzo de 2016 enviamos al Ayuntamiento presidido por Espadas un programa conmemorativo cultural que incluía el patrocinio por parte del periódico de la apertura de las Atarazanas a los sevillanos; una exposición del Tesoro del Carambolo en el Museo Arqueológico y traer a Sevilla, previa negociación en Roma de la mano del alcalde con el príncipe Adam Karol, el cuadro “La dama del armiño” y  alguno más de su colección.

Han pasado nueve meses y todavía estamos esperando respuesta a esa oferta de patrocinios culturales. Si el príncipe Adam Karol, en vez de ser sevillano hubiera sido malagueño, ¿habría desaprovechado Málaga esa circunstancia brindada por el destino?

La tercera oportunidad perdida por Zoido

A Juan Ignacio Zoido le está ocurriendo con el patrimonio histórico-artístico lo mismo que se decía de Arafat en relación con la paz entre palestinos e israelíes en Oriente Próximo, que nunca perdía la oportunidad de perder una oportunidad.

La primera oportunidad perdida por el alcalde en esta materia fue la de haber gestionado la venida a Sevilla del celebérrimo cuadro de Leonardo da Vinci ‘La dama del armiño’, probablemente el único del genio renacentista que aún es de propiedad privada y que formó parte de la exposición ‘Polonia. Tesoros y colecciones artísticas’, que albergó el Palacio Real de Madrid desde el 1 de junio hasta el 4 de septiembre de 2011, justo al inicio del mandato de Zoido como nuevo alcalde de Sevilla.

‘La dama del armiño’ es un retrato alegórico de Cecilia Gallerani pintado sobre tabla de nogal con tal maestría que no se aprecia en la misma pincelada alguna, como si se tratara de una fotografía, y sirvió de inspiración para este poema:

‘¿A quién envidias, Naturaleza?
¡A Da Vinci, que pintó una de tus estrellas!
Cecilia, tan bella, hoy es aquella
frente a cuyos ojos el sol parece sombra oscura.

Tuyo es el honor, aun cuando su pintura
nos dé a entender que escucha y nos habla.
Piensa que cuanto más viva y hermosa aparezca
tanto mayor será su dicha futura.

Dale las gracias pues a Ludovico o bien
al ingenio y la mano de Leonardo,
que te permiten participar de la posteridad.

Quienes la vean, por más tiempo que haya pasado
dirán al verla viva: así nos basta
para entender qué es el arte y qué la Naturaleza’.

EL PRÍNCIPE SEVILLANO

El famoso cuadro es propiedad de la Fundación Príncipes Czartoryski, familia noble polaca al frente de la cual está el príncipe Adam Karol, primo del Rey de España en su calidad de hijo de la princesa Dolores de Borbón y natural de Sevilla, una condición que Zoido no supo aprovechar hace dos años para haber gestionado ante él, ya que el cuadro había viajado hasta nuestro país, la exposición temporal de la tela de Leonardo en su ciudad natal.

¿Y cómo es posible que un sevillano haya llegado a ser príncipe de Polonia? La historia es más bien al revés: el príncipe nació en Sevilla por los avatares del Destino. Durante la II Guerra Mundial, tras la invasión del país eslavo por las tropas de Hitler, la familia principesca huyó de su país en un barco que rindió viaje en Cádiz y luego se asentó en Sevilla, donde nació el príncipe, a cuya saga los nazis le arrebataron todo su patrimonio, incluidos el cuadro de Leonardo y otro de Rafael.

El Gobierno polaco pretendió quedarse con la pintura tras la caída del régimen comunista por obra del movimiento ‘Solidaridad’ del líder obrero y posterior presidente del país, Lech Walesa, pero el Tribunal Supremo de Polonia falló a favor del príncipe Adam Karol, que recuperó tras casi medio siglo el cuadro en calidad de legítimo propietario, un príncipe al que entrevistó en su palacio de Roma un periodista de El País que dio fe de que aún conserva el acento andaluz, por el tiempo vivido en la Sevilla que le vio nacer.

EL CAIXAFÓRUM

La segunda oportunidad perdida por Zoido en materia de patrimonio histórico-artístico y que está reciente en la memoria de los sevillanos la supuso el aplauso dado a los directivos de La Caixa cuando fueron a verlo al Ayuntamiento para informarle del abandono del proyecto del Caixafórum en las Atarazanas y su traslado a la torre Pelli.

Si el alcalde entonces se hubiera plantado ante los directivos de la entidad catalana y cuestionado su decisión de trocar un monumento junto al Patrimonio Mundial de Sevilla por, probablemente, los bajos del periférico rascacielos de la Cartuja a la salida de la carretera a Huelva, no habría tenido luego necesidad de arrepentirse de aquella foto a tres pares de manos y de formar parte de un frente común con PSOE e IU para exigirle a La Caixa que cambiara de decisión.

LA INMACULADA DE MURILLO

Y la tercera oportunidad perdida por Zoido en este aspecto ha sido con motivo del regreso a Sevilla, desde que fue expoliada por el mariscal Soult durante la Guerra de la Independencia contra las tropas napoleónicas, del también celebérrimo cuadro de Murillo ‘La Inmaculada’, conocida como de Los Venerables, por haber sido pintada expresamente para el antiguo Hospital de los Venerables sacerdotes sevillanos, hoy sede de la Fundación Focus Abengoa. Allí ha formado parte de la exposición ‘Murillo y Justino de Neve. El arte de la amistad’, clausurada justamente ayer domingo.

El expolio de obras de arte sevillanas por Soult ha sido historiado, entre otros, por los profesores de la Universidad Hispalense Manuel Moreno Alonso y Enrique Valdivieso. Este último incluso ha reconstruido virtualmente, en un estupendo trabajo conjunto con Gonzalo Martínez del Valle, el aspecto original que tenían retablos y claustros saqueados o destruidos desde la Guerra de la Independencia hasta la Guerra Civil en el imprescindible libro ‘Recuperación visual del patrimonio perdido’.

EL EXPOLIO

Cuenta Moreno Alonso que Soult organizó su propio museo en su residencia del Palacio Arzobispal, donde se alojó en el tiempo que estuvo en Sevilla. Allí, probablemente, reunió cerca de 200 obras de arte que escogió de los grandes maestros: 32 de Murillo, 28 de Zurbarán, 25 de Alonso Cano, 8 de Valdés Leal, 5 de Herrera el Viejo, 3 de Rubens y 2 de Roelas, entre otros. Durante su estancia en nuestra ciudad, Soult acumuló cuadros suficientes como para realizar diez envíos a su esposa que -cuenta Moreno Alonso-, sorprendida, no daba crédito a sus ojos: continuamente llegaban a su domicilio furgones cargados de objetos preciosos. De esta forma no le fue difícil  llenar sus palacios en París y Soultberg y la mansión de Villeneuve, e incluso se permitió el lujo de regalar cuadros al museo del Louvre.

A su muerte, su fabulosa colección, fruto del pillaje en los países invadidos por Napoleón, fue sacada a subasta. Cuentan las crónicas que por la Inmaculada de Los Venerables (rebautizada por los franceses como ‘de Soult’) pujaron el zar de Rusia, la National Gallery de Londres y el museo del Louvre, que finalmente se hizo con la tela al astronómico precio entonces de 586.000 francos, lo que la convirtió en la más cara de la institución y en su gran estrella, prueba de la cotización alcanzada por el maestro sevillano.

EN MADRID, NO EN SEVILLA

Enrique Valdivieso recuerda cómo España (ya bajo el régimen de Franco) realizó gestiones para la devolución por Francia de alguna obra importante, especialmente las relacionadas con Murillo: “Así se consiguió -cuenta- que parte de las pinturas de Santa María la Blanca volvieran a España, aunque nunca regresaron a Sevilla, ya que se quedaron en el museo del Prado, y lo mismo ocurrió con la Inmaculada de los Venerables, que no fue devuelta al lugar de donde había sido robada, sino que se quedó en la pinacoteca madrileña. Es de señalar -continúa- que Francia no devolvió gratuitamente esta Inmaculada, si no a cambio del retrato de una infanta, de Velázquez, que el Prado tuvo que entregar al Louvre”.

Con motivo de la exposición ‘Murillo y Justino de Neve’ y la reposición del cuadro en su emplazamiento original en Los Venerables se han alzado voces en la ciudad pidiendo su retorno definitivo a Sevilla. La Diputación Provincial aprobó en este sentido una moción presentada al Pleno por el PA, por unanimidad de todos los grupos, incluido el PP. Las asociaciones ‘Sevillasemueve’ y ‘Velázquez por Sevilla’ se han unido en los últimos días a la reclamación y pedido que el Ayuntamiento la liderara ante el Gobierno de la nación.

Justamente hace menos de una semana, el ministro de Cultura, José Ignacio Wert, estuvo en la ciudad y se vio con el alcalde, que guardó silencio públicamente mientras el representante del Ejecutivo remitía a los demandantes del cuadro al Patronato del museo del Prado. Zoido perdió así, de nuevo, la oportunidad de haber liderado ante el ministro  la reivindicación ciudadana e institucional en pro de la recuperación del patrimonio expoliado a Sevilla.