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Trío

En política me atengo al principio de ‘un hombre, un voto; un político, un cargo’, y con plena dedicación, pues es tan alta la responsabilidad de gobernar un país, una región, una ciudad, que hasta las 24 horas del día me parecen pocas. Pero ése es mi ideal en plan Blas Infante o mi cernudiano deseo y otra cosa la triste realidad. Ya que todo el mundo hace de su capa un sayo, me llama la atención que Kiko Toscano y Pepote Borbolla exijan a Susana Díaz que dimita como consejera de la Junta si quiere ser secretaria provincial del PSOE, porque “no se puede estar en dos sitios a la vez”. A buenas horas lo descubren. Que yo recuerde, Pepote fue a la misma vez presidente de la Junta, secretario general del PSOE (A) y diputado en el Parlamento de Andalucía. Kiko, por su parte, ha sido simultáneamente alcalde de Dos Hermanas, consejero de Emasesa y diputado provincial. O sea que, parafraseando al Lazarillo de Tormes, Pepote y Kiko no pueden protestar por que Susana se coma las uvas públicas de dos en dos porque ellos en sus tiempos se las han comido de tres en tres.

Silencios

Santiago Herrero, que pese a ser miembro de cierta Academia de Medio Ambiente aún se maneja en su particular ‘lucha de clases’ entre el desarrollo económico y la conservación de la Naturaleza sin percatarse de que la conservación es el desarrollo mismo, ha reconocido que “no tiene sentido económico haber hecho la esclusa sin haber resuelto el tema del dragado”. ¿Y por qué no lo dijo en el momento procesal oportuno? El Lazarillo de Tormes, maravillado de que su amo, ciego, supiera que se estaba comiendo las uvas de tres en tres, le inquirió por la razón de su gran sabiduría. Respuesta de aquél: “Porque yo me las estaba comiendo de dos en dos y tú guardabas silencio”. El presidente de la patronal nada dijo sobre este sinsentido económico mientras los empresarios se embolsaban  los más de 160 millones de euros que han costado las obras y de paso ponían a la opinión pública ante una política de hechos consumados para que la breva del dragado se les diera por añadidura. Una vez que se han comido el racimo de uvas, Santiago Herrero ya ha podido romper su silencio.