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Los números rojos

‘Deuda’ fue, probablemente, la palabra que más salió a colación durante el último Pleno municipal de 2013, maratoniano por su duración (empezó a las 9 de la mañana y terminó casi a las 9 de la noche) y caracterizado por la confluencia de informes económicos, al tratarse del más importante del año por abordarse la aprobación de los Presupuestos de la ciudad para 2014.

Aunque fuera con tan sólo cuatro días de antelación sobre el plazo límite del 31 de diciembre, Zoido pudo alardear con razón de haber cumplido su promesa de que en su mandato las Cuentas de la ciudad se aprobarán antes del año natural para el que hayan sido formuladas, evitando los desbarajustes y prórrogas de la era Monteseirín, cuando años hubo en que no se aprobaron hasta bien entrada la primavera.

En el pleno del 27 de diciembre confluyeron el dictamen previo y obligado, aunque no vinculante, del Consejo Económico y Social (CES); los informes del interventor alertando de desequilibrios pasados y de riesgos futuros por excesivo endeudamiento, por lo que pedía hasta dos planes de saneamiento o económico-financieros; y los informes a su vez de la delegada de Hacienda, Asunción Fley, para contrarrestar a unos y otro.

La apodada ‘dama de hierro’ y dueña de la llave de la caja de caudales municipal, como había hecho caso omiso de las advertencias previas del interventor y éste insistía ‘erre que erre’ hasta el final, tuvo que improvisar en horas veinticuatro un argumentario con el que sostener el edificio contable construido por su Delegación, porque ya se sabe que el papel lo soporta todo, llámese dictamen del CES u observaciones del interventor municipal.

LA JUNTA, A COLACIÓN

Pero empecemos por el final, como en la crónica de una aprobación presupuestaria anunciada, que así la habría titulado el maestro García Márquez, dada la mayoría absolutísima de Juan Ignacio Zoido con sus veinte concejales incluido él mismo.

Si la cita iba de deudas, el alcalde nunca pierde la oportunidad de perder la oportunidad de confrontarse con la Junta de Andalucía, máxime ahora que ya puede expresarse con la libertad de saber que no va a ser el candidato del PP (A) a la Presidencia de la Junta y no tiene necesidad como antes de medir sus palabras por aquello de qué podrían pensar en Málaga, Granada y demás ciudades hermanas.

Zoido aprovechó el altavoz del Pleno para elaborar sus particulares tablas Imput/Output con el Gobierno andaluz y cifrar en 20 millones de euros la deuda ‘viva’ de la Junta de Andalucía con el Ayuntamiento, debido a supuestos impagos de tributos locales, una espinosa cuestión que San Telmo no acaba de reconocer oficialmente con el argumento de que entre Administraciones Públicas no cabe este tipo de exigencias tributarias y que las sedes autonómicas están tan exentas de pagar como recientemente los tribunales le han reconocido a la Iglesia católica frente a las tentaciones crematísticas de algunos ayuntamientos ayunos de ingresos.

Zoido, obstinado, atribuyó a los supuestos impagos de la Junta la imposibilidad de diseñar y aplicar un Plan de Empleo municipal (cambio en su discurso; antes sostenía que no tenía competencias), pese a que no condicionó a la presunta deuda autonómica ni su promesa de convertirse en el ‘alcalde del empleo’ cuando aún estaba en la oposición, ni la de formular el nonato Plan a la vuelta del verano en su primer debate sobre el estado de la ciudad como alcalde. Desde entonces han pasado un par de regresos del verano, pero el Plan de Empleo ni existe ni se le espera, mientras que la ciudad ha superado la barrera de los 90.000 parados.

ADVERTENCIAS DEL INTERVENTOR

De las supuestas deudas de la Junta con Sevilla, según Zoido, a las deudas de Sevilla con los bancos, según el interventor municipal, Braojos. Despachada con un contrainforme la petición de un primer plan de saneamiento por el interventor al estimar, como juez y parte, Asunción Fley que con su mayor presión fiscal y los ahorros en plazas vacantes no cubiertas y otras medidas (40 millones de euros) se habían compensado con creces los 13,9 millones de euros en números redondos de déficit advertidos por Braojos en la liquidación del Presupuesto de 2012, la delegada de Hacienda centró sus esfuerzos en tumbar la exigencia de un segundo plan de saneamiento por mor de la forma de contabilizar la deuda municipal.

Atención al dato dado por el interventor: el Ayuntamiento gobernado por Zoido debe ahora 494,81 millones de euros.

Al repasar el proyecto de Presupuestos para 2014, el interventor alerta de que la deuda puede superar los 580 millones de euros debido a dos circunstancias:

1) Necesidad de liquidez a corto plazo por 30 millones de euros.

2) Obligación de asumir el préstamo de 55,4 millones de euros a largo plazo que en su día pidió Emvisesa para acometer la ampliación de Fibes pese a no ser su objeto social (otra de las ocurrencias impuestas por Monteseirín para sus megalómanos proyectos, como el desviar a las ‘Setas’ de la Encarnación la ‘hucha’ del PGOU) y que debe subrogarse el Consistorio, máxime  tras la creación de una nueva sociedad (Contursa) cuyo fin expreso es la gestión del Palacio de Congresos y Exposiciones.

DESAUTORIZACIÓN

La delegada de Hacienda desautoriza al interventor y su petición de un plan de saneamiento por esta causa al entender que significaría imputar dos veces lo mismo, ya que el Ayuntamiento habría reconocido en su día el aval otorgado al préstamo solicitado para la ampliación de Fibes.

Al debate sobre qué cabe computar como deuda y qué no hay que sumar el dictamen que 24 horas antes emitió el Consejo Económico y Social (CES) sobre los Presupuestos para 2014 y que incluye un revelador cuadro evolutivo de la deuda municipal año a año en el periodo 2004-2013, acompañado de este pequeño texto: “El Ayuntamiento de Sevilla prevé aumentar su deuda en 2013 en 13 millones hasta los 495”.

Dado que el CES bebe de las cifras oficiales que le facilita el Ayuntamiento -y así lo reconoce con gratitud en su informe-, este dato coincide con la cifra de deuda que maneja el interventor y que sale a colación en el Pleno: 494,8 millones de euros.

MAS QUE ANTES

Según el Consejo, el pico de deuda del Consistorio se alcanzó en 2009, segundo año del tercer mandato de Monteseirín, con 522 millones de euros, para descender a 454 millones en 2010 y 452 millones en 2011, año con medio de gestión del anterior alcalde y medio de gestión de Zoido (desde el 11 de junio, en que toma posesión como alcalde).

¿Y qué ocurre después? Pues que según la estadística del CES, la deuda del Ayuntamiento ha vuelto a crecer bajo el mandato de Zoido y pese a los recortes y el plan de ajuste: 482 millones en 2012 y los citados 495 en 2013, con el miedo del interventor de que haya que contabilizar 580 millones en 2014.

La paradoja es que Zoido puede acabar su mandato como alcalde con más endeudamiento que con el que tomó el testigo de Monteseirín en 2011, pese a lo cual lleva dos años y medio invocando como causa del incumplimiento de la mayor parte de su programa electoral la hipoteca que según él le ha supuesto ‘la herencia recibida’.