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Luz, más luz

Zoido quiere reconvertir en Corporación la AIE que inventó Monteseirín para darle todo el poder a Marchena en el Ayuntamiento paralelo en que convirtió las empresas municipales. Aparte de coladero para enchufados (también instrumento indirecto de control de las agrupaciones socialistas alineadas con los críticos), la AIE era el cajón sin fondo usado por el valido para comprar complicidades y silencios periodísticos. Dicen ahora en el PP que con la Corporación desaparecerán los gastos opacos de propaganda y patrocinios, como los 15 millones de euros endosados a las cuentas de Emasesa sin comerlos ni beberlos. Muy bien, pero antes de que las facturas desaparezcan en el limbo administrativo del olvido, ¿por qué no se hacen públicas, para saber quiénes se beneficiaron de esos 15 millones y así se convierte la opacidad en transparencia, conforme a la promesa electoral de Zoido de luces y taquígrafos? El emperador romano llevaba al lado a alguien que le recordaba que era mortal. A Zoido hay que ponerle a otro que le recuerde la frase de Goethe: “¡Luz, más luz!”.

La tómbola

¿Se puede ser gerente sin tener ni idea de la normativa que debe aplicarse en función del cargo y de la responsabilidad que ello entraña? Sería imposible en una empresa que se precie, porque el interfecto habría acabado de patitas en la calle al evidenciarse su ignorancia, pero en el Ayuntamiento de Monteseirín el desconocimiento de la ley no era un impedimento para ser alto cargo, ya que la ‘condición sine qua non’, como ha demostrado la deposición de su valido, Manuel Marchena, ante la juez Alaya era ser amiguete y paño de lágrimas del (ex) alcalde. Del interrogatorio de la magistrada al otrora gerente de Urbanismo ha trascendido que el cienmileurista (170.000 euros de sueldo) confesó desconocer el Reglamento de Gestión Urbanística y el expediente urbanístico relacionado con las empresas Larena y Sanma (a pesar de que estaban en juego 158 millones de euros), y que dijo tan campante que las firmas en los documentos eran “puramente procedimentales”.De todo lo cual se colige que a Marchena le tocó el cargo de gerente en una tómbola, la tómbola de Monteseirín.

 

 

Símbolo

¿Y qué ganamos los vecinos de Sevilla con que se reponga el solar de la biblioteca universitaria impulsada en el Prado de San Sebastián por Monteseirín y Marchena a su estado anterior? ¿Quién de las generaciones futuras guardará memoria de este triunfo judicial popular sobre la soberbia y las tropelías urbanísticas del Poder si el trozo amputado al jardín se repuebla de árboles y plantas y se funde con el resto del parque como si aquí no hubiera pasado nada de nada? Lo mejor no es que se recupere la zona verde tal como estaba, sino que se deje tal como está ahora, mutilada por efecto del contubernio entre Miguel Florencio y el exalcalde y con la biblioteca de catálogo de Zaha Hadid, que ni siquiera se dignó a venir a Sevilla, a medio construir, como un recordatorio permanente de la victoria del pueblo y advertencia a gobernantes futuros de hasta dónde conducen la chulería y la prepotencia. Frente a las ‘setas’ de la Encarnación, erigidas como hito triunfalista del Régimen, deben seguir alzándose su contrapunto, las ruinas de Palmira de la era Monteseirín.

 

Broche final

Cuentan las crónicas que el autohomenaje que  Marchena le organizó en lo alto de las ‘setas’ a Monteseirín junto con los últimos de Filipinas (desde el delfín Celis hasta el hombre grande, que no al revés, Fran Fernández) del Régimen demolido por los sevillanos el 22-M  se inició y acabó como el rosario de la aurora. El valido expulsó con cajas destempladas a la prensa que quería democratizar las vistas del ágape en el mausoleo alfrediano y la entrega del regalo de recuerdo (¿sería acaso el teletipo de Europa Press enmarcado?), y uno de la claque del (ex)  lió una bronca con los indignados del 15-M que derivó en heridas a un camarero y forzó la intervención de los antidisturbios. Todo un numerito. Y mientras los miembros de su club de fans político daban la cara por él, o trataban de partírsela los desafectos del Régimen, el muy heroico e ‘invictus’ exalcalde hizo la jugada de baloncesto que siempre ha hecho a lo largo de su vida cada vez que olía a chamusquina: meterse en las ‘setas’ por la puerta de atrás. Osea, la misma por la que ha salido del Ayuntamiento.

 

Socrático

Manuel Marchena, el valido de Monteseirín, sufría tal impaciencia por declarar ante la juez Alaya tras su imputación en el caso Mercasevilla que otrora se presentó en los Juzgados sin cita previa. Tuvieron que echarlo de allí porque, fiel a sus despóticas maneras, ni siquiera había pedido la vez. Ahora, tras ocho meses en el corredor de los imputados, ha comparecido al fin ante su señoría. Cuentan las primeras crónicas que se quedó tan demudado al conocer que lo era por cuadruplicado, que lo único que se le ocurrió fue pedir un vaso de agua. De Emasesa, naturalmente, no de las de marca a  que acostumbraba en los restaurantes para acompañarse las pinceladas al centro. Repuesto del susto, el geógrafo se mostró más bien filósofo, en concreto socrático ateniense, al sostener: “Yo sólo sé que no sé nada”. El valido ha confesado ante la magistrada que él ni daba instrucciones en la Gerencia, ni sabía de expedientes, ni ná de ná. Osea, que lo único que sabía como gerente de Urbanismo era cobrar. Para eso era un lince: 170.000 euros  por no tener ni p..ajolera idea.

 

 

La roncha

Todavía no ha hecho Zoido su anunciada auditoría ‘de infarto’ y ya afloran como setas las ronchas ocultas por Monteseirín bajo las alfombras. De momento se ha descubierto una lápida de 21 millones de euros en Urbanismo, de los que al menos 15 millones son imputables al imputado Marchena, de sus tiempos como gerente. Y eso que disfrutó de lleno la época de las vacas gordas, cuando del ladrillo manaba leche, miel y langostinos a mayor satisfacción del valido, conocido por su gran afición a las pinceladas al centro a costa del contribuyente o del especulador de turno. Monteseirín le puso un sueldo de 170.000 euros con la excusa de que era un gran gestor, y dijo que aún le parecía poco. El ‘cienmileurista’ ha multiplicado ciento por uno, pero con signo negativo, cada euro cobrado a los contribuyentes, pero ni se inmuta. Al igual que su jefe decía que no entendía de leyes porque era médico, él podrá alegar que de números y contabilidad no entiende porque, al fin y al cabo, es sólo un geógrafo ‘bon vivant’ que se dedicó a cartografiar los restaurantes de Sevilla.

 

Chiringuitos

chiringuitoEl alcaldable Espadas incurre en  flagrante contradicción cuando promete que, si él gana,  el Ayuntamiento “se apretará el cinturón” en gastos superfluos: unificará delegaciones, reducirá cargos de confianza e igualará  los sueldos del personal nombrado a dedo para que no cobren más que el alcalde (al menos ha tomado buena nota del dineral que ha trincado Manuel Marchena, el valido de Monteseirín, a su paso en plan Atila). Pero a continuación habla de crear la ‘Fundación del Legado Americano de Sevilla’, a fin de  relanzar nuestro riquísimo patrimonio cultural y blá, blá. ¿No habíamos quedado en que iba a unificar delegaciones para ahorrar? ¿Por qué, entonces, otro chiringuito municipal, que todos sabemos sirven sólo para colocar a los enchufados o servir de cementerio para los cadáveres políticos? ¿No tenemos ya la Delegación de Cultura, Turismo, el Convention  Bureau y compañía para promocionar desde el legado andalusí al americanista y lo que haga falta? Con promesas como ésta creo que al cinturón de Espadas todavía le queda más de un agujero que apretar.

Medallas

medalla-solacon-fondoEl (sin) alcalde ha otorgado en su adiós medallas de la ciudad a las hermandades del Rocío de Sevilla Sur, cortijo electoral de Torrijos –que, tan laico él, la exigió en su día como prueba de su poder en el gobierno-, y del Cerro del Águila, en compensación a Fran Fernández tras su descabalgamiento de las listas por Susana y Viera. Cuentan que, como no podía ser menos, la decisión ha levantado ampollas en los ambientes rocieros porque estas dos hermandades ya gozan de tan alto honor pese a contar con tan sólo 25 años de  existencia, mientras que la más antigua, la de Triana, con 75 años de historia y un papel estelar en la universal devoción a la Blanca Paloma ha sido ignorada. El problema de Triana es que no ha observado las reglas no escritas de esta particular romería que cada año ha organizado el (sin) alcalde con el reparto de las medallas. Ha hecho el camino sola, mientras que Sevilla Sur y El Cerro del Aguila hicieron su presentación apadrinadas por Torrijos y Fernández. Y con Monteseirín y Marchena, quien no tiene padrinos políticos, no se bautiza.

Cuerda de imputados

Fran El último de Filipinas del (sin) alcalde, el hombre grande (que no al revés), Fran Fernández, también ha acabado imputado, por unos contratos ‘a dedo’ de  644.000 euros en sus tiempos de delegado de (in)Seguridad. Según el sindicato de  bomberos, presuntamente se habrían vulnerado procedimientos y saltado controles administrativos. ¿Les suena? ¿No es lo mismo que ha propiciado el escándalo de los EREs de la Junta? En la corte del faraón de las setas de la Encarnación, Monteseirín, no sólo sus fieles ejecutados políticamente por Susana y Viera (Fran y el valido Marchena) tienen que desfilar por la pasarela judicial del Prado de San Sebastián, sino también la edil Medrano, de la cuota de Torrijos, directivos de Mercasevilla y hasta el ‘sin papeles’ del gerente de Urbanismo, el cienmileurista Miguel Ángel Millán. Si a ellos se les suman los condenados Marín y Pardo, éste prófugo de la Justicia, por el caso de las facturas falsas, vemos que Monteseirín pasará a la historia como el único alcalde  cuya corporación se ha caracterizado por tener un horizonte penal.

Súper glue

pegamento-loctite-super-glue-3-tubo-3-mlComo los propagandistas oficiales se dedican a destacar los calificativos favorables de la prensa británica, siempre tan atraída por la desmesura, a las setas de la Encarnación (perdón, Plaza Mayor, según la terminología alfrediana), para equilibrar vamos a reflejar también sus críticas. Los colegas de Albión se han percatado también de que las balaustradas, paneles y pavimentos son “ordinarios tirando a miserables” y, además, no las llaman setas, sino sombrillas, otro hallazgo semántico que podría dar mucho juego a Marchena a la hora de sus masivos spam propagandísticos por e-mail. El valido bien podría decir que aunque Sevilla no tiene playa, al menos ya tiene sombrillas para convertir la plaza elevada en un inmenso solarium. Y el otro gran hallazgo de los plumillas británicos ha sido ver que el (sin) Metro-pol es “el edificio más grande del mundo unido con pegamento extrafuerte”. Otro argumento para la propaganda marchenera, pues esto es un hito para el libro Guinness de los records. Al final, las setas van a acabar convertidas en el icono del súper glue.