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Quite

Si aún no se hubieran fallado los premios de la temporada taurina, sin duda alguna el delegado de Urbanismo, Max Vílchez, sería uno de los candidatos al del quite providencial, con la singularidad de que se lo ha hecho a sí mismo y no a un tercero. No de otra forma que un autoquite cabe interpretar la convocatoria urgente el otro día de una rueda de prensa para informar de que Fran Rivera y Carlos Herrera habían presentado mejor oferta que sus rivales para el mercado gourmet del Barranco…. aunque el concurso no se fallaba hasta una semana después. Se trataba de eclipsar el escándalo de la subida de tasas que preparaba Urbanismo y que le reventó el PSOE, porque ¿desde cuándo se convoca una rueda de prensa para informar sobre unas ofertas en vez de sobre la adjudicación propiamente dicha? Pero bien mirado, si en su tiempo se hubiera informado previa y públicamente ante los medios de que la oferta de Noga superaba en 62 millones de euros a la de de la filial de Sando en el concurso convocado a tal efecto quizás nos habríamos ahorrado el escándalo Mercasevilla.

Acuatlón

Emulando a Fray Luis de León podríamos escribir hoy que, tal como decíamos ayer, Curro Pérez, el portavoz del gobierno de Zoido y alcalde trianero, se lo está poniendo a huevo últimamente a la oposición. El sábado lo volvió a demostrar con la organización en tal fecha del Acuatlón que derivó en los incidentes entre acuatletas (o como se diga) y placeros del mercado de Triana, por el bloqueo que la prueba deportiva sometió a los accesos a la plaza de abastos en el día de mayores ventas de la semana y con la que está cayendo por la crisis. Viendo que el género se les quedaba colgado en los puestos, los comerciantes acabaron perdiendo los nervios y entre unos y otros se montó una trifulca que se saldó con varios heridos. Este Ayuntamiento del PP que corta la circulación y el paso a los comercios un sábado por la mañana en Triana está compuesto por los mismos políticos que, cuando se hallaban en la oposición, bramaban contra Torrijos cuando éste cortaba la Ronda Histórica los domingos para organizar sus ‘Ciclovidas’ con pasacalles,  ciclistas y patinadores.

Récord

Contaba  el testimonio de Enriqueta Vila sobre el provisional mercado de Las Palmeritas, que lleva en esta transitoriedad desde hace 39 años, a sólo uno de la cifra redonda de los 40, pero me llegan noticias de que esa marca ha sido ampliamente batida en el Porvenir. Allí, con motivo de una visita del alcalde a las obras en la calle Exposición (por la del 29, no la del 92), se ha constatado que unos postes que se colocaron ‘provisionalmente’ para los cables del teléfono hace 50 años aún siguen en pie, en espera de que Telefónica sustituya el cableado aéreo por otro subterráneo. Desde una perspectiva ecologista la actuación es impecable: total, si aún dan el avío, ¿para qué cambiarlos? Al igual que esos azulejos indicadores de la altura a la que llegaron las riadas de antaño, Zoido debería aprovechar sus giras por los barrios para identificar con una placa todos esos elementos urbanos que han sobrepasado con creces su condición de soluciones de urgencia para convertirse en parte constitutiva del paisaje de Sevilla, capital de lo efímero trocado en permanente.

 

Sevilla pura

Los comerciantes del mercado de Triana, al que tan asiduo era Zoido cuando iba repartiendo abrazos por las calles como líder de la Oposición, han optado ahora por enviarle un vídeo con el título ‘Zoido, no nos falles. Confiamos en tus promesas”, para recordarle cuanto les dijo ‘in illo tempore’ sobre las goteras, los charcos, la falta de aparcamientos y demás problemas y carencias de la plaza de abastos. Lo más demoledor, con serlo, no es el vídeo –visible en Vimeo-, sino la frase del presidente de los placeros sobre el alcalde: “Desde que gobierna ya no viene por aquí”. Súper Zoido, que en la misma noche de su clamorosa victoria prometió no ser un regidor de despachos y seguir tomándole el pulso a la ciudad en la calle, está perdiendo el contacto con la realidad y olvidándose de las bases y descontentos que le auparon al poder. Esto no es Triana pura, es Sevilla pura. Z está tan ocupado en la alta política como parlamentario y presidente de la FEMP que no tiene tiempo para el arrabal. Peligrosamente está evolucionando de la micropolítica a la macropolítica.

 

Naturaleza muerta

InauguracionA estas alturas no voy a ser yo quien descubra a Eva Díaz Pérez, que ha redactado una magistral crónica sobre la inauguración del mercado de la Encarnación por Monteseirín, adornada con la media verónica de un párrafo final que condensa al personaje. Tras describir el memorial de agravios de quienes protestaban en la calle, Eva remata así su gran  faena periodística: “Mientras, el alcalde continuaba posando ante bodegones de frutas, aves y pescados para su particular álbum de otro género pictórico, el de la vanitas. Luego, salió por la puerta de atrás, la de carga y descarga, por donde entra el pescado, la carne, la recova y otras naturalezas muertas”. En la pluma de Eva, la huida de Monteseirín de  esas nuevas pirámides faraónicas que son las ‘setas’, el símbolo de su mandato, se convierte en la mejor metáfora: “una naturaleza muerta”. Sí, porque desde su defenestración por Griñán mediante el teletipo de Europa Press, el (sin) no es más que un cadáver político que saldrá del Ayuntamiento como salió el domingo de la Encarnación: por la puerta de atrás.

Problemas técnicos en las ‘setas’

Los operarios corrigen ‘in situ’ las desviaciones en

las conexiones entre las setas de la Encarnación

A trece  días de la inauguración oficial el nuevo mercado aún no tiene luz

Las prisas por inaugurar el Metropol Parasol en la fecha del 31 de diciembre y el nuevo mercado el 29 de noviembre, los plazos dados como  definitivos por Monteseirín,  están provocando ciertos desajustes en el ensamblaje de las setas diseñadas por Jürgen Meyer, que han de ser corregidos por los operarios a pie de obra, mientras que los placeros siguen esperando los enganches a la red de suministro eléctrico y que se corrijan las deficiencias observadas en los puestos.

La premura por cumplir los últimos plazos marcados por Alfredo Sánchez Monteseirín en el complejo del Metropol Parasol está obligando a que sean los propios operarios que trabajan en el proyecto de la Encarnación quienes corrijan  los problemas de desviación observados a la hora de interconectar algunas setas entre sí antes que proceder a desmontajes que retrasarían en exceso su culminación.

Aunque oficialmente impera el mutismo más absoluto, en la pasarela de unión entre las setas número cinco y seis, así como en las setas dos y tres, habría habido significativas desviaciones que impedían un ensamblaje perfecto. Estas desviaciones, que al principio podrían haber carecido de importancia al tratarse de sólo unos centímetros, resultaron luego  mucho más significativas en el tramo final de la conexión, por lo que habrían sido rectificadas ‘in situ’ mediante un laborioso proceso de soldaduras a fin de lograr en engarce de todas las piezas.

Mientras se corrigen estos problemas en las alturas, debajo del Metropol Parasol la delegación de Urbanismo del Ayuntamiento ha enviado a una persona de confianza a registrar las peticiones de los placeros para intentar atenderlas antes de que el nuevo mercado, que ha de sustituir las instalaciones provisionales que datan de 1973, abra sus puertas, “esté como esté” (Monteseirín ‘dixit’) el próximo día 29 de noviembre, lunes.

Los comerciantes ven cada día más difícil que las instalaciones se inauguren en la fecha deseada por el alcalde, entre otras razones porque a menos de dos semanas aún no se ha solventado el problema de la altura de los puestos. Los mostradores, sobre todo los de los fruteros, se levantan en tres niveles hasta 1,70 metros, con lo cual los comerciantes apenas si pueden verse con los clientes, máxime si colocan en la parte superior del puesto la fruta y la verdura.

Además, hasta el momento, pese a la notificación de cobro de más de 200 euros por el enganche a la red eléctrica, aún carecen de suministro de luz en los puestos y se teme que la demora se prolongue si se pretende que el mercado vaya dotado con los nuevos contadores electrónicos.

La directiva de la cooperativa de comerciantes se va a reunir mañana mismo para hacer un recuento de las carencias y problemas detectados y exigir al Ayuntamiento una solución inmediata, pues en caso contrario ve bastante problemático realizar el traslado en fechas anteriores para poder abrir el día 29 y que el Ayuntamiento programe un acto oficial previo el domingo 28.

Los comerciantes están empezando a comprobar la política restrictiva que sufrirán en el nuevo mercado, donde tendrán que pedir permiso hasta para taladrar una pared para colocar un espiche y un gancho. La concesionaria sólo les permite veinticinco caracteres, incluidos espacios, a la hora de colocar un rótulo para anunciar su mercancía en los puestos.

Encarnación: problemas con los puestos de fruta

Readaptar cada puesto de fruta de la

Encarnación podría costar 3.600 euros

El mostrador es tan elevado que los placeros apenas podrán ver a los clientes

El panel separador entre los bares salta por los aires debido a la presión del agua

Los comerciantes del mercado de la Encarnación no las tienen todas consigo a medida que se acerca la fecha del traslado desde las actuales instalaciones ‘provisionales’, en las que se hallan desde 1973, a las nuevas habilitadas bajo las setas del Metropol Parasol diseñado por el alemán Jürgen Mayer.

La satisfacción por el abandono de su estado de provisionalidad, que ha durado 37 años, se ve empañada por problemas y costes con los que no contaban cuando Monteseirín les entregó de forma triunfalista  las llaves de los puestos en el acto público celebrado hace unas semanas en el Ayuntamiento y a medida que han podido conocer por dentro la nueva plaza de abastos.

A mitad de la semana pasada ya se registró una incidencia inesperada: uno de los paneles separadores de los dos bares con que contará el mercado saltó por los aires  cuando se rompió una tubería a consecuencia de la sobrepresión del agua la primera vez que se abrieron los grifos, sin que nadie antes hubiera tenido la precaución de probar el estado de la red.

Ello no ha sido óbice para que, aun sin consumo alguno, Emasesa les haya empezado a pasar una factura por valor de 86 euros en concepto de cuota de contratación (34 euros), fianza (45,8) e IVA. Hacia las 14 horas de ayer les llegó la segunda sorpresa: una notificación por la que deberán abonar cada uno de ellos 200,56 euros en concepto de enganche a la red eléctrica de Endesa.

Los comerciantes creían que, tal como reza la cláusula cuarta del contrato impuesto por Sacyr, pagarían solamente el consumo individual por la electricidad necesaria para la producción de frío industrial y que el mercado ya estaría ‘enganchado’ a la red, tal como les ocurrió cuando se trasladaron a las instalaciones provisionales hace 37 años, pero ahora han de pagar como si se hubieran dado de alta cada uno por su cuenta en vez de encontrarse el asunto resuelto como una dotación más de la plaza de abastos.

Para colmo, la decena de fruteros y verduleros existentes se han llevado la sorpresa al entrar al nuevo mercado de ver cómo sus mostradores para despachar a los futuros clientes tienen tres cuerpos, hasta el punto de que el borde superior llega a la altura de los ojos, con lo que tendrán difícil ver y ser vistos por los usuarios e imposible verlos si colocan género encima.

Se ha estimado que readaptar los puestos para ponerlos a la altura media de placeros y clientes costaría en torno a 3.600 euros, que nadie sabe quién va a pagar o, peor aún, temen que traten de cargarles la factura a ellos. Algunos comerciantes dicen haber sido informados de que ya se está trabajando en el mercado en el rebaje de los mostradores sin necesidad de sustituirlos por otros nuevos y de sorecostes añadidos, algo incierto tal como pudimos comprobar ayer mismo mediante una inspección ocular puesto por puesto en el interior del Metropol Parasol. Aún no se ha rebajado un solo mostrador.

Los comerciantes se quejan de que no se han atendido sus sugerencias en función de sus necesidades específicas –no es lo mismo una pescadería que una frutería- y que expusieron cuando hace meses visitaron el ‘puesto piloto’, y deducen que les han aplicado a todos un mismo diseño estándar conforme al modelo del ‘puesto piloto’.

Nada más lejos de la realidad, ya que en la visita que realizamos ayer pudimos comprobar que dentro de una unidad de estilo hay una gran heterogeneidad de dotaciones en los puestos: algunos han sido más privilegiados que otros en equipamiento aunque sirvan el mismo tipo de género y gozan de estructuras de soporte de piezas de gran peso, de las que carecen los demás. En otros, la disposición de puertas, vitrinas, tomas de agua….varía respecto de la media, aunque según la propaganda oficial todos los puestos sean equiparables (no llegan a 20 m2) en superficie y en equipamiento.

Los puestos de los fruteros en tres niveles contravienen el proyecto diseñado por Jürgen Meyer, según el cual serían todos circulares por adaptarse mejor a la geometría del mercado y contarían con un mostrador de exposición “en todo el frente, de dos niveles”, un mostrador interior con estanterías superiores y un espacio cerrado de uso privado a modo de almacén provisto de una pila para lavar. Si Meyer confesó en privado en su día a los placeros que él no había modificado su proyecto, la pregunta que hay que hacerse entonces es quién y cuándo ha cambiado las disposiciones del arquitecto alemán.

El mercado de la Encarnación desaparecerá en 15 años

Monteseirín pactó con Sacyr que no se cubra ninguno de los puestos que los placeros dejen vacantes al jubilarse

La constructora de las setas podrá así incorporarlos a su

galería comercial con mayor rentabilidad

Los placeros tachan de “usura” que les cobren los atrasos

al doble del interés legal del dinero

El contrato que Sacyr ha impuesto con el beneplácito del Ayuntamiento a los placeros de la Encarnación confirma por escrito lo que era un secreto a voces: el Centro se quedará sin este mercado tradicional en un plazo máximo estimado de quince años, porque Monteseirín pactó con la constructora que no se pueda ocupar ninguno de los puestos que dejen vacantes los placeros a medida que se jubilen y que aquéllos se incorporen a la galería comercial que explotará la concesionaria a mejores precios y para alquilarlos a cualquier tipo de marcas.

La recuperación del antiguo mercado de la Encarnación para el casco antiguo de la ciudad no ha sido más que la coartada empleada por Monteseirín para poder justificar así la construcción de su particular ‘estadio olímpico’, el faraónico proyecto de las ‘setas’ con el que dejar su huella para la posteridad a cambio de un desembolso superior a los 140 millones de euros y la privatización durante 40 años de una plaza pública con varios miles de metros cuadrados.

El alcalde, tal como refleja por escrito ahora el contrato de Sacyr con los placeros, pactó con la constructora las condiciones para que el mercado desaparezca una vez que estén consolidadas las ‘setas’ diseñadas por el alemán Jürgen Mayer.

Así, en la cláusula segunda puede leerse textualmente la siguiente estipulación: “De acuerdo con el contrato del concesionario (Sacyr) con el Ayuntamiento de Sevilla para la Obra Pública de Renovación de la Plaza de la Encarnación y su entorno, los espacios del mercado de abastos que a lo largo del tiempo queden vacantes pasarán a formar parte de la explotación comercial por parte del concesionario, previo los trámites de desafectación y cambio de uso”.

De los 39 placeros supervivientes que se trasladarán al nuevo mercado, se estima que un tercio se jubilarán en el plazo de un lustro, y como la mayoría de los restantes tiene en torno a los 45 años, en unos quince la mayor parte o todos los puestos quedarán libres para ser absorbidos por la galería comercial de Sacyr. Del puesto del pescadero, frutero, verdulero y carnicero de toda la vida, a los que los clientes podían identificar por sus nombres y hasta haber entablado cierta amistad, se pasará a entrar en el futuro en la franquicia de una óptica o de una marca de telefonía móvil o en una tienda de una firma de moda.

Sacyr cobrará a los placeros una renta de 350 euros mensuales por puestos que tienen unos 20 m2. En su galería comercial está pidiendo una renta de 40 euros/m2 de promedio, por lo que el potencial económico de un puesto del mercado cuando se lo quede Sacyr sería en dinero constante de 20 x 40= 800 euros mensuales.

Este es otro de los negocios que permitirá Monteseirín a la concesionaria del Metropol Parasol en vez de haberse preocupado en mantener la supervivencia del mercado tradicional en el Centro de Sevilla garantizando el relevo generacional entre los placeros, de padres a hijos, como ha sido costumbre de toda la vida en la ciudad, o incluso de haber permitido la incorporación de savia nueva pero con los usos comerciales de siempre.

Por tanto, el contrato de Sacyr con los placeros deja en evidencia lo huero del discurso triunfalista del alcalde en el salón Colón del Ayuntamiento durante la entrega de llaves a aquéllos, cuando dijo. “Después de 40 años de provisionalidad parecía imposible, y es verdad que ha sido  complicado, pero imposible no”. En una generación se habrá acabado la provisionalidad y todo el mercado de la Encarnación y sólo quedará una galería comercial bajo las setas.

CONDICIONES LEONINAS

Presionados o cohibidos, los placeros acabaron aceptando ante el alcalde un contrato leonino impuesto por Sacyr contra el que se rebelaban y hasta recogieron firmas de protesta a lo largo de la mañana del día de la entrega de llaves.

Y es que el contrato que han tenido que firmar para trasladarse a los nuevos puestos los deja atados de pies y manos y parece pensado para acelerar su salida . Para empezar, quedan sometidos a una maraña de disposiciones: la Ordenanza municipal de mercados de abastos, un reglamento de funcionamiento interno, un manual de uso y funcionamiento del puesto de venta, los estatutos del conjunto inmobiliario de la Encarnación y los estatutos del edificio de equipamientos y servicios. El incumplimiento de cualquiera de estas normas faculta a Sacyr a adoptar medidas en contra de los comerciantes.

Si en el actual escenario de crisis económica un placero tiene problemas y no paga cuatro mensualidades del alquiler, sean o no consecutivas, la constructora le puede quitar el puesto. Si incurre en el impago de dos mensualidades, consecutivas o no, en el plazo de un año, Sacyr le suspenderá temporalmente el suministro de los servicios necesarios para el puesto hasta que sean abonadas las cantidades adeudadas, incluidas las penalizaciones.

De “usuraria” han calificado algunos placeros la cláusula según la cual en caso de que uno de ellos no pague el alquiler dentro del plazo de cinco días establecido, devengarán una penalización equivalente al doble del interés legal del dinero sobre la cantidad adeudada, sin que exista un límite máximo penalizable. Además, el placero entrará en mora de manera automática, sin necesidad de que exista intimación (requerimiento) por parte de Sacyr.

Según el contrato, “la prestación de un servicio manifiestamente deficiente y prolongado por más de cuatro meses” o “el incumplimiento grave de cualquiera de las obligaciones” por parte de los placeros serán motivo para rescindirles el contrato. Y, ¿quién determina que el servicio es deficiente o incumple las obligaciones? Si el placero no atiende las instrucciones de Sacyr en el plazo de 15 días, aunque no le parezcan fundadas, puede verse sin puesto y con una reclamación de que pague indemnización por daños y perjuicios.

FIN DE LOS CHICHARRONES

En caso de que aún se vendieran, los sevillanos ya no podrán comprar chicharrones en el mercado de la Encarnación porque el contrato que los placeros han tenido que firmar para trasladarse desde sus actuales instalaciones provisionales estipula que “podrán adoptarse todas las medidas necesarias para impedir y evitar la existencia de cualquier ruido anormal y de olores desagradables”.

Tampoco podrán pedir que les partan hueso de jamón o de cualquier otro tipo, porque se prohíbe instalar en los puestos ningún motor o máquina cuyo funcionamiento ocasione molestias a los demás titulares de los puestos.

Los placeros no podrán ir a preparar o supervisar sus puestos ni domingos ni festivos, y de lunes a sábado tendrán que abandonar el mercado a las 4 de la tarde. En caso de necesitar más tiempo o ir acompañados de algún familiar o amigo tendrán que comunicarlo previamente por escrito a Sacyr e indicar el motivo, el tiempo de permanencia y la identificación de sus acompañantes.

Más prohibiciones: no podrán ocupar ningún muelle de descarga de mercancías desde las 16 hasta las 5 horas y deberán dejarlos limpios en un máximo de 15 minutos. Asimismo, el suministrador de mercancías que se desvíe del acceso que marque Sacyr  o no respete los horarios se arriesga a no llegar al mercado.

Los placeros deben pedir permiso a Sacyr para todo: desde colocar un rótulo en el puesto hasta colocar un espiche en la pared.

Historia del mercado de la Encarnación

Las ‘setas’ acogen a menos del 10% de los

placeros de la Encarnación

De los 430 comerciantes que había cuando en 1973 se derribó

el mercado sólo quedan 39

Los placeros apostaron por la demolición al creer que un parking

y un hotel pagarían la nueva construcción

Se instalaron en el mercado provisional con la idea de que sólo estarían tres años y han permanecido un tercio de siglo

El solar de la Encarnación fue utilizado durante un tiempo como

Parking en superficie de apoyo al de El Corte Inglés

A mediados del siglo XX fue derribada la tercera parte para el

ensanche de Imagen y la plaza de ‘la Encarnita’

Tras 37 años de espera, tan sólo 39 placeros del antiguo mercado de la Encarnación, derribado en el año 1973, han visto la ‘tierra prometida’ de unas nuevas instalaciones que sustituirán a las originales construidas en la primera mitad del siglo XIX y a las provisionales que fueron habilitadas tras entrar la piqueta en la primitiva plaza de abastos.

Estos 39 comerciantes suponen menos del 10% de los más de 400 (podrían estimarse en unos 430) que desarrollaban su actividad cuando se decidió la demolición. En el corazón de Sevilla quedó abierta una herida en forma de solar de varios miles de m2 de extensión y que ha tardado 37 años en ser suturada, aunque al precio de privatizar este espacio durante los próximos 40 años y a un coste global estimado de toda la operación de unos 140 millones de euros.

El mercado de la Encarnación debe su nombre al antiguo convento de religiosas agustinas (1591) sobre cuyo solar se edificó en la primera mitad del siglo XIX. La investigadora María Dolores Antigüedad del Castillo recoge en su libro ‘Espacio, tiempo y forma’ un proyecto de alineación en varias calles interiores con una fuente central de la plaza de abastos de la Encarnación, realizado en 1832 por el arquitecto mayor de Sevilla Melchor Cano, colaborador del asistente Arjona.

La fuente, gemela de la existente en la plaza de la Magdalena, pasa por ser la más antigua de Sevilla y aún se conserva tras su traslado a la parte de la plaza que modernamente se ha convenido en llamar ‘la Encarnita’.

El mercado fue el más moderno de su época, pero en pleno régimen franquista (1950) le fue amputada un tercio de su superficie para construir el ensanche de la calle Imagen y conectar a través del mismo la Puerta Osario con la Campana y crear una plaza (‘la Encarnita’) colindante con la iglesia de la Anunciación.

Fue el principio del fin, que se aceleró a mediados de los 60, con el hundimiento de las cuarteladas de las verduras y del pescado, casi siglo y medio después de su construcción. Al contrario que las instalaciones para los pescaderos, que fueron reparadas, los verduleros optaron por acelerar el proceso de abandono, que llevaba implícita la idea de la demolición.

NIDO DE RATAS

Según el testimonio de Francisco Rodríguez, uno de los 39 supervivientes que se traslada al mercado bajo las setas diseñadas por el alemán Jürgen Mayer, la plaza de abastos original, pese a la amputación sufrida, se había quedado demasiado grande para los 430 placeros existentes y agrupados en una de las cooperativas que fomentaba el antiguo régimen.

En la parte colindante con el antiguo bar ‘La Unión’ sólo quedaban en pie los dos primeros puestos. El resto había sido abandonado a su suerte y se había convertido en nido de ratas y hasta en letrinas y refugio para realizar actividades innombrables.

Por otra parte, tras la riada del Tamarguillo se produjo el desplazamiento de numerosos habitantes del casco antiguo a los nuevos barrios periféricos, lo que se tradujo en una caída de la clientela. Además, surgió la competencia de los primeros supermercados. Posteriormente, 48 placeros se trasladaron al nuevo mercado del Tiro de Línea, lo que supuso un golpe a las expectativas sobre cualquier tipo de recuperación del esplendor perdido y contribuyó a alimentar el deseo de tirar abajo el mercado, máxime por los cantos de sirena en la época del desarrollismo franquista.

A los placeros se les llegó a prometer que les resultaría gratis la construcción de un nuevo y más moderno mercado porque lo pagaría un parking subterráneo con 400 plazas y un hotel que se alzaría dentro del mismo complejo comercial, en pleno centro de la ciudad.

Así pues, la mayoría de los comerciantes querían y aplaudieron la demolición, que se produjo el 1 de octubre. A este derribo se sumó hacia la misma época el de unas antiguas viviendas cercanas, cuyo hueco permitió instalar un mercado provisional mientras se levantaba el nuevo, una espera que ha acabado prolongándose durante 37 años.

‘NUMERUS CLAUSUS’

De los placeros existentes, 36 fueron ‘deportados’ directamente a Bellavista, ya que no se sometió el traslado a sorteo, y otros tantos a Las Palmeritas. Más de 50 quedaron en suspenso y muchos perdieron sus licencias sin indemnización alguna al no ser aceptados o no integrarse en la mayoría que formó la nueva cooperativa y que se asentó en las instalaciones provisionales: 91 en total. Algunos aún subsistieron algún tiempo con puestos de fruta construidos precariamente con tablas y cajones de madera.

Se instauró una mentalidad de ‘sálvese el que pueda’, ya que se pensaba que cuantos menos placeros quedaran, más posibilidades de sobrevivir tendrían los demás. Con el tiempo, los placeros de más edad se iban jubilando, pero sus bajas no se cubrían porque la nueva directiva de la cooperativa , compuesta mayoritariamente por verduleros y fruteros, mantenía como política el ‘numerus clausus’ en la creencia de que a menos vendedores, más ventas por cabeza.

Así que los puestos que quedaban vacíos eran comprados por los placeros colindantes para duplicar sus instalaciones y evitar nuevas incorporaciones. Al final han quedado 68 puestos abiertos de los 91 iniciales en el mercado provisional.

El gremio que sufrió mayores bajas de efectivos fue el de los carniceros: doce en total. Algunos, para mantenerse, pasaron a vender recova, congelados y comestibles. Sólo se incrementó el número de pescaderos.

Los placeros tenían la idea, que la historia demostró totalmente equivocada, de que no permanecerían en el mercado provisional más de tres años y que en 1977 a lo sumo inaugurarían la nueva plaza de abastos. Sin embargo, su provisionalidad se iba prolongando en la misma medida en que se sucedían proyectos que nunca se materializaban, quizás porque el mercado estaba adscrito al área de Consumo y no a la Gerencia de Urbanismo, el departamento más potente del Ayuntamiento.

Por frustrarse, hasta se frustró el proyecto diseñado por el arquitecto sevillano hoy de moda, el premiado Guillermo Vázquez Consuegra, el cual ideó un mercado que recordaba al primitivo, con arcadas y en dos plantas, pero a un precio que pareció prohibitivo para la época y que hoy parecería ridículo al lado del coste de las ‘setas’.

PARKING EN SUPERFICIE

El solar incluso fue utilizado durante un tiempo como ‘parking’ de El Corte Inglés. Con el advenimiento del primer ayuntamiento democrático, presidido por Luis Uruñuela (1979-1983),  renacieron las esperanzas de los placeros, máxime cuando en un pleno extraordinario celebrado con motivo del Día de la Constitución el por entonces responsable de Consumo y mercados, José Villa, expuso al resto de la corporación municipal todo lo que supuestamente en breve se iba a construir sobre el solar de la Encarnación, promesas que merecieron el aplauso y refrendo unánime de sus señorías pero que nunca vieron la luz.

Posteriormente, entre la campaña para justificar el abandono del Metro, la redacción del nuevo PGOU y los preparativos para la futura Exposición Universal de 1992, los sucesivos consistorios no tuvieron demasiado tiempo para concretar los proyectos que sobre plano se diseñaban para la Encarnación, y cuando hubo tiempo una vez liquidada la Expo, sobrevino una de las peores recesiones económicas, con lo que la idea de resolver esta asignatura pendiente que se eternizaba no se retomó hasta el gobierno de coalición PSOE-PA, formado por Monteseirín y Rojas Marcos (1999-2003).

Aunque Monteseirín votó cinco veces a favor del proyecto impulsado por sus socios andalucistas de construir un nuevo mercado con diseño del arquitecto José Antonio Carvajal (conocido por ser el autor, entre otras obras, del nuevo seminario en la avenida de la Palmera) y con un parking subterráneo, la polémica creada por el hallazgo de restos arqueológicos en el solar y el riesgo de su destrucción por el aparcamiento fue suficiente para que, ya en un nuevo mandato en coalición con IU, el alcalde optara por liquidar el plan que él mismo había apoyado aun al coste de pagar costosas indemnizaciones por los trabajos realizados y tratara de dejar para la posteridad su sello con otro proyecto de coste faraónico y de polémico diseño por su emplazamiento: las ‘setas’ del alemán Jürgen Mayer.

A partir de ahora, el Metropol Parasol acogerá a los ‘últimos de Filipinas’ de la Encarnación. Se cierra así un capítulo que ha durado 37 años y sólo el tiempo y los placeros dirán si con un final feliz.

Un presupuesto

multiplicado por 10

El presupuesto inicial para la construcción de los 39 puestos del mercado bajo el Metropol Parasol era de 440.000 euros. Al final la factura se ha multiplicado por 10 y se ha elevado a 4.400.000 euros. El Ayuntamiento ha tratado de justificar la cifra con el argumento de que se ha debido a su deseo de atender la solicitud de los propios placeros de que se mejorara el equipamiento con el fin de adecuar las instalaciones a las exigencias de una sociedad del siglo XXI.

La adecuación de las instalaciones se ha traducido en la dotación con cámaras frigoríficas,, lo que ha supuesto un coste promedio de 101.538 euros por cada uno de los 39 puestos, unos números que parecen totalmente desorbitados para los conocedores del sector, ya que fuentes consultadas estiman que con sólo 12.000 euros se puede equipar perfectamente con una cámara frigorífica cualquier puesto. El Ayuntamiento sigue sin aclarar cómo se ha disparado este coste de forma tan extraordinaria.

Por otra parte, aunque los placeros están contentos de salir de las instalaciones provisionales al cabo de 37 años, no las tienen todas consigo sobre el futuro porque, a pesar de que el Ayuntamiento está asumiendo las facturas que exige Sacyr (pagar 350 euros de alquiler en vez de los 680 que pedía la constructora), también creen que sus gastos se van a incrementar. Ahora, por ejemplo, pagan 73 euros de licencia por un puesto de 9 m2, pero se trasladan a puestos con el doble de superficie, por lo que temen un incremento en similar proporción.Algunos temen que el hecho de que el mercado sea tan pequeño puede restarle ambiente y atractivo a la hora de captar clientela.