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El (no) vertedero de Gibraleón versus el vertedero de Nerva

Reedición del libro ‘Gibraleón, punto a punto’ sobre la rebelión popular contra el proyecto de vertedero en el antiguo Olont

Incluye un extenso prólogo sobre la génesis e historia del vertedero de Nerva, con datos de todo tipo

La capacidad del vertedero de Nerva se duplicó antes de su construcción y ha sido un multimillonario negocio «cautivo»

Pese a que un informe de la Junta hablaba de su conversión en zona verde tras su colmatación, el vertedero es una cadena perpetua para Nerva

Los indicadores socioeconómicos de Gibraleón sin vertedero son mejores que los de Nerva con vertedero

El 2 de abril de 2020, en pleno confinamiento por la pandemia del coronavirus, el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía publicó la apertura de un periodo de información pública de la solicitud de modificación sustancial de la autorización del vertedero de residuos industriales de Nerva, el municipio minero que acabó acogiendo el depósito (1998) que con su lucha rechazó el pueblo de Gibraleón un decenio antes (1988).

¿Qué cantidad y clase de residuos tóxicos e industriales habría albergado Gibraleón de haberse construido en su término municipal un vertedero como el que finalmente acogió Nerva? ¿Habría tenido ese vertedero un efecto positivo en sus indicadores socioeconómicos, con la creación de puestos de trabajo y el cobro de cánones por los residuos depositados? ¿Cómo han evolucionado en los últimos decenios Nerva con el vertedero y Gibraleón sin vertedero?

El intento de responder a éstas y a otras preguntas ha sido uno de los motivos que me han impulsado a reeditar, en formato electrónico y en Amazon, mi libro ‘Gibraleón, punto a punto’

https://www.amazon.es/dp/B08N5BMQGY/ref=sr_1_1?__mk_es_ES=%C3%85M%C3%85%C5%BD%C3%95%C3%91&dchild=1&keywords=Gibrale%C3%B3n%2C+punto+a+punto&qid=1605077002&s=books&sr=1-1

que en su momento fue la crónica de la rebelión del antiguo Olont contra el vertedero y que ahora cuenta también la historia del depósito de residuos industriales de Nerva, merced a un extenso prólogo específico para esta reedición.

De esta manera el libro es accesible para las nuevas generaciones de olontenses, que no conocieron la lucha de sus padres y abuelos para evitar la conversión de su pueblo en el depósito de residuos del Polo petroquímico de Huelva y Palos; para los nervenses y vecinos de la Cuenca Minera que quieran conocer la historia, datos y entresijos hasta ahora no desvelados del vertedero de Nerva, y para cualquier interesado en general.

En Nerva se produjo una rebelión vecinal incluso más fuerte y duradera (manifestaciones diarias durante tres años) que en Gibraleón contra el proyecto de vertedero de residuos industriales, pero al final éste se construyó en el municipio minero y no en el antiguo Olont. ¿Cuál fue el factor diferencial que lo permitió?

Vecinos de Nerva y la Cuenca Minera en una de las marchas de protesta contra el vertedero
Vista general de una de las manifestaciones, con el complejo minero de Riotinto al fondo

En el libro se da respuesta a esta pregunta a partir del análisis de la singularidad de la Cuenca Minera de Riotinto y del papel esencial jugado por los mineros de entonces y la clase política nervense, sin cuya complicidad la construcción del vertedero no habría sido posible. Al contrario que en Gibraleón, donde sólo el PSOE -por entonces en el poder municipal, provincial, regional y nacional- apoyó la construcción del vertedero y la oposición se alineó con la rebelión popular, en Nerva todos los partidos unieron sus votos en el Ayuntamiento a favor del depósito y los vecinos contestatarios  (4.000 firmaron en contra) únicamente contaron con el apoyo externo de la Confederación Ecologista Pacifista.

La pancarta con el No al Vertedero en la cabecera de una de las manifestaciones

Sin embargo, mientras al PSOE -y ésta fue otra de las diferencias entre uno y otro municipios- su apoyo al vertedero le costó perder el Ayuntamiento de Gibraleón, en Nerva revalidó su mayoría absoluta cuatro años después, en lo que se interpretó en la Cuenca Minera como la aceptación resignada del depósito de residuos. Quien acabó pagando la factura electoral fue Izquierda Unida.

Personas mayores con pegatinas en contra del vertedero en Nerva

En el libro se cuenta cómo la capacidad del vertedero de Nerva se más que duplicó antes incluso de que empezaran las obras del mismo, y se revela la cifra del multimillonario negocio que iba a suponer para las empresas adjudicatarias, con Abengoa a la cabeza, a la luz de los datos de la propia Junta de Andalucía. Ese negocio multimillonario se habría multiplicado a los pocos años, dado que con desconocimiento de la opinión pública se fue ampliando cada vez más el vertido de residuos, especialmente los tóxicos y peligrosos, por los que más dinero cobraba la compañía adjudicataria.

Jóvenes contrarios al depósito de residuos en el municipio minero

También se recoge con detalle la cantidad y tipología de los residuos que se depositaron durante el primer año, a modo de ejemplo de lo que podría haberse llevado a Gibraleón pero que acabó en Nerva. De las 132 páginas de la resolución con que el Gobierno autonómico aprobó en 2008 la ampliación de la vida útil del vertedero, 58 estuvieron  dedicadas a la clase de residuos que se podían depositar en el vertedero nervense.

Manifestación por las calles de Nerva

Si el Ayuntamiento y los vecinos de Nerva pensaron alguna vez que el vertedero en su término municipal iba a durar tan sólo un decenio y albergar residuos industriales procedentes únicamente de Andalucía Occidental, como pareció deducirse de la Orden del Gobierno socialista andaluz sobre su creación, han estado muy equivocados.

Vecinos llegados desde Zalamea la Real, el pueblo matriz de la Cuenca Minera, muestran su solidaridad con Nerva

El vertedero de Nerva, tal como le ratificó la Junta de Andalucía al Defensor del Pueblo, no tiene fecha de caducidad ni límite geográfico para el origen de los vertidos, ya que se ha permitido que acoja desechos procedentes de cualquier punto de España e incluso de Europa.

Tras los zalameños, manifestantes llegados desde Marchena (Sevilla) en apoyo a los vecinos de Nerva

Existe un informe de la Junta según el cual el depósito debía ser recubierto y convertido en zona verde una vez colmatado. Sin embargo, ahora se pretende prolongar su actividad “sine die” con un proyecto de tratamiento de los residuos para su reutilización en la cadena económica y con la coartada de la Economía Circular. Ello supondría condenar a Nerva a la cadena perpetua del vertedero, una condena de la que con su lucha se libró el pueblo de Gibraleón.

Habitantes del vecino municipio de El Madroño, en una de las marchas contra el vertedero en Nerva

En la obra también se analiza el chapucero convenio urbanístico y de colaboración que firmó el Ayuntamiento de Nerva bajo la presidencia de José Villalba con la empresa gestora del vertedero y que dejó atado de pies y manos al Consistorio, el cual no ha podido modificar sus cláusulas -especialmente la del dinero a cobrar por los residuos que se entierran en el municipio- porque para ello depende del visto bueno de la compañía.

Vecinos del municipio sevillano de Lebrija también acudieron a solidarizarse con Nerva

En una sorprendente pirueta política, el Ayuntamiento, que permitió y facilitó en su día la construcción del vertedero pese a la oposición de la mayoría de los nervenses e invocando para ello los numerosos empleos que iba a generar (realmente, 31; Ditecsa dice que ahora son 42) y los millones que iba a dejar el canon por los residuos, viene tratando en los últimos años de cambiar los términos del convenio con el nuevo argumento de que se debe compensar a los vecinos de Nerva “por soportar en su término municipal una instalación de semejante índole”, instalación cuyo perjuicio supieron ver los olonteses hace más de 30 años.

También desde Cádiz acudieron a una de las manifestaciones contra el vertedero en Nerva

Finalmente, se hace una comparación entre diversos indicadores socioeconómicos para ver la situación actual de Nerva y de Gibraleón, con un balance favorable a este último, el cual también se ha librado de la negativa “imagen de marca” que proyecta un vertedero de residuos tóxicos y peligrosos.

Ecologistas de Huelva capital también estuvieron presentes en la marcha anti-vertedero en Nerva

Tal como ha dicho un concejal nervense, Nerva era antes conocida por su cultura y sus artistas mientras que ahora se la identifica única y exclusivamente con el vertedero.

Al inicio de la construcción del mismo corresponden las siguientes imágenes:

Y he aquí el aspecto del vertedero en el año actual (2020):

(Las imágenes que vienen a continuación corresponden al conflicto que estalló en Gibraleón un decenio antes en contra de un proyecto de vertedero de residuos industriales similar al que finalmente se construyó en Nerva).

Esta segunda edición del libro, ahora en formato electrónico, mantiene el centenar de artículos del autor sobre Gibraleón y su lucha; la Cronología del año que duró la batalla contra el proyecto del vertedero; la relación de olontenses que afrontaron procesos judiciales por sus protestas; la evolución electoral en el municipio hasta el vuelco acaecido en el Ayuntamiento tras el conflicto y una galería de fotos que ilustran la rebelión popular y la victoria final tras la decisión de la Junta de Andalucía de renunciar a la construcción del vertedero en el término municipal de Gibraleón, el vertedero que diez años después acabaría en Nerva.

Las imágenes de las manifestaciones contra el vertedero de Nerva son de Pastor Cornejo Márquez y las del conflicto en Gibraleón son obra de Muguruza.

A vueltas con el dragado

La CES, la Cámara, UGT y CCOO presentaron en el pórtico de la Semana Santa la reconstituida ‘Plataforma Sevilla por su puerto. Eurovía del Guadalquivir’, en un acto en el que en su legítimo derecho de reivindicar el dragado en profundidad del río (como otros tienen el mismo derecho de opinar en contra) dieron tal cantidad de argumentos erróneos que no hay más remedio que matizarlos para evitar desde más confusiones hasta falsas expectativas:

1) Cargill, Danone y Roca se han ido por faltarles el dragado: Danone se instaló en Sevilla hace 40 años, y Roca hace 60, cuando ni se hablaba de dragado ni de nueva esclusa. Si su producción estuviera vinculada a un acceso marítimo no tendrían ninguna fábrica en el interior y trasladarían la de aquí a un puerto fluvial o de mar. Sin embargo, Danone suple la fábrica hispalense por las de Aldaya (Valencia) y Tres Cantos (Madrid), a las que no llegan precisamente los barcos. Esta última dista casi 400 kilómetros del mar. 

Roca sustituye la producción de Sevilla por la de Madrid, Burgos, Navarra (las tres sin ríos navegables ni mar), Castellón y Barcelona. Cargill suple Sevilla por sus plantas en Zaragoza, Reus, Sant Cugat del Vallés, La Roda (todas sin acceso marítimo o fluvial) y Barcelona.

La excusa del dragado les hubiera convenido extraordinariamente, porque habrían culpado de su marcha a un factor externo para así desviar la atención de la opinión pública y exonerarse de responsabilidad. Teniéndolo tan fácil, ninguna lo ha invocado, pese a lo que afirman Rus, Herrero, Vidán y Gilabert. Veamos:

-Danone: Perdió en 2012 el 10% de su facturación en el Sur de Europa, con especial incidencia en España por el auge de las marcas blancas de yogures, que copan más del 40% del mercado. Ahora le sobra capacidad productiva y ha cerrado la menor de todas sus fábricas multiproducto, justo la de Sevilla.

-Cargill: Explica su marcha por la constante reducción de aceite de palma para la distribución, lo que unido al exceso de capacidad de molturación y envasado ha afectado la rentabilidad de su factoría. También atribuye el cierre al declive de las cosechas locales y a la fuerte competencia de la industria creciente en el Este.

-Roca: Publicó el 21 de febrero un anuncio informando del cierre por el hundimiento de la construcción, que le ha provocado una caída continua de ventas durante 21 trimestres consecutivos y la pérdida de 200 millones de euros. Buena parte de sus fábricas españolas trabajan por debajo del 30% de su capacidad y sus productos pasan hasta 194 días en los almacenes.

2) El 90% de los barcos europeos no pueden acceder a Sevilla, ya que sólo entran en nuestro puerto los que transportan 10.000 toneladas. Inexacto. Con la nueva esclusa el acceso de la flota mundial de graneleros se ha incrementado hasta el 66% del total. En portacontenedores, al 53%. Y en tráfico RO-RO, al 71%. El puerto puede acoger buques de hasta 20.000 toneladas y 290 metros de eslora. Si no, ¿cómo la Autoridad Portuaria presumió hace unos días de que el ‘Fraga’ había cargado 12.700 toneladas de trigo?

3) Al éxodo de empresas se sumará que no llegarán otras nuevas, ya que los costes de logística (un 30%) se dispararán sin dragado: Cuando aún no había nueva esclusa, alguna ventaja comparativa habrían visto en Sevilla las empresas (Decathlon, Airbus Military, Rhenus Logistics….) que en el último decenio han ocupado ya el 84% de las 54 Has. de la Zona de Actividades Logísticas del Puerto, desarrolladas tras una inversión superior a los 54 millones de euros por Parques Logísticos, Unicaja, La Caixa y la Autoridad Portuaria.

4) El dragado crearía 20.000 empleos: ¿Por qué 20.000 y no 50.000, 10.000 o ninguno? Ejemplos de los últimos años. Para vencer la resistencia de los vecinos de la Cuenca Minera de Huelva a su instalación, el discurso oficial fue que el vertedero de residuos tóxicos en Nerva crearía 2.000 empleos con los que paliar el cierre de las minas de cobre de Riotinto y que sólo se destinaría a albergar residuos de Andalucía. Hoy, el vertedero acoge mierda de toda Europa y no ha dado más de 100 empleos (probablemente hasta me paso en un 30% en la estimación).

También se dijo que la nueva esclusa de Sevilla permitiría crear 15.000 nuevos empleos en los diez años siguientes. ¿Lo recuerdan? Pues bien, en los dos años en números redondos que lleva en servicio Sevilla ha pasado de 77.000 a 91.000 parados, 14.000 más que antes.

5) Gilabert: “Hay demasiadas familias que pasan necesidad para andar con exquisiteces”, en claro desprecio a cualquier cautela ecológica con el dragado: El líder de UGT parece anclado en el siglo XIX y no ha leído aún el informe Brundtland para la ONU, que en 1987 propició un cambio radical de mentalidad: de “la contaminación es el precio del progreso” a “el desarrollo sostenible”.

La ecología no es la antítesis de la economía, sino la economía misma: satisfacer las necesidades del presente sin comprometer las de las generaciones futuras.

* La excusa del dragado

* Radiografía del Guadalquivir