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Frenazo y marcha atrás

“Nada volverá a ser como antes”. Estas palabras del ministro de Fomento, José Blanco, el 24 de mayo en el Congreso eran una premonición del drástico recorte de las inversiones en obra pública. Zapatero se comprometió ante la UE  a ajustar en 50.000 millones de euros el gasto en  2010-2013, de los que 6.400 corresponderían a Fomento entre este año y el próximo. Blanco ya ordenó  que sólo se terminaran las carreteras cuya finalización fuera más barata que las indemnizaciones que habría que pagar por suspenderlas. Esta semana, Fomento ha comunicado a la patronal sus planes: rescisión de los contratos de 70 obras en curso, ninguna carretera nueva en 2011  y  retraso de las que están en obras hasta 2016-2017.

Sevilla aparece de nuevo -la inversión pública en nuestra provincia sólo ha superado la media nacional una vez en los 18 años desde la Expo-  como la primera en la ‘lista negra’ del Ministerio, por los 500 millones de coste de los túneles de los Atlantes, proyectados por José Luis Manzanares sobre el río para la SE-40. El ingeniero trianero decía: “Un túnel bajo el Guadalquivir, en el lago Tharsis, cuna de Tartesos y sede de leyendas ancestrales , debe rememorar la gesta de los atlantes de los que toma el nombre: una estructura épica para un lugar épico y misterioso”.

CORTAR POR LO SANO

Pero como en Fomento no hay lugar para la épica, los cuatro túneles de 2,5 kilómetros –los más largos bajo un río en España-  cuentan con un 99,99% de posibilidades de ser diferidos ‘ad calendas graecas’ o incluso de quedar enterrados en el baúl de los recuerdos y ser sustituidos por un modesto puente, no se sabe cuándo. A Fomento no le duelen prendas a la hora de recortar, y ya eliminó el puente gemelo al del Alamillo diseñado para la Expo por Calatrava y lo sustituyó por otro sencillito de catálogo. La ley asegura a los contratistas –las andaluzas Sando y Azvi entre ellas- el cobro del 6% de la obra no ejecutada, más los gastos por la compra de maquinaria y otros conceptos, pero el Gobierno prefiere pagar esa indemnización (30 millones de euros) antes que 500 millones.

Además de los túneles, se va a paralizar buena parte de la SE-40, una ronda de circunvalación de 77,6 kilómetros, con un coste inicial de 1.200 millones de euros  y dividida en once tramos. Iniciada en 2005, sólo están en ejecución cinco de sus once fases, y al ralentí. A preguntas del diputado Ricardo Tarno (PP), el Gobierno reconoció hace dos meses que sólo se habían certificado obras por 70,5 millones de euros en 2009, cuando se habían presupuestado 170 millones. Por tanto, Fomento ya venía pisando el freno al librar sólo el 41,50% del dinero previsto.

LA LISTA NEGRA

El frenazo a la SE-40 implicará la más que probable paralización del gran puente que conectaría La Algaba con la autovía de acceso Norte a Sevilla. Todos los indicios apuntan a que no se van a licitar los tramos pendientes de esta ronda y a que con suerte se podrían rematar  los 23,9  kilómetros entre La Rinconada y Dos Hermanas (el 30,79% del total), que acumulan ya ocho meses de retraso. Antes del tijeretazo se preveía su conclusión para el primer semestre de 2011.

En la lista negra de obras sevillanas frenadas también pueden acabar el túnel del AVE Santa Justa-aeropuerto y la ampliación del tercer carril de la A-49 hasta La Palma. Con suerte se concluirían las obras hasta Sanlúcar la Mayor. Y a Blanco le han venido de perlas las protestas de los alcaldes de Utrera y El Cuervo sobre el futuro trazado de la A-4 y la de colectivos de la Sierra de Huelva sobre la mejora de la conexión Sevilla-Lisboa para aparcar estos proyectos. Lo único que parece salvable en la actual coyuntura es el Cercanías ferroviario del Aljarafe, avalado con su presencia por el propio ministro, que le dio el pistoletazo de salida hace unas semanas. Ya entonces Griñán dijo que las carreteras podían esperar, no así el ferrocarril.

CRISIS SOBRE CRISIS

Estos recortes tendrán un efecto demoledor en la construcción y en la  refinanciación de empresas andaluzas como Sando, una de las contratistas de la SE-40. La compañía, con fuerte presencia en Sevilla, refinanció hace un año un préstamo sindicado y otros créditos por 1.500 millones de euros con un ‘pool’ de bancos. Todo el plan se basaba en los ingresos que la empresa esperaba por su cartera de obra contratada, unos contratos que en parte son ahora papel mojado.

En los Presupuestos Generales del Estado, el Gobierno destinaba más de 500 millones de euros para infraestructuras en Sevilla. Esta cifra, aunque insuficiente, fue bien valorada por Comisiones Obreras al contemplarla en un escenario de crisis y con más de 200.000 parados -un 22% de tasa de desempleo-. El sindicato calculó que podría suponer para la provincia el 1,8% del PIB y la creación de 4.000 empleos directos en la construcción y el mantenimiento o inducción de otros 25.000 en sectores auxiliares, por lo que el parón inversor de Fomento en Sevilla  tendrá una fuerte repercusión. Las patronales de la construcción calculan que por cada millón de euros dejado de invertir en obra pública se destruyen 18 empleos directos e indirectos, de lo que se colige que sólo la ‘congelación’ de los túneles de la SE-40 dejará de brazos cruzados a 9.000 personas.

Y todo en la semana en que según el último informe socioeconómico, en Sevilla han desaparecido 5.000 empresas víctimas de la peor crisis que se recuerda. Ni siquiera la obra pública aparece ya como una tabla de salvación.

Excusatio

El (sin) alcalde inauguró las obras (nunca mejor dicho, porque están sin acabar) de la Plaza de España y se vanaglorió de que recupere el aspecto original concebido por Aníbal González, su estampa en  la Expo del 29, conforme a “fotos muy antiguas”. Y el (sin)  dijo: “Nunca hemos destruido nada antiguo por hacer algo nuevo. Sólo lo hemos hecho en zonas destruidas o deterioradas, como la Encarnación o la Alameda”. Tal como reza la locución, ‘excusatio non petita, accusatio manifesta’. ‘La piel sensible’, la biblioteca a costa de jardines del Prado, la Alameda….Pero, hombre, Alfredo, ¿con qué cara puedes decir que no te has cargado nada? Aunque hubiera estado destruida, que no era el caso, el estado de la Alameda no justificaba que la hayas convertido de paseo romántico en el remedo del paseo marítimo de Islantilla. Deberías haberla recuperado conforme a esas estampas antiguas que citas. ¿Por qué lo que vale para la Plaza de España no valía  para la Alameda? Te has cargado paisajes urbanos y, con ellos, parte de la memoria histórica y sentimental de Sevilla.

SE-30

El alcalde ha recurrido a otro de sus habituales señuelos relacionados con el tráfico para entretener a los sevillanos con un nuevo debate: reducir la velocidad de circulación desde los actuales 50 kilómetros/hora a  30, en línea con lo que ya hace  Barcelona, habitual espejo en que se mira un Ayuntamiento con complejo de inferioridad y que se limita a copiar lo de fuera sin analizar las circunstancias específicas de cada uno, como hacían aquellos japoneses del anuncio al disparar su cámara fotográfica sobre todo lo que veían al grito de “¡Imital!”.

Monteseirín aboga por reducir la velocidad en  calles con un solo carril, tramos con más accidentes, carriles laterales de las grandes vías y hasta en zonas con un sentido único, como la Ronda y  Luis Montoto. La casuística es tan amplia que prácticamente no hay lugar a la excepción, por lo que la medida sería aplicable en toda la ciudad.

Subliminalmente, el alcalde utiliza de forma oportunista el reciente y trágico accidente en el Paseo de Colón, causado por un temerario bebido y de madrugada, para deslizar que el objetivo de su nueva vuelta de tuerca a los automovilistas es incrementar la protección de los peatones (tienen reservadas las aceras) y de los ciclistas (tienen reservados sus propios carriles) y que su impacto será mínimo: “En un trayecto medio de 15 minutos, el límite de 30 Kms./hora –ha dicho Monteseirín- sólo supone un minuto más en la duración del trayecto”.

CALCULOS ERRONEOS

A diferencia del alcalde, sus concejales y demás políticos que van en coche oficial y hasta con patrullas de motoristas abriéndoles el paso cuando lo creen necesario, quien suscribe es viandante,  usuario habitual de Tussam y poco dado al automóvil, pero todo ello no significa que me trague a pie juntillas los argumentos de Monteseirín en su cruzada contra los conductores.

Por ejemplo, su tesis de que una velocidad de 30 Kms./hora sólo supone un minuto más en un trayecto que se cubre habitualmente en un cuarto de hora me parece errónea. Aunque a los de Letras no se nos dan bien los números, tirando de calculadora podemos llegar a otras conclusiones.

A una velocidad de 50 Kms./hora, se recorrerían 833 metros cada minuto, luego en 15 minutos se cubrirían 12.495 metros en números redondos.

A una velocidad de 30 Kms./hora se recorrerían 500 metros cada minuto, luego en 15 minutos se cubrirían 7.500 metros.

La diferencia entre viajar a 50 Kms./hora y hacerlo a 30 Kms./hora es dejar de recorrer 4.995 metros cada periodo de 15 minutos.

Como a 30 Kms/hora se necesita un minuto para recorrer 500 metros, la repercusión de pasar de 50 Kms./hora a 30 Kms/hora es de diez minutos más para recorrer la misma distancia, y no sólo de un minuto como dice el alcalde.

Y MAS OBRAS

El tiempo es dinero. Imaginen la repercusión económica que tendría el plan de Monteseirín para el transporte (paquetería, mensajería, carga y descarga….) y el comercio si por cada actual cuarto de hora se necesitaran diez minutos más en realizar el mismo servicio con los motores quemando combustible. Al igual que en el Parlamento  se exige que cada nueva ley incorpore una memoria sobre su financiación, cada ocurrencia de Monteseirín debería ir acompañada de un estudio de costes, como ahora es preceptivo el previo de impacto ambiental.

El Consistorio también ha dejado caer que no bastará con llenar las calles de  nuevas señales de prohibición, con el consiguiente coste de retirada de las viejas y de  instalación de las nuevas, sino que harían falta más obras para implantar medidas restrictivas, que podrían comprender ensanchamiento de aceras, bandas sonoras, badenes artificiales, pasos sobreelevados, etcétera, etcétera  (más y más dinero).

La ciudad tiene un sistema arterial en que parece lógico que en vías de penetración, rondas y grandes avenidas se circule a 50 Kms./hora, que tampoco p

‘Opus interruptus’

Aviso a navegantes. Este suelto no tiene nada que ver con lo que usted estaría pensando apenas leer el título: ni con cierta prelatura a la que asociarse suele la primera palabra, ni con un método anticonceptivo que es adjetivado con la segunda. Esto versa sobre el I+D del Plan ‘E’. Trabajo ha verificado la denuncia de CCOO contra la constructora del extorero Camarena, el mismo que antaño pedía una oportunidad a Canorea haciendo huelga de hambre en la catedral. Quien le dio a Camarena la oportunidad de hacerse rico no fue don Diodoro (bueno, se la dio, pero el toro lo puso en su sitio, que a la postre resultó bastante mejor que el del pisoplaza), sino Monteseirín al adjudicarle 7 millones en obras del Plan anticrisis. El exmatador se las ingenió para ganar aún más pasta mediante el ‘Opus interruptus’: daba de baja a los albañiles en la obra los viernes y los recontrataba los lunes. Aparentaba creación de empleo y de paso se ahorraba la Seguridad Social, pagas extra, pluses y vacaciones. A veces hay quienes, olvidándose de sus orígenes, dan más cornadas que la misma hambre.

El tiempo es oro

Una simple nevada en comparación con las del resto de España dejó el fin de semana a centenares de imprudentes curiosos y sus vehículos aislados en la Sierra Norte, por incapacidad o retraso de la Administración en despejar las carreteras, si bien la consejera de Obras Públicas sostiene que la Junta actuó en “tiempo real” frente al temporal. Gobernar es prever, pero parece que Rosa Aguilar aún no lo ha comprendido pese a su experiencia. La cuestión no radicaba en que la Junta actuara en “tiempo real”, sino “antes de tiempo”, para prevenir y paliar con margen suficiente de maniobra los efectos de las inclemencias meteorológicas en coordinación con ayuntamientos y Diputación. De los testimonios de los alcaldes se colige que más que ser coordinados por la Junta se coordinaron ellos mismos sobre la marcha y sin un plan preestablecido. Así, en el Ayuntamiento de Guadalcanal manifestaban que aunque había estado nevando durante nueve horas seguidas, no fue hasta el final de la tarde cuando la Junta y la Diputación se pusieron en contacto con ellos.

Las radios contaban desde la mañana del domingo que  centenares de curiosos se dirigían a la sierra para disfrutar de la nieve, sin percatarse de que iban a quedar atrapados en una ratonera conforme a las previsiones meteorológicas. Esas previsiones sí fueron tenidas en cuenta por la DGT, que en los paneles informativos de la autovía  Huelva-Sevilla alertaba ya el sábado sobre la necesidad de adelantar el retorno en previsión de nevadas al día siguiente. Nadie supo reaccionar desde la Junta para contener la avalancha de turistas ocasionales en las carreteras o hacerles llamamientos a través de los medios de comunicación para que se dieran media vuelta. El resultado: numerosos atrapados, que tuvieron que alojarse en colegios y  casas particulares en los pueblos porque la reacción en “tiempo real” fue insuficiente. La Junta envió sólo seis máquinas quitanieves con doce operarios y 7.500 kilos de sal para despejar la red viaria de toda una comarca. Los ayuntamientos tuvieron que suplir la carencia de medios recurriendo a máquinas retroexcavadoras de particulares para apartar el manto blanco.

Nevaba desde por la mañana pero como dijo el alcalde de Alanís, “a la tarde ya llegaron los vehículos de la Junta”. A la tarde y, por tanto, tarde, porque las máquinas quitanieves ya deberían haber estado desplegadas desde la víspera, pero la Junta no actuó hasta que no nevó en “tiempo real”. Osea, a destiempo.

Oír los sondeos

El presidente provincial del PSOE y de la Diputación, Fernando Rodríguez Villalobos, decía no hace mucho que para la designación del candidato a la Alcaldía de Sevilla “habría que oír las encuestas”. Pues bien, las encuestas ya hablan. El nada sospechoso exconsejero socialista de la Junta, Antonio Pascual, presentó en calidad de director del Centro Andaluz de Prospectiva el último Barómetro de Antares en unos términos que no dejan lugar a dudas: es la primera vez en cinco años que los sevillanos que piensan que la ciudad empeora superan a los satisfechos con la situación actual, por  lo que globalmente el 64,1% ven Sevilla igual o peor que antes.

La conjunción de la crisis económica (más de 70.000 parados), la avalancha de obras (ha llegado a haber 400 calles levantadas simultáneamente) y el tráfico insufrible han generado esta percepción en unos momentos en que el PSOE sigue oficialmente deshojando la margarita sobre el alcaldable. Aunque es cierto que las grandes obras suscitan un inicial rechazo por las molestias que causan y que la impresión varía tras su terminación, también lo es el hastío de los ciudadanos por la reiteración de esta política. Conscientes de ello, los alcaldes suelen acometer los trabajos al inicio del mandato para que la percepción sobre las molestias no siga vigente a la hora del voto cuatro años más tarde. Monteseirín prometió no incurrir en el mismo error de atosigar a los sevillanos con tantas obras tras la experiencia anterior del levantamiento del Centro, pero ahora se halla en una situación parecida, forzado por los planes 8.000 y 5.000. Su problema es si le dará tiempo a que varíe la percepción ciudadana antes de las elecciones, pues como él mismo dijo en una ocasión “la realidad no es como es, sino como se percibe”.

Reducido a mero aspirante

El presidente de la Junta, José Antonio Griñán, ya introduce significativos matices en su discurso cuando se refiere a Monteseirín, al que públicamente ha emplazado a  que comunique  como muy tarde antes del verano si quiere optar a ser candidato a la Alcaldía. Atención: no ha dicho que vaya a ser el candidato del PSOE por que diga que quiera serlo, sino que en caso de que lo comunique quedaría en la condición de mero aspirante, pese a acumular tres mandatos consecutivos como alcalde. Si después de doce años en el sillón no hay aún un apoyo inequívoco y explícito, la percepción (ésta es la palabra de moda) que queda es que el partido ve agotada la figura de Monteseirín.

Ya lo dijo Velasco, el secretario de organización del PSOE (A), que no es lo mismo optar a un segundo mandato –y ahí daba por automática la repetición de la candidatura de alcaldes en su primer cuatrienio-  que repetir cuando como en el caso de Sevilla se lleva 12 años en el Poder. Griñán abunda ahora en lo mismo: Monteseirín, después de tanto tiempo en el cargo, “tiene que hacer balance y saber si su proyecto puede continuar o no”. Balance es un término que suena a punto y final.

‘My fair lady’ municipal

Las denuncias de los sevillanos por los desperfectos en las calles se han incrementado en un 600%. El Ayuntamiento se ve obligado a organizar cuadrillas de emergencia pero dice que apenas podrán hacer algo frente a  socavones, baches y hundimientos en las aceras, que atribuye al temporal. ¿Tiene el agua caída tanta fuerza para, por ejemplo, levantar losas de una calle como San Eloy, sin desgaste por el tráfico, o será más bien que las precipitaciones han dejado en evidencia la auténtica calidad del material empleado como pavimento y el pésimo remate ejecutado en muchas obras de ‘la ciudad de las personas’? ¿Quién y cómo hizo los controles de esos trabajos y les dio el visto bueno a la hora de recepcionarlos? Al igual que para Audrey Hepburn en la película ‘My fair lady’, la lluvia en Sevilla también es una maravilla para quienes nos gobiernan desde el Consistorio: les viene de perlas como coartada para encubrir las chapuzas municipales. Ellos, como Felipe II con la Armada Invencible, siempre dirán que no se puede hacer nada contra los elementos.

Las 300 de Monteseirín

La película ‘300’ se inspiró en una novela gráfica en la que el dibujante Frank Miller rindió homenaje a Leónidas, rey de Esparta. Este, junto con los 300 hombres de su guardia, resistió en el desfiladero de las Termópilas el ataque de los 300.000 soldados de Jerjes  para dar tiempo al ejército griego a reorganizarse y resistir la invasión persa. Trescientos es también el número de las obras que simultáneamente, o a la misma vez, como diría Lopera, ha llegado a tener el alcalde para convertir parte de Sevilla en otro  desfiladero de las Termópilas, con infinidad de calles reducidas a una angostura delimitada por vallas y alambradas, cual si la ciudad hubiera sido declarada en estado de sitio. Prueben a otear el panorama de obras que se divisa desde un autobús de línea circular y cómo cada día supone una odisea griega desplazarse por esta urbe; da igual que sea en coche privado que en transporte público.

Por definición, toda obra debe implicar una mejora sobre la situación preexistente, de ahí que ‘a priori’ se comprenda que el corte de calles sea el precio a pagar por las mejoras urbanísticas. Es el caso, por ejemplo, del paso subterráneo entre la Palmera y Cardenal Bueno Monreal, un proyecto más que necesario y que contribuirá a descongestionar la circulación. La irritación ciudadana, empero, deviene del hecho de que Monteseirín ha puesto buena parte de la ciudad patas arriba simultáneamente y la ha convertido en una ratonera, y por los fallos y los retrasos en la ejecución de los trabajos. Por ejemplo, el levantamiento del carril bici en San Jacinto dos semanas después de su terminación al descubrirse que se encharcaba. Otra  chapuza más.

No es la primera vez, pero si en esta ocasión ha colmado la paciencia de los sevillanos, para él puede ser la última. Ya hizo coincidir los trabajos de los aparcamientos de Cristina y Paseo Colón con los de Virgen de Luján. Posteriormente,  destruyó los hornos almohades de la Puerta de Jerez (¿verdad, Martínez Salcedo?),  al levantar sin miramiento alguno desde el Prado hasta la Plaza Nueva para su tranvía electoralista. Y aunque hizo propósito de enmienda, de nuevo somete a la ciudad a un zafarrancho a año y medio de otras elecciones municipales. Tal como estableció Paracelso, la diferencia entre un remedio que cura y un veneno que mata radica en la dosis. Monteseirín, que se reclama colega de Paracelso cuando le interesa, sigue sin percatarse de que somete Sevilla a una sobredosis de obras. Y la sobredosis puede  tener para él un efecto electoral tóxico.

A buenas horas….

En  medio de esta vorágine es ahora y no antes cuando se le ocurre al edil Gómez de Celis  pedirle a la Universidad un manual de actuación municipal para que los comerciantes y hosteleros no sufran los efectos de las obras. El Consistorio, para el que directamente o a través de sus empresas trabajan cinco mil personas, encarga el trabajo a la Hispalense en vez de a algunos de sus millares de técnicos, esos en los que luego se escuda cuando estalla algún escándalo que pone en solfa la actuación de los concejales. ¿Para qué están entonces los funcionarios municipales?

El avance dado a conocer de esta guía de buenas prácticas es tan obvio que, con todos mis respetos para su autor,  lo podría haber suscrito cualquier persona con sentido común, el menos común de los sentidos, tal como cada día demuestran nuestros munícipes. Por ejemplo, aconseja cosas elementales, querido Watson, como mejorar la información pública sobre las obras, aplazar el pago de impuestos (ya se hace, con el IAE) y mejorar las señalizaciones provisionales de tráfico. Y dice que para elaborar un calendario sobre el impacto de los trabajos se preguntará previamente a los comerciantes sobre cuáles son para ellos las fechas más críticas. No hace falta preguntar nada porque es de dominio público: Navidad, Semana Santa, la Feria y la época de rebajas.

Y lo mejor es la propuesta de crear el “interlocutor-mediador” para coordinar la información sobre las obras y escuchar las quejas de los comerciantes. ¿Otra figura más para cobrar de las arcas públicas y para que sirva de pararrayos al Ayuntamiento? Me imagino a Celis preguntando a los comerciantes como a aquel embajador de Gran Bretaña que tenía una manifestación bajo la ventana por el tema de Gibraltar y al que llamó el ministro para preguntarle si le enviaba más policías. Respuesta del diplomático: “Me conformo con que no me mande más manifestantes”.

-¿Le envío más interlocutores-mediadores, señor presidente de Aprocom?, le preguntará Celis a Cañete.

Y Cañete bien podría responderle como aquel embajador al ministro:

-No, señor delegado de Urbanismo, bastaría con que no me cortara más calles con calicatas y vallas.

Digo y Diego

Monteseirín dijo hace unas semanas que Sevilla no necesitaba más aparcamientos porque “los sevillanos no tienen cultura de pagar por aparcar”. El alcalde invocó un estudio de Asepan según el cual sólo el 45% de las plazas de los parkings rotatorios se ocupan en hora punta y el resto del tiempo están vacías.

Ahora, el delegado de (in)Movilidad, Francisco Fernández, rescata el viejo proyecto de parking bajo la glorieta del Cid con el argumento de que es “prioritario” por  las carencias de estacionamientos en la corona del Centro.

Ni entre ellos mismos se aclaran. Al igual que a Fernando VII, así se las ponen desde el PSOE a Zoido, para que éste, basándose en sus contradicciones, diga  que Monteseirín “no tiene modelo de ciudad”.

La bilocación de Alfredo

Dicen que el alcalde estaba el sábado en Londres pero que su gabinete envió fotos en las que visitaba obras en la ciudad ese día, el domingo y el lunes. La canallesca habla de una estrategia de ‘desinformación’ del regidor por ocultar que se hallaba en la Gran Bretaña en vez de en la Gran Sevilla. Es más fácil y, a la vez, más complejo. El francotirador ha podido saber que, en realidad, el alcalde tiene el don de la bilocación, ubicuidad u omnipresencia, que le permite estar en tres sitios a la vez. Eso lo explicaría todo: Alfredo estaba el sábado en Londres; Sánchez, el domingo en Sevilla en una obra, y Monteseirín, el lunes en otra. ¿Será por obras? Este don, que su gabinete no publicita atendiendo al principio bíblico de que tu mano derecha ignore lo que hace la izquierda, sólo lo poseen quienes, como tantos virtuosos en la historia, están marcados por un destino superior. No debe olvidarse que el alcalde es el buena gente, una especie de santo laico, el siguiente tras Fermín Salvochea. Alfredo Sánchez Monteseirín. SMS. Uno y trino al mismo tiempo.