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Tortuga

El Consejo Andaluz del Patrimonio Histórico es el máximo órgano consultivo en esta materia de la Junta de Andalucía y sus decisiones, aunque no vinculantes, deben ser tenidas “muy en cuenta”. Este organismo se articula en seis comisiones, una de las cuales, la Andaluza de Bienes Inmuebles, ha tenido a bien abrir un debate interno para decidir “antes de Navidad” si emite o no un informe sobre el impacto de la torre Pelli. Informe que, en caso de ser emitido, se supone deberá elevar primero al plenario para que lo haga suyo, o no.  Osea, que meses después de iniciada la construcción del rascacielos, cuyo proyecto se dio a conocer hace tres o cuatro años;  al cabo de casi dos semanas de la visita a Sevilla de la misión de la Unesco;  con la cuarta parte de la torre ya erigida y con el plan de ir levantando una planta cada semana de las 30 pendientes, los señores de la Junta de Andalucía deciden pensar si van a decidir algo algún día. Si algún día se deciden a comunicar su decisión, la torre probablemente estará ya terminada. ¿Y para esto queríamos ser una Autonomía?

Farolas, bancos y catenarias

El sino de Zoido parece estar ligado al mobiliario urbano. Si preparó su asalto al Poder elevando a razón de estado desde el banco de Bellavista hasta la basura de El Vacie, ya como alcalde electo ha vuelto a situar en el centro de la escena política los elementos funcionales/decorativos de las plazas al anunciar su intención de retirar paulatinamente las  popularmente conocidas como farolas-ducha y bancos-Ikea que Monteseirín instaló en la Alfalfa, Pan y Pescadería por el proyecto de ‘La piel sensible’, eufemísticamente denominado de recuperación de estos espacios  cuando significó su completa transformación estética y un gasto global, incluyendo cambio del pavimento, superior a los 3 millones de euros.

El nuevo alcalde  cree hacerse eco de la opinión de gran parte de los sevillanos –sus veinte concejales avalan el refrendo mayoritario a sus postulados- al expresar su propósito de “recuperar la coherencia y la armonía en el casco histórico tras las improvisaciones” del gobierno PSOE-IU, por lo que repondrá las clásicas farolas fernandinas y los bancos de forja, bien cuando haya disponibilidad presupuestaria, bien cuando el deterioro de este mobiliario –muy acusado en el caso de los bancos de madera, material inapropiado para nuestro clima salvo que sea objeto de un mantenimiento continuo- así lo aconseje.

Según Zoido, en ningún caso se va a derrochar un solo euro, porque los elementos sustituidos se aprovecharán en otras zonas de la ciudad más acordes con su diseño vanguardista.

 

CASI 400.000 EUROS

 

 

Espadas, el líder de la Oposición, ha calificado el anuncio del nuevo alcalde de “despilfarro” porque a su juicio supone la sustitución de algo que no está en mal estado, cuando hay que atender otros asuntos más urgentes. Asimismo, ha criticado a Zoido por querer trasladar a otras zonas el mobiliario urbano que no le guste para el casco antiguo, con lo que está practicando una política “de escaparate”.

Las farolas y bancos objeto de esta controversia fueron instalados hace tan sólo cuatro años, pese a lo cual los segundos ya muestran evidentes señales de un acusado desgaste.

El gobierno saliente ha filtrado que sólo las 17 farolas-ducha y otros tantos bancos-Ikea en las tres plazas  costaron 390.000 euros, IVA incluido, un precio aparentemente excesivo para el escaso número de unidades adquiridas y su cuestionable calidad.

 

FAROLAS POR CATENARIAS

 

Espadas  ha olvidado la existencia de un precedente en la era de Monteseirín, el mismo que en otro de sus funambulismos políticos incumplió el rompedor proyecto de ‘La piel sensible’ cuando por miedo a las opiniones adversas que ya estaba suscitando la transformación de las plazas del centro decidió mantener la estética tradicional de la del Salvador.

En la primavera de 2008, Monteseirín, igualmente receptivo a las críticas por el impacto visual que causaban los rechonchos soportes en que se apoyaban las catenarias del tranvía a su paso por la Avenida, dio orden a Tussam de que los desmontara y sustituyera por unas farolas fernandinas  más altas de lo habitual y que merced a una ingeniosa idea del gerente, Carlos Arizaga, permitían el camuflaje de los cables del ‘Metrocentro’

El entonces vicepresidente de Tussam, Guillermo Gutiérrez, destacó que la empresa municipal de transportes había cumplido el mandato del alcalde “con mucha dificultad”, ya que “se ha tenido que reponer la cimentación en muchas de las farolas que ya lucen en este tramo (desde la Plaza Nueva hasta la catedral)”. Y añadió: “Desde el punto de vista estético hemos ganado bastante”.

Según Gutiérrez, los postes sustituidos se iban a reutilizar en el proyecto de ampliación del tranvía entre el Prado y San Bernardo primero, y, posteriormente, hasta Santa Justa, una reutilización de la que no se ha tenido noticia hasta ahora (para empezar, los nuevos postes son incluso de distinto color que los antiguos).

El coste de aquella operación de reposición de farolas en el Centro por razones exclusivamente estéticas y no por el deterioro de un material completamente nuevo fue de 700.000 euros, es decir, un 80% más caro de la que propugna Zoido tres años después para cambiar las farolas-ducha y los bancos-Ikea de tres plazas del casco antiguo.

 

MUTISMO HASTA HOY

 

¿Qué dijo entonces Espadas, correligionario de Monteseirín, y qué dijeron los adalides del diseño rupturista de ‘La piel sensible’ sobre esta sustitución de postes en perfecto estado por farolas  tradicionales? Absolutamente nada. Guardaron un total mutismo y no tacharon los trabajos de despilfarro, política-escaparate, agravio comparativo a los barrios por trasladarles en el futuro los postes que no se querían para el Centro ni aludieron a las necesidad  de atender con esos 700.000 euros otras prioridades más urgentes.

Tampoco dijo ni mú el delegado de Cultura, Bernardo Bueno, que ahora arguye  que para cambiar las farolas y los bancos hay que pedirle permiso a la Comisión de Patrimonio, la misma que estuvo igual de silente cuando Monteseirín cambió las farolas clásicas de la Avenida junto a la catedral (patrimonio de la Humanidad) por los horrendos soportes del tranvía primero y deshizo la operación después. ¿Cuándo vulneró la ley de Patrimonio, al principio o al final?

Estamos ante dos operaciones urbanísticas semejantes por criterios meramente estéticos. Por tanto, si no se condenó la primera, no hay razones objetivas para hacerlo con la segunda, salvo que se actúe por una sinrazón política.

 

La serpiente del verano

Monteseirín ha recurrido a Europa Press para contestar a Torrijos y deslizar más sofismas sobre las setas, que está convirtiendo en la serpiente informativa del verano. Torrijos ha cuestionado el 31 de diciembre como fecha de su terminación y  vaticinado que no se concluirán hasta primavera y con más dinero..

Monteseirín afirma desconocer de dónde sale la estimación de su socio de gobierno. Éste ha sido muy claro al decir que se basa en su información “como primer teniente de alcalde” y que se atiene al “sentido de la realidad, de la responsabilidad y el conocimiento”.

Si Torrijos dispone de información reservada de la que carece el alcalde, pondría de manifiesto que Monteseirín  no se entera o cada vez pinta menos en el Ayuntamiento. Torrijos habría organizado un poder paralelo y sus propios circuitos informativos conforme a la tesis de Del Valle de que ocupa el espacio dejado vacío por Alfredo. Y si los dos disponen de la misma información pero cada uno da fechas distintas, uno estaría falseando la realidad, aunque después de que el Ayuntamiento ocultara desde 2007 el informe sobre la inviabilidad técnica del Parasol cualquier cosa es ya esperable de este gobierno.

SOBRECOSTES

Monteseirín alega que la mayor parte del sobrecoste se debe “a las mejoras planteadas en relación a las peticiones de los placeros…”

Urbanismo tramitó en enero a la petición del arquitecto de un segundo modificado, por la necesidad de rehacer los cálculos de los parasoles, compuestos por unas 5.000 láminas de madera, después de que en Alemania se derrumbara por el peso de la nieve un polideportivo y de que se decidiera recubrir la madera de las setas por miedo al calor.

Aprovechando esa circunstancia fue el Ayuntamiento el que, para evitarse problemas con los quejumbrosos placeros, pidió mejoras en los puestos de abasto,  por valor de 4,2 millones. ¿Cree alguien que Sacyr habría incrementado el coste sólo para atender a los comerciantes? No, la petición fue del Ayuntamiento, pero Monteseirín la presenta al revés.

INSUFICIENTE

Los comerciantes reclamaban puestos más de al menos 20 m2 frente a los 12 m2 diseñados por Mayer y que las instalaciones se hicieran de obra y no de acero. Pese a ser presuntamente inoxidable, un puesto-piloto montado como demostración acabó acumulando herrumbre y, tal como expresó el secretario de la cooperativa, “para colgar una estantería hay que llamar a un chapista”.

Otra queja de los placeros ha sido la reducción a 40 del número de puestos de venta, cuando hace casi cuatro decenios ellos eran 300 en activo, de los que ahora quedan unos 70.

Precisamente, cuando se debatió sobre el Parasol en la Comisión de Patrimonio, el jefe de Protección señaló que el proyecto era “bastante deficitario en lo referido al mercado de abastos y a la creación de una plaza pública” y que “con apenas 40 puestos aislados de 12 m2 cada uno, resulta a todas luces insuficiente para las futuras necesidades de una plaza de abastos de la centralidad de la Encarnación”. “Sin posibilidades de crecer –continuaba-, su capacidad de transformación y por tanto su supervivencia me parece exigua. Basta señalar que otros mercados que han sorteado con soltura la crisis de los mercados tradicionales, como La Boquería (Barcelona) y San Miguel (Madrid) tienen un mínimo de 60 puestos”.

Y según el pliego de condiciones, los puestos del mercado vacantes a medida que se vayan jubilando los actuales placeros pasarán a la galería comercial anexa gestionada por Sacyr, con lo que será sólo cuestión de tiempo que el antiguo mercado público, cuya recuperación ha servido de coartada para la operación de las setas, acabe convertido en un centro comercial privado, como otros grandes almacenes. Y recuérdese que Sacyr llegó a barajar imponer una renta de 500 euros/mes a los placeros.

PREVISTO DESDE 2004

Monteseirín también achaca el sobrecoste de las setas a la habilitación de un museo arqueológico, como si no hubiera estado previsto desde el principio en el diseño de Mayer de 2004. La referencia del concurso de ideas decía: “El proyecto, con sus grandes estructuras parecidas a setas, ofrece un espacio arqueológico, un mercado, una plaza elevada, múltiples bares y restaurantes debajo y en el interior de los parasoles, así como una terraza panorámica en el parasol más alto”.

Y se abundaba aún más: “Hace bastantes años, durante la excavación del aparcamiento subterráneo, fueron descubiertos restos arqueológicos. La ciudad de Sevilla decidió entonces convertir la zona en un museo y una plaza para atraer a los residentes y turistas. El museo arqueológico está emplazado por debajo del mercado, marcándose su presencia mediante una entrada dentro de la columna más gruesa del parasol”.

VIGILANTE

Monteseirín también ha incluido en los sobrecostes la urbanización del entorno, un reconocimiento implícito de que el Ayuntamiento habría asumido la reforma de la plaza, rebautizada como ‘la Encarnita’ y cuya ejecución correspondería teóricamente a Sacyr.

El alcalde proclama que vigilará para que la empresa en cuyo beneficio ha privatizado la Encarnación durante 40 años cumpla acabe las setas el 31 de diciembre, pero tras haber incumplido las cuatro fechas comprometidas anteriormente sin que el Ayuntamiento le haya aplicado la penalización prevista de 3.000 euros por cada día de retraso (en septiembre se cumplirán 1.095 días de demora),  los anuncios del alcalde tienen tanta credibilidad como los del pastor del cuento de que viene el lobo.