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Floreros

Al (sin) alcalde de Sevilla habría que hacerle una pregunta equivalente a la del pescadero de Triana en la casa-hermandad de la Esperanza: “¿Usted cree en el Consejo Consultivo de Andalucía?”. Porque si se precia de demócrata que dice hasta creer en la libertad de prensa (¡ja, ja,ja!) y que un día fantaseó con que había corrido delante de los grises, debería atenerse al demoledor dictamen del Consejo en contra de las setas de la Encarnación, su particular Estadio Olímpico. Pero si se pasa olímpicamente por el arco del triunfo ese informe, lo mismo que las peticiones de información del Defensor del Pueblo sobre la peatonalización de San Jacinto escudándose en que ninguno de los dos son vinculantes, entonces habrá vuelto a demostrar que ambos organismos son lo que son: floreros que sirven de coartada al sistema político y que a la hora de la verdad aquél utiliza según le convenga. Si el (sin) alcalde desobedece al Consejo y al  Defensor del Pueblo y aquí no pasa nada, ¿para qué nos sirve en tiempos de crisis y de recortes mantener los floreros del sistema?

Verdades del pescadero

‘Es de Ronda y se llama Cayetano’. Corrochano inmortalizó así al  ‘Niño de la Palma’ tras su presentación en Madrid. Si yo tuviera su misma pluma,  escribiría ahora: ‘Es de Triana y se llama Jesús’. Jesús Estela es el pescadero que, tras oírle a Monteseirín su rollo sobre la peatonalización de San Jacinto, tuvo el valor de romper el silencio de los corderos para espetarle: “¿Usted cree en el Defensor del Pueblo?”. Cuentan las crónicas que Alfredo empezó a sudar, expresión somática de su angustia. Pero Jesús no calló: “Se lo digo porque llevamos este asunto al Defensor y el Ayuntamiento no le ha contestado, pese a que se lo ha pedido en tres ocasiones, hasta el punto de que el Defensor califica su postura de hostil y entorpecedora”. Por dejar en evidencia al (sin) alcalde, un pesebrista del Ayuntamiento le amenazó en plan matón, al peor estilo marchenero: “¡Cuidadito con lo que dices!”. Rindo homenaje a quien no se dejó intimidar y le cantó al (sin) las verdades del barquero y las del pescadero. Ojalá hubiera en Sevilla muchos en la estela de Jesús.