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Política de hechos consumados

Monteseirín ha recurrido a su voto de calidad para imponer la continuación de las setas mediante un segundo modificado del proyecto, por 30,4 millones de euros, que se une al primero,de 8,4 millones. Según las referencias periodísticas, el coste de la obra se eleva a los 89,6 millones, con un incremento del 50%.

Justamente, el Consejo Consultivo, en un dictamen al que Monteseirín ha hecho oídos sordos por no ser vinculante –aunque hasta ahora han sido acatados el 95% de las veces, siendo la Sevilla del gobierno ‘de progreso’ PSOE-IU una de las escasas excepciones-, había rechazado la modificación presupuestaria por superar el límite legal del 20%, admisible  sólo en casos de fuerza mayor y no, como aquí, de cambios para encubrir errores e imprevisiones.

Monteseirín ocultó desde antes de las municipales de 2007 que el proyecto era inviable técnicamente, y mantuvo durante los 20 meses posteriores  las apariencias de que se seguía trabajando –al ralentí-, mientras se cavilaba cómo corregir los muchos entuertos de un diseño aprobado sin siquiera proyecto de ejecución.

SEGUNDA ERA

Éste no es el segundo modificado de las setas. Es, sí, el segundo modificado de la segunda era, pero aquí no se puede hacer borrón y cuenta nueva, como si los costes de la liquidación por Monteseirín del proyecto del PA en la primera etapa no se debieran tener en cuenta. Recordemos: Sacyr se comprometió a ejecutar la obra en 20 meses (para junio de 2007) y por 51,20 millones de euros. Estamos en julio de 2010 y no sólo el Ayuntamiento no la ha penalizado con 3.000 euros diarios por la demora, sino que encima le ha inyectado 63,4 millones de euros entre la aportación inicial y los modificados.

Ahora, sólo en la segunda era de las setas, su coste asciende ya al menos a 90.070.537 euros, lo que supone una desviación del 75,91%, casi cuatro veces más del máximo legal. Y si sumamos todos los costes de la primera etapa (véase esta misma página del 7 de febrero), la suma de costes en dinero y en especie para los sevillanos se aproxima a los 116 millones de euros.

CEREMONIA DE LA CONFUSIÓN

Monteseirín, en su huida hacia delante y política de hechos consumados,  argumenta que las obras debían seguir pese a haberse convertido en un pozo sin fondo, en su particular Estadio Olímpico, porque rescindirle el contrato a Sacyr y sacarlo de nuevo a concurso habría supuesto multiplicar por 2,3 su coste. Falso, según ‘El Correo de Andalucía’, ya que el alcalde sumó las dos estimaciones realizadas por Urbanismo (por cierto, ¿por qué le dieron vacaciones al incómodo director técnico que realizó en su día el informe que revelaba la verdad sobre las setas?), bien la de romper el contrato con Sacyr, bien la de prorrogarlo, cuando en realidad habría costado lo mismo paralizar las obras que continuarlas.

Monteseirín ha invocado también “el interés general”. El argumento es totalmente reversible. Por ejemplo, el ministro de Fomento ha tenido en cuenta ese mismo “interés general” para cancelar entre el 8% y el 15% de las obras pendientes de ejecutar en España con tal de ahorrarle al Estado una factura de 2.000 millones de euros en plena crisis. ¿Qué habría hecho el ministro Blanco con las setas, que acumulan un sobrecoste del 75,91%?

ARGUMENTO REVERSIBLE

La paradoja es que Monteseirín invocó ese etéreo “interés general” para hacer hace 11 años lo contrario de lo que ahora: paralizar una obra ya en ejecución, el edificio diseñado por Moneo en el Prado para concentrar todas las sedes municipales y presupuestado en 30 millones de euros, menos dinero aún que el segundo modificado del Parasol. El Ayuntamiento ya había pagado hasta los 214 millones de pesetas del coste de la redacción del proyecto y hubo de enfrentarse a una demanda de la empresa constructora, Dragados, por 5.057.179,83 euros en concepto de daños y perjuicios.

A Monteseirín no le importó entonces lo que dice ahora que más le importaría si se frenaran las setas: el impacto en la imagen de Sevilla, a pesar de que Rafael Moneo era premio Pritzker, el equivalente al Nobel en Arquitectura, y no un desconocido como el diseñador del Parasol, el alemán Jurgen Mayer. Colegas de Moneo tan dilectos de Monteseirín como Antonio Cruz y Víctor Pérez Escolano erosionaron la imagen de la ciudad al criticar su decisión y elogiar a Moneo, de quien dijeron que era el arquitecto “mejor considerado mundialmente”, y que Sevilla había sufrido una gran pérdida patrimonial al privársela de su edificio-icono en el Prado.

LA METAMORFOSIS

El alcalde dijo entonces que “gastar 5.000 millones de pesetas en este inmueble  no entra en los cálculos de la política de los socialistas; la prioridad es trasladar esta inversión a los barrios de la ciudad, más necesitados de mejoras”. Ahora, el alcalde mete la mano en la hucha del PGOU, destinada a los sistemas generales de los futuros barrios y nutrida con los dineros de promotores y constructores, con el argumento de que la prioridad es equipar la ciudad construida…en el Centro.

Esta metamorfosis que va del no al  edificio de Moneo al sí a las setas en la Encarnación (cuatro veces más costosas) explica perfectamente la deriva de Monteseirín en sus 11 años de mandato: de pensar en los barrios humildes a convertir exclusivamene el Centro (la biblioteca en el Prado, la adulteración total de la Alameda, la ‘piel sensible’, el Metropol Parasol…) en el escaparate arquitectónico de su megalomanía.

También hay socialistas neocon.

El coche de San Fernando

Parafraseando a Raphael, hablemos del Metro, una vez más (y las que quedan). Sí, porque a medida que se conocen más detalles y Monteseirín y los técnicos dan sus argumentos para justificar una sola estación (Plaza del Duque) en el Centro, más de manifiesto se ponen sus contradicciones.

Tal como está diseñada la línea 2, el casco antiguo tendría una estación en Plaza de Armas, distante  unos 625 metros de la Plaza del Duque; otra aquí, y la siguiente en José Laguillo, sita a unos 1.250 metros de la anterior. Según los técnicos de la Junta, dos estaciones a un kilómetro –es un kilómetro y cuarto- no es ninguna locura, sino lo más lógico, porque es la distancia media entre las paradas del suburbano de Madrid.

Aplicando el razonamiento de la Junta, en los 1.250 metros del trazado del tranvía entre el Prado y la Plaza Nueva sobran las paradas de la Puerta de Jerez y la del Archivo de Indias. Y si sobran dichas paradas, ¿no sobra el tranvía entero?

Y  con tal tesis carece de sentido que las paradas de autobús de Tussam disten entre ellas de 150 a 200 metros: los autobuses deberían parar sólo una vez cada 1.000 metros, porque el punto intermedio entre paradas quedaría a 500, distancia que habría que recorrer a pie (ancianos, mujeres y niños incluidos).

ARGUMENTOS-TRAMPA

Invocar la distancia media del Metro en Madrid es un argumento-trampa. No es lo mismo tomar como referencia el suburbano por el extrarradio o la Casa de Campo que por el Centro de la capital, donde no se detiene cada kilómetro, como puede comprobarse por un plano y sé por experiencia tras cinco años en la Complutense.

Los técnicos arguyen que, salvo los vecinos de la Alameda, la población del Casco Antiguo tendrá una parada a entre 500 y 600 metros, esto es, “a poco más de 5 minutos a pie”.

El ser humano medio puede recorrer de 4 a 5 kilómetros a la hora (véase la preciosa ‘Aritmética recreativa’, de Yakov Perelman, para amar las Matemáticas en vez de odiarlas), lo que significa un ritmo de 7 minutos 20 segundos cada 600 metros.

Al rebajar el tiempo a poco más de 5 minutos, la Junta presupone que los sevillanos son grandes atletas. Según esa ratio, la distancia entre el Prado y la Plaza Nueva se podría andar en 10 minutos. ¿Para qué entonces se ha gastado el alcalde 80 millones en el tranvía? Ahora necesita otra millonada para justificarlo obligando a los sevillanos a bajarse del autobús en San Bernardo y tomarlo allí si no quieren seguir a pie.

EL IMÁN DEL CENTRO

Los técnicos, al igual que Monteseirín –inventor del palabro ‘centripetismo’ para criticar lo que él llama “la pérdida del sentido de la medida sobre el Centro”- dicen no comprender el debate cuando la línea 2 es  la que a menos vecinos beneficia: 110.143, frente a los 170.094 en el entorno de la línea 3 y los 198.803 de la línea 4. El debate  es sobre el Centro por ser el elemento simbólico de la ciudad y por las mismas razones por las que la estación de Puerta de Jerez, su único acceso desde el suburbano, es la que más afluencia de viajeros registra de la línea 1 y en la que se baten records durante Feria, Semana Santa y resto de fiestas. Estos técnicos parece que todavía no se han enterado de que la mayoría de la gente, incluidos los millones de turistas, van al Centro pero no al extrarradio, por más poblado que esté.

El alcalde, con tal de pelotear a la Junta, insiste en que el Metro debe tener una sola parada, porque “más de una serían muchas en un tramo muy corto” y con una sola nos ahorraríamos los 74 millones de euros que costaría otra, dinero que podría invertirse en prolongar las líneas a Bellavista, San Jerónimo o Alcosa. Su tesis es perfectamente reversible: con los millones de las ‘setas’ de la Encarnación y los del tranvía, el Metro podría haberse extendido a toda Sevilla.

Y EN MEDIO, EL TRANVÍA

El nuevo vicepresidente de Tussam, Troncoso, ha tenido un rapto de lucidez al decir que hay que “repensar” el tranvía y paralizar su ampliación más allá del apeadero de San Bernardo hasta que la red de Metro esté definida. El Ayuntamiento quería  extender el trenecito (ojo, levantado todas las calles para eso, con lo que al caos de las obras del suburbano se unirían las del tranvía) a Santa Justa, la Encarnación y la plaza del Duque, pese a la escasa distancia entre esta última y la Plaza Nueva y solapándolo una vez más con el Metro. » Hablar del tranvía solo no tiene sentido, así que primero hay que definir el metropolitano», ha dicho Troncoso.

¿Qué sentido tiene, pues, haber tendido una línea de tranvía que discurre en superficie  por el mismo sitio que el Metro en subterráneo? Así se tira dos veces el dinero del contribuyente. ¿Qué diría el ministro de Fomento, que ha aplazado la construcción de nuevas autovías en los trazados donde ya existen autopistas de peaje, del tranvía de Monteseirín, que duplica el Metro de la Junta?

Y el alcalde anuncia que el Ayuntamiento no alegará al proyecto del Metro por coherencia política, tras haber pactado el trazado con la Junta. Osea, que le parece bien que se ocupe parte del Parque del Alamillo –zona verde y sistema general en el PGOU- para construir las cocheras. Desde su punto de vista es totalmente coherente: él también se cargó parte de los Jardines del Prado para una biblioteca universitaria que podría haberse construido en cualquiera de los muchos ‘campus’ que la Hispalense tiene repartidos por la ciudad y que, miren por dónde, había que alzar a las puertas del Centro. ¿Quién habló de ‘centripetismo’?

Saliente

En Economía se dice “descontado por el mercado” cuando éste no reacciona ante una noticia porque, previéndola, ya se había anticipado a ella. A escala local, el mercado ya había descontado mucho antes de que lo anunciara Griñán por el teletipo de Europa Press que Monteseirín no iba a seguir de alcalde, porque  cuando las empresas se interesaban por sus nuevos  proyectos emblemáticos iban luego a hablar con Zoido para sondearle sobre si llegado a la Alcaldía tumbaría las obras anunciadas por Alfredo, como éste  tumbó el edificio de Moneo en el Prado promovido por doña Sole. Ahora, con motivo de la polémica sobre la cantidad y ubicación de la (s)  estación (es) de Metro en el Centro, el comercio sevillano le ha dicho públicamente a Monteseirín que “no enrede más con este asunto porque es un alcalde saliente”. Para Aprocom, el  (sin) es un cero a la izquierda –bueno, Alfredo lo que quiere son ceros a la derecha como precio por su salida- y lo que cuenta es la opinión de Espadas. El mercado, además de saliente, quiere ver en Monteseirín un alcalde silente.

Diagonal

El Ayuntamiento de Barcelona, espejo en que se mira Sevilla, organizó un referéndum sobre el proyecto municipal de convertir la Diagonal  en un bulevar al alfrediano modo (con tranvía, carril bici y dos carriles para coches con velocidad limitada a 30 Kms) o en una nueva versión de las Ramblas, o bien por una tercera opción puesta al final de tapadillo y sin apenas publicidad, por aquello de aparentar algo de democracia: dejarla como estaba. El 80% de los votantes (172.161 de un censo de 1,4 millones) se pronunciaron al juanramoniano modo de ‘no la toquéis más, que así es la rosa’ y desautorizaron la iniciativa. Yo me pregunto qué habrían votado los sevillanos si se les hubiera dado a elegir entre dejar la Alameda como estaba o convertirla en el Paseo Marítimo bis de Islantilla; la calle San Fernando de toda la vida o como la terminal ferroviaria de Alcázar de San Juan; dejar igual la Encarnación o embutirle las ‘setas’ inspiradas en una gasolinera de Hamburgo, y dejar igual el Prado o meterle la biblioteca que imita el pabellón de México en la Expo-92.

Monteseirín: claves de su carta del adiós

El aún alcalde de Sevilla envió el viernes, camino de Nápoles, una carta a los periódicos  de la ciudad con publicación embargada hasta el domingo para despedirse de los sevillanos y, de paso, lanzar una serie de mensajes codificados a su partido, que pretende que agote el mandato y permanezca en la Alcaldía hasta dentro de quince meses, cuando se celebren las elecciones municipales.

Insólito: el alcalde se despide sin haberse ido. La carta, titulada ‘Gracias a Sevilla (que me ha dado tanto..)’,  puede interpretarse como un órdago a la dirección del partido: aparentando una dimisión inminente, Monteseirín buscaría obtener garantías de futuro como condición  para continuar en su puesto y no precipitar una nueva crisis en el Ayuntamiento que obligara al PSOE a  improvisarle un sucesor. Los hechos demostrarán si el alcalde se va definitivamente en un ataque de dignidad o se traga las palabras como hizo cuando la crisis con Rojas Marcos por el caso Bazar España o cuando cambió de postura en el tema de las Cajas.

Reproducimos en negritas párrafos de la carta del alcalde y, a continuación, nuestras acotaciones:

1) Ya es pública mi decisión, que vengo madurando desde hace mucho tiempo…..

Monteseirín sigue tratando de aparentar que ha sido él y no Griñán quien ha decidido su marcha del Ayuntamiento, cuando su estrategia desde su clamorosa derrota (se parapetó tras el denominado ‘sector crítico’, ya que no tuvo el valor de presentarse él mismo) frente a Viera en el congreso socialista de julio de 2008 ha sido la de una numantina resistencia para evitar que el PSOE lo defenestrara antes de tiempo.

En segundo lugar, para evitar también que cuajara la alternativa interna (Emilio Carrillo) preparada por el partido con la antelación suficiente y dado su derrumbamiento en las encuestas y el rechazo que genera en la opinión pública (el 20% de los sevillanos que declaran conocer al alcalde  lo califican directamente con un cero y jamás ha aprobado en una encuesta durante sus 11 años de mandato, sin contar el demoledor resultado para él de la encuesta encargada por el PSOE a Julián Santamaría).

En tercer lugar y una vez emigrado Chaves (su gran valedor, no tanto por estima como por temer que abrir el melón sucesorio en Sevilla en mitad de un mandato equivalía a abrir la veda para que se hiciera lo mismo en la Junta de Andalucía en mitad de una legislatura, como así le acabó ocurriendo a él: Chaves se veía en el espejo de Monteseirín), una vez ido Chaves, decíamos, amagar con su dimisión a finales de 2009 ante Griñán al comprobar que no gozaba del favor del nuevo presidente, pero con un doble objetivo:

1)      Forzar su ratificación ante la supuesta falta de tiempo (17 meses por entonces) para que el PSOE buscase un candidato alternativo fuera del Ayuntamiento.

2)      En caso contrario, dejar colocado como sucesor  a Celis, el hombre encargado de convertir Sevilla capital en el califato del sector crítico frente a  la Ejecutiva Provincial liderada por Viera y pese a haber contado éste con  el 88,6% de los votos en el último congreso provincial socialista.

Monteseirín ha tratado de asaltar el PSOE de Sevilla desde la trinchera de la capital, parapetado en su condición de único alcalde socialista de una capital de provincia y de Sevilla como capital de Andalucía. Ha tratado deliberadamente de dividir el partido al sentirse ‘intocable’ por ser alcalde de Sevilla, desafiando de forma permanente la autoridad del secretario general y confiado en el manto protector de Chaves.

Monteseirín siempre ha jugado manejando los tiempos políticos para que el tiempo acabara jugando a su favor. Contaba con que su amago de dimisión nunca sería aceptada por Griñán a tan sólo año y medio de las elecciones y que ese año y medio le daría margen de maniobra para tratar de ganarse al nuevo presidente de la Junta, por una parte, y de invertir los sondeos contrarios a su persona mediante una intensa campaña mediática (puesta en marcha de Giralda Tv, compra de favores periodísticos a través de Marchena y del dinero de la publicidad institucional o de las empresas municipales; buzoneo de publicaciones laudatorias en los barrios…) y de captación de apoyo social.

Así, el alcalde habría intentado que Griñán hubiera actuado de presentador suyo en una conferencia que iba a pronunciar después de Reyes. Al no conseguir su propósito de que el presidente de la Junta le hiciera su loa política y  que ésta se interpretara como un aval a su persona, dentro y fuera del partido, pospuso la  conferencia ‘sine die’.

Más ejemplos de la estrategia del alcalde de ganarse apoyos sociales para que fueran valorados en la Casa Rosa: intentó que le otorgara la medalla de oro del Ateneo el nuevo presidente de la docta casa, Alberto Máximo Pérez Calero, médico como él y como agradecimiento por los favores municipales –ahí se vio que no eran gratuitos- a la entidad de la calle Orfila.

2) ….un muchacho de barrio, criado junto a la Facultad de Medicina, llegara en 1999 a la Alcaldía de la ciudad que “es bella porque siempre es nueva”.

Monteseirín trata en esta frase de justificar su ‘grandeur’ arquitectónica, como si Sevilla no fuera bella por el Guadalquivir, el conjunto histórico-artístico de la ciudad, la Catedral, la Giralda, el Real Alcázar, la torre del Oro, la Plaza de España, el parque de María Luisa y todo lo existente antes de su llegada a la Alcaldía sin necesidad del legado del alcalde: las ‘setas’ de la Encarnación, la torre Pelli, la biblioteca de Zaha Hadid en el Prado, la nueva Alameda de Hércules, el proyecto de ‘La piel sensible’ para la Alfalfa, Pescadería, el Pan y otras plazas del Centro…..

3) …superando las dificultades de todo tipo que (siempre los mismos) hemos ido encontrándonos por el camino.

Con ese “siempre los mismos” el alcalde ha anatemizado una vez más como miembros de una Sevilla retrógrada, ‘facha’, rancia, tradicionalista, ‘derechona’ y demás sinónimos a todos aquellos que han osado llevarle la contraria o criticarle en desacuerdo con su gestión, con el doble fin de presentarse ante el electorado de izquierdas como una víctima de esa Sevilla clasista de los de siempre y, por consiguiente, como un héroe/mártir de las clases populares, el hombre que desde una condición humilde llega a la Alcaldía para, levantando las ‘setas’ de la Encarnación por ejemplo, democratizar (¿?) las vistas sobre el caserío histórico que hasta entonces sólo podían disfrutar los ricos desde los miradores de sus casas-palacio. Mensajes simplistas (dicotomía bueno-malo) y demagógicos para consolidar la imagen de la existencia de dos Sevilla, acentuar los enfrentamientos de clase en vez del interclasismo y dividir en vez de integrar.

4) Hemos sido coherentes con un modelo de ciudad….

Monteseirín quiere hacer creer que ha actuado siempre conforme a un modelo previo de ciudad cuando, en todo caso, esa nueva ciudad que él presenta como su Arcadia feliz es la que resulta del lápiz del arquitecto Manuel Angel González Fustegueras y del proceso de participación ciudadana, que confluyen en el nuevo PGOU. Dicho de otro modo, el PGOU no es el fruto de Monteseirín, sino Monteseirín del PGOU. Poco de ese nuevo modelo de ciudad al que tanto remite el alcalde está previamente en sus programas electorales. Al contrario: la peatonalización de la Avenida es la condición necesaria para implantar un tranvía como sucedáneo del Metro y que por acumular tres años de retraso no iba a estar listo ni para las elecciones municipales de 2007.

Recuérdese que Monteseirín llegó a la Alcaldía por el ‘pacto del Metro’ entre Chaves y Rojas Marcos y que en la perspectiva de carecer de Metro todavía ocho años después, no podía presentarse a las elecciones con las manos vacías. Hizo, pues, de la necesidad virtud y a marchas forzadas construyó (destruyendo incluso los hornos almohades de la Puerta de Jerez) y presentó el tranvía como el ‘Metrocentro’, un sucedáneo de Metro penetrando hasta el Centro y cuya consecuencia era la peatonalización para abrir paso a vías y catenarias. El marketing político y electoral convierte esta improvisación en el modelo de ciudad del que alardea el aún alcalde.

5)…tras tantos años de proyectos eternamente pendientes de abordar…

Monteseirín ha querido pasar a la historia como el alcalde que resolvió las cuestiones pendientes de la ciudad (el solar del mercado de la Encarnación, el traslado de la Feria de Abril, el vacío del Prado de San Sebastián, la ampliación de Fibes….), pero algunas las ha dejado irresueltas (la Feria), otras las está resolviendo a un coste multimillonario (las ‘setas’ y el Palacio de Congresos) y ha dejado algunas nuevas para el futuro (el acuario de Delicias, la biblioteca del Prado).

Basó una de sus primeras decisiones nada más llegar a la Alcaldía y que resolvía una de esas cuestiones pendientes, como fue liquidar el edificio administrativo de Moneo que llenaba el espacio vacío del Prado, con el argumento de que ese dinero (unos 30 millones de euros) se debía destinar a modernizar los barrios y que había que ‘descentralizar  el Centro’ repartiendo sedes administrativas por los distritos y ahorrar recursos mediante la informatización y con Internet.

Al final, ha acabado preso de su megalomanía y creyendo que la modernidad de una ciudad se basa en costosísimos iconos arquitectónicos cuales nuevos estadios Olímpicos y no en el eficaz funcionamiento de los servicios públicos (transportes, limpieza) y en la construcción de amplios equipamientos (bibliotecas de barrio, centros cívicos, polideportivos, plazas, jardines..). Mientras alzaba las ‘setas’ en la Encarnación, alteraba la Alameda o ampliaba Fibes, los servicios públicos (Tussam, Lipasam) han acabado en la ruina. ¿Cuánto dinero queda de los convenios urbanísticos firmados en su día para equipar los futuros barrios de la ciudad?

6) Y hoy, aun cuando la crisis económica y financiera mundial está azotándonos como a todos de la forma más lacerante, con el desempleo…

Responsabiliza a factores externos, esa crisis mundial, del incumplimiento de su promesa electoral del pleno empleo y de una vivienda para todos y sin sorteo durante este mandato. Se arroga lo que se hace en la ciudad y culpa de lo que no se hace a las circunstancias y a “los de siempre”.

7) Sevilla volverá a ganar la partida frente a la resignación, el inmovilismo y la involución.

Monteseirín practica un doble lenguaje o una doble moral. Por una parte, ataca de forma sistemática a esa Sevilla inmovilista e incluso involucionista, para complacer así a los votantes de la izquierda, y por otra hace lo imposible por complacer y cortejar a esa Sevilla de las tradiciones de siempre, que supuestamente detesta y es un freno para sus planes modernizadores.

Ni Soledad Becerril ni Rojas Marcos, ni por supuesto Del Valle y Uruñuela, otorgaron tantas medallas de la ciudad (doce) a Vírgenes como ha otorgado Monteseirín; ni se inventaron el ‘urbanismo morado’ para alimentar de subvenciones a las cofradías  en descarada busca del voto popular; ni erigieron tantas estatuas a toreros y nobles en el Paseo de Colón o espacios públicos; ni frecuentaron tanto los salones de la aristocracia, los palcos de la Semana Santa o la plaza de toros de la Maestranza……

8) …..gracias con el alma por como habéis respaldado siempre nuestras ideas y nuestras propuestas en el foro de la democracia ciudadana. Ese apoyo y confianza me han permitido ser, después de estos más de diez años, la persona que más tiempo lleva desempeñando la tarea de alcalde de Sevilla desde que se instituyeron las alcaldías modernas, a principios del siglo XIX.

Esta es la mentira reiterada de Monteseirín, en la que insiste una y otra vez como un martillo pilón: que ha obtenido siempre el respaldo electoral en las elecciones municipales. Falso. Sólo ganó una de las tres a las que se ha presentado, y por mayoría relativa. Las primeras y las terceras las ganó el PP (Becerril y Zoido), y en sus tres mandatos tuvo que pactar (una vez con el PA, dos con IU) para lograr los votos que le faltaban para ser alcalde.

9) …..voy a dirigir mi vocación por la cosa pública a otras tareas, en mi condición de funcionario o en cualesquiera otras en las que mi formación y mi experiencia puedan seguir siendo útiles…

Lanza el mensaje de que quiere un nuevo cargo público, cuando en el comienzo de su carta reconoce que lleva 30 años en la política y los últimos quince sin bajarse del coche oficial (hasta el punto de que reconoce en su declaración de bienes que no tiene ninguno de su propiedad; no le hace falta) como presidente de la Diputación y de la FAMP y alcalde de Sevilla. Veremos hasta dónde se cumple el aserto de Griñán el pasado fin de semana de que el PSOE “no es ni una empresa, ni una ONG”.

10)….Un impulso renovado que, desde la continuidad del proyecto y los relevos generacionales que lo acompañen..

Con la expresión “los relevos generacionales”, Monteseirín está postulando de nuevo a Celis como su sucesor frente a personas de la vieja guardia del partido como pudieran ser Rosamar Prieto, Viera o el mismísimo Alfonso Guerra. Es curioso que hasta diciembre, cuando hizo el amago de retirada ante Griñán pese a que no hace mucho decía que quería seguir en la Alcaldía hasta el año 2020 por lo menos, Monteirín nunca se incluía entre los necesitados de relevo generacional, a pesar de que ya tiene más de 50 años y de que lleva 30 ocupando puestos y cargos en el PSOE y en la vida pública en nombre del PSOE.

11)La ciudad nos necesita a todos y a todas al margen de coyunturas o decisiones personales.

Monteseirín está llegando al final de su carta y por primera vez parece que habla en clave institucional y como alcalde de todos los sevillanos, pero….

12) Sevilla, la buena gente de Sevilla, se lo merece todo.

…al final vuelve a hablar de buenos y de malos al establecer una distinción implícita entre la buena gente, a la que nombra, y la mala, subyacente en la frase. Siempre el mensaje de las dos Sevilla y de que él va de bueno por la vida y como tal debe ser perdonado por sus errores de gestión, imputables más a su entorno (el manido recurso a los técnicos municipales en escándalos como el de los Bermejales, la cubierta de la Davis, la caseta de la Feria…) que a su persona.

Y así fue como Monteseirín dio las gracias a Sevilla (que le ha soportado tanto).

La Sevilla de las antípodas

Frente a la ‘grandeur’ de los nuevos estadios ‘Olímpico’ que son las ‘setas’, la biblioteca a costa de una zona verde en el Prado y el tranvía que duplica en superficie el trazado del Metro, el sentido común de que una ciudad es sobre todo la suma de muchas pequeñas cosas. Fiel a su estilo, ésta fue la ‘filosofía’ de gobierno que expuso  Soledad Becerril en  el ciclo de ‘Los exalcaldes democráticos’, del grupo La Raza, los que tiraron de la manta de Mercasevilla en plan Hércules con los establos de Augías. Al margen de ciertos lapsus de memoria con el Urbanismo, doña Sole recordó como su mejor hito un Ayuntamiento ordenado, calles limpias y servicios municipales cuidados. Tal era su obsesión por los detalles que su al final odiado socio, Rojas Marcos, definió malévolamente su visión de Sevilla como ‘la casita de Pin y Pon’. Sí, pero como ella ha dicho, se llevó bien con los vecinos y con la Oposición, no orilló a los funcionarios, no derrochó en teles ni fundaciones, ni se pasó el día en los Juzgados. Soledad Becerril, en las antípodas de Monteseirín.

La otra ley de dependencia

El grupo Noga pierde el negocio que podría haber hecho con los suelos de Mercasevilla pese a que su oferta de compra superaba en 62 millones de euros a la de Sando. Sin embargo, cuando la juez Alaya pregunta a su representante por qué ni formó un escándalo ni presentó un recurso, éste, para sorpresa general, contesta: “No tuvimos la percepción de haber sufrido ningún perjuicio”. La juez, con su perspicacia habitual, inquiere: si Noga no alzó la voz ¿fue por temor a represalias municipales, dados sus muchos intereses en la ciudad?. Obviamente, la víctima del concurso de Mercasevilla lo niega todo, pero en el ambiente flota que su señoría ha dado en el clavo. ¿Quiere más pistas? Dragados no es que perdiera un concurso: Monteseirín le quitó directamente por el procedimiento del tirón la obra en marcha del edificio de Moneo en el Prado en 1999. Le exigió 5 millones ante el Juzgado Nº 5 de lo Contencioso, pero el año pasado retiró la demanda sin más, conforme a una ley no escrita: quien pleitea contra una Administración que se despida de nuevos contratos.

Desmemoria histórica

En sus bien temperadas declaraciones, como el clave de Bach, el exalcalde Manuel Del Valle abogaba por la llegada de la ‘desmemoria histórica’. No hace falta que venga. En realidad la amnesia ante el mérito mora aquí desde siempre. La muerte de Manuel Prado y Colón de Carval nos recuerda, paradójicamente,  cómo habitaron en cernudiano olvido entre nosotros quienes en tiempos consagraron sus mejores esfuerzos a engrandecer a esta Sevilla ingrata sin haber gozado aún en vida del reconocimiento debido a sus logros. Ahora se ha ido en silencio y soledades el artífice diplomático de la Expo-92. Loas a destiempo. Antes lo hizo Pierre Chaunu, el gran historiador de la Sevilla atlántica. En medio, Vjekoslav Sutej, el director fundador de la Real Orquesta Sinfónica. ¿Quién será mañana? Ecuatoriano, francés y croata, estos foráneos, como tantos otros, cayeron rendidos ante una ciudad que creyeron suya sin saber que ella sólo tiene ojos para mirarse a sí misma en el plateado espejo del Guadalquivir. Sevilla es otro Saturno que acaba devorando a sus hijos adoptivos.