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La arboleda perdida

Zoido y su delegado de Urbanismo, Maximiliano Vílchez, anunciaron recientemente la reurbanización de la calle Almirante Lobo con una inversión de 900.000 euros para la sustitución del asfalto por adoquines, el ensanchamiento de las aceras, la instalación de bancos y papeleras de fundición y colocación de farolas fernandinas.

La intervención se rematará con la retirada de los plátanos de Indias que, según el alcalde y su delegado, se encuentran muy deteriorados, por lo que serán sustituidos por una especie más resistente y de menor altura, la acacia de Japón (Sophora japonica) que permitirá -atención a lo que expresaron- que se vea la Torre del Oro desde la Puerta de Jerez.

Es curioso contemplar la metamorfosis que sufren nuestros políticos en su tránsito de la oposición al poder y cómo Zoido está emulando la trayectoria de Soledad Becerril en similares circunstancias.

La hoy Defensora del Pueblo se apuntó a la causa ecologista cuando era concejal de la oposición: se encadenó a un gran eucalipto que se alzaba sobre los terrenos de la antigua Catalana de Gas y que proyectaban arrancar. Aquel tinte verde le reportó una notoriedad añadida y se supone que contribuyó a su posterior elección como alcaldesa.

AVENIDA DE ROMA

Pero ya en la Alcaldía, autorizó o hizo la vista gorda, que para el caso es lo mismo, ante una actuación similar a la que ahora proyecta Zoido en la calle Almirante Lobo, si bien en otro sitio cercano, la Avenida de Roma. Todos los grandes plataneros existentes en la acera colindante con el Palacio de San Telmo fueron talados de la noche a la mañana para que luciera más la fachada palaciega con la portada barroca de los Figueroa y, claro, en este caso los árboles impedían, relativamente, ver el bosque artificial de ladrillos y piedras.

La coartada, la misma que ahora esgrime Zoido: los plataneros estaban enfermos o muy deteriorados. Curiosamente, ninguno de los ejemplares de la misma especie existentes al otro lado de la avenida de Roma, ni los limítrofes con el hotel Alfonso XIII, ni los que adornaban la calle Palos de la Frontera al borde de San Telmo (éstos sí realmente carcomidos y peligrosos) sufrían oficialmente enfermedad o deterioro alguno, pese a ser del mismo porte y época que los cortados. Al parecer, la Naturaleza había propiciado que la supuesta plaga afectara únicamente la zona que, una vez liberada de los molestos árboles, dejaba completamente a la vista la sede  de la Junta.

LAURELES Y LUEGO NADA

En una segunda fase, ya con Monteseirín en la Alcaldía, se trató de darle un toque verde a San Telmo con la plantación de laureles troncopiramidales comprados a precio de oro a un vivero de Valencia. Finalizada la restauración de San Telmo desaparecieron los laureles delante de la fachada (los trasplantaron a la Plaza de España y se perdieron todos, por falta de riego) para que ya nada verde obstaculizara la visión de su arquitectura. Se aprovechó el segundo arboricidio para construir una explanada de dureza similar a la tan criticada de Plaza de Armas y que al igual que ésta ha sido ocupada por patinadores.

Cuando Zoido era el líder de la oposición frente a Monteseirín y éste cortó inmisericordemente los naranjos de la Plaza Nueva y los árboles de la Avenida para su pseudopeatonalización (galimatías de tranvía, ciclistas, patinadores, coches de caballo y viandantes), prometió que cuando fuera alcalde no se cortaría un solo árbol en Sevilla sin que él lo autorizara con su firma. Tan ecologista o más que Soledad Becerril para luego…..

LA MITAD SON REPLANTADOS

La coartada de que los plataneros de  Almirante Lobo están muy deteriorados y que por éso hay que sustituirlos por sophoras es un cuento chino o japonés. Si se toman la molestia de examinar todos los árboles de esta vía pública desde la Puerta de Jerez comprobarán que hay ocho plataneros en la acera de la derecha. Destaca el de gran porte que vigila la embocadura de la calle Habana, vía de acceso a la Casa de la Moneda. De los ocho, tres son ejemplares de nueva plantación (6 ó 7 años), apreciable por el escaso diámetro de sus troncos, y en absoluto deteriorados; y dos de porte mediano, también más recientes que los dos de gran copa, y asimismo en buen estado.

En la acera de la izquierda hay una doble hilera de plataneros: veintidós en total. Trece son de gran porte y datan de la Expo del 29. Sus ramas alcanzan o incluso superan la altura del edificio Cristina. Nueve son de plantación reciente, como denota el calibre de sus troncos, y están en perfecto estado. En conjunto, en la calle  hay 30 plataneros: quince grandes, tres medianos y doce nuevos. A simple vista, los grandes no están en peores condiciones que los de similar porte existentes en la Avenida de Roma y Jardines de Cristina, y su supuesto deterioro podría paliarse con cirugía arbórea y otros tratamientos selvícolas de conservación (así durarían 50 años más). Si se tomara como referencia su estado actual, entonces habría que talar el 80% de los plataneros de Sevilla.

Sólo ocultan parcialmente la visión de la Torre del Oro algunas ramas de los plataneros más próximos a la misma, que en último extremo podrían podarse, y resubirse las copas. Con el mismo argumento de Zoido de eliminar árboles para que se divise la torre se justificaría la tala de los Jardines de Cristina para que se vea San Telmo; la de los plataneros que ocultan con sus hojas el hotel Alfonso XIII, y los de la Plaza Nueva, amén de las palmeras, para que el Ayuntamiento sea enteramente visible desde el hotel Inglaterra.

Dineros

Guillermo Vázquez Consuegra ha lamentado de forma despectiva que a los periodistas que preguntaban en el ‘chupacámaras’ del alcalde por el coste final de la ampliación de  Fibes “sólo les preocupa el dinero” cuando, como Francisco Umbral en su famosa anécdota televisiva, si él había tragado con ir allí de escolta de Zoido era para hablar sólo de su libro, vamos, de su diseño arquitectónico. Pues sí, don Guillermo, aun sin dudar de su arte, cuando una obra ha sido presupuestada por los técnicos en 65,4 millones de euros y acaba costando al contribuyente 120 millones, comprenderá que incurramos en, para usted como sublime arquitecto-estrella, la ordinariez de interesarnos por esta ‘pequeña’ miseria terrenal ajena al Olimpo arquitectónico: un desfase de 55 millones, equivalentes al coste oficial de su restauración del Palacio de San Telmo. Aunque usted sólo querría hablar de su libro, como Umbral, en una Democracia que debe velar por el dinero con el que entre todos le  pagamos sus cuantiosos emolumentos también, aunque le pese, hay que hablar del libro de cuentas.

Micropolítica

Con Zoido se demuestra que es posible un giro a la izquierda que, paradójicamente, era inviable con Monteseirín. No me refiero a cuestiones ideológicas, sino de ordenación vial. Monteseirín, el (sin) alcalde que presumía de la contaminación evitada con la pseudopeatonalización de la Avenida, fomentaba las emisiones de CO2 en Los Remedios con la prohibición de que los automovilistas que circulaban por el puente de San Telmo giraran hacia el Paseo de Colón. Así, durante estos años, los miles de conductores procedentes de Triana y  República Argentina eran obligados a dar un rodeo por el Paseo de las Delicias y cambiar de sentido en la glorieta de los Marineros Voluntarios para poder embocar el Paseo de Colón, con el consiguiente gasto de gasolina y emisiones de gases de efecto invernadero. Ahora, Zoido ha acabado con esta prohibición ilógica y autorizado el giro a la izquierda en el puente de San Telmo, una simple medida de micropolítica que ahorra atascos y contaminación a Sevilla. ¿Que qué es esto de la micropolítica? Pues la aplicación del sentido común.

 

El secreto

‘Si piensas en un elefante con intensidad, aparecerá un proboscídeo en tu salón’. Con esta metáfora, Rhonda Byrne, autor de ‘El secreto’ (uno de los libros más vendidos durante semanas según el ranking del suplemento literario de El Mundo), ilustra la ley de la atracción universal. Al igual que otros clásicos de la literatura de autoayuda y superación, Byrne preconiza que el universo responde a las frecuencias del deseo y que lo satisface como el genio de la lámpara maravillosa de Aladino, diciendo: “Tus deseos son órdenes para mí”. Javier Arenas, que ha cosechado su cuarto fracaso en su asalto a la Junta aun ganando las elecciones por primera vez, ha seguido al pie de la letra las enseñanzas del ‘best-seller’ de Byrne, porque proclamó en el mitin de Los Palacios: “En San Telmo no me quiero sentar”. Por éso, llegado el 25M, el genio de la lámpara contestó: “Tus deseos son órdenes para mí”. Y lo ha dejado sin silla en San Telmo, como Arenas dejó vacía la silla (no se habrá arrepentido ni ‘ná’) en el debate con Griñán y Valderas en Canal Sur. Profecía autocumplida.

El veneno de San Telmo

“En San Telmo no me quiero sentar”. Con esta frase, Arenas anunció en un mitin en Los Palacios que si es elegido presidente de la Junta no se instalará en la  sede de la Presidencia porque es “un ejemplo del despilfarro de los gobiernos socialistas”. El candidato del PP encargaría “de inmediato” un estudio para saber el coste del traslado de las oficinas a la Casa Rosa, que albergó a Chaves mientras duraron las obras de restauración/reinvención (hay opiniones enfrentadas al respecto) del edificio.  Asimismo, ha prometido que cedería parte del palacio al Ayuntamiento de Sevilla para usos museísticos y culturales.

Por una vez Arenas ha acabado de acuerdo con Chaves porque, aunque no lo crea, su eterno rival y ex-presidente socialista al final tampoco quería irse a San Telmo, sino quedarse en la Casa Rosa. Chaves me lo confesó durante una entrevista en el antiguo chalé construido por el sastre de los Montpensier. Estaba encantado de la paz que allí se respiraba y de la maravillosa vista al extenso jardín romántico de la que gozaba y en el que paseaba entre palmeras, yucas, cycas, araucarias, cipreses, cedros, magnolios, ficus, casuarinas, moreras, pitosporos, sóforas, grevilleas, largestroemias….. y hasta patos, pavos reales e innumerables pájaros trinando por la arboleda.

Chaves, entre los jardines de la Casa Rosa, los de las Delicias y el Parque de María Luisa, estaba en la gloria: a un tiro de piedra de su propio domicilio y con un acceso a través de una calle colindante con el cuartel de Eritaña, donde no había apenas sitio ni para montarle manifestaciones, al contrario que en la amplia explanada frente a San Telmo. Así que hacía votos por que las obras del palacio se acabaran lo más tarde posible.

Tras haber presentado durante años la restauración/reinvención  de San Telmo como un monumento al despilfarro, Arenas quiere ser coherente y cederle el palacio a Zoido, que se apresuró en el mismo mitin a aceptar el posible regalo. Oficialmente, según Mar Moreno en el Parlamento andaluz, los trabajos acometidos en los 27.000 m2 de superficie construida y en los 18.000 m2 de jardines durante cinco años han costado 53 millones de euros, una cantidad que el PP eleva a entre 80 y 100 millones.

Como dato comparativo, las inacabadas obras de Fibes van ya por 110 millones de euros, y las ‘setas’ de Monteseirín costaron otro tanto (más los 32 millones en especie del edificio de Hacienda aportado a Sacyr).

Los planes iniciales eran de que en San Telmo trabajasen 300 funcionarios, aunque su número se elevó a 350. Su traslado allí permitió un ahorro anual de  722.695 euros en alquileres.

ESPACIO LIMITADO

Para liberar el palacio y cedérselo al Ayuntamiento, Arenas tendría que meter esos 350 funcionarios en el limitado espacio de la Casa Rosa y sus antiguas caballerizas, donde por no caber no cabían ni los de la Consejería de Medio Ambiente. Para ésta se construyó otro edificio, destrozando su perspectiva de profundidad que era uno de sus mayores encantos, en los jardines de la Casa Sundheim.

Habría, pues, que empezar dispersándolos por distintos inmuebles contra el más elemental principio de eficacia o recurrir de nuevo a alquileres en estos tiempos de crisis, por lo que la acusación de despilfarro podría volverse contra el propio Arenas.

Zoido dijo en el mitin de Los Palacios (se ve que el guión iba ese día en plan palaciego) que “a los 30.000 m2 de historia del arte y de jardines sólo tienen acceso los cargos públicos y los que trabajan allí, porque están cerrados a cal y canto”. El alcalde afirma que ya tiene estudiado un proyecto de uso museístico y hasta conciertos en los jardines, al modo del Palau de la Generalitat de Cataluña, visitable durante dos fines de semana al mes. Arenas no necesitaría mudarse a la Casa Rosa (a lo mejor Chaves le acabó confiando su secreto y su melancolía), ni Zoido hacerse cargo de San Telmo para abrirlo al público. El edificio ya tiene un servicio de atención telefónica (955 00 10 10) y un correo electrónico que permiten concertar visitas jueves, sábados y domingos: 12 días al mes, o sea, tres veces más accesible que el Palau de la Generalitat, el modelo de Zoido. Las 13.000 personas que lo habían visitado hasta octubre pueden dar fe de que no está cerrado a cal y canto.

Vázquez Consuegra diseñó el proyecto con una parte para uso cultural que podría potenciarse aún más, en línea con lo preconizado por Arenas y Zoido, sin necesidad de mudanzas presidenciales ni de alterar la función pública. Además de la maravillosa capilla, que por sí sola justifica la visita, existe un auditorio mediano en el ala Sur que permitiría presentaciones de libros, conferencias y conciertos de cámara. La antigua zona de seguridad existente a la entrada por la calle Palos fue habilitada para poder realizar exposiciones de pintura y de fotografía. Una galería en semisótano con vistas a los jardines, pensada para exhibir los restos arqueológicos hallados durante las obras, ha acabado como almacén de archivadores. Un amplio programa cultural es realizable sin cambiar el ‘statu quo’ actual.
El Ayuntamiento, que no sabe cómo utilizar y mantener la fábrica de Artillería, tendría que hacerse cargo de los costes de mantenimiento, vigilancia, luz, agua, etcétera, que le supondría una cesión de San Telmo por la hipotética Junta de Arenas.
Con razón decía Cassinello (ex-comisario de la Expo-92), cuando en nombre del Gobierno de España rechazaba las donaciones de pabellones que en masa querían hacer los países participantes en la Muestra Universal, que hay regalos “envenenados”.

Arboricidio

¿Recuerdan la que se lió cuando el (sin) alcalde cortó árboles de la Puerta de Jerez, la Avenida y la Plaza Nueva por el tranvía y la peatonalización? Hubo hasta un cruce de denuncias entre el otro valido del (sin), que luego tomó las de Villadiego a Abengoa mientras juraba fidelidad eterna a Monteseirín (si sería falso), y los ecologistas por un quítame o déjame unos plataneros de Indias. Alfredo no es el único arboricida. ¿Qué me dicen de Griñán? Le han puesto la lupa en San Telmo desde al mármol (que si era de Macael o de Carrara) hasta las lámparas (que si costaban 8.000 euros), pero nadie ha  protestado por lo más evidente, señal del nuestro escaso sentimiento ecologista de la vida: los árboles. Sí, ¿dónde están los laureles troncopiramidales que jalonaban toda la fachada del Palacio después de que doña Sole (Becerril) se cargara los plataneros con el falso argumento de una plaga y con tal de que luciera más la portada de Leonardo de Figueroa? Griñán ha hecho un nuevo arboricidio a la vista de todos y nadie se ha percatado. Así de ciega es Sevilla.