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‘SimCity’

Fernando Alonso, al igual que los pilotos de los aviones, se entrena sobre un simulador de un Fórmula-1 para perfeccionarse como conductor delante de una pantalla. Como, según el Guerra, hay gente pa tó, Electronics Arts lanzará el 7 de marzo su videojuego ‘SimCity’, cuyo elemento representativo ante el mundo mundial será la Giralda. Que se fastidien Monteseirín y Marchena: no han elegido ni la torre Pelli ni las ‘Setas’ de la Encarnación, sino el ‘rancio’ icono por excelencia de Sevilla en vez de uno de sus engendros arquitectónicos. ¿Y qué es ‘SimCity’? Pues otro simulador en forma de videojuego que permite a los usuarios convertirse en alcaldes en vez de en reinas por un día, con la misión de gestionar todos los problemas que se les presenten en esta ciudad virtual. Habría sido magnífico que a Electronics Arts, además de la Giralda, le hubiera dado tiempo a meter en el simulador de Ayuntamiento la huelga de Lipasam, y que Espadas y Torrijos hubieran echado una partidita a ver cómo la habrían solucionado. Zoido tiene prohibido jugar: él ya es alcalde de verdad.

Propositivo

Es proverbial la incontenible verborrea de Antonio Rodrigo Torrijos, su lenguaje barroco, sus circunloquios en vez de ir directamente al grano, retruécanos, perífrasis y su capacidad para inventarse palabros que no existen en el Diccionario. Su penúltima ocurrencia ha sido decir que acudía a la reunión sobre el Pacto por Sevilla “con ánimo propositivo”. ¿Y qué significa ‘propositivo’? La Real Academia de la Lengua no tiene registrado el término (naturalmente, lo acaba de parir en portavoz de Izquierda Unida). Lo más parecido que admite es ‘prepositivo’, relativo a preposición. ¿Qué habrá querido decir Torrijos? ¿Que iba con ánimo positivo, o sea, con intención de ser útil o práctico, conforme a la tercera acepción de la palabra en el DRAE, o más bien con idea de hacer propuestas a los portavoces de PSOE y PP? La palabra que ha acuñado es, además, demasiado rotunda, cuando la marca de la casa consiste en emplear locuciones o retorcer el lenguaje para oscurecerlo. Y es que, al contrario que con Gracián, con Torrijos, lo bueno, si breve, dos veces ‘pronegativo’.

La paga extra

Torrijos, convertido en Gran Inquisidor de Sevilla, exige que el Ayuntamiento revele quiénes son los concejales que han incumplido el acuerdo plenario de donar la paga extra de diciembre al Banco de Alimentos. Al portavoz de IU, que también podría sustituir a la Fley como Gran Fiscalizador municipal, no le salen las cuentas: El Consistorio ha entregado globalmente a la organización caritativa 74.755 euros, pero según Torrijos, que al parecer controla hasta lo que cobra cada uno en la Casa Grande, deberían haber sido diez mil euros más, por lo que deduce que alguno, o más de uno, se ha escaqueado y quiere ponerlo(s) en la picota.

El líder de IU, siempre tan proclive a tender trampas saduceas a los demás, se remite a un acuerdo adoptado por el Pleno y en virtud del cual los concejales, los gerentes y los directores de las empresas públicas, fundaciones participadas y organismos autónomos se veían obligados a donar la extra de Navidad al Banco de Alimentos.

¿Y quién es el Pleno para obligar a nadie, ya sea concejal, directivo o simple empleado de una empresa pública, a donar su soldada? ¿Y quién es el Pleno para decidir, a instancias de Torrijos, que la paga extra se done al Banco de Alimentos, y no a Manos Unidas, el Domund, Médicos sin Fronteras o los Amigos de La Tierra?

La solidaridad no puede ni debe imponerse por decreto, sino que nace del corazón de cada uno  como fruto de una decisión libre e individual. ¿Por qué Torrijos tiene que coaccionar moralmente a los demás a secundar su iniciativa y no la adopta de forma anónima y en solitario sin darle publicidad como quienes en la Biblia se daban golpes en el pecho?

El colmo de la intromisión en la vida privada de ediles y altos cargos es la exigencia de que se revele el nombre de quienes, supuestamente, han incumplido el acuerdo plenario. Y va el portavoz del PP, Juan Bueno, e invita a Torrijos a mirar los expedientes. O sea, que para una cuestión personal que a nadie debe importar no rige la Ley de Protección de Datos, la misma que se invoca desde el gobierno municipal para no abrir infinidad de expedientes que sí afectan a la vida de todos los sevillanos, en cuyo nombre decide el Ayuntamiento.

Bueno tampoco es nadie para rendir cuentas en nombre de terceros, que sólo deben hacerlo ante Hacienda en la declaración individual del IRPF. Aquí nos movemos entre la demagogia y el colectivismo.

Al igual que aquel digno campesino andaluz que le dijo al señorito lo de “en mi hambre mando yo”, los concejales y altos cargos del Ayuntamiento también podrían decirle a Torrijos “en mi dinero mando yo”.

 

Viajes

Torrijos ha anunciado que preguntará en el Pleno por el coste, duración, acompañantes y motivos de los viajes realizados por Zoido y su equipo desde la toma de posesión del nuevo gobierno. Aunque Juan Bueno, portavoz del PP, haya reaccionado con indignación y se haya referido a los antecedentes turísticos (¿quizás alguna mariscada en Bruselas?) y oscurantistas del portavoz de IU, el alcalde debería responder con el clásico “me alegro de que me haga usted esa pregunta”, porque así, en aras de su promesa de luz y taquígrafos, podrá aclarar sus escapadas al torneo tenístico de Roland Garros, en París, y a los Juegos Olímpicos de Londres, de los que la opinión pública tuvo noticia por la canallesca y no por el Consistorio, y la repentina fiebre viajera de su delegado multiusos y chico para todo, Gregorio Serrano, por más que sea el titular de Turismo. A ver si va a resultar que sus concejales, en vez de llegar al cargo “comidos y viajados”, como prometió cuando estaba en la oposición, en realidad estaban tan ayunos de excursiones como los del gobierno de Monteseirín.

 

El solsticio de Zoido

Hace casi un año por estas fechas, las crónicas periodísticas reflejaban que la primera Navidad con Zoido al frente del Ayuntamiento había servido para recuperar “el verdadero espíritu” con el que se celebra esta fiesta en la ciudad, y que el delegado de Empleo, Economía, Turismo y Fiestas Mayores, Gregorio Serrano, había presentado una guía de actividades  con la oferta cultural y de ocio denominada “En Sevilla se llama Navidad”, en clara referencia a la manera en que el anterior teniente de alcalde de Monteseirín, Antonio Rodrigo Torrijos (IU), se había referido a esta celebración. Para Gregorio Serrano, aquella campaña, que incluía la de ‘En Sevilla como un Rey’, que dio lugar a otra gran polémica y que popularmente fue conocida como la de ‘los Reyes vagos’, difundía el disfrute de “las tradiciones religiosas”, así como la riqueza artística y arquitectónica de la ciudad y su “inmensa” oferta cultural.

El lema ‘En Sevilla se llama Navidad” era, todavía cuatro años después, la respuesta del PP a una ocurrencia de Torrijos, expresada a mediados de noviembre de 2007, conforme a su militancia en el marxismo-leninismo y a su visión materialista de la historia, de que él prefería llamar a  la Navidad solsticio de invierno.
Ciertos medios interpretaron que el portavoz municipal de IU había propuesto cambiar la denominación de la Navidad por la de solsticio de invierno, y ello dio amplia munición a la artillería del PP y a la derecha mediática para fustigar de forma inmisericorde en aquel entonces al político comunista (subrayando expresamente esta adscripción ideológica) y ya, a partir de ese momento, a medida que se acercaba cada Navidad y el Ayuntamiento acababa enfrentado a los comerciantes del Centro, grandes beneficiarios ‘a posteriori’ de las políticas de Zoido, por la iluminación navideña y el reparto o no reparto de la factura de la misma, casualmente dependiente de la Delegación de Torrijos (Infraestructuras para la Sostenibilidad).

Como es sabido, nuestro planeta gira alrededor del sol, y por la inclinación del eje de la Tierra en su órbita alrededor del astro rey hay un momento en que el hemisferio Norte está más cerca de nuestra estrella y, por tanto, un día con más luz en todo el año (el del solsticio de verano, alrededor del 21 de junio), y otro en que el hemisferio Norte está más lejos y, por tanto, con un día de menos luz y la noche más larga (el del solsticio de invierno, en torno al 21 de diciembre).

Las culturas paganas festejaban el solsticio de invierno como la fecha del nacimiento del dios-sol, porque era justamente el momento en que la noche dejaba de crecer y la luz emprendía la senda de su triunfo sobre la oscuridad hasta el cénit del verano.

Sabido es también que la Iglesia Católica, con el fin de facilitar la conversión al cristianismo de los pueblos paganos, instituyó la Natividad o fecha del nacimiento de Jesucristo el día 25 de diciembre, para hacerla coincidir al máximo posible con el solsticio de invierno y para que  así los pueblos bárbaros pasaran sin dificultad el tránsito de adorar al dios-sol al Dios verdadero.

OBVIANDO LA HISTORIA

Un no creyente como Torrijos estaba en su derecho de reconocer sólo el acontecimiento astronómico del solsticio de invierno, pero desde una perspectiva histórica su error consistió en tratar de obviar una realidad innegable: que durante 2.000 años, los países de tradición cristiana como el nuestro lo que festejan no es una efemérides astronómica, sino religiosa, en cuanto fecha tradicionalmente aceptada, fuera o no cierta, como la del nacimiento de Cristo, motivo por el que se iluminan las calles con un alumbrado especial y se celebran el resto de ritos navideños, que concluyen con el día de los Reyes Magos.

Y como el alumbrado navideño dependía de Torrijos, los elementos ornamentales de la iluminación especial  al llegar estas fechas con el anterior mandato eran objeto de las mayores críticas. Para empezar, se extendió el dicho de “¡Feliz solsticio de invierno!”, en vez de “¡Feliz Navidad!”, para desgastar la posición política e institucional de Torrijos.

Luego, en las redes sociales y en opiniones expresadas en ciertos medios de comunicación, se ironizaba sobre los motivos del alumbrado navideño sevillano bajo la responsabilidad del ex-primer teniente de alcalde: “¿Qué motivos tendrá el alumbrado de este año? ¿La hoz y el martillo? ¿Marx, Lenin yEngels? ¿La escuadra y el compás?”.

Los motivos puramente geométricos, los renos y los cristales de nieve como alegorías luminosas de la Navidad utilizados durante la época de Torrijos eran automáticamente identificados con su ateísmo y asociados a su celebración del solsticio de invierno en vez de al nacimiento de Cristo.

EL ARZOBISPO SE PRONUNCIA

Cuando el año pasado, ya con Zoido de alcalde, el arzobispo de Sevilla, monseñor Asenjo, censuró a quienes vaciaban de sentido cristiano la Navidad, los medios de comunicación volvieron la vista atrás y a interpretar que las palabras del pontífice sevillano se referían a Torrijos, ya que en su carta pastoral del 22 de diciembre de 2011 decía, entre otros extremos, que “también este año serán muchos los que convertirán estas fechas en la celebración del solsticio de invierno”, y que “con ello se intenta vaciar de contenido estos días santos, convirtiéndolos en vacaciones blancas, en las fiestas del consumismo y el derroche”.

Monseñor Asenjo criticaba “la ambientación navideña de nuestras ciudades y de nuestros hogares” porque “se prescinde del misterio que en estos días celebramos: se sustituye el belén por el árbol de Navidad; los Reyes Magos, por un Paá Noel sin referencias religiosas, signos todos ellos de la secularización de la Navidad”.
El arzobispo aseguraba que “el despojamiento  del sentido religioso” también se manifiesta en el lenguaje, pues la palabra Navidad, que significa natividad o nacimiento del Señor, se sustituye por la palabra fiesta, más inocua y menos comprometedora. Así -continuaba- ‘felices Pascuas’ se sustituye por ‘felices fiestas’, un circunloquio que evita reconocer que el corazón de la Navidad es nuestro encuentro en el Señor”.

SIN SÍMBOLOS RELIGIOSOS

Pues bien, pese a todas las críticas que durante cuatro años -y aun ahora- se hicieron al alumbrado navideño ‘laico’ de Torrijos por su falta de simbología religiosa que aludiera al nacimiento de Cristo, ha resultado que el del primer año de Zoido como alcalde y también el de este segundo año obedecen a las mismas características que los del político de Izquierda Unida.

El mayor exponente de esta Navidad en esta línea van a ser las grandes lámparas como de salón con que se están adornando las calles Tetuán y Sierpes, a las que se unen las enormes bolas de colores de la calle Rioja, los encajes de la Avenida y las figuras geométricas de la Campana.

En la iluminación navideña de Zoido como alcalde, más espectacular por su colorido y por su diseño que las tristes y apagadas de Torrijos por su afán en utilizar lámparas de tipo LED para ahorrar energía, hay esa similar falta de iconografía religiosa por la que tanto se criticó al socio de Monteseirín.

Y entre las novedades que se anuncian para este año figuran un árbol gigantesco (otro de esos símbolos de secularización tan criticados por el arzobispo Asenjo y no un belén más grande que el habitual bajo el arquillo del Ayuntamiento)  además de otra proyección sobre la fachada de las Casas Consistoriales, nieve artificial y hasta un posible tren turístico.

De lo que se colige que entre el ateo Torrijos y el ferviente católico Zoido no hay apenas diferencias temáticas e iconográficas a la hora del alumbrado especial, mismamente como si ambos estuvieran celebrando una fiesta en vez de la Pascua y el solsticio de invierno en lugar de la Navidad.

Zoido llega tarde

El suicidio, el día 9, de la exedil socialista Amaia Egaña cuando iba a ser desahuciada de su piso en Baracaldo multiplicó la indignación ciudadana y obligó a Rajoy a anunciar una propuesta de paralización temporal de los desalojos que negociarían a partir del lunes, día 12, PP y PSOE. Zoido, oportunista, vio la ocasión de aparecer como el adelantado de la nueva política que se estaba fraguando e hizo un doble anuncio el domingo 11.

Tras hacerse la foto en plan gabinete de crisis con sus delegados de Urbanismo y Asuntos Sociales y el gerente de Emvisesa, comunicó la paralización de los desahucios en curso por la Empresa Municipal de la Vivienda. Previamente había propuesto a Griñán un pacto antidesahucios, en estos términos: “que se olvide de la demagogia y se siente de verdad con el PP, como ha ofrecido Mariano Rajoy a nivel nacional, para buscar la salida al problema. No se trata de ser demagogo -añadió-, se trata de tener rigor”. Y más tarde instó a la Junta a que, a través de la Empresa Pública del Suelo, mostrara su disponibilidad a paralizarlos.

 

FRENAZO YA EN JUNIO

 

 

El rigor y la falta de demagogia invocados por Zoido en un asunto tan delicado han brillado por su ausencia en su caso, pues como líder de la Oposición y parlamentario autonómico no debía ignorar que a finales de junio la consejera de Fomento y Vivienda, Elena Cortés, anunció en el Parlamento andaluz que había dado la orden de frenar todos los lanzamientos previstos en el parque de viviendas de la Junta, a pesar de que sólo se han producido 16 de carácter administrativo en el último cuatrienio en las 46.000 VPO que gestiona en régimen de alquiler. “No se va a utilizar esta práctica -aseguró- contra quienes se encuentren en una situación desesperada y no puedan hacer frente, por causas justificadas, a la renta de alquiler establecida”.

Elena Cortés insistió en que no se privaría de una vivienda social a las familias afectadas por sobreendeudamiento o que contaran entre sus miembros a personas dependientes, una medida con la que cinco meses más tarde ha coincidido la patronal bancaria al anunciar una moratoria de dos años en los lanzamientos de viviendas “en aquellos casos en que concurran circunstancias de extrema necesidad”.

Además, la consejera subrayó que sería muy exigente a la hora de velar por que las viviendas públicas no se queden vacías, con lo cual se adelantaba a la demanda ahora planteada, al cabo de cinco meses, por Zoido. Y el 1 de octubre inauguró en Sevilla la primera de las ocho oficinas de intermediación contra los desahucios y en la que un equipo de administrativos, trabajadores sociales y letrados asesoran gratuitamente a las potenciales víctimas de desalojos.

 

LIQUIDACIÓN DE OTAINSA

 

 

En el frente sevillano, la falta de visión de Zoido en este asunto, convertido luego en clamor nacional, quedó de manifiesto cuando sólo llevaba tres meses en la Alcaldía y su delegado de Urbanismo, Vílchez, decidió el desmantelamiento de la Oficina Técnica de Atención al Inquilino en Situación de Abuso (Otainsa) y la asunción de sus funciones por la Gerencia de Urbanismo. A la vista de lo sucedido en estos catorce meses (1.613 desahucios en la capital y provincia sólo en el primer semestre de 2012) no parece que la Gerencia haya suplido con eficacia a Otainsa.

El radar del alcalde siguió sin detectar la gravedad del drama, del que venía alertando la oposición. En el Pleno del 30 de marzo, Espadas propuso “frenar los 3.500 desahucios” por impago de hipotecas e instó a Zoido a que adoptara una batería de medidas urgentes que ayudaran a “minimizar el tremendo impacto que están provocando los desahucios y contrarresten los efectos del paro en Sevilla”. El PP votó en contra argumentando que el PSOE “llega a los sitios tarde y mal porque no ha hecho nada y ahora viene a decir que lo que se hace no es suficiente”.

El 9 de abril, el PSOE volvía a la carga a cuenta de los desahucios por Emvisesa en la barriada La Estrella, Pino Montano, y pedía una moratoria de hipotecas de tres años para personas del perfil de los desahuciados por la empresa municipal: en paro, con menos jornada laboral o menos ingresos y/o con dependientes a su cargo.

 

CIEN AVISOS EN SAN JERÓNIMO

 

 

En el Pleno de septiembre, el gobierno local se negó a activar un servicio municipal de atención a los potenciales desalojados de forma que se pudiera estudiar cada caso en concreto, así como un plan de alquiler a precios asequibles gestionado por Emvisesa.

En octubre, Torrijos (IU) destapó que Emvisesa había enviado un centenar de cartas intimidatorias a adjudicatarios de sus viviendas en San Jerónimo, en las que les avisaba de que si en el plazo “inexcusable” de 15 días no abonaban las deudas pendientes o los recibos atrasados de la comunidad, se darían por resueltos los contratos y se les abriría de inmediato un proceso judicial de desahucio.

Zoido tuvo ahí su gran oportunidad de haber paralizado los desahucios en Sevilla y logrado proyección nacional antes de que la iniciativa partiese de la Moncloa en Madrid tras el suicidio de Baracaldo, pero se limitó a decir que se trataba de “trámites administrativos” y a hablar de “sensibilidad” para con los afectados. El resto de la historia es conocido: la ola de indignación ciudadana obliga a Emvisesa a frenar el primer desahucio previsto en San Jerónimo y a ofrecer una salida digna al inquilino horas antes de la intervención judicial, y sólo cuando el alcalde conoce la reacción de Rajoy trata de aparecer como el gran precursor frenando a Emvisesa y reconociendo que había 600 inquilinos en riesgo de ser expulsados.

Tanto en Andalucía como en Sevilla, Zoido llegó demasiado tarde.

 

El Metro

Antonio Rodrigo Torrijos, muy cucamente y en plan trampa saducea,  viene dándole la tabarra a Zoido para que éste alce la voz contra el Gobierno de Mariano Rajoy por mor de los rácanos -todo hay que decirlo- Presupuestos Generales del Estado para Sevilla, y le ha instado a que defienda unas cuentas “dignas y acordes con los problemas, retos y desafíos de la ciudad”, como el Metro. Y ha sido La Voz a Ti Debida de Zoido, el muy desaprovechado Curro Pérez después de haber sido la mano derecha de Juan Ignacio en la época de los duros bancos de la oposición, quien ha tenido que saltar a la Palestra para dejar en evidencia al verborreico portavoz  de IU. El también ‘alcalde’ de Triana le ha recordado a Torrijos que quien ha paralizado las nuevas líneas de Metro, alegando la falta de fondos de la Junta de Andalucía, ha sido la consejera de Fomento, Elena Cortés, que, miren por dónde, es correligionaria del líder municipal de Izquierda Unida. Torrijos tira por elevación para que Zoido le exija a Madrid los dineros que él es incapaz de pedirle a su colega en Sevilla.

 

El mensaje

Marshall McLuhan acuñó aquello de que el medio es el mensaje. En el Ayuntamiento de Sevilla,  el mensaje es Maximiliano Vílchez, al que todavía se le nota el pelo de la dehesa político a siete leguas. Presenta el delegado de Urbanismo el sablazo fiscal de su Departamento a los sevillanos por las puñeteras tasas de veladores, obras, sillas de Semana Santa y demás, y trata de justificar lo injustificable diciendo que nos clava un 6% después de que no subieran desde el año 2009 (gobernaba Monteseirín), ni siquiera de acuerdo con el IPC. El mensaje que lanza el ingenuo Max a los votantes en su candidez es que Monteseirín fue tan bueno para los contribuyentes que no les subía los impuestos cuando gobernaba y que el que los sube ahora el doble que la inflación y se inventa siete tasas nuevas (pagar hasta por tramitar un papeleo ante la Gerencia) es el alcalde que llegó a la Plaza Nueva prometiendo justo lo contrario: que iba a rebajarlos. Espadas y Torrijos tienen que estar encantados con este delegado: Zoido, a Maximiliano, como al pulpo del chiste, ni tocarlo.

 

Protección

En una Democracia auténtica, la Administración debe ser tan transparente como una casa de cristal, pues con que fuera tan sólo un poco opaca ya sería señal de que tendría algo sospechoso de irregularidad que ocultar. Por éso, al igual que la moda-mordaza de las ruedas de prensa sin preguntas, que en todo caso serán monólogos políticos con los periodistas como mudos espectadores, me escama una barbaridad la apelación de Asunción Fley a la Ley de Protección de Datos para no darle acceso a los concejales del PSOE, que lo son tanto como ella -que sí se arroga la exclusividad de manejar los papeles-, a las facturas pagadas a los proveedores, no vaya a haber más duplicidades. Cuando las facturas falsas y otros escándalos de la era Monteseirín/Torrijos, como aquella web encargada al primo, el gobierno local le negaba al PP los expedientes con la coartada de la dichosa Protección de Datos, de ahí aquello que dijo Zoido de que cuando él gobernara, “luces y taquígrafos”. Vuelta la tortilla, el PP recurre a los mismos pretextos que PSOE e IU. ¿Dónde está el cambio?

 

 

Acuatlón

Emulando a Fray Luis de León podríamos escribir hoy que, tal como decíamos ayer, Curro Pérez, el portavoz del gobierno de Zoido y alcalde trianero, se lo está poniendo a huevo últimamente a la oposición. El sábado lo volvió a demostrar con la organización en tal fecha del Acuatlón que derivó en los incidentes entre acuatletas (o como se diga) y placeros del mercado de Triana, por el bloqueo que la prueba deportiva sometió a los accesos a la plaza de abastos en el día de mayores ventas de la semana y con la que está cayendo por la crisis. Viendo que el género se les quedaba colgado en los puestos, los comerciantes acabaron perdiendo los nervios y entre unos y otros se montó una trifulca que se saldó con varios heridos. Este Ayuntamiento del PP que corta la circulación y el paso a los comercios un sábado por la mañana en Triana está compuesto por los mismos políticos que, cuando se hallaban en la oposición, bramaban contra Torrijos cuando éste cortaba la Ronda Histórica los domingos para organizar sus ‘Ciclovidas’ con pasacalles,  ciclistas y patinadores.