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La ley del silencio

Un Elia Kazan redivivo podría ambientar otra versión de ‘La ley del silencio’ tanto en los muelles de Nueva York como en lo que rodea  al del mismo nombre que existe  en Sevilla, donde impera una  ley similar gracias a la cobardía colectiva de una sociedad que adora el oro del becerro aun a costa de perder la dignidad y vender hasta el alma. Y, como dijo Cristo, ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo si pierde su alma? Dos sevillanos, el catedrático Luis Rull y el ingeniero Luis Eusebio León, han demostrado tener alma y dignidad al irse directamente a su casa antes que seguir en una tertulia radiofónica donde censuraron sus comentarios sobre el viaje de lujo de Monteseirín y Marchena a Turquía después de que el valido, el mismo que fue premiado por la Asociación de la Prensa (¡qué gran ojo clínico!),  actuara a golpe de teléfono para acallar las voces críticas. La emisora así llamada lo  (sobre)entendió perfectamente: o mordaza de silencio o corte de ciertos fluidos municipales. Es una variante del principio de McLuhan: el telefonazo ya  es el mensaje.

Sin alcalde

El (sin) alcalde y su  valido montaron un numerito en el aeropuerto para esconderse de la prensa tras su viaje ‘secreto’ a Turquía. Previa escala en Mallorca  para despistar, esperaron a pleno sol en medio de la pista para subirse a un coche a pie de escalerilla y acabaron huyendo por la puerta de ‘Mercancías’. Toda una metáfora de la última etapa de Alfredo: quien  ha mercadeado con su partido para que le garantizaran otro cargo a cambio de plegarse al ‘aparato,’ sale de San Pablo ocultándose de los fotógrafos y por la zona de carga y descarga en vez de por la puerta de Autoridades, muestra evidente de su pérdida de dignidad y de valor. Hasta habría resultado indiferente que no le hubieran descubierto en el ‘jet’ privado y que nos hubieran colado la trola de que se iba con la familia en vez de con su fontanero de confianza. Según su gabinete, Sevilla habría estado sin alcalde. Osea, que habrían coincidido la Sevilla oficial y la Sevilla real, porque la ciudad sin alcalde y sin presupuestos lleva tiempo a su aire, volando sola  con el piloto automático.

Por tuberías y a ver al sultán

El (sin) alcalde y su valido  han sido descubiertos viajando en avión privado, que habría costado 37.000 euros del ala, hasta Turquía por el interés más desinteresado del representante  de una multinacional turca de tuberías que aspira a colocarle a Emasesa más estructuras tubulares que Mike Oldfield. Pillados con las manos en el asa (de la maleta), desde el Consistorio dijeron que el (sin) se había ido con la familia. Osea, que entonces había  más gente en el avión de válvula. El fontanero mayor, por su parte, dijo que han viajado no de gañote o con gastos pagados por la multinacional que unta de grasa las juntas de las tuberías para que ensamblen bien, sino invitados por el Gobierno turco y que era un secreto para no estropear un negocio a Emasesa. Si el viaje era oficial y bueno para Sevilla, ¿para qué urdir el cuento chino de la excursión familiar y ocultarlo? Si era oficial, ¿por qué han ido en jet privado y quién lo ha pagado? Y si era privado, ¿qué hace el alcalde dejándose querer por un contratista?  Esto huele a tráfico de…. tuberías, naturalmente.

Cambio Alcaldía por una embajada

El alcalde se planta  y dice que seguirá de interino hasta fin del mandato a menos que le den una embajada a la que partir al exilio con sus fieles ejecutores (el valido Marchena y su  cohorte). Monteseirín se inspira en Paco Vázquez,  que parecía el alcalde perpetuo de La Coruña por sus 23 años en el cargo. Como no lo despegaban del sillón ni con disolvente, la única forma que halló Zapatero de propiciar la renovación en Galicia fue darle la embajada ante la Santa Sede, donde son famosas sus comidas a la Curia. Ahora se rumorea en medios diplomáticos que ZP quiere traerlo de vuelta para que sea el nuevo Defensor del Pueblo. Seguro que Alfredo ha cogido onda y por eso se ha pedido una embajada, a ver si le cae esta breva. Total, él alardea de que llegó al PSOE como cristiano de base, y Marchena fue seminarista, de ahí su afición a los ‘bocatto di cardinale’. Monteseirín tiene razón: el alcalde de Sevilla  no puede ser menos que el de La Coruña; en todo caso, más, pues él ha puesto medallas ya a doce vírgenes. Y es que Alfredo nunca da puntada sin hilo.

El sexto sentido

El valido del alcalde, que se quedó mudo al ver cómo su jefe recibía el acta de defunción política de manos de Griñán mediante el teletipo de Europa Press, ha vuelto a tocar el tam-tam digital en forma de envíos masivos de correos electrónicos con panegíricos a Monteseirín. ‘Tócala otra vez Sam’, dicen que dijo  Humphrey Bogart en la película ‘Casablanca’ (no fue en esta cinta, pero así ha quedado para la historia). ‘Tócalo otra vez, Manolo’, le habrá dicho Alfredo a su mano derecha para consolarse con las alabanzas de su fiel vasallo. El valido, en plan Manolo el del bombo,  atruena  ahora la selva de Internet  con su tambor hasta a sevillanos anónimos, que pensaron ingenuamente que cuando desde Emvisesa les pidieron sus e-mails era para informarles sobre sorteos de viviendas, no para ser sometidos a la tortura de ‘la voz de su amo’ ante la sordera de la Agencia de Protección de Datos. ¡Qué más da que inunde el éter con sus loas al alcalde!. Marchena es como el personaje de la película ‘El sexto sentido’: un cadáver político que aún se cree que está vivo.

El alcalde se queda de interino

Si alguien pensó que la carta que Monteseirín envió a los periódicos significaba su abandono en un ataque de dignidad, estaba muy equivocado. Alfredo, al contrario que otros que prefirieron irse al paro antes que ponerse de rodillas ante él y su valido, es capaz de humillarse como alcalde interino durante 15 meses -a pesar de ser funcionario y tener las lentejas aseguradas- con tal de que el PSOE le agradezca con algún alto cargo los servicios prestados, aunque en el PSOE se piense al revés: que los servicios se los ha prestado el partido a él al ponerle donde le ha puesto durante 30 años. El alcalde interino se reunió con su grupo, difirió ‘ad calendas graecas’ su decisión y dijo que habrá que negociar sobre si sigue hasta 2011 y quién será su sustituto. Si no se iba a ir, ¿para qué hacer más el ridículo escribiendo una carta de despedida? Por eso ayer hizo cambios en su blog. Ha antepuesto al ‘Gracias a Sevilla (que me ha dado tanto)’, esto: ‘Sevilla: me queda tanto por darte….’. Los puntos suspensivos los ha dejado a la libre interpretación de cada uno.

Vino y se va entre escándalos

Marchena, el valido de Monteseirín, en su afán por controlar la prensa a golpe de billetes de la publicidad institucional y de patrocinios a través de las empresas municipales como camuflaje, sostenía la teoría de que cualquier titular crítico sobre Sevilla era un titular en contra de su jefe, aunque se hablara de Isla Mágica y no del Ayuntamiento, porque el alcalde –decía- era el máximo responsable de cuanto acaecía en la ciudad. He recordado la doctrina marchenera, aunque jamás la tragué (y no como otros) ni con billetes ni con ruedas de molino y aun a costa de perderlo todo menos la dignidad, al socaire del intento del PSOE de minimizar la condena del Supremo a un asesor y al escolta del alcalde por las facturas falsas. Cuando el PSOE dice que no hubo ninguna responsabilidad en el Consistorio, yo le remito a Marchena: el máximo responsable de todo es el alcalde. Ayer, Griñán decidió cargárselo por fin. Miguel Hernández llegó con tres heridas. Monteseirín se va tal como llegó (recuérdese su subida del sueldo), entre escándalos que dejan herida a Sevilla.

La mano derecha

El valido responde a las acusaciones que presuntamente le implican en el caso  apelando a algo que no tiene: conciencia. El DRAE la define como “propiedad del espíritu humano de reconocerse en sus atributos esenciales y en todas las modificaciones que en sí mismo experimenta”. Un individuo amoral, pese a que en su cinismo se camufla cada Martes Santo entre las filas de quienes procesionan tras el que murió en la cruz (que Él le perdone por todo lo que hace), no puede tener esa cualidad espiritual cuando sólo se atiene a que el fin justifica los medios. En su basto lenguaje, las cosas se resumen en una disyuntiva: o picha dentro, o picha fuera. Lo que le pone es la erótica del poder: codearse con esa clase dominante a la que denigra ante las bases  pero a la que de forma genuflexa se pirra por acercarse. En su escala de valores, el valor máximo es trepar por la escala social. Las acusaciones casi le traen al pairo. Lo único que le mortifica es que alguien se presentara como la mano derecha del que manda de forma nominal. Su ego no soporta ser ‘el otro’.

Uso racional de la (a)guasa

Me gustaría tener el mismo talento florentino que la escribidora con nombre de heroína de Bizet para poder emular artículos como el que, con tanta (a)guasa impregnada de las verdades que están en la calle para que el que tenga ojos vea y oídos oiga, ha publicado en las hojas mancilladas por el valido a cambio de un mísero plato de lentejas. ¡Ay, quién te vio y quién te ve! Hay palos flamencos como las bulerías y palos que se dan en todo el bebe por alegorías. Éstos, con el valor añadido de que son tan transparentes como el agua de Emasesa, donde tras la migración cartujana  instaló su nido el cuco entre los cucos, depredador siempre por cuenta ajena de crustáceos  decápodos. A los buenos entendedores  pocas palabras bastan, y a ti se te ha entendido lo que todo el mundo sabe pero pocos se atreven a contar: desde sus viajes chiripitifláuticos en plan capitán Tam hasta el abuso del agua para montarse su propia caja tonta. En la ciudad que, como otra impostura más, pasa por ser de la música, tú al menos y aunque sea hablando en clave, has roto el silencio.

La cara oculta de Emasesa

Como presidente que fui de una comunidad de vecinos me tocó lidiar con las facturas del agua. Conocí situaciones inimaginables, al margen del número y clase de personas en cada piso. Una familia ‘progre’ y ‘ecologista’ vaciaba por las noches en la terraza la enorme piscina hinchable en que se bañaban sus niños. Otra de ancianos ni se inmutaba por el río que brotaba de sus cisternas rotas: temían más las facturas del fontanero que las de Emasesa. Por eso no me cuadra la campaña marchenera de cobrarnos el agua no por el consumo real de cada vivienda, sino por el número de residentes en la misma….siempre, ojo,  que estén dados de alta en el padrón. Marchena, el valido del alcalde, usa Emasesa para que por temor al tarifazo del agua  la gente se empadrone y Sevilla no baje de 700.000 habitantes.¿Se imaginan que en la gasolinera le cobren el combustible no por el consumo real del coche, que puede ser menor gracias a su eficacia como conductor o por tratarse de un modelo ecológico, sino por el de pasajeros que lo ocupen? El fin no justifica los medios.