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Ruedas de molino

Los Presupuestos de Rajoy para Sevilla son inferiores en 100 millones a los

últimos de Zapatero pero merecen elogios en el PP sevillano

El PSOE local dio su apoyo a las cuentas de Zapatero para Sevilla pese a

un ‘tijeretazo’ por la crisis de 265 millones de euros

 

El túnel del tiempo fue una popular serie televisiva de ciencia-ficción que se emitió en numerosos países, entre ellos España, hace más de 40 años y que permitía a sus protagonistas viajar a épocas pretéritas. Tenían, por tanto, la posibilidad de cambiar el curso de la historia desde el conocimiento previo para ellos (‘a posteriori’ realmente) de lo que iba a ocurrir, pero sin que al final pudieran modificar el curso de los acontecimientos.

Viajemos en el túnel del tiempo que supone la hemeroteca no a siglos ni a milenios del pasado, sino al relativamente reciente año 2010, el último en que un Gobierno de Zapatero aprobó unos Presupuestos Generales del Estado, vigentes en 2011, ya que tras su aplastante victoria en las elecciones del 20 de noviembre de este último año el PP de Mariano Rajoy sustituyó al político leonés en la Moncloa.

Recuérdese aquel contexto político y económico. Zapatero, que durante el ‘boom’ inmobiliario había alardeado de que España jugaba en la ‘Champions’ de Europa y que a no tardar mucho tiempo daría el ‘sorpasso’ y adelantaría a la mismísima Alemania que le insuflaba el dinero a través de los fondos de la UE, había despertado de repente de su ilusorio y fugaz sueño al darse de bruces contra la realidad que destapó la crisis, provocada por el estallido de la burbuja inmobiliaria en septiembre de 2008.

POLÍTICA DE RECORTES

Tan sólo dos años después, en mayo de 2010, Obama le llamó desde Estados Unidos para asegurarse de que aplicaría drásticos recortes económicos a fin de reducir el galopante déficit público español y que nuestra economía no se hundiera como la griega y arrastrara al resto de la Eurozona. Posteriormente llegaría la imposición de Angela Merkel y del Banco Central Europeo (aquella carta que Zapatero hurtó al Parlamento) de una reforma de la Constitución que pusiera un techo presupuestario forzoso al déficit y la deuda pública. La reforma contó con el apoyo decidido de Rajoy, el cual, emulando a Alemania, ya había lanzado una iniciativa en tal sentido en junio de 2010.

Las tijeras pasaron a presidir la acción del Gobierno, que practicó recortes por doquier. En este ambiente presentó en otoño de 2010 el Gabinete socialista de Zapatero los Presupuestos para 2011, en que se consignaron 435 millones de euros para la provincia de Sevilla.

Según hicieran las cuentas el PSOE sevillano o la patronal CES, la inversión per cápita era de 227 ó 224 euros, cuando la media andaluza ascendía a 351 y la nacional, a 357.

DESGLOSE

Entre otras partidas, en aquellos Presupuestos se destinaron 82,5 millones de euros para la ronda de circunvalación SE-40; dinero para el tercer carril de la A-49; 77,9 millones para la conexión ferroviaria Sevilla Cádiz en alta velocidad; 30,4 millones para el aeropuerto; 41,1 millones para el puerto; aparte, 49 millones para líneas ferroviarias, especialmente el Cercanías del Aljarafe; 600.000 euros para el museo de Bellas Artes y 300.000 para el Arqueológico.

¿Cómo reaccionó el PP, que estaba entonces en la oposición? Por boca de Soledad Becerril y Ricardo Tarno calificó los Presupuestos de “recorte brutal” para Sevilla, ya que según sus cuentas la provincia quedaba relegada al puesto 42 en gasto por habitante.

Particular hincapié hicieron ambos políticos en que con los 82,5 millones para la SE-40 la nueva ronda de circunvalación sería inaugurada en el año 2025, ya que esa partida constituía sólo un 5% de los 1.400 millones que costaba. “Va a terminar en 2025, al ritmo de Zapatero”, ironizaba Tarno. Asimismo, lamentaron que Cultura destinara tan sólo 300.000 euros a la renovación del museo Arqueológico y 600.000 a la ampliación del de Bellas artes, cuando éste era la segunda pinacoteca de España.

Becerril y Tarno calificaron el proyecto de Presupuestos como “un fraude de ley, una estafa”, por lo ficticio – a su juicio- de la previsión de ingresos y su imposibilidad de aplicación. Tarno concluyó diciendo que “lo que viene sobre el papel ya es vergonzoso” y anunciando que el PP ya había comenzado a trabajar en las enmiendas que defendería en el Congreso contra tal proyecto de ley.

EL PROYECTO ACTUAL

Volvamos al presente. Año 2014. El Gobierno del PP presenta su proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2015, en los que prevé una inversión de 335,5 millones de euros para Sevilla y su provincia, 100 millones menos que hace cuatro años con Zapatero, hasta el punto de que la inversión media  es de 174,4 euros por sevillano, frente 232 de media en Andalucía y 287,7 de la media nacional.

La partida para la SE-40 es de 37,6 millones de euros, 44,9 millones menos que en 2010 y equivalente al 2,68% del total de 1.400 millones que necesita la obra. Según decía Ricardo Tarno, cuando se le destinaba el 5% se tardaría hasta el año 2025 en terminarla. ¿Cuánto se tardará ahora con el 2,68%?

A la línea ferroviaria Sevilla-Cádiz se le asignan 7,9 millones, la décima parte que hace cuatro años. A la red de Cercanías se le reservan 175.000 euros, 280 veces menos que en el año 2010. Al puerto se le reservan 67 millones, 25,9 más que entonces, y hay dinero para la duplicación de carriles en la N-IV (9 millones) y la SE-35 (4 millones) que entonces no se contemplaron, pero sólo 16 millones para el aeropuerto  (30,4 millones antaño) y nada para los museos sevillanos, que hace cuatro años contaron con partidas.

REACCIÓN

Sevilla ha perdido 100 millones respecto del momento en que Tarno vertía tan duras críticas contra Zapatero. ¿Qué dice ahora sobre los recortados Presupuestos de Rajoy? En rueda de prensa, Tarno y Juan Bueno han hablado de “la apuesta y el compromiso de Rajoy con las reivindicaciones de la provincia, con unos Presupuestos que pisan el acelerador del progreso, unas cuentas no expansivas sino reales, con bases sólidas para afrontar la recuperación….”.

Tarno incluso ha destacado el “avance” de la SE-40 y ha dicho respecto de la ausencia de inversiones en el museo de Bellas Artes que “no se puede presupuestar lo que no tiene proyecto”, sin aclarar entonces cómo hace cuatro años sí se pudieron presupuestar 600.000 euros para este museo y 300.000 para el Arqueológico.

Mientras el PP hace ‘un canto a Galicia’ a unos Presupuestos inferiores en 100 millones de euros a los peores de la era Zapatero para Sevilla, el PSOE, por boca de Verónica Pérez (secretaria provincial) y de Juan Espadas (alcaldable) los tachaban de “castigo” a Sevilla (¿les suena?) al no propiciar la entrada en servicio de ninguna de las grandes infraestructuras aún pendientes ni contemplar partidas para los museos, la ampliación del Cercanías de la Cartuja y la comisaría del Polígono Sur.

APOYO A ZAPATERO

Pero, ¿qué dijeron los socialistas en 2010 cuando por los recortes de Zapatero las partidas para Sevilla en los Presupuestos pasaron de los 700 millones del año anterior a los 435 millones?

Entonces el secretario provincial era Viera y su discurso justificativo del menor dinero dedicado a Sevilla por el Gobierno de Zapatero recuerda muy mucho al de Bueno y Tarno, otrora tan críticos con el PSOE, para apoyar las menguadas cuentas de Rajoy para la provincia.

Viera sostenía que en los Presupuestos de Zapatero se contemplaban partidas “para todos los proyectos que constituirán el soporte para el presente y el futuro de Sevilla, tanto en el ámbito de la movilidad como en su valor determinante para la economía”.

En estos ejercicios paralelos de reacciones del PP y PSOE, PSOE y PP,  a los Presupuestos Generales del Estado para Sevilla en 2010 y 2014 se observa que sus discursos son perfectamente intercambiables, ya sean insuficientes las cuentas públicas o se hayan visto recortadas, porque más allá de cualquier objetividad a la luz de unos datos económicos comparables entre sí prima ante todo la defensa partidista del Gobierno de turno, en función del color político de cada uno y acomodando la realidad a su ideología.

Reza el dicho de que el político debe desayunarse un sapo cada mañana. A ello habría que añadir que también debe comulgar con ruedas de molino cada otoño, cuando sus jefes presentan los Presupuestos. Ayer, lo que era negro, hoy es blanco. Y viceversa.

“Lo que diga don M….”

No queda lejos en Sevilla la época en que se popularizó la expresión “lo que diga don Manué” para describir la situación en dos estamentos donde no importaba siquiera guardar las formas democráticas y donde se actuaba conforme a las instrucciones y la voluntad omnímoda del jefe, cuyo ejercicio dictatorial del poder era incluso alabado por sus seguidores con la asunción como propia de la frase citada, al modo en que en los tiempos de Fernando VII los sevillanos de entonces gritaban el “vivan las caenas”.

El “lo que diga don Manué” se aplicaba ciegamente en el plano deportivo al Real Betis Balompié bajo la presidencia de Manuel Ruiz de Lopera; y, en el plano político, al PSOE, con Manuel Chaves como secretario general, presidente de la Junta de Andalucía y hasta presidente nacional del partido.

La validez del principio “lo que diga don Manué” la pudo comprobar en sus propias carnes el líder ‘natural’ del PSOE de Sevilla y portavoz en el Parlamento de Andalucía, José Caballos, cuando osó rebelarse frente a los designios de Chaves y aspirar de nuevo a la reelección al frente de la agrupación socialista más poderosa de España. ‘Don Manué’ señaló como el elegido ante el partido y la Junta de Andalucía a José Antonio Viera para la Secretaría General de Sevilla  y Caballos, pese a su numantina resistencia hasta el final,  fue laminado y acabó en el ostracismo político.

LA ‘M’ DE RAJOY

El alcalde de Sevilla y presidente del PP (A), Juan Ignacio Zoido, ha comprobado la vigencia de la expresión dictatorial en su propio partido, con la única diferencia de que la letra ‘M’ responde a otro nombre que no es Manuel, sino Mariano. Mariano Rajoy, a la razón presidente nacional del partido y del Gobierno.

Rajoy ha dejado más que claro, y ya por dos veces en los últimos meses, que en Andalucía no se hace lo que dice o propone Zoido como presidente regional, sino lo que decide él mismo: “lo que diga don Mariano”. Y es que como alardea Rajoy, a él nadie le marca ni los nombres de los candidatos, ni los tiempos ni las formas.

Por éso Rajoy ha abortado en dos ocasiones la operación diseñada por su secretaria general, María Dolores de Cospedal, y su presidente regional en Andalucía y alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, para la designación del alcalde de Tomares y mano derecha de aquél, José Luis Sanz, para disputarle la Presidencia de la Junta de Andalucía a una emergente Susana Díaz, la nueva estrella rutilante en el PSOE andaluz y nacional.

ZOIDO VERSUS SUSANA

El contraste entre Zoido y Susana no puede ser más evidente a ojos del electorado. Mientras la trianera maniobró con independencia en el seno del PSOE en pro de Carmen Chacón y frente a Rubalcaba en el congreso nacional de su partido sin sufrir menoscabo alguno por alinearse con la facción perdedora y luego, ya como presidenta de la Junta, utilizó como un solo bloque a los parlamentarios socialistas andaluces para obligar a Rubalcaba a cambiar el sentido del voto del PSOE en una moción sobre la cuestión catalana, Zoido ha sido desacreditado por dos veces por su líder nacional en su intento de colocar a Sanz como su sucesor en Andalucía.

Primero lo intentó al inicio del nuevo curso político en otoño, tras filtrar convenientemente la operación como un hecho consumado a los medios periodísticos afines, pero se topó con el veto de Rajoy, dicen que instigado por Javier Arenas, el cual no habría dejado nunca de tutelar al PP (A) en la sombra y hasta en la luz (dimitió como presidente regional pero no como diputado de la Cámara autonómica), y al que Rajoy atribuye buena parte de su acceso a la Moncloa tras las tres victorias consecutivas del PP en Andalucía, aunque éso no le sirvió a Arenas para instalarse en San Telmo: elecciones municipales, generales y autonómicas.

El legado político de Arenas es incuestionable a ojos de Rajoy, ya que el PP tiene 50 diputados en el Parlamento autonómico y gobierna en cinco Diputaciones y en 23 de los 29 municipios más poblados de la comunidad. Con ese balance, no es de extrañar que Arenas le mantenga el pulso al dúo Cospedal/Zoido en lo que entiende ‘su’ feudo político, ya que esos resultados se deben en gran parte a los miles de kilómetros que él se hacía cada año para no dejar sin visitar ninguno de los 787 municipios que componen Andalucía.

NI ANTES NI DESPUÉS

Rajoy mandó parar y dio de plazo un nebuloso “hasta después que pase el turrón” para que se moviera de nuevo ficha en Andalucía. Quedó así demostrado que, contrariamente al mensaje de Zoido, el candidato del PP a la Junta no se elige en Andalucía, sino en Madrid y por el dedo del presidente nacional, amén de la escasa influencia del alcalde sevillano ante el supremo líder: “Lo que diga don M…ariano”.

La historia ha vuelto a repetirse hace unos días, cuando tras la convención nacional del PP en Valladolid Cospedal ‘bajó´a Sevilla para anunciar al alimón con Zoido a los presidentes provinciales del partido en una cena convocada a tal efecto el nombre de José Luis Sanz, alcalde de Tomares, como el elegido. Sin embargo, la cena hubo de ser cancelada sobre la marcha por, otra vez, orden de Rajoy y, según los oficialistas de Zoido, por interferencias de Arenas, que quiere controlar la sucesión tras el distanciamiento habido con el alcalde sevillano, su otrora protegido. Se trata de una historia paralela a lo sucedido en el PSOE entre Griñán y Chaves: los delfines acaban orillando a sus padrinos, como temía Saturno con sus hijos.

SIN CANDIDATO OFICIAL

Por primera vez en la historia del PP (A), se llegará al congreso extraordinario convocado para el 1 y 2 de marzo con el fin de elegir al sucesor de Zoido sin un candidato oficial y único ungido desde arriba. En la tradición de los populares es prácticamente imposible que un ‘outsider’ como en su día fue Zapatero en el PSOE se presente al margen o contra un candidato del aparato (como en el caso de aquél era Bono) y encima gane un congreso, lo que demuestra la distancia que aún separa a los dos grandes partidos españoles.

El miércoles acaba el plazo de presentación de candidaturas y aunque sólo hace falta el respaldo de 90 avalistas, conforme a esa tradición monolítica en el seno del PP lo más probable es que de aquí a entonces se forje una candidatura unitaria, pero ¿en torno a quién?.

De momento, José Luis Sanz, el alcalde aljarafeño y secretario general del PP (A) con Zoido, es la persona que sigue teniendo más posibilidades, entre otras razones porque ni Cospedal ni Zoido han podido hallar una alternativa mejor y porque han llegado demasiado lejos en su apuesta por él como para echarse atrás ahora.

FACTORES EN CONTRA

Sanz es visto por el sector crítico, alineado en torno a Arenas y con más fuerza en Cádiz y Málaga, fundamentalmente como el representante del centralismo sevillano (ese tópico nunca puede faltar) y de una circunscripción, Sevilla, que sigue siendo la única en la historia de España en democracia donde el PP no ha sido capaz de ganar unas elecciones, sea del signo que sea. Además, tiene en su contra que está fuera del Parlamento de Andalucía al no ser diputado autonómico y por tanto no podría contrarrestar a Susana Díaz en la cámara autonómica (a Arenas en su día le ocurrió lo mismo respecto de Chaves y Monteseirín fue elegido candidato a la Alcaldía de Sevilla un año antes y estando fuera del Ayuntamiento). Por otra parte, tiene a tres de sus ediles imputados judicialmente por la denuncia de la oposición municipal en un caso de presuntas facturas falsas.

Si pese a todos esos elementos en contra aspira aún a erigirse en el nuevo líder del PP andaluz tendrá que negociar concesiones a sus detractores en la formación de su equipo y en la asignación de cargos de relevancia (secretario general, portavoz parlamentario), pero ya ha quedado marcado ante la opinión pública como el hombre que fue descartado dos veces por don M…ariano Rajoy.

Y si resultara designado candidato sería porque no quedaría nadie más por descartar.

Paradojas de la huelga

El hombre de confianza de quien fue presidenta de Lipasam con Monteseirín, Evangelina Naranjo, me comentó ‘in illo tempore’ que cuando algún asunto se enquistaba en el seno de la empresa por las excesivas pretensiones de los sindicalistas deslizaba la palabra “privatización”, que actuaba como mano de santo y permitía encauzar la situación.

Mentar el término, sobre todo por dirigentes que provenían del PSOE y/o la UGT, era como mentar la bicha, pues los sindicalistas sabían que los trabajadores jamás gozarían de similares salarios y ventajas sociales en una empresa privada.

Los miembros del comité de empresa de Lipasam se limitaron a asentir con un “está todo dicho” cuando la asamblea del miércoles decidió a voz en grito y a mano alzada continuar la huelga “hasta el final” pese al “interesante” -en palabras del presidente del comité- preacuerdo con el Consistorio.

Este asentimiento y complicidad iniciales con la asamblea se trocó en alarma cuando supieron que el delegado de Medio Ambiente, Maximiliano Vílchez, el cual había llevado el peso de la negociación por parte del Ayuntamiento, había anunciado el estudio de la contratación de una empresa externa, previa petición de permiso al Gobierno central, para la retirada de las 7.000 toneladas de basura acumuladas hasta entonces tras diez días de paro.

La intervención de una empresa externa ante la insolidaria cerrazón de una plantilla acostumbrada desde los tiempos de Monteseirín a doblegarle el brazo al alcalde, abría la posibilidad de una posterior privatización del servicio, porque los operarios, pese a las cesiones hechas por Zoido, al dinamitar el preacuerdo con su intransigencia le habían acabado dando al alcalde esa baza impensable, y justificable ante la opinión pública por la indignación de los ciudadanos tras diez días soportando la basura a sus puertas. De hecho han aparecido cartas en los periódicos abogando por la privatización.

Con tan sólo agitar el espantajo de la externalización/privatización, los sindicalistas, olfateando rápidamente el potencial peligro, reaccionaron de inmediato convocando una nueva asamblea, el jueves, con el pretexto de que el descampado junto a los Servicios Centrales no había sido el lugar más adecuado para explicar el muy favorable para ellos preacuerdo con el Ayuntamiento.

Aunque el conflicto se ha solucionado “en segunda vuelta”, la impresión que queda tras el mismo es que se ha llegado a un punto de no retorno en la percepción ciudadana sobre Lipasam y que los sevillanos no están dispuestos a tolerar la repetición de una huelga tan duradera (de hecho ha batido el récord) como ésta, por lo que comprenderían la adopción de medidas excepcionales en el futuro por parte del Ayuntamiento. Por éso, el inicial rechazo al preacuerdo, al mostrar la intransigencia e insolidaridad de la plantilla de Lipasam en un contexto socioeconómico de despidos y recortes salariales generalizados, se ha acabado convirtiendo en una victoria moral para Zoido, paradójicamente.

Y hay que decir paradójicamente porque el alcalde ha cometido varios errores en la gestión del conflicto -desde irse de Sevilla los dos primeros días hasta empecinarse durante ocho en no negociar- y se ha apartado de su posición inicial de firmeza, en el sentido de exigir el cumplimiento a rajatabla del pacto firmado con el comité de empresa en 2012 y que a juicio del Consistorio debía traducirse en trabajar los festivos por la ampliación de la jornada a las 37,5 horas semanales, para así eliminar la Bolsa de trabajo eventual (integrada por 466 miembros, que se benefician de unos 1.250 contratos anualmente) y lograr una reducción de gastos de 3,3 millones de euros conjuntamente con el recorte del 5% en la masa salarial.

 Basta contar las veces que las palabras cesión y concesión se emplearon el jueves en los medios de comunicación para comprobar que, como dijeron los sindicalistas, el preacuerdo “se ajustaba a sus reivindicaciones” más que a las del Ayuntamiento: seguirán librando en Semana Santa, Feria y Navidad; el recorte salarial se limita al 3,6% y se compensa con una subida del 0,75% en 2014 y del IPC en 2015; se mantiene la Bolsa de trabajo de los eventuales y el gobierno local sólo ahorra 2,6 millones de euros en vez de los 3,3 millones que se había marcado como objetivo.

Y, sin embargo, este balance favorable para la plantilla queda mitigado ante la opinión pública por el efecto de otra victoria moral y enormemente significativa del Consistorio: la democratización de la Bolsa de trabajo, ampliada en su día por Monteseirín y convertida en un coto cerrado de los afiliados del PSOE y/o UGT y de sus familiares. El propio Viera decía gráficamente que militantes de agrupaciones socialistas acudían a votar en las elecciones internas del partido “con el mono de Lipasam puesto”. Monteseirín no sólo compraba la paz social en la empresa con el dinero de los contribuyentes mediante generosos convenios colectivos, sino también el voto para su facción, contraria a la oficialista de Viera, llenando de enchufados la Bolsa de trabajo de Lipasam y de otras empresas públicas.

La última paradoja de esta huelga es que quien ha creado, mantenido y defendido este sistema cerrado de castas laborales, en que los puestos eventuales pasaban de unos familiares a otros, han sido los autocalificados “progresistas” del PSOE y UGT, con la complicidad por acción u omisión de IU y CCOO, y que quien ha acabado con este sistema feudal mediante la futura convocatoria pública y con igualdad de oportunidades para todos los sevillanos es un alcalde “de derechas” llamado Zoido.

Armstrong bis

El jurado ha declarado culpable de cohecho en el caso Mercasevilla al exdelegado de Empleo de la Junta, Antonio Rivas, una sentencia pendiente de ratificación por el juez y por las instancias judiciales superiores en la hipótesis de que sea recurrida. Si se confirmara, sería el primer alto cargo condenado por corrupción en los 30 años de historia de la Junta y se desmontaría el argumento de Griñán en contrario, eso de que jamás se había producido tal circunstancia. Lo significativo es que ahora tanto la Junta como el PSOE reniegan de Rivas y subrayan que ya no vive allí: dimitió de su puesto de alta responsabilidad y entregó el carné de militante, cuando su condena deriva justamente de sus actuaciones cuando era director general de la Consejería afectada por el escándalo de los EREs (Griñán lo mantuvo en el puesto aun estando imputado, en contra de su doctrina al respecto) y hombre fuerte del partido en Camas y de confianza de Viera cuando éste ocupaba la Secretaría General. A Rivas quiere hacerle el PSOE lo mismo que la UCI a Armstrong: borrarlo de la historia.

 

Horas contadas

Recordaba Caro Romero (el periodista, no el pregonero) que en 2004 Chaves, como aviso a navegantes, fulminó al delegado de la Junta en Sevilla días antes de un congreso provincial que se disputaba a cara de perro (entre Caballos y Viera, supongo). Pues aunque ahora Griñán deje en suspenso el nombramiento de los delegados del nuevo Gobierno de coalición PSOE-IU como medida de presión para los congresillos de este fin de semana, hay una que ya tiene todas las papeletas para ser relevada de su cargo: Carmen Tovar, la misma que dio el mitin a los alumnos en el instituto El Majuelo de Gines. La aún nominalmente delegada de Griñán en Sevilla ha tenido la osadía de dejarse ver en el acto de proclamación, como candidato del sector crítico a la Secretaría Provincial del PSOE, de Gutiérrez Limones frente a Susana Díaz, la niña de los ojos del presidente, de lo que se deduce que sabe que la van a poner de patitas en la calle. O sea, que acompañó a Limones porque como ya lo tiene todo perdido no tiene nada que perder. (Y de paso, por si cae no un limón, sino la breva).

 

Sillas vacías

El PSOE (A) pregona que la prueba de la superación de su crisis por la pugna entre rubalcabistas y chaconistas y la dimisión de Viera es que el Comité Director aprobó las listas electorales por aclamación, a mano alzada y sin que nadie pidiera la palabra. Claro, los ausentes no hablaron. Y es que se ha puesto sordina a la crisis de ‘la silla vacía’, protagonizada por los seguidores de Viera al modo de lo que, miren por dónde,  hicieron los franceses al no volver a ocupar sus asientos durante las negociaciones para la financiación de la PAC, ésa que trae por la calle de la amargura a nuestros agricultores y ganaderos. La mitad de los delegados sevillanos, que eran afines a Viera, no acudieron o no entraron en el Comité y dejaron sin ocupar sus puestos, para dejar patente que la guerra no ha terminado. Como ni siquiera han escenificado una paz aparente, le han dado a Susana la excusa perfecta para dejarse de integraciones y empezar a cortar cabezas a partir del día 26, si antes no le cortan la suya: quien no fue al Comité del PSOE de Sevilla perderá su silla.

Sálvese quien pueda

“Yo nunca he ido con nocturnidad y alevosía o provocando deslealtades. ¿En qué estamos pensando, en el día 25 o en el 26? Entiendo desde el punto de vista personal que haya gente que en algún momento tenga que anteponer el interés de su familia al interés del partido y a su propia dignidad. Si vamos a seguir pidiendo a la gente el pedigrí de su grado de lealtad según se haya acompañado o no, según hayan cambiado las condiciones personales o económicas de alguno, esta organización, si no se mueve en otra dirección, no se parece a la sociedad a la que queremos representar”.
Así anunció Viera su dimisión como secretario general del PSOE de Sevilla, unas esclarecedoras palabras que revelan que el navajeo en el seno del partido que gobierna Andalucía desde hace 30 años no se debe a discrepancias ideológicas, de táctica o estrategia, sino al afán por situarse en las listas electorales en puestos de salida que garanticen un medio de vida los próximos cuatro años, por pánico a que el Titanic socialista se hunda el 25 de marzo.
Y como no hay sitio para todos en los botes salvavidas, de ahí que, como ha denunciado Viera, los candidatos ya piensan más en sí mismos que en el partido. Sálvese el que pueda.

DOS FASES DE LA BATALLA

La batalla es feroz. La primera fase consiste en asaltar un escaño en el Parlamento andaluz. La segunda, en controlar el partido desde el más que posible último reducto de poder institucional y de recolocación de cargos tras el 25M, la Diputación. Esta singular  condición de Alcázar socialista de la Corporación Provincial ha acabado confiriendo a su titular, Fernando Rodríguez Villalobos, un poder orgánico que ha sobrepasado con creces el que le otorgaba su título meramente honorífico de presidente de los socialistas sevillanos.
El propio Viera ha reconocido que entre la militancia se había extendido la idea de que en el PSOE local ejercían en realidad tres secretarios generales, cada uno apoyado por diferentes tribus: él mismo, Villalobos y Susana Díaz, la secretaria de Organización regional y que ha pasado de ser su mano derecha en la organización provincial a querer liquidarlo políticamente.

DISTANCIARSE DE ZAPATERO

Si en el PSOE sevillano se piensa ya más en clave personalista es porque las últimas encuestas conocidas varios días antes del cónclave socialista en que Viera arrojó la toalla auguran, incluso sin recoger todavía el efecto de estas disputas entre el electorado,  un ‘tsunami’ del PP que se va a llevar por delante al partido del puño y la rosa no sólo en toda Andalucía, como en las generales de noviembre, sino también en el metafórico Ararat donde siempre ha encontrado refugio la nave socialista incluso en las peores tormentas: Sevilla.
Griñán convocó elecciones separadas en Andalucía y las fijó cuatro meses después de las generales con el objetivo de que la desastrosa gestión/negación  de la crisis por Zapatero no le arrastrara en el inevitable  naufragio que se avecinaba. Y, asimismo, con la esperanza de que las inevitables, impopulares y dolorosas medidas de ajuste económico ‘impuestas por Bruselas a Rajoy provocaran un rechazo que se expresara en forma de voto de castigo en las urnas y le permitiera al PSOE el mantenimiento de la Junta de Andalucía.

MINIMO DESGASTE

Sin embargo, el barómetro del CIS divulgado siete días antes de la dimisión de Viera demuestra que pese a la subida del IRPF y del IBI, la moratoria de un año en las ayudas a la dependencia y restantes medidas del primer gran recorte del nuevo Gobierno, el PP apenas ha sufrido erosión entre el electorado y que el PSOE sólo ha podido reducir en dos puntos la ventaja con que Rajoy ganó las elecciones el 20 de noviembre. Los socialistas todavía están a 14,7 puntos del PP en intención de voto en todo el país.
Tan sólo tres días más tarde, en la antevíspera de la reunión del Comité Provincial del PSOE sevillano, el Capdea divulgó los datos provincializados del sondeo realizado en diciembre y que revelan  que, por primera vez en la historia, el PP ganaría también en la provincia de Sevilla además de cosechar una holgada mayoría en el conjunto de Andalucía (47% frente al 37,6%). En la tierra de Felipe González y Alfonso Guerra, el sondeo atribuye al PP el 32,3% de los votos, frente al 25,1% del PSOE y, además, revela que el 60% de los sevillanos creen en la victoria de los populares, frente a sólo un 22% que aún confían en un triunfo socialista en nuestra provincia.

SEVILLA TAMBIÉN CAE

Y en tan sólo un lapso de cuatro días, otro sondeo, esta vez de NC Report, venía a coincidir en lo esencial con el de Capdea al otorgar al PP en el conjunto de Andalucía un 47,4% de intención de voto frente al 34,2% del PSOE, con una atribución de 57 escaños frente a 41. La presumible debacle socialista se traduciría en Sevilla en la pérdida de cuatro escaños, al pasar de once a siete diputados. En 30 años de elecciones autonómicas, el partido que ha conseguido al menos un 47% de los votos (caso del PSOE en 1986) ha logrado la mayoría absoluta en el Parlamento regional, habida cuenta de que la ley D´Hont prima siempre las listas más votadas.
La guerra librada en Sevilla entre por ocupar el séptimo puesto de la lista electoral (Carmelo Gómez o Celis, siendo finalmente éste) demuestra que el propio PSOE asume la validez de estos sondeos y, por tanto, su derrota ya no sólo en Andalucía, sino también en su feudo por antonomasia.
Por eso denunció Viera que ya hay gente que antepone “el interés de su familia al interés del partido y a su propia dignidad”.

Trío

El resucitado y, casi sin solución de continuidad, él solito (Elena Valenciano dixit) dimitido al frente del PSOE de Sevilla, José Antonio Viera, ha denunciado -a buenas horas- que en el partido se estaba instalando la idea de que había tres secretarios provinciales: él mismo, el presidente de la Diputación Provincial (“invitado”, según Toscano, por Viera a presidir de forma meramente honorífica la Ejecutiva),  Fernando Rodríguez Villalobos, y la secretaria de (Des)Organización del PSOE andaluz y antigua mano derecha suya, Susana Díaz. Aunque, tal como ha subrayado Viera, el único elegido de forma democrática por la militancia en un congreso provincial era él, la constitución -por la fuerza de los hechos o  tras el escándalo de los ERE-  de este ‘ménage à trois’ político ha provocado que el partido acabe saltando  por los aires. Decía Giovanni Bocaccio en uno de sus relatos del Decamerón que en un corral puede haber numerosas gallinas, pero no más de un gallo. De lo que se infiere que en el PSOE sevillano deben leer menos a Tony Judt y más a los clásicos.

Dimisionario

Una de las leyendas negras de España, tan negra como las que levantan los guiñoles de Canal+ Francia sobre nuestros deportistas, es que aquí no dimite nadie y que ni con agua hirviendo se puede despegar a un carguillo de su sillón. La prueba de que no es más que eso, una leyenda, es Viera. O será que el resucitado y autoenterrado en sólo siete días es la excepción que confirma la regla, porque el ya ‘ex’ del PSOE local tiene un largo historial de espantadas y de tirarse al callejón. Primera dimisión, que recuerde: como delegado del Gobierno para dar el (a)salto al PSOE de Sevilla. Segunda: Viera ‘el breve’ le da con la puerta del Ayuntamiento en las narices a Monteseirín y abandona como concejal sin tiempo ni para calentar la silla. Tercera: se larga de Cartuja 93 para quedarse en el Parlamento andaluz. Cuarta: se va del PSOE de Sevilla cinco minutos antes de que lo eche Susana, sin respeto para esas canas. Ahora sólo le falta dimitir como diputado si la juez Alaya lo empura por los ERE, pero en tal hipótesis sospecho que se acabaría su carrera dimisionaria.

Ojo clínico

El resucitado Viera, que fue quien lo puso de alcaldable, divulgó que su ya exprotegido Espadas le había dicho que iba a dar su voto a Rubalcaba en el congreso del PSOE. Pero en las vísperas, el portavoz municipal socialista se pasó con armas y bagaje al bando de Carmeli Chacón y se retrató como su palmero en la famosa foto de la Buhaira. Dijo Juan que dio su apoyo a la oriunda de Olula porque “conecta mejor con la imagen de renovación que debe transmitir el PSOE”. ¡Qué gran ojo clínico!, porque resultó que el partido, donde se cuecen las habas y los cargos, conectaba mejor con Rubalcaba. Y Espadas, con esos pelos, sin enterarse. Quizás porque como se rodeó de una cohorte de independientes, alguno de los cuales ya ha volado del palomar,  se trata poco con las bases y no capta, como Alfonsito R.G. Celis, por dónde sopla el viento, que no era de cambio precisamente. A Espadas se le nota demasiado que pisa poco el fango y que, contrariamente a su apellido, no se pone el cuchillo en la boca porque es un político de moqueta. De la moqueta de la Junta de Andalucía.