Resguardan a los olivos jóvenes de depredadores, el calor y el viento, a partir de biomaterial vegetal, biodegradable y compostable, que tras cumplir su función se descompone y enriquece el suelo
Hoy (12 septiembre 2025) se han anunciado los ganadores nacionales de James Dyson Award 2025. El galardón, dirigido a jóvenes estudiantes y coordinado por la Fundación James Dyson, tiene como objetivo impulsar e inspirar a la próxima generación de ingenieros y diseñadores a crear tecnologías que resuelvan problemas reales de la sociedad. En esta edición 2025, James Dyson Award ha premiado en la fase nacional a un proyecto ganador, Haptika, y a dos finalistas, entre ellos INARI centrado en sostenibilidad y medio ambiente.
España es el principal productor mundial de aceite de oliva. Con más de 2,7 millones de hectáreas de olivar y una producción anual cercana a los 17 millones de toneladas, se trata de una industria clave para la economía, el paisaje y la cultura del país. Sin embargo, esta producción también genera una gran cantidad de residuos. Uno de los más abundantes es el hueso de aceituna: por cada tonelada de aceite, se generan entre 2 y 3 kilos de hueso, lo que se traduce en unas 510.000 toneladas anuales sólo en España.

Residuos generados por el olivar
Al mismo tiempo, los agricultores necesitan protectores que resguarden a los olivos jóvenes de depredadores, el calor y el viento, pero los sistemas tradicionales son difíciles de mantener y suelen estar hechos de plásticos no biodegradables, con lo que aumenta el impacto ambiental.
De familia andaluza dedicada a la agricultura, sobre todo al cultivo de olivos y cultivos en invernaderos, Alex Zambudio, estudiante de ESDI-Universidad Ramón Llull y creador de INARI, señala: “Gracias a mi experiencia directa, tuve la oportunidad de conocer de primera mano los retos que afronta este sector: el uso de materiales poco sostenibles, la acumulación de residuos y la necesidad de soluciones más eficientes para proteger las plantaciones jóvenes. Esta conexión personal con el campo fue clave para decidir que mi proyecto debía centrarse en la industria agrícola, y en particular, en el olivar”.
El proyecto INARI desarrolla protectores para olivos jóvenes, que en sus primeros años necesitan resguardo frente a depredadores y fenómenos climáticos como granizo, viento o lluvias intensas. Los protectores actuales, de plástico, se rompen con facilidad y generan contaminación en los olivares.

Los protectores ecológicos para olivos jóvenes desarrollados por INARI
INARI propone una alternativa fabricada con un biomaterial vegetal, biodegradable y compostable, que tras cumplir su función se descompone y enriquece el suelo. De este modo, el residuo de la industria del aceite se transforma en un recurso agrícola, cerrando un ciclo circular que combina protección, sostenibilidad y adaptación a las necesidades del sector.
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