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Espadas cuestiona ahora un rascacielos de 116 metros en el puerto de Málaga cuando no se opuso a la torre Pelli, de 180 metros, en Sevilla

Se alinea con un informe negativo del Ministerio de Cultura, que sin embargo se inhibió en el rascacielos de la Cartuja

Una de las noticias del verano de 2021 ha sido la ruptura de facto, si es que alguna vez existió, del eje Sevilla-Málaga tras el apoyo público del alcalde sevillano y nuevo líder del PSOE(A), Juan Espadas, a un informe del Ministerio de Cultura del Gobierno del socialista Pedro Sánchez contrario al proyecto de una torre de 116 metros en el puerto de Málaga y que cuenta con el beneplácito del alcalde malagueño, Francisco de la Torre (PP). Éste, con razón, le ha reprochado a Espadas que no pusiera en su momento reparos a la torre Pelli, impulsada por Monteseirín (PSOE) en la isla de la Cartuja de Sevilla pese a medir 180 metros, 64 más que el proyectado rascacielos malagueño.

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Icomos (Unesco) ya alertó en 2008 sobre la desprotección de la avenida de La Palmera que ha permitido las moles universitarias

Pidió a la Consejería de Cultura que corrigiera el grave error de delimitación existente, al igual que en la Buhaira y Pagés del Corro

Recomendó al Ayuntamiento que incorporara la Torre del Oro, la Casa de la Moneda y los Venerables al Patrimonio de la Humanidad

El Comité Español del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos), organismo no gubernamental asociado con la Unesco en la protección del Patrimonio Mundial, emitió en 2008 un demoledor informe sobre el proyecto de construcción de la torre Pelli en la isla de la Cartuja, en el que también alertó de las deficiencias patrimoniales de Sevilla, como las que han propiciado la destrucción de la tipología tradicional de la avenida de La Palmera con moles universitarias al amparo del PGOU de Monteseirín.

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Torre Pelli de Málaga versus Torre Pelli de Sevilla

Más de 11.600 malagueños han firmado contra el proyecto de un rascacielos en su puerto

Trescientos intelectuales de toda España se han adherido al manifiesto opositor a la torre malagueña, entre ellos los sevillanos Emilio Lledó, Isaac Rosa, Benito Zambrano y Margarita Aizpuru

La plataforma sevillana ‘Túmbala’ contra el rascacielos en la isla de la Cartuja también consiguió el apoyo de centenares de intelectuales, encabezados por el escritor Juan Goytisolo

El Colegio de Arquitectos de Málaga se ha opuesto desde el principio al rascacielos portuario; el decano del colegio sevillano se limitó a decir que la torre Pelli tenía un impacto «contundente»

Casi seis años después de la inauguración en Sevilla de la popularmente conocida como torre Pelli, el rascacielos de 180,5 metros de altura erigido en la isla de la Cartuja por Cajasol y rematado por La Caixa al coste de al menos 325 millones de euros, en Málaga se vive otra situación parecida con un proyecto similar: la denominada torre del Puerto.

En el año 2016, la Autoridad Portuaria de Málaga, presidida por Paulino Plata (ex consejero de Cultura de la Junta de Andalucía), convocó un concurso para la construcción en suelos del dique de Levante de un complejo hotelero y comercial que promovía el grupo Al Bidda (vinculado al fondo soberano de Catar), operando bajo la marca Andalusian Hospitality II, con una edificabilidad de 43.515 m2.

El concurso fue ganado por el estudio de arquitectura Seguí, el cual planteó un rascacielos de al menos 135 metros de altura como sede de un hotel de cinco estrellas gran lujo.

Proyecto inicial de rascacielos de al menos 135 metros de altura para hotel de gran lujo en el puerto malagueño

El proyecto suscitó de inmediato en Málaga una gran polémica, en la que se utilizaron argumentos similares a los que conocimos en Sevilla hace un decenio con motivo del rascacielos (popularmente conocido como torre Pelli, por César Pelli, el arquitecto argentino que lo diseñó) que en la Cartuja impulsó el Ayuntamiento gobernado por Monteseirín a través de Cajasol (luego absorbida por La Caixa): según la Autoridad Portuaria malagueña, la torre se convertirá en el “nuevo icono visual de la panorámica marítima” y traerá grandes beneficios a la ciudad.

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El padre del Movimiento Moderno repudia las Setas de Monteseirín

El Colegio de Arquitectos de Sevilla dedicó durante la Semana de Arquitectura de 2018 un capítulo especial a la antigua comisaría de la Gavidia, obra del arquitecto Ramón Montserrat Ballesté, por su relevante papel en el Movimiento Moderno arquitectónico. Por esa razón colocó una placa en la fachada del edificio.

La antigua comisaría de la Gavidia

El Instituto de Patrimonio Histórico de Andalucía (IAPH) califica el inmueble que diseñó Ramón Montserrat (construido entre 1961 y 1962) como “ejemplo destacado de la apertura de la arquitectura española a corrientes llegadas desde Europa Occidental y los Estados Unidos, y en especial de la revisión de los presupuestos de la modernidad, que se produjo a partir del Congreso Internacional de Arquitectura Moderna (CIAM) celebrado en Dubrovnik en 1956, así como la influencia de arquitectos como Arne Jacobsen y Eliel Saarinen”. 

https://guiadigital.iaph.es/bien/inmueble/22019/sevilla/sevilla/jefatura-superior-de-policia

La antigua comisaría figura en prestigiosos registros y estudios en materia de patrimonio contemporáneo andaluz, español y mundial. No cabe duda, por tanto, de que Ramón Montserrat fue el introductor de la Modernidad arquitectónica, hace ahora 60 años, en Sevilla, muchísimo antes de que Monteseirín y su valido, Marchena, cayeran en el delirio de creer que habían sido ellos quienes habían incorporado la ciudad al mundo contemporáneo con la torre Pelli (en su ignorancia no sabían que el primer rascacielos se construyó en 1884, más de un siglo antes que el de la Cartuja) y las Setas de la Encarnación. Éstas, el faraónico icono, a un coste superior a los 120 millones de euros, del mandato municipal monteseirinesco.

Monteseirín, presumiendo de sus Setas en la Encarnación

A sus más de 90 años de edad, Ramón Montserrat ha concedido una entrevista a ABC

https://sevilla.abc.es/sevilla/sevi-ramon-montserrat-peor-para-centro-sevilla-fueron-planes-60-80-202004100720_noticia.html

En la que al referirse a la Exposición Universal de 1992 dice que “desde el punto de vista social abrió Sevilla al mundo, pero arquitectónicamente no fue demasiado interesante”.

Según Montserrat, “antes siempre quedaba un recuerdo de las exposiciones universales, como la torre Eiffel en París o el Palacio de Cristal en Londres. En el 29 -añade- fue la Plaza de 

España y América, y en el 92 no había, razón por la que de ahí salieron dos cosas, ya que se tenían que inventar algo: las Setas y la torre Pelli. Se requería a nivel político, porque a nivel de la sociedad ya no le daba importancia nadie. Las Setas -concluye- me parece un despropósito”.

Un despropósito que ha costado a Sevilla, una ciudad con seis de los barrios más pobres de España y con más de cien mil sevillanos viviendo en riesgo de exclusión social, una cantidad superior a los 120 millones de euros.

Ramón Montserrat Ballesté

Así pues, el padre de la arquitectura Moderna en Sevilla, poco sospechoso de rancio, ha tumbado la falacia acuñada por Monteseirín, Marchena y sus agradaores de que las Setas son el símbolo de la modernidad en la capital de Andalucía y de que quienes las critican son unos retrógrados, unos carcamales representativos de la Sevilla conservadora, tradicional y casposa.

Parafraseando al gran poeta sevillano Gustavo Adolfo Bécquer podríamos contar de Monteseirín:

¿Qué es un rancio?, dices mientras clavas sobre nuestras pupilas tu pupila pseudorroja.

¿Qué es un rancio? ¿Y tú nos lo preguntas? Rancio…. Eres tú.

Incoherencias

El PP propone una macrosede municipal tras haber rechazado una idea de Espadas en tal sentido hace dos años

La propuesta es una variante de la diseñada por Carbajal en la Cartuja para Urbanismo y Emvisesa en 2007

 

El portavoz del PP en el Ayuntamiento de Sevilla y candidato a la Alcaldía, Beltrán Pérez, ha presentado lo que ha calificado como su “primera gran propuesta de corte electoral”, fruto -ha dicho- del trabajo de su ampliado Consejo de Ciudad, ese órgano asesor compuesto por medio centenar de profesionales con la misión de dotar de contenido al programa del partido para las municipales.

La gran propuesta de Pérez consiste en unificar en un “edificio de vanguardia dotado de tecnologías y avances de última generación” las veintisiete sedes municipales dispersas por la ciudad y dejar las históricas Casas Consistoriales de la Plaza Nueva únicamente para la celebración de actos institucionales  y “usos ciudadanos de excelencia”.

Según la idea de las eminencias grises del alcaldable del PP, la sede municipal unificada se construiría en el sitio de la Cartuja cercano a la torre Pelli y ocupado por las caracolas de la Gerencia de Urbanismo desde la finalización de la Expo-92. Beltrán Pérez ha tirado del PGOU para recordar que allí el Ayuntamiento cuenta con 38.324 m2 edificables para usos terciarios, con una altura máxima de seis plantas y con 10.873 m2 de espacios libres.

En el “edificio de vanguardia” se podrían concentrar 2.100 empleados municipales, se construiría en el plazo de cinco años con un coste de unos 53 millones de euros y su diseño sería fruto de un concurso internacional de ideas. La factura se pagaría con recursos propios del Ayuntamiento, el dinero ingresado por la venta de propiedades municipales, subvenciones de la Unión Europea y préstamos bancarios ya concedidos (para otros objetivos, se entiende) y aún no utilizados por la Corporación Municipal.

 

Aparte de que cuando surge la palabra “vanguardia” hay que echarse a temblar porque es la justificación para que los arquitectos-estrella diseñen sus sueños faraónicos, o los de los políticos, a costa (habría que decir más bien sobrecostes) de los contribuyentes, y a las Setas de la Encarnación me remito, la supuesta original idea, que no es tal sino un poco antigua, de Beltrán Pérez y de sus cabezas pensantes supone una incoherencia política.

 

PLAZA NUEVA

 

Y es que el grupo Popular municipal que ahora lidera Pérez ya rechazó en noviembre de 2016 , en un Pleno municipal extraordinario, una propuesta de corte similar pero a coste mucho más barato que presentó Espadas. Consistía en comprarle a la Junta de Andalucía el edificio de la Consejería de Gobernación, sito en la Plaza Nueva, con ese mismo fin de concentrar las sedes municipales dispersas por la ciudad.

La idea del alcalde era empezar comprando a la Junta el 35% del inmueble de Gobernación (2.934 m2 de un total de 8.383 m2 construidos) por 6.080.000 euros y alquilarle los dos tercios restantes con opción de compra en el futuro. Según Espadas, con la compra de ese tercio el Ayuntamiento se ahorraría 5,7 millones de euros en nueve años respecto del precio que habría que pagar por un alquiler.

Además, la Junta estaba dispuesta a incluir en la operación sin coste adicional un edificio trasero que había comprado en tiempos para ampliar la Consejería y como el Ayuntamiento disponía de la sede de Emvisesa en la calle Bilbao al final se podía encontrar con cuatro inmuebles en el área de la Plaza Nueva (las Casas Consistoriales, la sede de Gobernación, su anexo y la sede de Emvisesa) donde concentrar los servicios y funcionarios municipales.

 

La propuesta de Espadas fue rechazada con el voto negativo del PP, el cual argumentó que “no era una prioridad” para Sevilla sino “una prioridad impostada”. El entonces portavoz, Gregorio Serrano, dijo que mientras se hacía ese planteamiento de gasto (6 millones de euros), el patrimonio “se sigue cayendo a pedazos”, por lo que a su juicio era mejor redirigir el dinero a asuntos sociales, un plan de empleo propio o el arreglo de calles.

 

Si para el PP no era una prioridad hace poco más de dos años gastarse 6 millones de euros en unificar las oficinas municipales, ¿cómo pretende ahora justificar Beltrán Pérez un gasto de al menos 55 millones para ese mismo fin y allende el río, ni siquiera en el Centro?

 

SATURACIÓN

 

En julio de 2018, cuando se preveía la apertura del centro comercial vinculado al rascacielos de la Cartuja para septiembre de dicho año, Beltrán Pérez auguró un “colapso de tráfico”. El alcaldable del PP ofreció una rueda de prensa en la que dijo que con el rascacielos ya prácticamente a pleno funcionamiento el circuito vial de este entorno, que acoge el tráfico de entrada a Sevilla desde la A-49 y el sector Norte de la cornisa del Aljarafe “está ya a punto de colapsar”, máxime tras el previsible impacto de las “decenas de miles de ciudadanos” que atraerá el nuevo centro comercial de los edificios Podio. Así pues, Beltrán Pérez concluyó augurando “atascos monumentales en la zona”.

Si el alcaldable del PP temía el colapso del tráfico por exceso de coches y de personas en el entorno del rascacielos, ¿con qué argumento puede justificar erigir allí, tras cinco años de obras, un macroedificio municipal con al menos 2.100 funcionarios al que tuvieran que acudir a diario los sevillanos y las empresas a arreglar cualquier papeleo, contribuyendo así a saturar aún más aquel entorno?

 

EL CONCURSO

 

Por último, la idea de Beltrán Pérez de construir una macrosede en la Cartuja no es nueva ni original. Es una variante ampliada de la propuesta de unificar las sedes de la Gerencia de Urbanismo y de Emvisesa, que se lanzó hace doce años. En 2007, el gobierno de Monteseirín convocó ese concurso de ideas arquitectónico del que habla Pérez, un concurso que ganó el arquitecto sevillano José Antonio Carbajal y al que también se presentaron, entre otros, Guillermo Vázquez Consuegra, Cruz y Ortiz y Francisco Torres.

 

Según los detalles revelados por el entonces vicealcalde, Emilio Carrillo (aunque se pueden consultar en el portal en Internet del propio estudio de arquitectura: http://www.estudiocarbajal.com/es/nueva-sede-para-la-gerencia-de-urbanismo-y-emvisesa/ ), el diseño ganador del concurso consistía en un edificio de planta cuadrada, articulado mediante una sucesión de patios interiores y exteriores y que se remataría con hormigón blanco teñido, acero lacado y grandes planchas solares orientables a modo de celosías.

 

Con una edificabilidad de 40.000 m2 (23.000 sobre rasante), dispondría de 11.000 m2 de oficinas para los 600 empleados de Urbanismo y de Emvisesa y se dejaría reserva de espacio para un incremento de personal del 25%. La faraónica idea del gobierno local entonces era la de gastarse 70 millones en la obra y financiarla con los 100 millones que pensaba obtener por la venta, en plan cuento de la lechera, del edificio de Emvisesa en la calle Bilbao y de la parcela de las caracolas de la Expo.

 

FIN DE LA BURBUJA

 

Sin embargo, estalló la burbuja inmobiliaria y aquellos planes se fueron al traste. El Consistorio  pensó a continuación en una colaboración público-privada como solución: cedería el suelo a una constructora para que ésta levantara el edificio a cambio de pagarle luego un alquiler por ocuparlo, en línea con lo hecho por la Junta de Andalucía para su macrosede en la avenida de Grecia, en el barrio de Los Bermejales. Posteriormente inclusó pensó en instalar las oficinas de los funcionarios en el rascacielos de la Cartuja.

Finalmente nada se materializó y el PP denunció que el Ayuntamiento acabó pagando 1,6 millones de euros (1,1 millones a Carbajal y el resto a los cuatro arquitectos finalistas en el concurso de ideas) por el proyecto de sede urbanística unificada para al final dejarlo arrumbado en un cajón de la Gerencia.

Así pues, la factoría de pensadores le ha colocado a Beltrán Pérez una idea más bien de segunda mano por la que habría que ver si no tendría que pagarle el “copyright” a Monteseirín, tan propenso a aquel tipo de megalomanías arquitectónicas. Se agradecería que para la próxima ocasión fueran un poco más originales.

‘Boom’ sin empleo

Ni con el récord turístico de este verano ni con el nuevo centro comercial en la Cartuja se ha creado empleo en Sevilla

El sector Servicios pierde puestos de trabajo pese a los 2.000 creados en los 60 locales al pie del rascacielos

 

El verano, al contrario de lo ocurrido en el conjunto de España, ha supuesto para Sevilla (meses de julio y agosto) un nuevo incremento turístico (+ 3,6%), con más de medio millón de visitantes que se alojaron en establecimientos reglados (hoteles y apartamentos)  y que hicieron 1.048.350 pernoctaciones. La estadística, como es obvio, no refleja el número de turistas que prefirieron quedarse en pisos turísticos no registrados oficialmente. La estancia media ha sido de 2,08 días, con lo que se superó esa cifra que recuerdo se ponía como meta en el sector hace más de  un cuarto de siglo, tras la celebración de la Exposición Universal de 1992.

La diferencia fundamental es que esa marca se ha conseguido con mucho mayor número de establecimientos que entonces, prácticamente el doble, ya que ahora mismo, y todavía sin materializarse los numerosos proyectos hoteleros anunciados en los últimos meses, tenemos en la ciudad 210 hoteles de todas las categorías, con un total de 21.378 plazas de alojamiento. A esta oferta hay que unir 1.286 apartamentos registrados como turísticos, que añaden 4.635 plazas más. En total, 26.013 plazas, cuya ocupación media en el mes de agosto ha sido del 70,28%.

 

TEMPORADA BAJA

 

Hay que volver a hacer un ejercicio de memoria para recordar los cercanos tiempos en que julio y agosto eran considerados los meses de la temporada baja en Sevilla debido a las elevadas temperaturas estivales y en los que los hoteleros se daban con un canto en los dientes si lograban una tasa de ocupación en torno al 50%. Con tener la mitad del hotel ocupado en los meses del calor ya estaban más que satisfechos.

Sin embargo, de unos años a esta parte, el verano y el calor no han sido óbice para frenar la afluencia de turistas a Sevilla, quizás porque el cambio climático está elevando las temperaturas en todas partes y nuestros visitantes ya están descontando ese efecto en lo que a nuestra ciudad se refiere.

El ‘boom’ turístico del verano se ha reflejado en todos los indicadores: más de dos millones de pasajeros han pasado por el aeropuerto de San Pablo (un espectacular crecimiento de casi el 26% en comparación con el mismo periodo del año anterior); 1.391.124 visitantes por  la catedral (+6,64%) y 1.268.075 por el Real Alcázar (+6,89%).

La previsión es acabar el año con al menos 2,5 millones de turistas. Si con estas cifras el centro aparece repleto de gente en muchas ocasiones, cabe imaginar cómo estará de colapsada una pequeña ciudad como Venecia, con sus limitaciones geográficas, la cual recibe más de 30 millones, razón de la denominada “turismofobia” que allí ha surgido, al igual que en otras urbes europeas.

Recuérdese que el gobierno de Espadas habló de encargar un estudio sobre el impacto del turismo en Sevilla y nuestra capacidad real de acogida de turistas, aunque de momento sigue sin saberse nada al respecto.

 

CENTRO COMERCIAL

 

Apenas instalados oficialmente en el otoño, aunque climatológicamente hemos seguido en el verano hasta ahora por las altas temperaturas, a finales de septiembre se inauguró el complejo comercial situado a los pies del rascacielos de la isla de la Cartuja, originalmente conocido como torre Pelli, por el apellido del arquitecto argentino que lo diseñó..

Aunque los sevillanos se dejan arrastrar fácilmente por cualquier novedad, los datos difundidos sobre la afluencia al centro comercial allende el puente del Cristo de la Expiración son auténticamente espectaculares: 61.000 personas acudieron allí el día de su inauguración (una cantidad equivalente prácticamente a la undécima parte de toda la población de Sevilla capital) y más de 350.000 en la primera semana de funcionamiento, lo que significa una media de 50.000 visitantes diarios.

Si se mantuviera este ritmo, el balance anual sería de 18.250.000 personas, cuando los cálculos iniciales daban una estimación de 8 millones.

Con motivo de la apertura se ofrecieron algunas cifras sobre el rascacielos y su centro comercial, cuyo coste conjunto total para Caixabank, la entidad propietaria tras la absorción de la sevillana Cajasol, ha ascendido a 320 millones de euros.

 

En los edificios Podio, sitos al pie de la torre, se han instalado 60 tiendas de todo tipo, incluidos locales de restauración, que dan empleo a más de 2.000 personas.

 

BALANCE NEGATIVO

 

Con un verano de récord turístico y con un nuevo centro comercial con tales niveles de contratación y de tiendas como la irlandesa Primark, que actúa de locomotora de todo el complejo, habría sido de esperar un estupendo mes de septiembre para el empleo en Sevilla capital. Sin embargo, no ha sido así: el paro volvió a subir, al pasarse de 70.484 desempleados en agosto a 70.732, con un balance de 248 desocupados más y la confirmación de que desde el estallido de la crisis económica en el año 2008 el paro todavía no ha descendido en nuestra ciudad en septiembre, situación que se prolonga ya un decenio.

 

Podría pensarse que ha subido el paro en el resto de sectores económicos, pero no en el de los Servicios, donde se engloban la hostelería, los hoteles y el comercio, actividades “a priori” más beneficiadas por el ‘boom’ turístico y por la inauguración del nuevo complejo comercial en la isla de la Cartuja, con esos 2.000 nuevos empleos en sus 60 tiendas.

 

Pues tampoco. Si en agosto había 50.727 parados en el sector Servicios, en septiembre ya eran 50.862, es decir 125 más, la mitad prácticamente del total de nuevos parados del mes pasado.

 

La conclusión es inquietante: si ni siquiera con la coincidencia de un ‘boom’ turístico y la inauguración de un gran complejo comercial se crea empleo neto en Sevilla en el balance del mes, entonces se demuestra una vez más que nuestro actual modelo económico carece de suficiente fuerza para mantener una mayor tasa de ocupación y que es necesaria una mayor diversificación apostando por otros sectores, pero en lontananza no se divisa alternativa alguna que haga concebir esperanzas de cambio.

La posverdad de Zoido

El ministro, detractor inicial de la Torre Sevilla, se presenta ahora como su paladín

Fue él quien escribió a la Junta y al Gobierno sobre la indemnización por la anulación de la licencia

 

Juan Ignacio Zoido ya no sabe qué hacer con tal de prolongar sus habituales estancias de fin de semana en Sevilla, al igual que en su tiempo hacía Javier Arenas cuando estaba en el Gobierno de la nación. El pasado lunes presidió y protagonizó el acto de inauguración de unas oficinas de la empresa Deloitte en el rascacielos de la Cartuja, rebautizado oficialmente como Torre Sevilla y que popularmente sigue siendo conocida como Torre Pelli por el nombre del arquitecto argentino que diseña casi siempre la misma pero con algunas variantes, de ahí que se pudiera intercambiar perfectamente con la Torre Iberdrola, de Bilbao, y no se notaría en demasía la diferencia.

Parafraseando el título de la película de Fernando Colomo, hay que preguntar qué hacía todo un ministro del Interior en un sitio como ése, ya que Deloitte es una consultora con cinco ramas de actividad (consultoría, fiscalidad, asesoría jurídica, asesoría financiera y auditoría) y ninguna de las mismas está vinculada a la seguridad o el orden público, por lo que ese acto de carácter privado habría correspondido en todo caso y en un ejercicio de licencia política al ministro de Economía, al de Hacienda o en último extremo al de Justicia, pero no a Zoido.

Sin embargo, ya es conocida en nuestros lares la propensión del ex alcalde a cortar todo tipo de cintas inaugurales y a aparecer allí donde se le reclame, sea conveniente o inconveniente para su imagen y su cargo, habida cuenta su natural inclinación a decir sí a todos para tratar de no quedar mal con nadie, aun a riesgo de ser él quien quede de forma inapropiada para sí mismo.

CAMBIAR EL PASADO

Aprovechando que el Guadalquivir pasaba por Sevilla y al pie mismo del rascacielos, Zoido hizo con la torre un ejercicio de ese neologismo declarado como palabra del año por el Diccionario de Oxford pero aún no reconocido por el de nuestra Academia de la Lengua: un ejercicio de “posverdad” o, como lo calificó Espadas, de reescritura de la historia.

Frente a los hechos objetivos recogidos en las hemerotecas de que el hoy ministro fue un detractor de la Torre Pelli (hoy Torre Sevilla) y de que incluso se mostró partidario de pararla cuando tan sólo se habían levantado unas cuantas plantas de la misma en caso de que llegara, como llegó, a la Alcaldía, Zoido ha retorcido ahora el pasado para presentarse como un converso e incluso un paladín del rascacielos, al margen de cualquier “pecado original”.

En su parlamento en el acto de Deloitte, Zoido afirmó que “hubo un momento en que tuve que decidir, porque había quien decía que la Torre Sevilla había que tirarla”. El ministro habla de terceras personas, como si no hubiera sido él mismo quien cuando se hallaba en la oposición y/o en su campaña hacia la Alcaldía no se hubiera alineado con quienes eran partidarios de tumbar el rascacielos por entonces aún en ciernes con tal él de arañar votos donde fuera para erigirse en el sucesor de Monteseirín en la Casa Grande.

Añadió Zoido que él acudió a San Petersburgo “a pelear con uñas y dientes y con argumentos sólidos la permanencia de los monumentos del casco histórico como Patrimonio de la Humanidad y también que la Torre Sevilla fuera una auténtica realidad, puesta al servicio del crecimiento y la seguridad jurídica que supone invertir en Sevilla; y -aseveró- lo logramos”.

ECONOMÍA

¿Al servicio del crecimiento económico? Pero si hace siete años declaró en un foro periodístico lo siguiente sobre la torre: “Me parece un proyecto que, hoy por hoy, no tiene viabilidad económica”.

Y ya que Zoido estuvo en las oficinas de Deloitte, es el momento de recordar el estudio que en marzo del año 2009 hizo esta consultora para Cajasol, la promotora inicial del rascacielos, sobre el impacto económico que iba a tener el inmueble, un auténtico cuento de la lechera: con su construcción -decía- se iban a crear más de 4.000 empleos en Sevilla; en su primer año de funcionamiento (se cumple ahora en febrero) iba a generar más de 561 millones de euros (es decir, casi tanto como toda la Feria de Abril) y 11.327 puestos de trabajo; en el segundo año, 795 millones de euros y 16.106 empleos, y en el noveno año, 1.351 millones de euros (dos veces la Feria) y 27.910 empleos.

Habrá que preguntarse en qué se basó Deloitte para hacer tal ejercicio de economía-ficción.

 

SEGURIDAD JURÍDICA

La tercera línea argumental de Zoido en su reescritura de su posición sobre la torre ha sido la de erigirse en el valedor de la seguridad jurídica, con estas palabras: “las Administraciones tienen que ser salvaguarda de la seguridad jurídica para generar confianza en los inversores. Yo he procurado guiarme cada vez que he ocupado un puesto por el sentido común, la razón y la ley…. Mi obligación era salvaguardar la legislación vigente y los legítimos intereses de unos promotores que habían confiado en una legislación y que en base a las licencias legalmente concedidas habían iniciado su proyecto. Habría sido una irresponsabilidad -añadió- si paraba la obra, que reunía todos los permisos, como si no hubiera impedido que Sevilla perdiera la condición de Patrimonio de la Humanidad”.

¡Pero si Zoido puso en duda antes de acceder a la Alcaldía la validez de la licencia urbanística otorgada por Monteseirín a la torre! Item más, tan sólo tres meses después de ser elegido alcalde envió sendas cartas a los entonces presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, y la ministra de Cultura, Angeles González Sinde, para plantearles quién tendría que asumir las indemnizaciones en caso de que la licencia de obras del rascacielos se revisara o se anulara.

¿Y quién, sino él como alcalde, planteaba la posibilidad de la revisión o anulación, esa que seis años después ha negado en las oficinas de Deloitte?

 

PRECEDENTES

Por más que Zoido haya acuñado su posverdad sobre la torre y cambiado de discurso, las actuaciones de sus predecesores al frente de la Alcaldía demuestran que en Sevilla ha sido posible paralizar grandes proyectos urbanísticos por razones políticas, independientemente de las jurídicas.

Rojas Marcos frenó la denominada torre cilíndrica, proyectada por Pérez Escolano en la Plaza de Armas, aunque para ello tuvo que compensar a los promotores con mayor edificabilidad en la construcción de un hotel en la Buhaira.

Monteseirín liquidó el proyecto de sede administrativa para el Ayuntamiento que en el Prado de San Sebastián diseñó Rafael Moneo cuando Soledad Becerril era alcaldesa, pese a que la constructora Dragados le amenazó con pedir una indemnización multimillonaria en los tribunales, del mismo modo que amenazaban con hacer los promotores de la hoy Torre Sevilla.

Zoido, con sus 20 concejales y su mayoría absolutísima, no tuvo la misma determinación que Rojas Marcos y Monteseirín pese a haber militado en las filas de los detractores del rascacielos de la Cartuja, y ahora quiere pasar por su gran paladín.

Como en el soneto de Miguel de Cervantes, y en tantas ocasiones durante su mandato como alcalde, en el caso de la Torre Sevilla, antes Pelli, Zoido “miró al soslayo, fuese y no hubo nada”.

Torres de 70 metros en Cruzcampo

El Plan Especial de Reforma Interior (PERI) de los terrenos de la antigua fábrica de la Cruz del Campo en la Avenida de Andalucía ya ha cumplido todos los trámites legales con su publicación en boletín oficial, por lo que los promotores podrán construir allí torres de hasta 70 metros de altura, pese a que Zoido se comprometió con la Unesco a frenar nuevos edificios de este tipo en la ciudad.

El 29 de junio de 2012, Juan Ignacio Zoido aterrizó en Sevilla procedente de San Petersburgo, donde había logrado detener la inclusión de la ciudad en la lista del Patrimonio Mundial en peligro por causa de la construcción de la torre Pelli en la isla de la Cartuja, aunque a cambio del cumplimiento de una serie de compromisos con la Unesco.

El entonces alcalde anunció en el aeropuerto de San Pablo que desde ese mismo momento promovería una modificación del PGOU para que no se construyeran más rascacielos en la Cartuja y subrayó que dicha modificación tendría que ser aprobada por la Junta de Andalucía.

Zoido afirmó asimismo que el Ayuntamiento se había comprometido ante el organismo de la ONU que vela por la cultura y el patrimonio a modificar el planeamiento urbano de la ciudad para “impedir que, en un futuro, nuevos proyectos comprometan el paisaje histórico de Sevilla”, así como a la redacción de los planes especiales de protección para espacios históricos como el barrio de Santa Cruz, el entorno de Santa Catalina y la Torre del Oro. El entonces alcalde fue tajante en sus declaraciones: “En el entorno del casco histórico no habrá más rascacielos”.

Sin embargo, Zoido no modificó el PGOU para nada relacionado con rascacielos en la Cartuja sino para construir un puente -desechado por el nuevo gobierno local- que poner al servicio de la torre Pelli; y en cuanto al entorno de la Torre del Oro, su actuación más controvertida fue la tala de los árboles de la calle Almirante Lobo para que no impidieran la visión del monumento.

TRES AÑOS DESPUÉS

Item más, tan sólo tres meses después de sus promesas a la Unesco de no permitir rascacielos en el entorno del Casco Histórico, el Ayuntamiento aprobó el PERI de la Cruzcampo, el mismo que ha tardado tres años en publicarse en boletín oficial para tener plena validez jurídica y en el que en distintas zonas del futuro complejo urbanístico se permitirán bloques de 33,5 metros; 54,5 metros y 70 metros de altura. A título de ejemplo comparativo, la torre de Los Remedios mide entre 63 y 66 metros, según los criterios que se empleen.

Aunque la construcción de las torres de 70 metros (inicialmente se permitían de hasta 90 metros, pero luego se rebajó diciendo que se trataba de un error) se supedita a un estudio de detalle, las fuentes consultadas indican que jurídicamente el Ayuntamiento ya no podría oponerse a que un promotor edifique con la altura máxima prevista en este Plan Especial.

El PERI fue impulsado por la Compañía para los Desarrollos Inmobiliarios de la Ciudad de Híspalis S. L., constituida por un ‘pool’ de bancos que en conjunto habían prestado unos 330 millones de euros a la promotora vasca Urvasco. Esta compró con aquel dinero los suelos recalificados en el PGOU de 2006 a Cruzcampo (18 ha, salvo la histórica sede de la compañía, edificio ya protegido legalmente) para que un grupo de arquitectos-estrella (Norman Foster, Jean Nouvel, Arata Isozaki y Guillermo Vázquez Consuegra) diseñaran un complejo de 1.963 viviendas de alto standing y al menos un hotel, con un coste estimado de unos 750 millones de euros. Los arquitectos llegaron a retratarse con Monteseirín y directivos de Urvasco en el balcón del Ayuntamiento, donde fueron recibidos como auténticos divos.

La crisis se llevó por delante a Urvasco y los bancos se tuvieron que quedar con los terrenos. Sólo ahora, con la mejora de las perspectivas económicas, la compañía que constituyeron a tal efecto ha depositado el aval del 6% (962.722,56 euros) exigido por la ley para la ejecución de las obras de urbanización, tras lo cual se ha desbloqueado la publicación del PERI en boletín oficial. De ello se colige que la urbanización de los suelos costará al menos 16.045.376 euros.

La edificabilidad total permitida es de 255.168 m2, que se repartirá entre 1.073 viviendas libres, 890 protegidas, locales comerciales, oficinas y usos hoteleros.

 

Alquileres “personalizados” en la torre Pelli

La inmobiliaria de Caixabank comercializa el rascacielos sin publicitar su nombre

Ofrece entre un mínimo de 200 m2 y un máximo de 1.500 m2

El precio orientativo que dio oficiosamente en verano fue de 20 euros/m2 y mes

 
Servihabitat, la agencia inmobiliaria del grupo Caixabank, anunció el pasado domingo el inicio de la comercialización de espacios en la torre Pelli, aunque sin citarla por su denominación popular ni por nombre alguno en la publicidad que ha insertado en algún medio de comunicación. Los agentes se niegan a revelar los precios e instan a los interesados a presentar sus solicitudes para que les hagan una oferta “personalizada”, si bien en verano dieron oficiosamente como referencia orientativa 20 euros por m2 y mes.

“Elija una oficina a la altura de su negocio. Empieza la comercialización de espacios en un edificio moderno y singular, situado en uno de los mejores enclaves de Sevilla. Plantas en alquiler disponibles a partir de 200 m2 y hasta 1.500 m2”. Con este texto ha anunciado Servihabitat su campaña de alquiler de la torre Pelli, sin darle nombre alguno y reproduciendo una imagen del rascacielos y de los edificios podio con un aspecto virtual más que real, como si la torre no estuviera todavía terminada o se tratara de un boceto de su diseñador, el arquitecto argentino César Pelli.

Según testimonios recogidos en el sector inmobiliario sevillano, a los primeros interesados en conocer las condiciones económicas para alquilar oficinas en el edificio se les ha contestado que deben acudir a presentar sus proyectos y demanda de espacio, para que se les haga un estudio personalizado, ya que el precio dependerá de los m2 solicitados, el tipo de negocio, la orientación preferida (si mirando al Aljarafe o a Sevilla, por ejemplo), el número de planta de la torre y otros factores.

Sin embargo, el pasado verano, a potenciales clientes que mostraron su interés por instalarse en el rascacielos se les dio oficiosamente como precio orientativo la cifra de 20 euros por m2 y mes.

Servihabitat sí está transmitiendo a los primeros interesados que el perfil del cliente preferido serían grandes empresas con capacidad para ocupar plantas completas o la mitad de una planta al menos y que el mínimo comercializable sería de unos 250 m2 más que 200, con lo cual el máximo de firmas ubicables por planta sería de seis.

Caixabank no ha ocultado en los últimos meses su deseo de atraer firmas emblemáticas, e incluso grandes multinacionales instaladas en España, al rascacielos de la Cartuja para que provoquen un ‘efecto llamada’ sobre otras y eleven el perfil de la torre como espacio simbólico de privilegio en el mercado inmobiliario sevillano.

Ahora bien, fuentes del sector indican que las grandes firmas que ocupan mucha superficie exigen como contrapartida una significativa rebaja en el precio del alquiler, al que, por otra parte, habrá que añadir el de los gastos de comunidad. Se estima que éstos serán elevados  en un rascacielos de 178 metros y donde no hay equipamientos intermedios porque el arquitecto, César Pelli, prefirió ubicarlos todos al final del inmueble.

A título comparativo, en Viapol se están cobrando 3 euros/m2/mes de gastos de comunidad. En cuanto a los alquileres de oficinas propiamente dichos, en la avenida de la Palmera se piden 12 euros por m2 y hay edificios con 700 m2 sin alquilar por la falta de demanda. Un precio similar se cobra en la zona de Viapol. En la isla de la Cartuja se pueden encontrar oficinas por 6 euros/m2.

Así pues, los 20 euros/m2 como precio orientativo en la torre Pelli serían, caso de mantenerse, un 66% más caros que los alquileres actuales en las zonas más cotizadas del resto de Sevilla.

Un triple Nervión Plaza

Sevilla Park tendrá el mayor complejo comercial de Andalucía, con 65.000 m2, y el vigésimo de España

Los promotores plantean la construcción de torres de hasta 40 metros de altura a orillas de la dársena

 

El jueves 3 de julio, Zoido, acompañado de su delegado de Urbanismo -Maximiliano Vílchez-, trató de acaparar protagonismo en relación con el proyecto de macrocentro comercial ‘Sevilla Park’, al que con su entusiasmo habitual llegó a calificar de “proyecto de Estado”. A tal efecto había convocado una rueda de prensa en el Ayuntamiento, cuyo inicio demoró durante media hora porque, según se dijo, estaba realizando las últimas llamadas a las Administraciones implicadas.

El alcalde anunció que la Junta de Gobierno prevista para el día siguiente iba a tramitar por vía de urgencia la aprobación inicial de la modificación puntual del Plan Especial del puerto para permitir su implantación, que se complementaría con un auditorio para eventos musicales y deportivos y una terminal para el atraque de cruceros turísticos.

Zoido agradeció a la Junta de Andalucía, el Gobierno y, especialmente, a la Autoridad Portuaria su colaboración para sacar adelante el proyecto y, sobre todo, a la iniciativa privada su apuesta por elegir Sevilla. Según dijo el alcalde, supondrá una inversión de unos 200 millones de euros y creará más de 2.500 empleos. En su momento, los promotores hablaron de 180 millones de euros de inversión y 2.000 empleos, de los que 1.000 serían únicamente durante la fase de construcción.

INICIATIVA DEL PUERTO

¿Gracias a la colaboración de la Autoridad Portuaria por su colaboración o más bien al revés? Porque éste no es un proyecto digamos propio del Ayuntamiento, al margen de que lo sean todos los que se ejecuten en la ciudad, sino de aquélla y del Estado, del que depende el puerto, como prueba el hecho de que fue el antiguo presidente de dicho organismo, Manuel Fernández, quien el pasado 15 de enero remitió a Vílchez un extenso documento de 230 páginas sobre la modificación puntual del Plan Especial del puerto e implantación del nuevo artículo XXXIV. Area AP-18. Deportivo-Ocio-Cultural y Gran Superficie Minorista.

Pero según algunas interpretaciones en materia urbanística, dado el régimen especial del puerto de Sevilla y la redacción del PGOU de la ciudad (2006), la Autoridad Portuaria tendría autonomía urbanística para redactar una innovación del Plan Especial, de competencia estatal, y al Ayuntamiento únicamente le correspondería validarla, sin necesidad del proceso iniciado por Manuel Fernández, mucho más lento y que ha equivalido a no ejercer su especial status portuario.

Dicho de otro modo, es como si no hubiera diferencia alguna entre Altadis y el puerto a la hora de tramitar sus respectivas modificaciones urbanísticas, cuando en el caso de este último la vía más corta era la mera modificación del articulado del Plan Especial. Al margen de todo ello, si algo está claro es que quien inicia los trámites para la instalación de Sevilla Park en la ciudad no es Zoido, como incluso ha lllegado a titularse, sino Manuel Fernández, en su momento presidente de la Autoridad Portuaria.

TREINTA AÑOS PRORROGABLES

Y es que ésta, necesitada de ingresos alternativos al margen de su actividad ordinaria, es quien recibirá en sus arcas los jugosos canon de ocupación y de explotación del suelo del que es propietaria en la margen derecha del río por su cesión a Sevilla Park por un plazo de 30 años prorrogables a 35, mientras que el Ayuntamiento cobrará por las licencias de obra que expida y, luego, por los tributos de carácter local.

Pese a las prisas para que el proyecto empiece a construirse después del verano y antes de las elecciones y sea una realidad en 2015 (¿alguien puede creerse que 80.000 m2 de edificabilidad pueden rematarse en sólo 12 ó 15 meses?), no ha habido tanta alfombra roja como podría pensarse extendida a los pies de los inversores, cuatro empresas ligadas al sector del ocio y de los espectáculos: Octagon, Live Nation, RIM y Last Tour.

Estas han tenido que redactar siete informes específicos en respuesta a los requerimientos técnicos de la Gerencia de Urbanismo desde que en enero la Autoridad Portuaria solicitó la modificación del Plan Especial, requerimientos que han ido dilatando la tramitación hasta que el 4 de julio se aprobó oficialmente el inicio de los trámites para aprobar la modificación del Plan Especial.

DE PUNTILLAS

Llama poderosamente la atención que en su rueda de prensa el alcalde omitiera, más allá de palabras genéricas -al igual que en las filtraciones periodísticas previas- detalles sobre la esencia del proyecto, un macrocomplejo comercial al borde de la dársena, ya que se ha tratado de poner siempre el foco exclusivamente  sobre el Auditorio. El macrocomplejo se despachaba con la expresión “zona de compras” o “zona comercial”. ¿Por qué se oculta esta circunstancia si el proyecto se atiene a la legalidad urbanística y tanto se pondera la magnitud de la inversión y los miles de empleos a crear?

Sevilla Park no será un Auditorio con zona de compras anexa, sino tal como describe la Autoridad Portuaria en el documento presentado en enero a Urbanismo, el mayor complejo comercial de Andalucía (65.000 m2 de superficie) con un Auditorio anexo, que no es lo mismo: “Esta nueva Superficie Comercial, por sus dimensiones y oferta de plazas de aparcamiento es -puede leerse- una de las mayores de España y la mayor de Andalucía, triplicando la S.B.A. (Superficie bruta arrendable) del Centro Comercial Nervión-Plaza, situado también en Sevilla, y superando asimismo el centro Plaza Mayor de Málaga, que hasta la fecha era el mayor de los analizados en Andalucía”.

Efectivamente, será el más grande de la región al superar los 53.107 m2 del centro malagueño y los 22.000 del Nervión Plaza sevillano, y el vigésimo de España, tras el Thader de Murcia (67.000 m2) y por delante del Max Center (59.773 m2) de Baracaldo (Vizcaya).

COMERCIAL MÁS QUE CULTURAL

Dado que la gran superficie comercial minorista ocupa el 81,25% de la edificabilidad solicitada para el proyecto, frente a tan sólo el 18,75% del Auditorio, Sevilla Park es sobre todo un complejo comercial y no cultural como se ha tratado de presentar, por acción u omisión, desde el Ayuntamiento, que en paralelo tramita también la recalificación para usos terciarios (comercios, hoteles, oficinas) de la cercana fábrica de tabacos de Altadis en la misma margen derecha del río.

Cabría, pues, pensar, con Ikea-2 en el horizonte igualmente, que Sevilla puede sufrir aún mayor saturación de centros comerciales y preguntarse si habrá suficiente tarta para todos en la ciudad y su área de influencia, un riesgo que en todo caso deberán correr sus promotores en una economía de libre mercado. Sin embargo, la tesis de que la explotación del macrocomplejo tres veces más grande que el Nervión Plaza es fundamental para asegurar la viabilidad económica del Auditorio demuestra entonces la infundada idea de que Sevilla, con su área de influencia y su turismo, es un mercado de suficiente tamaño como para organizar la actuación de grandes estrellas de la música pop durante todo el año bajo techo.

TORRES DE 40 METROS

Los promotores no sólo piden 65.000 m2 de edificabilidad terciaria más a orillas de la dársena hasta un total de 80.000, sino también que les autoricen a construir torres de 30 metros de altura, y de 40 metros en casos singulares, con lo que habría una prolongación de las torres de 30 metros previstas en Altadis y de los grandes bloques ya existentes en la avenida Presidente Adolfo Suárez. Se creará un nuevo ‘skyline’ en la margen derecha del Guadalquivir.

Dado que la construcción de la línea 4 del Metro, que pasaría por el entorno, no se adivina factible a medio plazo, la accesibilidad a esta franja de suelo junto a la dársena a través del único punto existente, el puente de las Delicias, se antoja como el gran talón de Aquiles de Sevilla Park.

Los promotores prevén que atraiga a 24 millones de visitantes/año, el 74% de los cuales lo hará en coche privado y generará un tráfico de 6,1 millones de vehículos. Esto significa un promedio de 16.712 vehículos/día que añadir a los 40.384 que ya circulan (cifra más baja debido a la crisis) por la Avenida de Juan Pablo II y a los 15.587 que lo hacen por la carretera de la esclusa.

Va a haber, pues, 6,1 millones de coches más por el embudo del puente de las Delicias, en una situación similar, si no peor, de la temida por Zoido por el efecto de la torre Pelli. El alcalde no deja de reivindicar que la Junta le autorice a construir un puente entre Torneo y la Cartuja para aliviar el tráfico atraído por el rascacielos, mientras que Fomento apuesta por el transporte público y los carriles-bici.

Curiosamente, en el caso de Sevilla Park el alcalde elude hablar de los previsibles problemas de tráfico y subraya que los promotores proyectan extender un carril bici a las inmediaciones. En un caso la bicicleta se critica por insuficiente y en otro se presenta como la solución a los problemas de movilidad.