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La factura de las Setas de la Encarnación se incrementa con un nuevo gasto de 14 millones afrontado por Sacyr

El dinero enterrado en el delirio faraónico de Monteseirín superaría ya los 150 millones de euros

La empresa concesionaria recurre a un espectáculo de luces y sonido para tratar de reactivar las visitas

La entrada para los sevillanos ya no será siempre formalmente gratuita, aunque en realidad no lo era porque el Ayuntamiento pagaba una compensación

La empresa concesionaria de las Setas de la Encarnación, el delirio faraónico de Monteseirín como icono de su mandato y de la presunta modernidad alcanzada por la ciudad merced a las mismas y a la torre Pelli, ha añadido un gasto de 14 millones de euros a los al menos 138 millones enterrados en el diseño de Jürgen Mayer para tratar de reactivar las visitas tras cumplirse el décimo aniversario de su inauguración y como demostración de que el Metropol Parasol ha dejado de tener el suficiente atractivo por sí mismo.

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Las Setas de la Encarnación, el delirio faraónico de Monteseirín, cumplen diez años generando nuevas facturas y con menos visitas que el museo taurino de la Maestranza

El entonces alcalde gastó al menos 138 millones de euros en un icono de sus mandatos en vez de paliar la situación de los barrios más pobres de España, sitos en Sevilla

Pagó 7 millones por desechar el proyecto de mercado del arquitecto Carbajal, que costaba 30 millones y se autofinanciaría, y para hacer el del alemán Jürgen Mayer, al final cuatro veces más caro

Destinó a las Setas millones adelantados por las empresas inmobiliarias para los sistemas de los nuevos barrios de la ciudad, que nunca ejecutó

Ocultó durante años a los sevillanos que había comprado al arquitecto alemán un proyecto que entonces era técnicamente irrealizable

Hizo caso omiso del dictamen negativo del Consejo Consultivo de Andalucía y autorizó la continuación de las obras con un segundo sobrecoste del 50%

Las Setas han recibido menos de 300.000 visitantes/año durante el ‘boom’ turístico mientras la Catedral llegaba a los dos millones

El pasado 26 de enero de 2021, un Juzgado de Sevilla condenó al Ayuntamiento a pagar a una inmobiliaria más de 16 millones de euros porque Monteseirín se gastó en las Setas de la Encarnación el dinero que aquélla había adelantado en 2004 para los sistemas generales de los nuevos barrios previstos en el PGOU. Es la última factura conocida hasta el momento imputable al icono que como símbolo de sus mandatos mandó construir el entonces alcalde socialista, a un coste estimado, dado el secretismo oficial, de al menos 138 millones de euros, mientras la ciudad tenía -y sigue teniendo- los barrios más pobres de España, como el Polígono Sur. Diez años después de su precipitada inauguración, pese a que no estaban terminadas, las Setas reciben menos turistas que el museo taurino de la Maestranza y los barrios de su entorno siguen perdiendo población, señal de que tampoco han actuado de revulsivo económico para la zona.

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«No sin mi tranvía»

Espadas pidió justo en la víspera del estado de alarma dinero a la UE para la ampliación del tranvía

En sólo dos meses de coronavirus Tussam ha dejado de ingresar al menos 14 millones de euros

Por un gran sentido de la oportunidad o del oportunismo, por un fino olfato político, por gozar de información privilegiada, por casualidad o por un poco de todo o por todo eso a la vez, lo cierto es que Espadas se dio trazas para pedir el 13 de marzo, es decir justo en la víspera de la declaración del estado de alarma por causa del coronavirus, una subvención  a la UE (con cargo a los fondos Feder) de 19.608.000 euros para la primera fase de la ampliación del tranvía (desde la estación de San Bernardo hasta el centro comercial Nervión Plaza), en la que el Ayuntamiento desembolsaría el 20% restante (4.902.000 euros).

¿Tiene sentido todavía, si es que alguna vez lo tuvo, dedicar en la catastrófica situación actual  24,5 millones de dinero público, entre europeo y municipal,  a la primera fase de la redundante ampliación del tranvía cuando el coronavirus ha cambiado las condiciones del transporte en las grandes urbes y está obligando a revisar el modelo existente, tanto en este campo como en todos los de la vida? ¿Tiene sentido la huida hacia adelante de Espadas con el tranvía redundante cuando el confinamiento por el Covid 19 y el miedo al contagio en los transportes colectivos han provocado en tan sólo dos meses (desde mitad de marzo a mitad de mayo) una desbandada de usuarios y el  hundimiento de los ingresos de Tussam en al menos 14 millones de euros?

El proyecto de ampliación del tranvía en dos fases (San Bernardo-Nervión Plaza primero y Nervión Plaza-estación de Santa Justa después) tiene un coste total estimado superior a los 49 millones de euros y, aparte de solaparse en superficie con el Cercanías de Renfe que discurre soterrado y de suplir el servicio que ya prestan en conjunto una decena de líneas de autobuses de Tussam, carece de justificación económica, como pone de manifiesto el mismísimo Plan Especial y el Estudio Ambiental ¿justificativo?  redactado por la consultora Ayesa, tal como vimos en el informe ‘Ampliación del tranvía: 117 millones de euros de déficit de entrada’, publicado en mayo de 2018 y al que para mayor amplitud de detalles remito al lector:


DINERO INVISIBLE

En síntesis, Ayesa calculó que los costes globales de ampliar en 1,7 kilómetros la línea del tranvía desde San Bernardo a Santa Justa, más los de operación y mantenimiento hasta el año 2052, superarán en 117,4 millones de euros a los ingresos. Para tratar de justificar como sea el proyecto se ha recurrido a valorar económicamente intangibles como el ahorro de tiempo que generaría el tranvía (se le atribuye a este concepto ¡245 millones de euros!) y el de las emisiones de gases contaminantes (10,4 millones), como si ese supuesto dinero invisible pasara a engrosar las arcas de Tussam. 

Monteseirín junto al tranvía en unión de Fran Fernández

Los estudios de viabilidad realizados por la consultora de José Luis Manzanares omiten de forma escandalosa las estadísticas completas de viajeros transportados por el tranvía al reflejar tan sólo los del periodo 2009-2011 para poder presentarlo así como un éxito al decir: “los datos de explotación están poniendo de manifiesto cómo este nuevo modo de transporte ha conseguido incrementar, de manera notable, su participación en el transporte de personas dentro de la ciudad”. La realidad, sin embargo, es bien distinta: en los últimos nueve años (2011-2019), el tranvía ha tenido cada vez menor utilización y ha perdido 1,2 millones de viajeros, a un promedio superior a 133.000 anualmente, de modo que su demanda se reduce ya a 10.082 usuarios/día. Según expertos en transporte, la construcción de una línea de tranvía sólo se justifica cuando la demanda diaria está comprendida entre al menos 30.000 y 150.000 pasajeros. Esos números lo dicen todo, pero Espadas los ignora de forma deliberada, en su quijotesco plan de  “sostenella e no enmendalla”. 

Número de viajeros del tranvía

          (en millones)

Año                Viajeros

2008              4,46

2009              4,50

2010              4,70

2011              4,77

2012              4,54

2013              4,30

2014              4,15

2015              3,93

2016              4,03

2017              3,97   

2018              3,81

2019             3,68

FACTURA AÑADIDA

A los 49 millones de euros de coste de construir la infraestructura habrá que añadir el de los trenes. Los redactores del proyecto plantean la compra de tres convoyes para la primera fase de la ampliación y de dos más para cuando se complete la misma. En total, pues, cinco. ¿Y cuál podría ser su importe futuro? Veamos. En 2015, el fabricante CAF, suministrador de las unidades en circulación  del tranvía sevillano, vendió 21 vehículos del modelo Urbos 3 con tecnología ACR-Freedrive (similares a los de Sevilla, con cinco módulos y, para entendernos aunque no sea muy apropiado expresarlo así, sin catenaria) por 83 millones de euros, por lo que cada tren costó 4 millones en números redondos. A la ciudad de Nantes le vendió ocho trenes por 22 millones, con lo que en este caso el coste de cada tren salió por 2,75 millones. Si, dado el tiempo transcurrido, hacemos una estimación de 3 millones por unidad, el coste de los cinco trenes para dar servicio a la ampliación del tranvía sería de 15 millones. Sumados a los 49 millones de la infraestructura (vías y otros), elevarían la factura a 64 millones de euros.

Como anteriormente Monteseirín se gastó del orden de 93 millones en el tramo Plaza Nueva-San Bernardo, la línea extendida hasta Santa Justa (un total de 6 kilómetros en números redondos) supondría un coste de al menos 142 millones de euros, sin contar el de los trenes, antiguos, actuales y futuros. Piensen cuánto se podría haber hecho y hacer con ese dinero, antes y después del coronavirus, en una ciudad como la nuestra, con media docena de barrios entre los más pobres de España y cien mil sevillanos en riesgo de exclusión social, y máxime sabiendo todos que el tranvía es redundante con el Metro y el Cercanías, o sea perfectamente prescindible y no esencial. 

Tranvía fabricado por CAF

Para tratar de justificar la ampliación, los redactores del proyecto hicieron una comparación entre el tranvía, que sólo tendría que recorrer los citados 6 kilómetros, y las líneas de autobuses de Tussam C-1 y C-2, cada una de las cuales recorre 14,43 kilómetros. Y estimaron que con los cinco trenes del tranvía se podrán transportar un máximo de 2.614 viajeros a la hora (una media de 522 por cada unidad, que haría dos recorridos durante ese periodo de tiempo), mientras que los catorce autobuses que darían servicio a las líneas C-1 y C-2 (en más del doble de distancia) tendrían una capacidad de 1.600 pasajeros/hora (114 de media cada autobús).

PRECEDENTE COMPARABLE

Casualmente, el pasado 28 de febrero (2020) Tussam culminó la adquisición de catorce autobuses, cantidad que coincide con la tomada como referencia por los redactores del Plan de ampliación del tranvía. Se trata de vehículos de gas natural comprimido (GNC), un carburante mucho más ecológico que los tradicionales. La inversión fue de 4,5 millones de euros: en nueve autobuses Scania de 12 metros de longitud y habitualmente con capacidad para unos 85 viajeros (9 x 85 = 765) y en cinco articulados de 18,75 metros de Man, con capacidad para 142 viajeros cada uno (5 x 142= 710). En total estos catorce autobuses ecológicos podrán transportar 1.475 viajeros/hora.

Autobuses fabricados por Man y Scania adquiridos en febrero de 2020 por Tussam

Hagamos unas simples reglas de tres: con los 15 millones de euros que costarían las cinco unidades para la ampliación del tranvía (capacidad, 2.614 pasajeros/hora) se podrían comprar 47 autobuses tipo GNC que podrían transportar 4.916 viajeros/hora, casi el doble que el tranvía. Y si en vez de gastar 64 millones en las vías y en los trenes del tranvía hasta Santa Justa se dedicara ese dinero a autobuses ecológicos en la misma proporción que los comprados por Tussam el pasado febrero (los catorce por 4,5 millones), el dinero daría para adquirir nada menos que 199 autobuses (la flota actual de Tussam es de 410, por lo que se podría incrementar en un 48,5%) con capacidad para transportar 20.977 pasajeros/hora.

FACTOR DIFERENCIAL

Y hay un factor diferencial importantísimo. Mientras que con los 64 millones de euros que habría que gastar para, a la postre, poner en servicio tan sólo cinco trenes más del tranvía y que únicamente  podrían circular a lo largo de los 6 kilómetros entre la Plaza Nueva y Santa Justa, con los 199 autobuses que se podrían adquirir por ese mismo dinero se podría reforzar el servicio e incrementar la frecuencia de paso en cada línea de Tussam o en las que en cada momento hiciera más falta y beneficiar a todos los barrios de la ciudad. Esto es aún más destacable en la era del transporte público marcada por el coronavirus, la mascarilla obligatoria en los viajes y la limitación del aforo, ya que disponer de más autobuses permitiría recoger más viajeros en menos tiempo y paliar así las restricciones impuestas por la pandemia. 

Aviso de Tussam sobre mascarillas y limitación de aforo en todos sus vehículos a partir del 4 de mayo de 2020

Justamente por eso el Covid-19 ha convertido en todavía más papel mojado argumentos y datos del proyecto de ampliación del tranvía presentado a la Unión Europea, el cual  ha quedado más desfasado que antes. Debido al Covid 19, con la entrada del mes de mayo el aforo máximo permitido por unidad tranviaria es de 90 pasajeros, por lo que si la línea del tranvía ya estuviera ampliada y en servicio los cinco trenes previstos, a razón de dos viajes /hora cada uno su capacidad máxima de transporte sería de 900 viajeros/hora en vez de los 2.614 que calcularon los redactores del proyecto. Así pues, un gasto de 64 millones para incrementar la capacidad de transporte en la era del coronavirus en 900 viajeros cada hora. 

Por lo que se refiere a los autobuses, el aforo máximo permitido tras la pandemia es de 35 viajeros para los de 12 metros de longitud y de 50 para los de 18 metros. Por tanto, si los 64 millones de euros de coste estimado para la ampliación del tranvía y sus cinco trenes se dedicaran a la compra de autobuses en la misma proporción que en la adquisición del pasado febrero (nueve de doce metros y cinco articulados de dieciocho en cada catorce unidades), esos vehículos podrían transportar con la limitación de aforo por el coronavirus 8.035 pasajeros/hora, nueve veces más que el tranvía ampliado. La proporción en favor del autobús ecológico incluso se incrementaría en un punto con las actuales limitaciones de aforo.

Espadas, en la presentación del proyecto de ampliación del tranvía

Con estos datos se pone de relieve una vez más que el  proyecto-estrella de Espadas para las pasadas elecciones municipales (se lo tumbó la oposición, el ahora arrepentido Ciudadanos incluido) de ampliar el tranvía redundante carece de sentido y de lógica, sobre todo económica, y máxime tras la catástrofe provocada por el coronavirus. Si con una estimación de 2.614 viajeros/hora ya iba a tener un déficit a largo plazo de 117 millones de euros, de mantenerse de forma indefinida el aforo limitado por causa de la pandemia los números rojos podrían ascender a 351 millones de euros, el equivalente a tres veces el gasto de Monteseirín en las faraónicas Setas de la Encarnación. ¿Acabará siendo el tranvía para Espadas el equivalente a lo que supusieron las Setas para Monteseirín?

La pirámide de la «nueva realidad»

El coronavirus debe obligar a revisar qué es básico para Sevilla y qué no

El casi olvidado Zoosanitario Municipal ha sido vital para desinfectar la ciudad

Se cree que la pandemia del coronavirus va a suponer un antes y un después en las sociedades humanas porque va a obligarlas a revisar gran parte de los supuestos en que se ha basado su organización y su economía y por el temor, como auguran expertos epidemiólogos, a que no será la última, sino que es probable que a partir de ahora estaremos de forma permanente bajo la espada de Damocles de nuevos virus que infecten y/o maten a millones de personas (la mal denominada gripe “española” habría causado al menos 50 millones de muertos en todo el mundo hace un siglo). Por de pronto, el coronavirus ha dejado más de 27.000 muertos en España y un impacto económico estimado inicialmente en 300.000 millones de euros.

Sanitarios protegiéndose del coronavirus con bolsas de basura por falta de equipos

Con motivo de esta crisis, que ha sorprendido a nuestro país sin apenas equipamientos básicos para el sector sanitario (mascarillas, guantes, equipos de protección individual…), creo que es más oportuno que nunca volver a referirme a la jerarquía de las necesidades humanas que acuñó el sociólogo Abraham Maslow, jerarquía  más conocida como la pirámide de Maslow.

CINCO CATEGORÍAS

En esa jerarquía o escala, las necesidades del ser humano definidas por el sociólogo van ascendiendo desde la base hasta el vértice de la pirámide imaginaria. Obviamente, lo primero de todo es la satisfacción de las necesidades básicas: comer, beber, vestirse, calzarse…. Cuando el ser humano satisface en ese primer escalón sus necesidades fundamentalmente biológicas se pasa al segundo nivel en la jerarquía: la seguridad en todos los órdenes de la vida, la personal, la familiar y la social.

En la tercera categoría de la jerarquía aparecen las necesidades que Maslow califica como las sociales, cuya función consiste en trascender la individualidad y no quedar condenado a la soledad, una categoría puesta más de manifiesto que nunca durante el confinamiento por el coronavirus: nos ha privado de la interacción social más allá de hablarnos a distancia desde los balcones (quienes los tengan, ya que el urbanismo depredador y especulativo ha acabado en demasiados inmuebles con este elemento arquitectónico por considerarlo superfluo en su política de ahorro de costes y multiplicación de beneficios). Para no condenarse a la soledad el ser humano procura formar una familia e integrarse en el conjunto de la sociedad a través de colectivos diversos (miembro de un club, de una caseta, de una cofradía…). 

En el cuarto nivel de la pirámide el ser humano busca el reconocimiento social a su actividad y en el último, ya en el vértice, el sociólogo Maslow sitúa la necesidad de trascendencia espiritual una vez que se han satisfecho en los niveles inferiores las necesidades de tipo personal y social.

TRASLACIÓN

Vuelvo aquí y ahora a plantear que la clase política debería hacer el ejercicio de trasladar la pirámide individual de Maslow al ámbito comunitario -ya sea un municipio como Sevilla, una región como Andalucía o un país como España- para colocar en cada nivel de la pirámide colectiva las necesidades del conjunto de la población y a partir del principio de que hasta que no estén satisfechas las necesidades del nivel precedente, empezando por las básicas, no se pueden destinar recursos a los niveles siguientes o destinarlos en muchísima menor proporción.

Un político, un partido, un gobernante…deben ser juzgados y valorados en función de si sus decisiones y el empleo de los recursos colectivos están orientados de forma prioritaria a satisfacer las necesidades básicas de la sociedad  en que se halla o, por el contrario, se destinan al vértice de la pirámide, como si ya estuvieran resueltos todos los problemas y sólo quedaran pendientes aspectos a mayor gloria de los mismos. Un ejemplo de libro lo tenemos en Sevilla, ciudad con siete de sus barrios entre los diez más pobres de España y con 100.000 habitantes en riesgo de exclusión social pero donde Monteseirín se permitió el dispendio de gastar al menos 120 millones de euros en sus faraónicas Setas de la Encarnación, sin funcionalidad alguna.

Monteseirín, orgulloso de haberse gastado más de 120 millones en las Setas de la Encarnación

La crisis del coronavirus debe servir al menos para que la sociedad sevillana se plantee cuál debe ser la jerarquía de necesidades de la ciudad, el orden de prioridades, su particular pirámide de Maslow, partiendo del principio de que los recursos del Ayuntamiento deben destinarse de forma prioritaria a resolver los problemas  insertos en la base de aquélla como condición “sine qua non” antes de poder pasar al siguiente nivel.

ACTIVIDADES ESENCIALES

Tras la declaración del estado de alarma con motivo de la pandemia, que obligó al confinamiento de la inmensa mayoría de los 47 millones de españoles, el Gobierno de la nación aprobó un Real Decreto (el 463/2020, de 14 de marzo) por el que una serie de actividades y servicios fueron declarados esenciales, para que el país pudiera seguir mínimamente funcionando. Esos servicios y actividades esenciales constituirían la base de la pirámide colectiva, a imitación de la individual de Maslow, la primera categoría en el orden jerárquico.

Y bien, ¿qué ha sido esencial para Sevilla durante esta pandemia y volvería a serlo en caso de otras similares en el futuro? ¿Habría sido disponer de más carriles en el puente del Centenario a un coste superior a los 100 millones de euros? ¿Para qué, si sólo han podido circular camiones de suministro de vez en cuando? ¿Habría sido tener un redundante tranvía ampliado hasta la estación de Santa Justa a un coste de 48 millones de euros? ¿Para qué, si el existente circulaba prácticamente vacío, sin demanda que atender?

El tranvía ha circulado prácticamente vacío durante la pandemia del coronavirus

¿Haberle comprado a la Junta de Andalucía un tercio de la sede de la Consejería de Gobernación en la Plaza Nueva por 6 millones de euros y alquilado los dos tercios restantes para concentrar allí los funcionarios municipales? ¿Para qué, si la mayoría han estado confinados y teletrabajando desde sus casas sin necesidad de acudir a  un despacho fuera?

Uno de los servicios que se han demostrado esenciales para Sevilla durante la pandemia ha sido el cuasi olvidado Zoosanitario Municipal, cuya labor ha sido calificada por el propio Ayuntamiento como “vital para frenar la propagación del virus, dada la importancia de la desinfección que, en unión con Lipasam y la Unidad Militar de Emergencias (UME), ha acometido en vías públicas, colegios, mercados y edificios municipales”.

Trabajadores del Zoosanitario de Sevilla, en labores de desinfección del coronavirus

En la primera semana del estado de alarma, el equipo del Zoosanitario desinfectó más de medio centenar de inmuebles públicos, todos los parques de bomberos, las comisarías de la Policía Local, las plazas de abasto, las sedes de los distritos, las unidades de trabajo social y 40 vehículos de los bomberos, la Policía y otros servicios, los entornos de los hospitales, las residencias de ancianos y las calles peatonales. Además, repartió 1.125 mascarillas y 27.700 guantes de protección entre los empleados del Ayuntamiento, a fin de que pudieran trabajar en condiciones de seguridad.

ABANDONADO

Ha quedado claro que el Zoosanitario es esencial y debería formar parte de la base de la pirámide colectiva de Sevilla en que se insertan las actividades que constituyen la primera de las jerarquías. Sin embargo, el Zoosanitario ha estado abandonado a su suerte desde hace demasiado tiempo. En 2017, el PP denunció que por su falta de medios y personal tenía más de cien avisos sobre enjambres de abejas sin atender; sólo había operativos dos de los cinco equipos de desratización y desinsectación prometidos por el gobierno local, carecía de teléfonos móviles para que los operarios pudieran coordinarse entre ellos y el camión plataforma para realizar tratamientos a más de tres metros de altura llevaba más de un año averiado.

Manifestación en protesta por la situación del Zoosanitario de Sevilla

En septiembre de 2018, varios centenares de personas se manifestaron desde la Puerta de Jerez hasta la Plaza Nueva para protestar por la “crítica situación del Zoosanitario”, que achacaban a su falta de medios y de personal. Y el pasado 30 de enero, los ediles Susana Serrano y Daniel González Rojas, del grupo Adelante Sevilla, denunciaron las vacantes de personal sin cubrir y la precariedad de sus instalaciones, que a su juicio incumplen la Ley de Protección Animal de Andalucía,la cual  se aprobó en 2011.

Esta es la situación de un Servicio que ha sido y está siendo esencial durante la pandemia del coronavirus  pese a hallarse bajo mínimos. Y al igual que el Zoosanitario podríamos citar  otras áreas sin cuya actividad Sevilla no habría podido funcionar durante las semanas de mayor confinamiento por causa del virus. Cuando se instaure la “nueva normalidad” de que habla el presidente del Gobierno, ¿resolverá Espadas las carencias del Zoosanitario y de otros servicios auténticamente  fundamentales o, por el contrario,  seguirá creyendo  que es más importante  gastarse 48 millones de euros en ampliar de forma redundante el tranvía? ¿Dónde colocará sus prioridades el alcalde, en la base de la pirámide colectiva de Sevilla, la ciudad con los barrios más pobres de España y cien mil sevillanos en riesgo de exclusión social,  o bien en el vértice, por pensar, como Monteseirín con las Setas, que debe hacer algo que se asocie para siempre con su figura y con sus mandatos?

El padre del Movimiento Moderno repudia las Setas de Monteseirín

El Colegio de Arquitectos de Sevilla dedicó durante la Semana de Arquitectura de 2018 un capítulo especial a la antigua comisaría de la Gavidia, obra del arquitecto Ramón Montserrat Ballesté, por su relevante papel en el Movimiento Moderno arquitectónico. Por esa razón colocó una placa en la fachada del edificio.

La antigua comisaría de la Gavidia

El Instituto de Patrimonio Histórico de Andalucía (IAPH) califica el inmueble que diseñó Ramón Montserrat (construido entre 1961 y 1962) como “ejemplo destacado de la apertura de la arquitectura española a corrientes llegadas desde Europa Occidental y los Estados Unidos, y en especial de la revisión de los presupuestos de la modernidad, que se produjo a partir del Congreso Internacional de Arquitectura Moderna (CIAM) celebrado en Dubrovnik en 1956, así como la influencia de arquitectos como Arne Jacobsen y Eliel Saarinen”. 

https://guiadigital.iaph.es/bien/inmueble/22019/sevilla/sevilla/jefatura-superior-de-policia

La antigua comisaría figura en prestigiosos registros y estudios en materia de patrimonio contemporáneo andaluz, español y mundial. No cabe duda, por tanto, de que Ramón Montserrat fue el introductor de la Modernidad arquitectónica, hace ahora 60 años, en Sevilla, muchísimo antes de que Monteseirín y su valido, Marchena, cayeran en el delirio de creer que habían sido ellos quienes habían incorporado la ciudad al mundo contemporáneo con la torre Pelli (en su ignorancia no sabían que el primer rascacielos se construyó en 1884, más de un siglo antes que el de la Cartuja) y las Setas de la Encarnación. Éstas, el faraónico icono, a un coste superior a los 120 millones de euros, del mandato municipal monteseirinesco.

Monteseirín, presumiendo de sus Setas en la Encarnación

A sus más de 90 años de edad, Ramón Montserrat ha concedido una entrevista a ABC

https://sevilla.abc.es/sevilla/sevi-ramon-montserrat-peor-para-centro-sevilla-fueron-planes-60-80-202004100720_noticia.html

En la que al referirse a la Exposición Universal de 1992 dice que “desde el punto de vista social abrió Sevilla al mundo, pero arquitectónicamente no fue demasiado interesante”.

Según Montserrat, “antes siempre quedaba un recuerdo de las exposiciones universales, como la torre Eiffel en París o el Palacio de Cristal en Londres. En el 29 -añade- fue la Plaza de 

España y América, y en el 92 no había, razón por la que de ahí salieron dos cosas, ya que se tenían que inventar algo: las Setas y la torre Pelli. Se requería a nivel político, porque a nivel de la sociedad ya no le daba importancia nadie. Las Setas -concluye- me parece un despropósito”.

Un despropósito que ha costado a Sevilla, una ciudad con seis de los barrios más pobres de España y con más de cien mil sevillanos viviendo en riesgo de exclusión social, una cantidad superior a los 120 millones de euros.

Ramón Montserrat Ballesté

Así pues, el padre de la arquitectura Moderna en Sevilla, poco sospechoso de rancio, ha tumbado la falacia acuñada por Monteseirín, Marchena y sus agradaores de que las Setas son el símbolo de la modernidad en la capital de Andalucía y de que quienes las critican son unos retrógrados, unos carcamales representativos de la Sevilla conservadora, tradicional y casposa.

Parafraseando al gran poeta sevillano Gustavo Adolfo Bécquer podríamos contar de Monteseirín:

¿Qué es un rancio?, dices mientras clavas sobre nuestras pupilas tu pupila pseudorroja.

¿Qué es un rancio? ¿Y tú nos lo preguntas? Rancio…. Eres tú.

Impactos económicos (Sevilla)

Los impactos económicos estimados de eventos y otros superan los 3.650 millones en 2019

No se comprende que con tanto dinero estimado haya en la ciudad 68.307 parados

Casualmente, tan sólo un día después de celebrado el debate entre los cinco principales líderes políticos que se presentaban a las elecciones generales del 10-N se conoció el dato oficial del paro de octubre, en cuya lista aparecen 68.037 sevillanos. La cifra se divulgó apenas clausurada en Sevilla la gala de los premios MTV European Music, que según el Ayuntamiento ha tenido un impacto económico superior a los 50 millones de euros.

Un mes antes se inauguró el centro comercial Lagoh, cuyos promotores afirman haber creado 1.800 empleos en la ciudad merced a su inversión en Palmas Altas de 220 millones de euros en números redondos. Aquel  dato casi coincide con el de los 1.929 sevillanos que han encontrado un trabajo entre enero del año en curso, cuando había registrados 70.236 desempleados en Sevilla, y octubre, cuando la cifra se ha quedado en 68.307.

Centro comercial Lagoh

Si sumamos los impactos económicos estimados, conforme a declaraciones de políticos o estudios de profesores universitarios, de los eventos incluidos en el calendario de 2019 en Sevilla y la parte proporcional correspondiente a actuaciones iniciadas con anterioridad (el Plan General y la Red de Carriles Bicis de 2006) obtendremos como resultado a la baja la cantidad de 3.650,7 millones de euros. Y hay que decir a la baja porque no tenemos todas las informaciones sobre los impactos económicos estimados para los eventos, planes, obras y otros en la ciudad o no hemos incluido algunos de los aireados.

LAS SETAS

Por ejemplo, en su precipitado acto inaugural del 27 de marzo de 2011 pese a no estar aún terminadas, Monteseirín afirmó que los beneficios económicos, directos e indirectos, que las Setas de la Encarnación iban a traer a la ciudad en turismo, comercio, hostelería, imagen y proyección exterior supondrían en sólo un año la inversión acometida en las mismas, una factura oficialmente nunca desvelada pero estimada en al menos 120 millones de euros. Así que en puridad podría engrosarse el cuadro estadístico con otro supuesto impacto anual por ese valor conforme a las palabras del ex alcalde.

Monteseirín inauguró las Setas antes de que estuvieran acabadas

¿Y qué decir del supuesto impacto económico de la Cumbre Mundial del Turismo (WTTC), celebrada la pasada primavera con la anhelada asistencia para las fotos de Barack Obama, aunque sólo fuera por unas horas? La estimación más realista, dentro de este terreno pantanoso en que todas las cifras suenan poco menos que al cuento de la lechera, es que el sector turístico local obtuvo unos 3,5 millones de euros gracias al evento.

Ahora bien, según el triunfalista discurso oficial, como la candidatura de Sevilla se presentó como una especie de proyecto de Estado y nos visitaba la flor y nata del turismo mundial, del encuentro en nuestra ciudad derivarán futuras inversiones para el conjunto de España por valor de entre 1.800 y 3.000 millones de euros, cantidad en que se evaluó, no se sabe conforme a qué criterios objetivos ni anuncios específicos, el impacto económico del evento.

Con tal suma de supuestos impactos económicos tan sólo en 2019, un río de euros entrando en la ciudad, es incomprensible que todavía tengamos a 68.307 sevillanos en paro. Si se sostiene que con el centro comercial Lagoh se han creado 1.800 empleos tras una inversión de 220 millones de euros, con los 3.650 millones de tantos impactos deberían de haberse creado, por pura proporcionalidad, cerca de 30.000, pero la realidad demuestra que el efecto laboral de los supuestos impactos económicos que se pregonan es mínimo. ¿O será que tales impactos están sobreestimados?

EJEMPLOS

Por ejemplo, llama poderosamente la atención la estimación de los 1.200 millones de euros que se da para el primer año de funcionamiento de Torre Sevilla, un impacto que es 3,5 veces superior al coste de construcción del rascacielos y sus edificios Podio, el Caixaforum y los jardines de Magallanes a lo largo de once años, y 5,5 veces superior al coste de edificación de Lagoh en Palmas Altas, el mayor complejo comercial de Andalucía.

Torre Sevilla y sus edificios Podio

Veamos otro caso. En el año 2008, bajo la presidencia de Monteseirín se celebró en el Salón Colón del Ayuntamiento el acto de presentación de un estudio de profesores  universitarios sobre el impacto económico del nuevo Plan General de Ordenación Urbana. Según sus autores, el PGOU iba a incorporar a lo largo de sus quince años de vigencia (2007-2021, ambos incluidos) al proceso de urbanización 38 millones de m2 de suelo, equivalentes al 27% de la superficie del término municipal, para una población futura estimada de 875.000 habitantes.

Reportaría una inversión directa de 12.212 millones de euros (media de 814 millones anuales) y, atención, permitiría crear 30.000 empleos cada año. De esos 12.212 millones de inversión, 2.782 corresponderían a infraestructuras, espacios libres, edificaciones y equipamientos destinados a uso público, y 9.430 millones a usos lucrativos privados. Según los redactores del estudio, sólo la actividad de la Administración Pública generaría más actividad económica que el PGOU, el cual podría llegar a suponer entre un 4% y un 5% del Producto Interior Bruto de toda la provincia.

Obviamente, estas estimaciones sobre el impacto económico del Plan General no han resistido el paso de los años: ni Sevilla llegará en 2021 a los 875.000 habitantes ni se han creado -ojalá hubiera sido así- 30.000 empleos cada año para su ejecución.

A la luz de estas proyecciones incumplidas hay que preguntarse por la validez de tantas estimaciones de impacto económico que se lanzan a la opinión pública constantemente y entre las que se pueden citar los 25 millones de euros de la Bienal de Flamenco (2018), los 10 millones del congreso sobre salud pulmonar previsto para el año que viene, los 830 millones de la Feria de Abril y los 400 de la Semana Santa conforme a estudios de hace años y a los que se aplica el IPC por sistema para darlos por válidos sin reparar en las circunstancias cambiantes y los 1.744 millones de euros en que evaluó el suyo propio (2015) la Universidad Hispalense. 

Bienal de Flamenco

Con tantos impactos estimados la economía sevillana debería ser poco menos que Jauja y gozar de pleno empleo en vez de aportar 68.307 parados a la estadística.

Impactos económicos estimados en Sevilla (año 2019)

-Complejo Torre Sevilla isla Cartuja 1.200

-Feria de Abril   830

-Parte alícuota del PGOU   814

-Semana Santa   400

-Fibes   200

-Premios MTV     50

-Salón del Caballo (Sicab)     40

-Día Fuerzas Armadas+Concierto Alejandro Sanz+

Feria del Libro + Circada     30

-Parte alícuota Red Carriles-bici     21

-Festival de Cine Europeo     20

-Final Copa del Rey Fútbol     12

-Interestelar     12

-Zúrich maratón Ciudad de Sevilla     12

-Gala premios Goya       5

-Cumbre mundial del Turismo       3,5

-XXIII Triatlón by Zone       1,2

Total           3.650,7

Notas.- Cifras, en millones de euros. Los 814 millones del PGOU son la parte proporcional de los 12.212 millones en que se estimó su impacto en el plazo de 15 años. Los 21 de la Red de Carriles Bici son la parte alícuota de los 550 millones en que se estimó su impacto entre 2006 y 2032. Aunque el impacto directo de la Cumbre mundial del Turismo en Sevilla ha sido de 3,5 millones, se ha llegado a estimar que supondría para el conjunto de España inversiones por valor de entre 1.800 y 3.000 millones de euros. La cantidad total no recoge los otros muchos eventos o estudios de impacto realizados en la ciudad para el año 2019, por lo que la real arrojaría una cifra superior. 


La Sevilla eterna supera a las Setas de vanguardia

CATEDRAL

El templo metropolitano recibe en un solo año más visitas que el Parasol en siete

ALCÁZAR

El palacio capta más turistas en un ejercicio que el diseño de Mayer en cuatro

MAESTRANZA

El Museo Taurino logra desde 2015 más público que el Metropol de la Encarnación

 

En sus primeros siete años en números redondos (2011-2017) las Setas de la Encarnación, presentadas por Monteseirín como si fueran el icono de la modernidad de Sevilla junto al rascacielos de la Cartuja, ha recibido del orden de dos millones de visitas, una cifra inferior a la que se registró en la Catedral el año pasado. El templo metropolitano y el Real Alcázar baten de largo las cifras del Metropol Parasol que diseñó el arquitecto alemán Jürgen Mayer, al igual que desde hace tres años lo hace también otro exponente de la Sevilla tradicional, el Museo Taurino de la Real Maestranza de Caballería.

Según fuentes municipales, de los alrededor de dos millones de visitantes de las Setas en el septenio 2011-2017, la mitad fueron sevillanos y la otra mitad, turistas de paso por la ciudad. La tendencia observada es una cada vez menor afluencia de público nativo, ya que su interés decae una vez que sube al Metropol Parasol y también pasa el digamos “efecto novedad” tras su apertura. Por el contrario, el número de turistas que aprovechan su estancia en Sevilla para darse una vuelta por la estructura diseñada por Jürgen Mayer en la Plaza de la Encarnación se va incrementando gradualmente, como consecuencia también del ‘boom’ turístico que vive la ciudad en los últimos años, pero sin parangón con el poder de atracción que tienen los grandes monumentos simbólicos de Sevilla desde siempre, la Catedral y el Alcázar.

Así, en el cuatrienio 2014-2017 el número de sevillanos que subieron al mirador de las Setas fue de 401.927 (el 36,25% del total), mientras que el de turistas ascendió a 707.000 (el 63,75%). A pesar de que para los nativos la visita a los Parasoles es gratuita, la subida de sevillanos a las Setas pasó de 126.000 en el año 2014 a 87.000 en 2017, una caída del 31%.

El número de visitantes al Metropol Parasol incluso ha disminuido en el último periodo según los datos disponibles, ya que en el año 2014 se registraron un total de 286.000 entre sevillanos y turistas y en 2017 la cifra global bajó a 281.000.

 

CATEDRAL Y ALCÁZAR

 

Por el contrario, el número de visitantes a los dos grandes monumentos representativos de la ciudad y declarados por la Unesco Patrimonio de la Humanidad, la Catedral y el Alcázar, no ha dejado de aumentar año tras año en el mismo periodo de tiempo, con incrementos de hasta el 17,64% en el templo metropolitano (año 2017) y de hasta el 14,66% en el palacio real en uso más antiguo de Europa (año 2015). Sólo en 2018 acudieron a la Catedral más visitantes que en siete años a las Setas.

Si se compara la evolución del número de visitas de cada monumento, los 281.000 registrados en el Metropol Parasol fueron 5.000 menos que en 2014, mientras que el Alcázar pasó de 1.325.854 a 1.799.465 (473.611 más) y la Catedral, de 1.434.444 a 1.934.373 (499.929 más).

Es la demostración de que el poder de atracción de la Sevilla digamos tradicional es muy superior a la de la supuestamente vanguardista que al coste de al menos 120 millones de euros representarían las Setas de la Encarnación.

Y ya no se trata sólo de los dos monumentos declarados Patrimonio de la Humanidad. Otro exponente de la Sevilla de siempre, el Museo Taurino de la Real Maestranza de Caballería supera en cada vez mayor número los visitantes de las Setas desde el año 2015: 325.173 frente a 281.000 en 2017.

Número de visitas a entes culturales sevillanos

Año Setas Alcázar Catedral Museo taurino

 

2014 286.000 1.325.854 1.434.444 234.765

2105 267.000 (-6,64%) 1.520.322 (+14,66 %) 1.581.238 (+10,23) 272.650 (+16,13)

2016 275.000 (+,299%) 1.621.355 (+6,64 %) 1.644.272 (+3,98%) 306.715 (+12,49%)

2017 281.000 (+2,18%) 1.799.465 (+10,98%) 1.934.373 (+17,64%) 325.173 (+6,01%)

2018 ¿? 1.875.000 (+4,19%) 2.123.836 (+9,79%) ¿?

 

Origen de las visitas a las Setas

Año Sevillanos Turistas

2014 126.000 160.000

2015  98.000 169.000

2016  90.927 184.000

2017 87.000 194.000

Subtotal      401.917 (36,25%) 707.000 (63,75%)

Setas de la Encarnación, la factura interminable

Administradores concursales exigen el dinero desviado a las Setas en vez de a los sistemas generales de Santa Bárbara

Casi medio millón de euros pagados a Sacyr por la promesa de Monteseirín de subida “gratis” al mirador

 

El pasado 27 de marzo de 2019 se cumplió el octavo aniversario de la inauguración oficial del Metropol Parasol, vulgo Setas de la Encarnación, el símbolo del despilfarrador mandato de Monteseirín, en el cual enterró allí del orden de 120 millones de euros que en buena parte fueron detraídos del dinero que los promotores entregaron al Ayuntamiento con cargo al nuevo PGOU para financiar los sistemas generales de los nuevos barrios de la ciudad.

Monteseirín inauguró las Setas antes de que estuvieran acabadas y con tal de hacerse la foto en vísperas de las elecciones municipales de aquel año, en las que el PSOE lo apartó como candidato a la reelección tratando de evitar lo que al final pasó: el desastre en las urnas de Espadas, imputable a la gestión de su correligionario, y la arrolladora victoria del PP de Zoido (20 concejales) hasta con los votos prestados de barrios tradicionalmente socialistas, hartos de los escándalos de aquella etapa.

La prueba evidente del afán de Monteseirín por retratarse para la posteridad como el artífice de las Setas es que la concesión de su explotación por Sacyr expira el 28 de abril (la fecha de su recepción oficial, y no el 27 de marzo, de su inauguración) del año 2051, por lo que faltan 32 años para que reviertan al Ayuntamiento tras esta privatización, que incluye también la plaza de la Encarnación y que decretó el gobierno de coalición PSOE-IU.

 

TRIUNFALISMO

 

En su triunfalista discurso inaugural, el entonces alcalde dijo que Metropol abría las puertas “al progreso económico y al desarrollo de un sector de la ciudad que estaba en franca decadencia”. Aludió también a supuestos análisis de unos desconocidos expertos, según los cuales “los beneficios económicos, directos e indirectos, que Metropol Parasol va a traer a la ciudad superarán, en sólo un año, a la inversión acometida, en turismo, comercio, hostelería, imagen y proyección exterior”.

Así pues, según las particulares cuentas de la lechera de Monteseirín, las Setas iban a generar  anualmente más de los 120 millones de euros (cifra generalmente admitida sobre su coste final, oficialmente nunca revelado) que costaron, por lo que si le diéramos crédito en estos ocho años su impacto debe haber sido de 960 millones de euros (¿?).

Casi coincidiendo con el octavo aniversario, al arquitecto, profesor de la Universidad Hispalense y principal experto en patrimonio industrial, Julián Sobrino, le recordaron en ABC que Monteseirín hablaba de que a rebufo de las Setas llegarían las grandes firmas de moda a Sevilla. El profesor dijo lo siguiente: “Recuerdo que hablaba de Tiffany`s y no sé cuál otra y de que se iba a formar una especie de Quinta Avenida neoyorquina, cuando lo único que llegó allí fueron bares de franquicias que venden cubos de cerveza a cinco euros. Es obvio que se rehabilitó el espacio, pero era lo menos que podía ocurrir en un espacio que estaba cerrado y degradado. El resultado no justifica, ni de lejos, la inversión del Metropol Parasol, cerca de 120 millones de euros”.

 

PLATILLOS VOLANTES

 

Según Julián Sobrino, Metropol Parasol es, sin duda, el paradigma de lo que no se debe hacer en una ciudad. Por varios motivos. El primero, en relación con el lugar en que se encuentra, porque no era aceptable “que aterrizaran allí -ha dicho- unos platillos volantes. En segundo lugar, porque esos platillos volantes no se corresponden con el volumen, la trama, la altura o la textura de la Encarnación y el centro histórico”.

Para el profesor universitario, las Setas no han producido un “efecto Guggenheim” como el del museo del mismo nombre de Bilbao. En su opinión no son arquitecturas comparables: “La de Gehry (el arquitecto americano autor del museo bilbaíno) es de calidad, y la de Mayer (el arquitecto alemán autor del Metropol Parasol) no lo es. Ni lo que albergaba: el Guggenheim contiene un espacio cultural que supuso un gran revulsivo para Bilbao. Estos parasoles (en alusión a las Setas) no tienen ningún contenido”.

 

CASCO ANTIGUO

 

Si las Setas hubiesen tenido ese impacto económico multimillonario del que hablaba Monteseirín en su promesa de que supondrían el progreso y desarrollo para un sector de la ciudad que estaba en decadencia, al cabo de ocho años se habría dejado notar su efecto en los indicadores del Casco Antiguo, pero en el tiempo transcurrido no ha sido así.

 

En el año 2015 el distrito tenía 59.277 habitantes; en 2018, 58.693. Se han perdido, pues, 584 vecinos, el 1% de la población en el último trienio.

 

En el periodo entre 2012 (año siguiente a la inauguración de las Setas) y 2016, la edad media de la población ha pasado de 43,29 años a 44,45 años. Se ha incrementado el envejecimiento. El saldo migratorio por cada mil habitantes ha pasado de 3,24 a 6,39: se ha duplicado el éxodo poblacional. Y si nacían 1003 niños por cada mil vecinos que fallecían, en 2016 la cifra se ha reducido de forma preocupante a 968.

 

Y eso que según dijo Monteseirín en aquel acto inaugural, los allí presentes entonces tenían el privilegio de asistir a “la inauguración de la Sevilla del siglo XXI”, como si no hubiese existido previamente la Exposición Universal de 1992 o el tiempo se hubiera detenido durante once años para ver alzarse el faraónico icono de sus mandatos.

 

LA SUBIDA

 

También se ha conocido en coincidencia con el octavo aniversario del Metropol Parasol que el Ayuntamiento y la constructora que lo explota, Sacyr, han llegado a un acuerdo en virtud del cual ésta podrá cobrar hasta 10 euros a los turistas que quieran subir al mirador de las Setas a cambio de que el Consistorio deje de pagarle la compensación económica que ha venido abonando (se habló de entre uno y tres euros) por cada sevillano o empadronado en la ciudad que accediera a lo alto de los parasoles, y por el mantenimiento de la plaza de abastos.

 

Este acuerdo es la demostración de que la factura de las Setas, pleitos aparte, no ha dejado de incrementarse en estos ocho años, de manera que cada vez es más difícil averiguar cuánto han costado ya a la ciudad realmente.

 

Con tal de hacer más digerible la faraónica obra de los 120 millones de euros y de atraer visitantes que proyectaran una imagen de éxito, Monteseirín anunció que la visita de los sevillanos sería gratuita y así, en palabras de su valido Marchena, se democratizarían las vistas sobre la ciudad y se acabaría con el supuesto privilegio del que únicamente gozaban las clases acomodadas desde sus balcones y miradores.

 

El mensaje no podía ser más demagógico. Por una parte, porque los sevillanos han pagado a través de sus impuestos y de su Ayuntamiento por la subida a las Setas, aunque ingenuamente creyeran que lo estaban haciendo gratis. Por otra, porque raramente un sevillano, por mucho dinero que tenga, dispone de un mirador exclusivo de 28,50 metros de altura, como el de las Setas. Y tercero porque cualquier sevillano goza del privilegio, otorgado por el Arzobispado, de subirse gratis de verdad a la Giralda y divisar Sevilla desde sus 97,5 metros de altura (casi 3,5 veces más que las Setas). ¿Qué necesidad, pues, había de gastarse 120 millones en el Metropol Parasol con el argumento de que así se democratizaban las vistas sobre la ciudad?

Sólo por un periodo de cuatro años en números redondos (del 1 de junio de 2013 al 30 de abril de 2017) el Ayuntamiento ya compensó a Sacyr con 480.407 euros por la subida de los sevillanos a las Setas. A esa cifra tuvo que añadir 227.688 euros por servicios no cobrados a los titulares de los puestos del mercado de abastos. Y es que con tal de que los placeros aceptaran trasladarse desde el antiguo mercado provisional (una provisionalidad que duró más de 30 años) al construido bajo el Metropol Parasol, Monteseirín les anunció unas cuotas inferiores a las que realmente debían pagar a Sacyr, y para evitar su rebelión cuando las conocieran acabó por endosarle al Ayuntamiento el abono de la diferencia con el dinero de todos los sevillanos, su práctica habitual. Nadie debía estropearle la fiesta inaugural, con concierto de la banda sinfónica municipal incluido.

 

Con tal de librarse de estas facturas interminables, el Ayuntamiento autoriza ahora a Sacyr a que cobre hasta 10 euros a los ingenuos turistas por subirse a las Setas, un precio superior a los 9 euros que cuesta toda la visita a la Catedral, la Giralda y el Salvador.

 

RECLAMACIÓN

 

Pero no acaba aquí la pesadilla de las Setas. Los administradores concursales de los promotores que en su día entregaron 42.778.672 euros a la Gerencia de Urbanismo para financiar los sistemas generales del desarrollo urbanístico de Santa Bárbara (en Torreblanca) conforme al convenio firmado el 25 de julio de 2003, exigen ahora al Ayuntamiento la devolución de ese dinero, no empleado para aquella finalidad porque acabó financiando en parte la construcción del Metropol Parasol, y han llevado al Consistorio a los tribunales.

Así pues, Espadas o quien le suceda si es que éste no renueva en la Alcaldía se enfrentará al riesgo de una nueva hipoteca por las faraónicas Setas de Monteseirín.

Sevilla versus Estocolmo

La capital sueca ha renunciado a un cubo de cristal con coste equivalente al de las Setas

También a un proyecto privatizador de jardines públicos de Apple y a la candidatura olímpica

Año nuevo, vida vieja. Espadas estrenó 2019 con una entrevista radiofónica en la que siguió respirando por la herida de que toda la oposición (PP, CS, Participa e IU) le tumbara en  diciembre el proyecto estrella con el que pensaba presentarse a las municipales: la ampliación del tranvía.

El alcalde reprochó especialmente al líder del PP y candidato a la Alcaldía, Beltrán Pérez, que haya “renegado” del tranvía y le imploró que reflexione y escuche “las voces ciudadanas y vecinales que apuestan por este proyecto”.

¿Qué voces? A Espadas le tumbaron el tranvía el mes pasado y en el tiempo transcurrido no se ha oído ningún clamor popular ni  organizado ninguna manifestación de protesta, por más que él esté incitando a que alguien lidere una nonata rebelión por negarse a aceptar el veredicto del pueblo soberano, expresado a través de los representantes que eligió en las urnas.

Lo  cierto es que los cuatro grupos municipales que se niegan a que el Ayuntamiento se gaste 49 millones de euros (8.153 millones de pesetas) en una redundante ampliación del tranvía representan a 184.229 sevillanos, frente a los 103.238 que apoyaron a Espadas y al PSOE. Conclusión: el alcalde está en minoría y no puede imponer su voluntad.

Para que vea Espadas que en todos sitios cuecen habas, también ha habido un vuelco espectacular en una ciudad sita a 3.000 kilómetros de Sevilla y en cuestiones que tienen paralelismo con otras suscitadas en nuestra ciudad desde los tiempos de Monteserín: Estocolmo.

LA CAPITAL VERDE

Al oír o leer el nombre de la bellísima ciudad nórdica, la Venecia del Norte, ¿qué imagen nos viene a la mente? ¿Moderna o tradicional? Además de ser capital de Suecia, país de referencia para la socialdemocracia y paradigma del Estado del Bienestar (allí, por ejemplo, el permiso de paternidad es de  ¡ 480 días !), fue designada en 2010 como la primera capital verde de Europa, el mismo título al que ha aspirado Sevilla sin conseguirlo. Y es que, entre otros muchísimos méritos para ello, Estocolmo cuenta con el primer parque nacional urbano del mundo (como si estuviera en medio de Doñana), compuesto por tres parques reales y cuatro islas de un archipiélago de 24.000.

A pesar de que el 95% de los holmienses vive a sólo 300 metros de una zona verde, en la ciudad se siguen creando nuevos parques, jardines y paseos dentro del periodo 2017-2020.

Hace cuatro años ya consiguió cumplir todos los requisitos de la Unión Europea sobre calidad del agua. Las emisiones de gases de efecto invernadero por persona se han reducido en un 25% desde 1990. Antes de 2040 se dejará de consumir allí combustibles fósiles, y el transporte público hace tiempo que sólo funciona con energías renovables. Sólo en potenciar la bicicleta se han invertido más de 100 millones de euros.

Se está construyendo un túnel para canalizar los vertidos hacia una nueva depuradora entre las más modernas del mundo, con el fin de reducir a la mitad el nitrógeno y fósforo que acaban en el Báltico y minimizar los microplásticos. Sólo en 2017 se edificaron en Estocolmo  7.154 viviendas calificadas como ecológicamente sostenibles y en su Plan de la Vivienda hasta 2030 se prevé erigir 140.000.

EL NOBEL CENTER

Estocolmo y Suecia son conocidos en todo el mundo por los premios Nobel, que concede la Academia Sueca y cuya dotación económica decide la Fundación Nobel, administradora de la  herencia de Alfred Nobel y cuyos fondos ascendían en 2010 a 465 millones de dólares.

Con el pretexto de concentrar en un solo y moderno edificio todas las actividades vinculadas a los premios y con la anuencia del Ayuntamiento, la Fundación Nobel hizo en junio de 2013 lo mismo que años antes Monteseirín aquí para la Encarnación: convocar un concurso internacional de arquitectura. Si el de Sevilla lo ganó con el proyecto del Metropol Parasol (vulgo Setas) el arquitecto alemán Jürgen Mayer, el de Estocolmo se lo adjudicó en abril de 2014 otro arquitecto germano, David Chipperfield.

La Fundación y el Ayuntamiento pensaban derruir unas antiguas instalaciones portuarias en la península de Blasieholmen, que datan de 1876, para alzar en su lugar el diseño de Chipperfield: un edificio acristalado de 18.000 m2 compuesto por el equivalente a dos enormes cajas apiladas con persianas de bronce frente al señorial paseo marítimo de Strandvägen y la bahía de Nybroviken. El coste estimado, 132 millones de dólares, en línea con la factura ¿final? de las Setas de la Encarnación.

REBELIÓN

Conservacionistas, ecologistas y colectivos ciudadanos se movilizaron contra el cubo de cristal (véase un vídeo en Youtube https://www.youtube.com/watch?v=WpigW2zkZKA ) que la Fundación Nobel, el Ayuntamiento y algunas de las empresas más potentes de Estocolmo querían empotrar como fuera en los antiguos muelles de Nybrokajen. El Consistorio abrió una consulta y de las 830 respuestas recibidas, 800 fueron contrarias a sus planes.

Ante la polémica suscitada, se pidió al arquitecto alemán que rebajara la altura y el volumen del proyecto, en un proceso parecido de alguna manera a lo hecho por Vázquez Consuegra en las Atarazanas, cosa que aquél hizo en 2016. No fue suficiente. Hasta el comedido rey de Suecia, Carlos XVI Gustavo, declaró al periódico Dagens Nyheter que el edificio de cristal en aquel entorno le parecía gigantesco y “demasiado dominante”.

El equivalente a los Adepa de Estocolmo denunciaron el proyecto del Nobel Center ante los tribunales y, para sorpresa de los poderes fácticos suecos que lo respaldaban, aquéllos fallaron en contra de la Fundación y del Ayuntamiento con el argumento de que el edificio “afectaría la legibilidad del desarrollo histórico de Estocolmo como una ciudad portuaria, marítima y comercial y causaría importantes daños a la preservación del antiguo sitio del puerto”.

El gobierno local no aceptó la sentencia y decidió presentar un recurso. En esas se estaba cuando el pasado mes de septiembre hubo elecciones en Suecia. Ningún partido obtuvo mayoría absoluta en el Ayuntamiento por lo que hasta bien entrado octubre no se pudo formar un nuevo gobierno municipal, el cual decidió en diciembre retirar el recurso ante los tribunales con el fin de preservar el perfil histórico de Blasieholmen y por tanto desechar allí la construcción del voluminoso edificio de cristal de Chipperfield para la Fundación Nobel con su presupuesto de 130 millones de dólares.

Y APPLE, TAMBIÉN

No quedó aquí la cosa. La multinacional Apple se había hecho con los derechos para sustituir al fondo del precioso paseo ajardinado de Kungsträdgarden el espacio actualmente ocupado por una hamburguesería de la cadena también americana TGJ Fridays (salvando las distancias, un local parecido a los existentes en el Paseo de Europa de Los Bermejales) por un diseño futurista de otro arquitecto-estrella, el británico Norman Foster. Este fue uno de los cuatro que hace años se trajo Monteseirín para que desarrrollara los suelos de la Cruzcampo y junto a los que se hizo la foto en el balcón del Ayuntamiento.

Otrosí, la compañía de la manzana pretendía anexionarse 375 m2 más del espacio público del parque, en un plan similar a lo ocurrido en Sevilla con la biblioteca universitaria que diseñó otra arquitecta estelar, la anglo iraquí Zaha Hadid, en los jardines del Prado de San Sebastián.

El proyecto de Apple, que había presentado otro parecido en Melbourne, era el exponente de la nueva estrategia de la compañía de evolucionar de ubicarse en el centro de las urbes  a ocupar un lateral de una gran plaza o paseo y denominarlo “plaza de la ciudad”, aunque “de facto” lo convierte en su plaza particular.

Para Arkitektur, la principal revista de arquitectura de Suecia, el proyecto de Apple “toma toda su energía y toda su aura del espacio público y no agrega nada; es como un parásito”.

MOVILIZACIÓN

De nuevo los Amigos de la Tierra y conservacionistas de Estocolmo se movilizaron contra este otro proyecto de Apple y Norman Foster, con carteles de protesta pegados hasta en los troncos de los árboles.

El nuevo gobierno local ha saludado que Apple quiera establecerse en Estocolmo, pero no en el paseo ajardinado de Kungsträdgarden, “el lugar equivocado”, y por consiguiente ha anunciado que bloquea su proyecto, La decisión se ha celebrado con actuaciones de cantautores y recitales poéticos en el emblemático parque holmiense.

Y como no hay dos sin tres, el Consistorio también anunció el mes pasado la retirada de la candidatura de la ciudad a organizar los Juegos Olímpicos de 2026, mientras que Sevilla se empecinó en mantener la suya sin éxito durante tres periodos consecutivos.

Estocolmo, pues, ha apostado por preservar sus antiguos muelles y su paseo más emblemático (como si fuera su Alameda de Hércules) y quedarse sin Olimpiadas y sin los diseños de arquitectos-estrella, decisiones que aquí los adalides de la torre Pelli, las Setas de la Encarnación y la biblioteca en los jardines del Prado calificarían de sacrílegas y de rancias, pero ¿es acaso por ello la capital sueca menos moderna que Sevilla?

Urbanismo tumba una reclamación de 23,3 millones de los Benjumea

TAMBIÉN LOS JESUITAS

 

El ‘pool’ de dueños de los suelos exige la anulación del convenio firmado en tiempos de Monteseirín

 

CAUSAS

Culpan a la Gerencia de los problemas por la SE-30 y SE-20 y la afección acústica del aeropuerto

RECHAZO

Urbanismo les acusa de no subsanar los problemas, pese a conocerlos, y pretender un enriquecimiento injusto

 

La Gerencia de Urbanismo ha rechazado la reclamación presentada en nombre de los dueños del Buen Aire por la promotora inmobiliaria de la familia Benjumea, antigua propietaria de Abengoa, para la devolución de 23.367.643 euros a cuenta del convenio urbanístico firmado durante el mandato de Monteseirín, el cual habría utilizado esos fondos y los de otros convenios similares en la construcción de las Setas de la Encarnación.

Frente a la exigencia de Iniciativas de Bienes Inmuebles (Ibisa) en nombre de la familia Benjumea y de otros grandes propietarios, como la Compañía de Jesús, del sector del Buen Aire, la Gerencia de Urbanismo sostiene que no ha incumplido los compromisos que asumió en el convenio urbanístico que ambas partes firmaron el 4 de septiembre de 2003 (durante el mandato de Monteseirín) para el desarrollo urbanístico de los terrenos, y menos que proceda reintegrar las cantidades que aquéllos aportaron para la adquisición de los sistemas generales e indemnizarles por los daños.

Como se recordará, aprovechando la paralización de los proyectos inmobiliarios en Sevilla debido al estallido de la crisis económica en 2008, Monteseirín destinó el dinero de los convenios urbanísticos, y presuntamente también el del Buen Aire, a terminar la construcción de las Setas de la Encarnación para poder inaugurarlas antes de la conclusión de su tercer mandato y de las elecciones municipales de mayo de 2011.

Urbanismo desestima la reclamación de la familia Benjumea y del resto de propietarios con el argumento de que los suelos mantienen la clasificación de urbanizables ordenados para la construcción de viviendas y el desarrollo de actividades económicas y que el Plan Parcial sigue en disposición de ser aprobado de forma definitiva, por lo cual y en caso de aceptar la exigencia se podría generar un enriquecimiento injusto de los propietarios.

La Gerencia rechaza a los reclamantes que traten de “hacer confundir la inevitable complejidad del proceso con una imposibilidad definitiva de ejecución de las previsiones del Plan General”.

 

QUINCE AÑOS

 

El rechazo de Urbanismo supone un duro golpe para la familia Benjumea, que tras haber perdido Abengoa se ve atrapada a través de su sociedad patrimonial inmobiliaria Ibisa en el bloqueo urbanístico de la Hacienda del Buen Aire, cuyos derechos habría utilizado también como aval ante los bancos acreedores de Abengoa para el mantenimiento del escaso porcentaje de acciones que le ha quedado en la histórica compañía de Palmas Altas.

Los Benjumea y el resto de propietarios, incluida la Compañía de Jesús, firmaron en septiembre de 2003 con la Gerencia de Urbanismo un convenio para el desarrollo urbanístico del Buen Aire ante la previsión de que se pasara de Suelo No Urbanizable a Urbanizable en el nuevo PGOU que entonces estaba redactando Fustegueras (se aprobó en 2006) y para su “correcta integración en el proceso urbanístico”, y aportaron al Ayuntamiento más de 11 millones de euros para la financiación de los sistemas generales.

Sin embargo, desde diciembre de 2013 (diez años después) vienen exigiendo sin éxito la resolución del convenio y la devolución del dinero, más otras cantidades en concepto de intereses y daños y perjuicios, por sentirse engañados por el Ayuntamiento ante la supuesta imposibilidad de construir las 2.096 viviendas autorizables, más espacios para actividades económicas, debido a los posteriores problemas de acceso y enlaces surgidos con las rondas SE-30 y SE-20, y a los informes negativos de la Dirección General de Aviación Civil por el impacto de las futuribles viviendas y espacios comerciales en el cercano aeropuerto de San Pablo y la trayectoria de los aviones durante el despegue y aterrizaje.

Urbanismo rechaza las exigencias de los propietarios con el argumento de que fueron conocedores desde el principio de los problemas de acceso y de huella acústica existentes y de que en todos estos años aquéllos no han hecho nada por cumplir las recomendaciones técnicas de la Dirección General de Aviación Civil.

“Los propietarios son los principales responsables de que el Plan Parcial no haya podido ser aprobado, al no haber sido diligentes atendiendo las consideraciones de los informes sectoriales”, concluye la Gerencia de Urbanismo.

La reclamación económica de los propietarios

Desde diciembre de 2013, los propietarios de los suelos de la Hacienda del Buen Aire exigen al Ayuntamiento que declare resuelto el convenio urbanístico que firmaron el 4 de septiembre de 2003 para facilitar la formulación y ejecución de la Revisión del Plan General de Ordenación Urbana (2006) y, en consecuencia, la devolución de las siguientes cantidades:

-Por la financiación de la adquisición de terrenos calificados de sistemas generales exteriores al área de reparto y de ejecución de sistemas generales del nuevo PGOU, 11.029.015 euros (aunque en esta cifra hay algunas discordancias entre los propios dueños).

-Por los intereses legales devengados desde entonces, 3.749.588, 79 euros. Esta cantidad ha sido actualizada hasta 5.243.863 euros.

-Por los daños y perjuicios causados por los gastos asumidos, 7.094.765 euros.

En total y en números redondos la reclamación asciende por ahora a 23.367.643 euros.

Urbanismo fue dando largas a los propietarios mediante una resolución de 4 de marzo de 2014 en virtud de la cual suspendió el plazo para resolver su solicitud, suspensión que a base de diversas prórrogas se ha prolongado hasta ahora, cuando ha acordado desestimar la reclamación, por lo que a los dueños de los terrenos sólo les cabe ya recurrir a los tribunales ordinarios.

Más de 2.000 viviendas para los dueños del Buen Aire

La Compañía de Jesús es la principal propietaria de los terrenos calificados como urbanizables en el sector del Buen Aire, aunque la voz cantante de la recla

mación ante Urbanismo la haya llevado la familia Benjumea, con la que mantiene una estrecha relación desde los tiempos del patriarca, Javier Benjumea Puigcerver.

La relación de propietarios de los suelos en conflicto con el Ayuntamiento 

es la siguiente:

-Compañía de Jesús. Provincia Bética 196.982 m2

-Iniciativas Concertadas 139.387 m2

-Iniciativa de Bienes Inmuebles (Benjumea) 106.102 m2

-Urbanismo Concertado (Urconsa) 106.102 m2

-Urbanizadora del Aljarafe (Urdasa) 100.000 m2

-Comunidad de Bienes Herederos de

José García Carranza y Araceli Benjumea   51.237 m2

-Cabenin S.L.     2.986 m2

 Total propiedades 702.796 m2

 Urbanismo les reconoció en el PGOU el derecho a construir en esos suelos 2.096 viviendas, más 18.549 m2 de edificabilidad para actividades económicas (comercios, hoteles, oficinas…).

Los propietarios, por su parte, se obligaron a financiar con 2.824.264 euros parte de la adquisición de los terrenos calificados como sistemas generales exteriores al área de reparto y con 8.204.751 euros (a razón de 21,035 euros por m2 edificable atribuido por el PGOU a los terrenos) parte de la ejecución de los nuevos sistemas generales.