Torre Pelli de Málaga versus Torre Pelli de Sevilla

Más de 11.600 malagueños han firmado contra el proyecto de un rascacielos en su puerto

Trescientos intelectuales de toda España se han adherido al manifiesto opositor a la torre malagueña, entre ellos los sevillanos Emilio Lledó, Isaac Rosa, Benito Zambrano y Margarita Aizpuru

La plataforma sevillana ‘Túmbala’ contra el rascacielos en la isla de la Cartuja también consiguió el apoyo de centenares de intelectuales, encabezados por el escritor Juan Goytisolo

El Colegio de Arquitectos de Málaga se ha opuesto desde el principio al rascacielos portuario; el decano del colegio sevillano se limitó a decir que la torre Pelli tenía un impacto «contundente»

Casi seis años después de la inauguración en Sevilla de la popularmente conocida como torre Pelli, el rascacielos de 180,5 metros de altura erigido en la isla de la Cartuja por Cajasol y rematado por La Caixa al coste de al menos 325 millones de euros, en Málaga se vive otra situación parecida con un proyecto similar: la denominada torre del Puerto.

En el año 2016, la Autoridad Portuaria de Málaga, presidida por Paulino Plata (ex consejero de Cultura de la Junta de Andalucía), convocó un concurso para la construcción en suelos del dique de Levante de un complejo hotelero y comercial que promovía el grupo Al Bidda (vinculado al fondo soberano de Catar), operando bajo la marca Andalusian Hospitality II, con una edificabilidad de 43.515 m2.

El concurso fue ganado por el estudio de arquitectura Seguí, el cual planteó un rascacielos de al menos 135 metros de altura como sede de un hotel de cinco estrellas gran lujo.

Proyecto inicial de rascacielos de al menos 135 metros de altura para hotel de gran lujo en el puerto malagueño

El proyecto suscitó de inmediato en Málaga una gran polémica, en la que se utilizaron argumentos similares a los que conocimos en Sevilla hace un decenio con motivo del rascacielos (popularmente conocido como torre Pelli, por César Pelli, el arquitecto argentino que lo diseñó) que en la Cartuja impulsó el Ayuntamiento gobernado por Monteseirín a través de Cajasol (luego absorbida por La Caixa): según la Autoridad Portuaria malagueña, la torre se convertirá en el “nuevo icono visual de la panorámica marítima” y traerá grandes beneficios a la ciudad.

Por su parte, el arquitecto valenciano ganador del concurso, José Seguí, escribió el 17 de diciembre de 2020 un artículo en el diario Sur con el significativo título “Hacia la contemporaneidad de la ciudad”, en el que sostenía la tesis de que el rascacielos portuario suponía “un paso más allá de la actual modernidad” de Málaga, en línea con el argumento de Monteserín de que la torre Pelli (180,5 metros, el edificio más alto de toda Andalucía) en la Cartuja suponía trasladar Sevilla a la modernidad, como si para ser moderna una ciudad tuviera necesariamente que tener un rascacielos.

Diversos colectivos ciudadanos malagueños opuestos al rascacielos por su impacto en el paisaje urbano constituyeron la plataforma ‘Defendamos nuestro horizonte’, a la que se adhirieron, entre otros, el Colegio de Arquitectos de Málaga, la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, lo ecologistas y numerosos profesores universitarios, entre otros.

Campaña de los opositores a la torre en el puerto de Málaga

A destacar la oposición desde el principio del Colegio de Arquitectos malagueño, colectivo al que habitualmente se suele considerar partidario “por sistema” de este tipo de proyectos calificados “a priori” como vanguardistas y que supuestamente recualifican la ciudad en la que se erigen.

En comparación, el entonces decano del Colegio de Arquitectos de Sevilla, Ángel Díaz del Río, esperó quince meses (3 de octubre de 2008) tras la colocación de la primera piedra de la torre Pelli (17 de julio de 2007) para decir que  «por la tipología de edificio y su altura, el impacto paisajístico y visual de la torre es contundente y no habitual en Andalucía». Pero el colegio, como entidad, no se pronunció, pese a que la contundencia de ese impacto se producía en el borde del Casco Histórico y a que por entonces la Unesco amenazaba con retirar a Sevilla el título de Patrimonio de la Humanidad por causa del rascacielos.

Ángel Díaz del Río, ex decano de Sevilla

A favor del rascacielos malagueño, con el argumento del impacto económico que tendrá en la ciudad una inversión inicialmente estimada en 120 millones de euros, se han manifestado el PP (partido que sustenta a Francisco de la Torre en la Alcaldía de la ciudad), el PSOE, Ciudadanos, la Confederación de Empresarios de Andalucía y el sector turístico.

REVISIÓN A LA BAJA

La plataforma ciudadana ‘Defendamos nuestro horizonte’ presentó 1.078 alegaciones en contra de la torre del Puerto. Su movilización fue tal que los promotores se vieron obligados a anunciar en enero de 2020 la revisión del proyecto para rebajar su impacto visual. Tras esa revisión, el proyecto ha quedado de la siguiente forma:

-De las 35 plantas iniciales se ha pasado a 27.

-De los al menos 135 metros de altura se ha pasado a 116,62 (para hacerse una idea, la altura de la Giralda es de 104,1 metros incluyendo el Giraldillo, con 7,69 metros).

-Se ha retranqueado el edificio 45 metros respecto del límite exterior del dique de Levante.

-Se han aumentado las zonas verdes.

-Se mantiene la edificabilidad en 43.515,73 m2.

A continuación, imágenes de cómo quedaría el proyecto una vez revisado, según el estudio de arquitectura Seguí:

Todos los detalles del proyecto revisado se pueden consultar en el siguiente enlace, con recreaciones, vistas panorámicas a 360 grados, vídeos y demás documentación:

https://torrepuertomalaga.com/

La plataforma ciudadana no se ha dado por satisfecha con la rebaja porque lo que quiere es que el proyecto no se ejecute, y a tal efecto ha promovido una campaña de firmas contrarias a la construcción de la torre en la conocida plataforma de internet change.org, en la que en la tarde del 15 de enero de 2021 se habían recogido 11.616 firmas,

que se habían convertido en 11.631 a la mañana siguiente. El objetivo es alcanzar al menos 15.000:

https://www.change.org/p/no-al-rascacielos-del-puerto-de-malaga

Busqué en change.org si en su día se había organizado una campaña similar de firmas en contra de la torre Pelli en Sevilla.

La torre Pelli, en Sevilla

Obviamente, la campaña se había cancelado hacía nueve años, pero quedó el registro. Y atención al dato: tan sólo 51 firmantes, 227 veces menos que los de Málaga en contra del proyecto de rascacielos allí.

PLATAFORMA TÚMBALA

Sin embargo, el profesor de la Universidad Hispalense, Julián Sobrino, me aclara que esta recogida de firmas en Change.org no tuvo nada que ver con la que promovió la plataforma ‘Túmbala», la cual, además de realizar numerosas actividades, captó «centenares» en contra del rascacielos.

El 25 de marzo de 2009 se dio a conocer en Sevilla el ‘Manifiesto contra la construcción de la torre Cajasol’, promovido por el arquitecto Fernando Mendoza (premio nacional de Restauración), y que según Julián Sobrino fue firmado por más de 350 profesionales de prestigio internacional que avalaron el rechazo a la construcción del rascacielos en la Cartuja, como el novelista franco-tunecino Abdelwahab Meddeb y artistas como Curro González, Soledad Sevilla y Chema Cobo (éste, por cierto, entre los firmantes también contra la torre del puerto de Málaga).

El argumento principal del manifiesto (25 de marzo de 2009) era que el edificio incumplía el Convenio Europeo del Paisaje, el cual había sido ratificado por España en el año 2012. En el texto se recordaba que «la Caja de Ahorros Cajasol y el Ayuntamiento de Sevilla se disponen a comenzar de inmediato la construcción de un rascacielos de oficinas de casi doscientos metros de altura, situado al Oeste de la ciudad, a las puertas del mítico barrio de Triana y a 1,6 kilómetros de los lugares declarados Patrimonio de la Humanidad, la Catedral, el Alcázar, el Archivo de Indias y el barrio de Santa Cruz».

Fernando Mendoza

Para contextualizar aún más su posición contraria, Fernando Mendoza afirmaba que «el rascacielos tiene el doble de altura del valle del río y del monumento hispanomusulmán más emblemático de Sevilla, la Giralda». Por ello, «la torre supondrá una agresión visual contra el paisaje más relevante de la ciudad: la torre del Oro, el puerto de Indias y el puente de Triana; interferirá en los fondos de calles del centro histórico; destruirá el paisaje de la Cartuja de Sevilla y, por último, competirá con la Giralda en su relevancia emblemática, al doblar su altura».

El manifiesto tampoco obviaba otras posturas en contra, como la vinculada a la Unesco: «La construcción se va a realizar a pesar de un durísimo informe en contra del rascacielos emitido por Icomos (International Council on Monuments and Sites), organismo asesor de la Unesco».

Fernando Mendoza subrayaba que «Sevilla y su paisaje son propiedad inmaterial universal y no pueden ser monopolizados o desvirtuados por entidades o grupos financieros». Por todo ello, y «dado que los daños que se producirían por la construcción del rascacielos serían irreparables para el paisaje y la armonía de una de las ciudades más míticas de Europa», el manifiesto solicitaba a la Junta de Andalucía que interviniera y decidiera si la construcción del rascacielos era acorde con su normativa de protección de Sevilla y su paisaje.

La Giralda, en primer plano, y la torre Pelli al fondo

Asimismo, el texto exigía al Ayuntamiento de Sevilla una moratoria en la construcción del rascacielos hasta que se hubiera realizado un informe definitivo por la Unesco, para lo que igualmente solicitaba que el Ayuntamiento aceptara íntegramente dicho informe, fuera cual fuera su contenido.

El manifiesto también instaba a la promotora, «la Caja pública Cajasol», a que realizara «una modificación del proyecto en volúmenes más pequeños que se adapten al paisaje del entorno de Sevilla».

El primer firmante del mismo fue el escritor Juan Goytisolo, premio nacional de Literatura 2008, y entre los adheridos figuraron la escritora parisina Cécile Wajsbrot, los compositores alemanes David P. Graham y Stefan Streich junto a los españoles Germán Toro, Elena Mendoza y Teresa Catalán, y la actriz Pepa Sarsa, entre otras muchas personalidades.

El testimonio de aquella lucha ciudadana puede leerse en el siguiente enlace:

https://www.google.com/url?sa=t&source=web&rct=j&url=https://core.ac.uk/download/pdf/78501354.pdf&ved=2ahUKEwjZ–7DtqHuAhVAAWMBHQ9kBd8QFjAUegQIMRAB&usg=AOvVaw18hCBxzinjp82jPEGYx5Am

RECHAZO EN MÁLAGA

En Málaga, aparte de las firmas en change.org, más de 300 intelectuales de toda España han secundado un manifiesto titulado ‘No a la ruptura del patrimonio cultural del paisaje’ en contra de la torre en el puerto malagueño.

En el documento se recuerda que organismos internacionales como Icomos y numerosos ciudadanos a través de firmas y alegaciones han manifestado su rechazo a la construcción de un rascacielos en la explanada del dique de levante del Puerto de Málaga, por afectar al paisaje de la capital.

«La implantación de un edificio innecesario en un hábitat icónico del paisaje supone un grave impacto irreversible sobre la imagen de Málaga y su bahía», puede leerse en el texto, en el que se añade que el rascacielos «anula el protagonismo de los verdaderos significantes de la identidad de la ciudad, como son la Alcazaba, Gibralfaro, la Catedral y la Farola, cuya funcionalidad sería apagada y desprovista de su histórico cometido».

Estampa clásica de Málaga, con «la Farola» del puerto en primer plano

Los firmantes advierten de que el proyecto, liderado por el grupo inversor catarí Al Alfia, ha sido posible gracias a que «se ha adaptado el urbanismo de la ciudad a la voluntad de los inversores: detrás de esta actuación -afirman- hay únicamente un proyecto inmobiliario de carácter especulativo a partir de un suelo público».

Entre los firmantes aparecen varios sevillanos, a saber:

-El filósofo Emilio Lledó, premio Príncipe de Asturias, que además es de Triana, el barrio más afectado, por su cercanía, a la torre Pelli y  el que más sufre su impacto visual.

-El escritor Isaac Rosa Camacho.

-El cineasta lebrijano Benito Zambrano.

-La galerista Margarita Aizpuru, que aunque madrileña de nacimiento se ha llevado casi toda su vida en Sevilla y pasa por sevillana.

Zoido, de opositor a defensor de la Torre Pelli, con directivos de La Caixa durante la inauguración oficial

En Sevilla, pese a las promesas de Zoido de que cuando fuera alcalde pararía la torre Pelli (en el típico giro de veleta del símbolo de la ciudad, el Giraldillo, acabó convertido en valedor del rascacielos ante la Unesco), no se consiguió nada, y en Málaga la plataforma cívica ha logrado hasta ahora al menos la revisión a la baja del rascacielos en los términos que vimos antes.

EL EJEMPLO DE NORUEGA

Me contó hace 30 años un diplomático de Noruega al que conocí con motivo de la Expo-92, que en su país (por entonces con 4 millones de habitantes) cada ciudadano pertenecía a entre diez y veinte asociaciones, en plan amigos de los fiordos, amigos de las focas, amigos de las cabañas de madera…así que el Gobierno noruego se lo pensaba dos veces antes de hacer algo que afectara a los fiordos, a las focas o a las cabañas de madera, porque podía tener en su contra a entre el 10% y el 20% de la población del país.

Fiordo de Noruega

Afortunadamente, en la capital del Guadalquivir son cada vez más activas entidades cuyos componentes dedican de forma altruista su tiempo a luchar por las causas en las que creen, por una ciudad mejor, y que por ello son acreedores de nuestra gratitud y de nuestra admiración.

Está siendo el caso, por ejemplo, de Adepa con su lucha por la recuperación integral de las Atarazanas, llevada hasta los tribunales y que ha obligado a la Junta de Andalucía a la reforma del proyecto inicial de los antiguos astilleros medievales, en el que no se preveía la visión de la antigua muralla.

Las Atarazanas hispalenses

Y también el de los colectivos (Salva tus árboles Sevilla, Tranvia Verde, Ecologistas en Acción, Ni un árbol menos, Asociación Parque Vivo del Guadaíra, Sevillasemueve y otros) que están defendiendo los árboles, los parques, los jardines y las zonas verdes, la Naturaleza en suma de la urbe, y que revisan proyecto por proyecto de obras del Ayuntamiento y denuncian la tala injustificada de especies vegetales, no sólo por el proyecto de ampliación del tranvía o por el antiguo mercado de la Puerta de la Carne.

Manifestación contra la tala de árboles para la ampliación del tranvía

Mientras algunos partidos políticos se quedan en la mera palabrería, estos colectivos, pese a carecer de los recursos económicos y de personal a sueldo a la postre de la Administración, no han dudado en elevar recursos de alzada ante el propio Ayuntamiento, intervenir en el Pleno, denunciar ante la Unión Europea y preparar, si fuera menester, la vía de la Justicia contencioso-administrativa. Se han convertido en un quebradero de cabeza para el gobierno local por su lucha infatigable, al margen de cualquier componenda o pasteleo en plan “do ut des” a la que tan aficionados son los partidos. Por eso el alcalde, Juan Espadas, expresó ante un micrófono que creía cerrado su deseo inconsciente de que “había que matarlos a todos”.

Si, como en Noruega, cada sevillano fuera miembro activo no ya de 20 o de 10 asociaciones defensoras de algún aspecto de la ciudad, sino de al menos dos o tres, como los numerosos que pertenecen a varias cofradías y pagan religiosamente sus cuotas, más que probablemente los alcaldes que hemos tenido hasta ahora se lo habrían pensado dos veces antes de autorizar la torre Pelli o cortar los árboles de la Plaza Nueva y de la Avenida, de la calle Almirante Lobo y de la avenida San Francisco Javier en nombre de la supuesta modernidad de un rascacielos o de un tranvía.

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