Convocada para el jueves 26 de junio junto al bar Citroën
La plataforma Sevilla se Muere/Iniciativa Ciudadana Sevillana ha convocado para el próximo jueves, 26 de junio (2025) a las 20:30 horas, junto al bar Citroën, una concentración de protesta por la decisión del gobierno local, que preside José Luis Sanz, de prorrogar durante seis años más la celebración del Icónica Fest en la Plaza de España.
Según la plataforma, Sevilla vuelve a ceder uno de sus lugares más emblemáticos a los intereses privados, a Icónica Fest, el festival de música que se celebra en la Plaza de España, en un espacio que se localiza dentro del Jardín Histórico del Parque de María Luisa, declarado Bien de Interés Cultural por el Real Decreto 1926/1983.
A su juicio, «la celebración del festival en esta ubicación no sólo perturba el derecho al descanso de miles de vecinos, sino que pone en riesgo la integridad de los valores culturales y naturales que condujeron a su declaración con la máxima categoría de protección que dispensan nuestras leyes de Patrimonio Cultural».
La plataforma se muestra muy crítica con la decisión del gobierno local de prorrogar el contrato del festival en este emblemático monumento de la ciudad, y se expresa en una nota de prensa en estos términos: «La reciente renovación del contrato entre la promotora Green Cow y el Ayuntamiento va a prorrogar durante seis años más, a razón de dos meses al año, el hurto a la ciudadanía de un espacio cultural y natural para su entrega a precio de saldo a una iniciativa privada vampirizadora, que pretende colarnos como “nueva tradición” lo que no es más que el último ejemplo de mercantilización de un monumento a mayor gloria de la industria turística y hostelera.
Durante seis años más -continúa- se prorrogará la tortura acústica de conciertos y sesiones de música electrónica que se extienden hasta las tres de la mañana: el estruendo se siente desde El Porvenir, pasando por Los Remedios, y llega hasta Los Bermejales. Durante seis años más, haces de luz y decibelios alterarán el hábitat de la avifauna que encuentra en el parque su refugio. Durante seis años más, se prolongará el montaje de estructuras escénicas, torres de iluminación o pantallas gigantes, que, además de dañar su delicado pavimento, ocultan la arquitectura del edificio central y de la arcada que diseñara Aníbal González. Durante seis años más, la Avenida Rodríguez de Casso quedará clausurada para convertirse en un “espacio gastronómico”, el último eufemismo con el que disfrazar que la colonización de los veladores ha llegado, bendecida por el Ayuntamiento, hasta el corazón de la riqueza patrimonial de la ciudad».
Sevilla se Muere tira de hemeroteca para recordar que en agosto de 2024, en declaraciones a la prensa, José Luis Sanz manifestó: “el año que viene abriremos [el] debate sobre su continuidad o no”. Un mes después aseveró: “ “Icónica tiene un contrato firmado hasta 2025 y ahí no hay debate. La duda está después».

Cartel anunciador de la concentración
«Muchos pensamos entonces -afirma la plataforma- que el Ayuntamiento corregiría la decisión que irresponsablemente se adoptó en 2021, bajo los auspicios de Antonio Muñoz como delegado de Cultura. Muchos esperamos entonces que, siguiendo la llamada a la reflexión que realizara la Comisión Provincial de Patrimonio en su sesión de 28 de julio de 2022 sobre “la intensidad de uso propuesta para este tipo de eventos” a la vista del crecimiento del festival respecto a las primeras ediciones, tanto en duración como en instalaciones anexas, el Ayuntamiento realizaría una reflexión rigurosa sobre los usos de este recinto monumental y sobre el impacto de la celebración en el mismo de eventos de afluencia masiva».
«Finalmente -añade la plataforma-, se ha decidido prorrogar el festival por un período de seis años sin que se haya realizado consulta alguna ni promovido un debate público con participación de la ciudadanía ni de las numerosas asociaciones que venimos advirtiendo de este desatino. ¿Qué informes técnicos se han tenido en cuenta para tomar esta decisión más allá que los que aporta la propia empresa promotora? ¿A qué expertos en patrimonio cultural o en ecología urbana ha consultado el Ayuntamiento para adoptar una decisión que hipoteca durante seis años una de las joyas de la ciudad? ¿Acaso no hay intereses públicos relevantes que tutelar más allá del cobro de un pírrico canon anual, cuyo destino se desconoce, o de alentar la alta ocupación en temporada baja de una oferta hotelera sobredimensionada? Además, esto no es una cuestión de canon, porque hay bienes y espacios cuyo valor trasciende lo monetario, pero esto hay muchos que no lo entienden».
EL MONUMENTO
Sevilla se muere asevera que «la Plaza de España siempre ha sido un espacio para el esparcimiento de los sevillanos, que ocupa un lugar especial en la memoria sentimental de cada uno de los habitantes de la ciudad. Es un monumento gratuito para el disfrute de todos, sevillanos y visitantes, que pasean o descubren cada día cientos de personas. Duele en el alma verlo reconvertido en un recinto cerrado para Icónica Fest, transformado en un templo del consumo más banal».

Uno de los multitudinarios conciertos en la Plaza de España
La plataforma cívica añade: «Sevilla es una ciudad que ya no descansa, que ya no tiene tiempo para tomar un respiro. La eventización depredadora que sufre se ve agravada por iniciativas como Icónica Fest y cuyos costes sociales (derechos de los vecinos), medioambientales, patrimoniales y dotacionales (Policía Local, limpieza, etc.) son inasumibles. Especialmente cuando la ciudad cuenta con infraestructuras diseñadas para este tipo de actividades, como el Auditorio Rocío Jurado, hasta el momento abandonado y cuya rehabilitación y gestión el Ayuntamiento se muestra incapaz de liderar (ahora parece surgir una iniciativa privada al respecto, pero ojo, si quiere ser un lugar de conciertos deberá cumplir al 100% con las exigencias debidas en materia de artística e iluminación para no convertirlo el otro foco de problemas para los vecinos de la ciudad).
Más allá de la necesidad de reubicar el festival y de hacerlo con pleno respeto a la normativa ambiental y patrimonial, se hace precisa -continúa- una reflexión sobre el rumbo de una ciudad cuyos dirigentes se muestran incapaces de responder a las necesidades ciudadanas de vivienda. de movilidad, de zonas verdes, de equipamientos sociales y culturales, de limpieza o de lucha contra la contaminación acústica o la ocupación ilegal del espacio público. Una dirigencia local que en cada una de sus comparecencias y declaraciones confunde la gestión pública con ejercer de comerciales de intereses económicos privados bajo la excusa de la “puesta en valor” o la proyección de la imagen de la ciudad».
Sevilla se Muere afirma que poner en valor la Plaza de España no consiste en convertirla en fuente de ingresos para las arcas municipales ni en tratarla como un mero recinto donde cualquier actividad o montaje con una relación más o menos remota con la cultura tenga asiento, aunque sea a costa de degradar el discurso patrimonial del monumento.
«La puesta en valor del patrimonio -continúa- requiere sensibilidad y conocimiento técnico, cualidades que no abundan en nuestros gobernantes, como acredita igualmente la celebración del espectáculo “Naturaleza Encendida” en los Reales Alcázares. Junto a Icónica, Naturaleza Encendida revela la ignorancia en materia de patrimonio cultural del gobierno municipal, su absoluto desconocimiento de lo que significa proteger y gestionar un legado».
La plataforma ciudadana recuerda que se acerca el aniversario de la Exposición Iberoamericana de 1929. y afirma que la Plaza de España, su símbolo más reconocido, merece algo mejor. Necesita, a su juicio, que se le devuelva la dignidad, el esplendor y el respeto que su creador soñó. «No puede seguir siendo usada como escaparate ruidoso de una ciudad que desprecia su patrimonio tanto como a sus vecinos. Necesita -afirma- que la Plaza vuelva a sus legítimos dueños: los habitantes de esta ciudad»
Icónica Fest no es para Sevilla se Muere sólo un festival, sino la expresión de un modelo de ciudad en la que el ruido se impone al descanso, lo privado a lo público, el negocio a la conservación.
Y concluye: «Es hora de preguntarnos: ¿qué tipo de Sevilla queremos?».
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