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Correos convierte a sus clientes en carteros sin importar su edad o condición

Caso verídico ocurrido en una oficina de Correos de un barrio de Sevilla al que acudió una persona por el encargo de un familiar, anciano  e imposibilitado, para cursar un giro a otro miembro de la familia residente en una ciudad distante un centenar de kilómetros. La persona encargada de tal misión, si vivía lejos de la oficina de Correos tendría que haber tomado posiblemente un autobús para llegar hasta allí o sus aledaños, con el correspondiente gasto en transporte, de ida y de vuelta.

Tras una hora guardando cola al sol en el exterior de la oficina postal junto a otras personas como ella, todas con mascarilla por causa del coronavirus, y dado que había una sola ventanilla atendida en el interior, al llegar su turno se estableció el siguiente diálogo con quien estaba al otro lado del mostrador:

-Buenas, venía a poner un giro, pero ¿esto no podría tramitarse por Internet a través de una tarjeta de crédito y acreditando copia del DNI, ya que he visto que aquí otros clientes han pagado presencialmente con su tarjeta y además que les exigen el carné de identidad para algunas operaciones al menos?

-No, de momento no puede girarse por la página web de Correos.

-Lástima, porque así se evitarían pérdidas de tiempo haciendo colas y riesgos por el coronavirus en la puerta. Bien, en este papel están escritos los datos de la persona a la que va dirigido el giro y la cantidad de dinero a enviar.

-Pero, ¿el beneficiario está ya digitalizado en Correos? Porque si sus datos no están digitalizados por haberse hecho algún trámite anteriormente, entonces esta operación no se puede realizar.

-¿Digitalizada? ¿Y yo cómo puedo saberlo? Pero, vamos, esto significa que para poder operar con Correos previamente tienes que estar, por decirlo así, fichado y entregados tus datos personales por sistema, ¿no?.

-Pues esta es la operativa que hay. Ahora bien, puede recurrir usted a otra fórmula si esa persona no está digitalizada: el pago inmediato del dinero mediante una clave que yo le daría.

-¿Ah, sí?

-Sí. Yo le doy una clave que usted comunica al beneficiario y éste ya puede disponer del dinero de forma instantánea, al segundo, sin necesidad de esperar varios días. Sólo tiene que acudir con su DNI y la clave a cualquier oficina postal antes de un mes y cobrar el dinero que usted le gire.

-Eso significa entonces que los carteros ya no van a las casas a entregar los giros y que han de ser los clientes -y piense usted en las personas mayores con problemas de salud o movilidad- los que deben ir por sus propios medios o gastarse el dinero en transporte a una oficina de Correos y, probablemente, guardar otra cola a la intemperie durante no se sabe cuánto tiempo y con el riesgo del coronavirus existente. Yo no le veo lógica. ¿A quién se le ha ocurrido este sistema?.

-Mire usted, esta medida se implantó hace bastante tiempo, antes de lo del coronavirus.

-Pues por lo menos a causa del coronavirus debería haberse revisado y corregido, ya que sólo provoca molestias y gastos añadidos a los usuarios y se incrementan los riesgos de contagio si se necesita usar el transporte público y estar en una cola, tanto el que remite el giro como el que lo recibe.

-Lo siento, pero yo me limito a cumplir órdenes.

-O sea, que entonces ya no hay carteros para repartir los giros, ¿no? ¿y qué hacen entonces los que se dedicaban a esa función?

-Efectivamente, no hay, pero algo harán, sin duda.

Al final, al remitente del giro le exigieron el DNI, que fue digitalizado, y le cobraron el ¡4,5% de la cantidad girada! ¿En concepto de servicio? ¡Pero si la función de cartero la estaban haciendo el que cursaba el giro y el que tenía que ir a recibirlo en una oficina de Correos! Al expresar el remitente su queja porque el coste de la operación le había parecido algo caro, recibió la siguiente respuesta:

-Mire usted, Correos trabajaba antes gratis, pero ya no.

El cliente se fue mascullando un “sí, me parece a mí que quienes ahora trabajamos, y gratis, para Correos somos nosotros».

Moraleja: antes de hacer una operación de este tipo por o con Correos y de convertirse uno en cartero “de facto”, habrá que pensar si no es más cómodo y barato realizar una transferencia bancaria o un Bizum desde el ordenador en el propio domicilio o desde la aplicación del teléfono móvil, sin necesidad de perder el tiempo en colas ni correr riesgos en el exterior en esta época del coronavirus que nos ha tocado vivir.