El debate tras la eliminación copera de los palanganas a pies de los colchoneros era dónde se va a jugar la final. El Atlético no quiere jugar en el Bernabéu; el Real, tampoco en el Calderón. Hay, pues, que buscar una sede fuera de la capital de España. Los merengues, que vienen de darse el gustazo de eliminar a domicilio a los blaugranas en este torneo, quieren rematar la faena levantando la copa (con permiso del Atleti) en el Nou Camp, pero se teme que, al igual que hizo el año pasado el Real para no ver en su campo al Barça ganar el trofeo, su eterno rival lo boicotee inventándose unas obras en los vestuarios o resembrando el césped. Conclusión: sólo quedan Valencia….. y Sevilla. Al contrario que con la Davis de tenis, donde había que pagar por albergar la final, aquí pagan un millón de euros al que organice la finalísima de la Copa del Rey. Un chollo para el sector turístico (60.000 hinchas consumiendo) y para el estadio ‘Olímpico’. Bueno, pues Zoido, que estuvo raudo para birlarle la Davis a Valencia, aún no ha reaccionado. Está en más baja forma que Messi.
La Copa
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