Sinrazones del PGOU

Maximiliano Vílchez, delegado de Urbanismo, ha vuelto a recordarnos la vigencia de aquella frase de Manuel Fraga, el fundador del PP, de que “la política hace extraños compañeros de cama”. Vílchez ha anunciado un ‘lifting’ del PGOU en forma de ‘actualizaciones’ pero que pueden derivar en una completa cirugía estética y, entre sus argumentos, ha afirmado que durante la elaboración del Plan vigente  “en ningún caso la oposición -entonces el PP- tuvo acceso a poder participar; nunca se le dio oportunidad para participar”.

El delegado podría preguntar a su antecesor en el cargo, el diputado y coordinador del Área de Política Económica del PP (A) Rafael Carmona, que en aquella época, cuando aún era militante del PA, impulsó la redacción del PGOU y alardeaba de haber convertido el proceso, desde el Metaplán inicial, en el más participativo de la historia de Sevilla. Se constituyeron nueve mesas de participación ciudadana abiertas al público durante 100 días y referidas a cada una de las nueve áreas de interés en que se dividió la Biblia urbanística de la ciudad. Luego se formaron 14 mesas más en los barrios, se distribuyeron CD entre los sevillanos y se creó una página web específica, por lo que al final los ciudadanos presentaron 7.000 alegaciones. ¡Si hasta el PP votó a favor del Metaplán, aunque al final del proceso lo hiciera en contra!

FALTA DE ARGUMENTOS

El gobierno de Zoido, y máxime con su mayoría absoluta, está legitimado para cambiar el PGOU, como cualquier ayuntamiento democrático. Su problema es el argumentario -o más bien su falta- que emplea para tratar de justificarse, como cuando para derogar el Plan Centro se inventó el pretexto de que las cámaras de grabación no funcionaban, cuando ocurría lo contrario.

Para empezar, no existe el concepto jurídico o urbanístico de ‘actualización’ de un Plan General. El PGOU se modifica puntualmente (este Consistorio ya ha tramitado ocho modificaciones), se revisa parcialmente o se cambia por uno nuevo, pero como el gobierno local quiere aparentar que no trata de alterar el modelo de ciudad existente para así no propiciar una posible reacción en contra de los sectores más beligerantes contra su política (recuérdese el movimiento ciudadano surgido en la Alameda a causa del parking), evita utilizar el concepto de cambio del Plan y lo sustituye por el eufemismo de la ‘actualización’.

LA CAUSA CONTRARIA

Vílchez argumenta en pro de la misma que tras la aprobación del PGOU de 2006 “no se ha iniciado la construcción de las más de 45.000 viviendas previstas en suelo urbanizable, debido a la falta de financiación para las actuaciones de urbanización y a la escasez de suelo urbanizado y en curso de urbanización”.

¿Y quién ha sido el primero en dejar de construir viviendas, en su caso de protección oficial, y ha ralentizado al máximo, incluso con despidos de personal, la actividad de Emvisesa? El propio Ayuntamiento, que alega que no hay demanda o que la escasa existente ya no es para compra, sino para alquiler, debido a que la banca no concede créditos. Vílchez no pretenderá que los promotores privados hagan lo que él tampoco hace como delegado de Urbanismo.

La causa que justificaría un cambio del PGOU sería justamente la contraria de la invocada por Vílchez: que se hubiera agotado el suelo para construir viviendas y parques empresariales en Sevilla. Pero, no, el delegado confirma que el suelo prácticamente no se ha tocado pese a los siete años transcurridos. El Plan preveía la ocupación de 38 millones de m2 (todo el término debe de tener unos 141 millones) para llegar a cubrir el 90% del suelo  y satisfacer las necesidades de 870.000 habitantes.

SIETE AÑOS NO SON NADA

Si en siete años y por el estallido de la crisis nos hemos estancado o apenas crecido en población y no se construyen nuevas viviendas ni siquiera por el Ayuntamiento, todo el andamiaje verbal levantado por Vílchez para decir que el PGOU está desfasado por el tiempo transcurrido desde su aprobación difícilmente se sostiene: ¡si el PGOU está prácticamente virgen y por desarrollar!

Si mi memoria no me falla, los PGOUs anteriores datan de 1946, 1964, 1987 y 2006. El periodo de vigencia de cada uno ha oscilado entre 18 y 23 años, y si no hubiera mediado la Expo-92 alguno incluso habría durado más tiempo. Habida cuenta de estos precedentes y de que por la crisis nos hallamos en recesión, iniciar un cambio del PGOU por la tesis de su desfase en sólo un septenio es poco convincente.

MODELO DE CIUDAD

Por que Zoido cambie el Plan General e inicie así un periodo de inseguridad jurídica no significa que vaya a cambiar automáticamente el contexto económico, vayamos a salir de la crisis y se abra el grifo del crédito bancario. El PGOU no es la causa del problema sino, en todo caso, la consecuencia. No es el PGOU, sino la falta de dinero en el mercado y en la Administración y el elevado paro los que impiden que se construyan las 45.000 viviendas, las infraestructuras y los sistemas viarios programados, ya que hay suelo calificado de sobra para bastantes años por delante.

Vílchez debe cambiar de argumentario. Que diga claramente que en realidad pretende cambiar el modelo de ciudad de PSOE e IU, volver a construir aparcamientos rotatorios en el casco antiguo -como el de la Alameda- y recalificar para uso comercial la Gavidia, pero ni un comercio ni varios parkings más en el Centro van por sí solos a reactivar la economía ni acabar con los 90.000 parados sevillanos como trata de sugerirnos el delegado cuando dice que el PGOU “impide el desarrollo de la ciudad”.

A lo mejor impide otros desarrollos, que no están encima de la mesa, sino debajo de la falda camilla.

 

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