Si pese a todos los obstáculos que denuncia dice haber cumplido en un año el 33% de su programa, en dos años más lo habrá cumplido al 100%
La percepción vecinal es que la limpieza de la ciudad, su principal promesa, no ha mejorado y que incluso a ido a peor
El alcalde debe aplicarse el principio de Pareto: el 80% de los resultados proviene de sólo el 20% de las acciones
El alcalde de Sevilla, el popular José Luis Sanz, ha hecho balance del primer año de su mandato (tomó posesión del cargo el 17 de junio de 2023) y ha llegado a la conclusión de que en estos 365 días ha cumplido el 33 por 100 de su programa electoral con el desbloqueo de 70 proyectos y la ejecución de 150 actuaciones, a pesar de gran cantidad de imponderables.
Tras escuchar al alcalde hablar de:
-La grandes carencias de la ciudad.
-El estado deficiente en que se encontró el Ayuntamiento.
-La dejadez e irresponsabilidad de los anteriores alcaldes (nos ha quedado por saber si en esa lista ha incluido a su correligionario y ex-jefe político, Juan Ignacio Zoido).
-Un Ayuntamiento que no funcionaba en lo más básico.
-Un presupuesto que no respondía a las necesidades más elementales de la ciudad.
-Una plantilla de Lipasam con recursos humanos insuficientes y una escasez de medios técnicos insoportable.
-Una Gerencia de Urbanismo que era un lastre.
El alcalde, durante su intervención para hacer balance de su primer año
-Cientos de proyectos atascados.
-Un sinfín de problemas dejados por el gobierno anterior.
-La herencia recibida.
-Una Administración que funcionaba por inercia.
-Una oposición irresponsable.
-El bloqueo continuo a su acción de gobierno.
-Y etcétera, etcétera…
Si tras superar todos esos obstáculos, equivalentes casi a los 12 trabajos de Hércules, Sanz dice haber cumplido un tercio de su programa y ahora afirma que ya ha sentado las bases para que Sevilla funcione y va a tener Presupuestos en unos días, cuestión de confianza mediante, ¿qué va a hacer este hombre en el futuro próximo?
Sanz, visitando las obras en la calle Bruselas
Porque conforme a la regla de tres, si pese a todos los imponderables reseñados ya ha cumplido un 33% de sus promesas, una vez que despeje esos imponderables acabará cumpliendo -incluso más rápidamente todavía- los dos tercios que le quedan en dos años y le sobrará uno de mandato.
¡En vez de que Sanz haga un programa para Sevilla vamos a tener que hacerle un programa a él, para que se entretenga en algo cuando llegue a su cuarto año en la Casa Grande !
Como empezó la anterior campaña para las elecciones municipales dos años antes de tiempo, a lo mejor lo ha planificado todo para empezar la próxima con un año de antelación, una vez que no le quede nada por hacer en el Ayuntamiento.
Me he leído también los 30 folios de su balance de actuaciones y no sólo no pongo en duda nada de lo allí reflejado, sino que incluso se le ha olvidado añadir algunas más. Por ejemplo, los 96.500 euros que ha dedicado al arreglo de la calle Bruselas, que por cierto visitó. También he comprobado que son ciertos los avances en la tramitación administrativa para la ejecución del centro cívico en Los Bermejales.
EL CABALLO DE BATALLA
Ahora bien, esos 70 proyectos desbloqueados y 150 actuaciones realizadas le servirán de poco al alcalde si no cambia la percepción existente sobre lo que él mismo calificó durante la campaña electoral como el principal problema de Sevilla: la suciedad.
Afirma el alcalde que «aunque queda mucho por hacer, muchísimo porque en un año es imposible arreglar el desastre de ocho, la mugre que había en las calles ha desaparecido y los contenedores ya no rebosan de bolsas de basura por el suelo», buena parte de los vecinos no opina lo mismo. A la reciente encuesta de El Correo de Andalucía entre asociaciones de los distritos de la ciudad me remito.
El mes pasado se celebró la asamblea anual de mi comunidad de propietarios y por primera vez en 30 años asistí al ofrecimiento de algunos de ellos para constituir una comisión que expresara al Ayuntamiento las quejas mayoritarias por el estado de suciedad de las vías públicas que flanquean la urbanización por los cuatro puntos cardinales. Esto jamás lo había visto antes con ningún otro alcalde.
Sanz afirma que «la mugre y el jabón han vuelto a los barrios con la Unidad Rápida de Baldeo». Efectivamente, a finales de mayo apareció por la avenida un camión-cisterna y, al lado, un operario con una manguera conectada que trató de agrupar las hojas caídas y la suciedad acumulada en la acera y en el carril-bici a base de chorros de agua.
Como resultado de estos manguerazos de agua a presión los muros de las urbanizaciones y casas colindantes quedaron manchados de barro y salpicaduras, y como no se acabó de retirar por completo la mezcla de hojas así trituradas, de tierra y de otros restos, tras la marcha de los operarios quedó una especie de pasta de detritus.
La alfombra de hojas secas de la avenida de Italia, sin recoger durante siete días
Tardaron en volver siete días o más, tiempo en que las aceras quedaron cubiertas por una alfombra de hojas de los plataneros pese a que era la primera semana de junio, no el otoño precisamente. El manto de hojas secas se extendía desde al menos la sede de Fundomar hasta donde alcanzaba la vista en dirección al Sadus. En esos días se produjo una fuerte ventolera que provocó la subida de hojas a terrazas, azoteas y lavaderos del vecindario.
Sanz podrá informar en el balance de su primer año que ha incorporado 35 vehículos a la flota de Lipasam, firmado 450 contratos indefinidos e incluido a 650 personas en la bolsa de empleo de la empresa municipal, pero si a la hora de la verdad tarda siete o más días en limpiar las calles y semanas o meses en acabar de recoger las naranjas caídas, la percepción general es que la ciudad no está más limpia que antes, sino igual de sucia o más.
El problema de Sanz es que creó grandes expectativas en materia de limpieza. Será enjuiciado por los sevillanos más por el grado de cumplimiento de esas expectativas en su promesa principal que por el del resto de su programa.
No hace falta que proclame tanto que ya ha cumplido un 33 por 100 de sus promesas en tan sólo un año.
Debe aplicarse el principio de Pareto: el 80% de los resultados proviene de tan sólo el 20% de las acciones.
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