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Problemas de agenda

Sólo en una ciudad tan surrealista como Sevilla puede darse el caso de que en menos de una semana se abran al público dos zonas verdes como el parque ‘Vega de Triana’ (Charco de la Pava) y el ajardinado muelle de Nueva York, que llevan terminados desde hace doce y siete meses, respectivamente, pero cuya inauguración ha sido retrasada por, eufemísticamente, “problemas de agenda” de la clase política, que sigue demostrando que subordina los intereses de los ciudadanos y la integridad de los equipamientos públicos a los suyos propios.

El muelle de Nueva York se inaugura hoy oficialmente tras siete meses en espera de que los responsables del Ayuntamiento y de la Junta de Andalucía, copartícipes del Plan Turístico de Sevilla del que aquél forma parte, encontraran un hueco en sus respectivas agendas para coprotagonizar la foto del corte de la cinta inaugural. Quiere ello decir que desde el mes de marzo, con la tópica primavera sevillana, tanto los nativos como los turistas que nos visitan, sobre todo lo de alto poder adquisitivo que han desembarcado de los grandes cruceros que han atracado durante este periodo en el colindante muelle de las Delicias, podrían haber disfrutado de los jardines, arboleda (aún sin mucha copa, todo hay que decirlo), pérgolas y equipamiento complementario de un área que permite prolongar y conectar el Paseo Alcalde Marqués del Contadero y la Torre del Oro con el Paseo y Jardines de las Delicias, el muelle homónimo y el Parque de María Luisa.

ESPACIO VEDADO

Sin embargo, durante la primavera y el verano el muelle de Nueva York ha estado vedado a sevillanos y visitantes pese a haberse invertido en el mismo más de dos millones de euros de los contribuyentes y pese al riesgo de que se deteriorara todo el conjunto como consecuencia del abandono a su suerte, la falta de vigilancia y el vandalismo habitual, esta gran lacra de Sevilla para vergüenza de todos.

La ‘sui generis’ explicación de que como las elecciones autonómicas se celebraron en marzo y los nombramientos de los cargos públicos de la Junta se demoraron no se han podido cuadrar las agendas de unos y otros hasta hoy carece de la más mínima lógica (siete meses de plazo para hallar un hueco son a todas luces excesivos) y demuestran las rivalidades y celos entre los miembros de la clase política, que anteponen el salir en la foto a cualquier otra consideración, como ya dieron cumplida muestra al pelearse por el sitio en la comisión parlamentaria de investigación sobre los ERE porque de su ubicación en la sala dependía que salieran más tiempo o menos en las imágenes de los telediarios.

DUREZA ARQUITECTÓNICA

Así pues, las fuentes, pérgolas, bancos, papeleras, farolas, parterres, árboles, flores, plantas y kioscos de madera han sido condicionados a que las secretarias de sus excelencias los coordinaran entre ellas para que los comunes de los mortales puedan, por fin, darle un poco de vida a la margen izquierda del Guadalquivir, ese río denominado ‘calle ancha’ de la ciudad y que los políticos, por más promesas que formulan en las campañas electorales (no hay ninguna últimamente donde no reiteren la implantación de un servicio de bus fluvial) y por más medidas que se planteen en los planes generales de ordenación urbana, siguen siendo incapaces de aprovechar en todo su potencial.

La adecuación del muelle de Nueva York es fruto del Plan de Desarrollo Turístico 2006-2009 para Sevilla, dotado con un presupuesto de 22 millones de euros. El Consejo del Consorcio de Turismo, integrado por la Junta de Andalucía, la Diputación Provincial, el Ayuntamiento, la Confederación de Empresarios de Sevilla (CES) y la Cámara de Comercio acordó que las actuaciones se centraran en la ampliación de la oferta turística en torno al eje del río Guadalquivir.

Heredero de la etapa de Monteseirín al frente del Ayuntamiento, la ‘adecuación’ del muelle en la rampa de conexión al puente de San Telmo, los bancos de granito y otros elementos de similar dureza arquitectónica, tales como las losas de la Avenida y entorno de la Plaza Nueva, contrasta con la sencilla elegancia y aparente ligereza, dentro de su modestia, del borde superior y de los bancos del Paseo de las Delicias, hechos de ladrillo y que podrían datar de los tiempos de la Gran Exposición Iberoamericana de 1929. Es la diferencia entre la ‘antigüedad’ representada por la arquitectura regionalista y la ‘modernidad’ según Monteseirín. Ladrillo sevillano frente al granito al modo escurialense.

Como el gato escaldado del agua huye, el gobierno de Zoido ha preferido renunciar de momento a la colocación de otro mosaico, de veinte metros de longitud, que habría representado una alegoría del río Guadalquivir, con tal de no enfrentarse a una posible nueva polémica como la surgida a cuenta del mural proyectado en la zapata de la calle Betis.

SIN ARTESANOS

Lamentablemente, el dinámico delegado de Empleo, Economía, Turismo y Fiestas Mayores, Gregorio Serrano, uno de los pocos ediles que están respondiendo a las expectativas depositadas en él por Zoido, aún no ha podido cerrar un acuerdo para el traslado al muelle de Nueva York de los artesanos asentados desde hace años en la antigua Lonja del Postigo y cuya presencia aquí habría revalorizado enormemente este espacio al dotarlo de un foco de atracción ciudadana y turística del que hasta ahora carece prácticamente toda la margen izquierda del río, ya que la derecha está ocupada por los clubes deportivos y, por tanto, privatizada ‘de facto’ gracias al beneplácito de Monteseirin. Este prorrogó la concesión a aquéllos cuando expiraba durante su mandato y cuando tuvo la oportunidad de recuperar la ribera para todos los sevillanos, tal como se planteaba en las primeras directrices del Plan General de Ordenación Urbana de 2006.

En toda la margen izquierda del Guadalquivir carece Sevilla de elementos de captación de público que le den vida, a diferencia, por ejemplo, de los muelles del río Sena en París, con sus típicos ‘bouquinistas’, o de los del río Tíber, en Roma, con su heterogénea mezcolanza de puestos artesanos y de terrazas al aire libre con gastronomía popular. El segundo fracaso en la construcción del Acuario ha frustrado una gran posibilidad en este sentido.

VEGA DE TRIANA

“La inauguración se realiza ahora por motivos de agenda”. Con estas palabras trataba de justificar el pasado martes el presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), Manuel Romero, el retraso en un año de la apertura pública, en acto coprotagonizado con Zoido, del parque ‘Vega de Triana’, en el área conocida como Charco de la Pava. Esta gran zona verde colindante con el arrabal, de 80 Has. de superficie, estaba prevista en el PGOU y se incluyó en el convenio firmado en el mandato anterior por el Ayuntamiento y la CHG para la ejecución de un plan de restauración hidrológica-forestal y de protección de cauces. Ha costado unos 18 millones de euros, financiados al 70% por la Unión Europea a través de los Fondos Feder.

En este potencial Alamillo ‘bis’, para cuya defensa de las avenidas del Guadalquivir se ha elevado artificialmente hasta 8,5 metros la franja de terreno colindante con el río de manera perfectamente integrada en el paisaje, se han plantado 3.229 árboles, 24.850 arbustos y 180.000 m2 de pradera, y se han construido más de 4.000 metros de carril bici. Ha obligado también a la construcción de una compuerta en el histórico muro de defensa contra las crecidas del Guadalquivir, con la doble función de permitir el acceso directo bajo el mismo del vecindario de Triana sin necesidad de arriesgarse a cruzar por medio del intenso tráfico que circula en la parte superior, y de blindar al arrabal en caso de amenaza de inundación.

PARQUE/PARKING

Una de las peculiaridades del ‘Vega de Triana’ es que se trata de un parque/parking, dos término antitéticos por naturaleza pero de obligada conjugación en este caso porque el espacio teóricamente verde ha de convertirse en el aparcamiento auxiliar de la Feria durante semana y media en el mes de abril. Esta función supuestamente subordinada ha condicionado su diseño, hasta el punto de que los árboles se han plantado dejando espacio suficiente para el estacionamiento de los vehículos (veremos cuántos acabarán impactados por los mismos) y de que haya mucho más albero que pradera, para uso de los automovilistas.

El parque/parking ‘Vega de Triana’ llevaba un año terminado, pero el Ayuntamiento no encontraba un hueco en su agenda para que Zoido se hiciera la foto junto al presidente de la CHG debido a razones puramente crematísticas. Recepcionarlo oficialmente de manos de la Confederación le habría supuesto asumir los costes de mantenimiento, cifrados en 480.000 euros anuales.

Así que, para ahorrar y pese al vandalismo y la botellona que ya campan a sus anchas tal como denunciaron los vecinos, el Consistorio no sólo ha diferido durante un año su apertura oficial al público, sino que también ésta se ha hecho aun cuando la zona verde no ha sido dotada de bancos, farolas, fuentes y papeleras.

¡Las vueltas que da la vida! Zoido basó su campaña contra Monteseirín para llegar a la Alcaldía en la micropolítica, en la denuncia pública de la falta de papeleras en Los Remedios y de bancos en Bellavista, y ahora va e inaugura 80 Has. de parque donde no coloca ni un solo elemento de mobiliario urbano. Así pues, la micropolítica de Zoido consiste ahora en hacer justo lo contrario de cuando estaba en la oposición: ahorrarse aquello cuya ausencia o deterioro pregonaba. Si no hay ni bancos ni papeleras nunca se podrán deteriorar, ni Espadas retarlo a reponerlos en su lugar como hizo él con Monteseirín.

Botellona

Súper Zoido, el alcalde que puede con todo y lo mismo abarca la Plaza Nueva que el Parlamento de Andalucía y los 8.000 ayuntamientos de España a través de la FEMP, ha sido derrotado por los 5.000 botelloneros que fueron de jarana a la Cartuja por más que Zoidoman anunció un plan para impedirles el acceso, reunió al Cecop y desplegó cien policías. El anuncio de tales medidas ha ampliado aún más el eco de su derrota frente a la Movida, en parte por tal avalancha humana, en parte por la ineficacia de la actuación policial. ¿Cómo se explica estadísticamente que allí hubiera 5.000 personas congregadas para beber alcohol y que todos los controles de alcoholemia  de la Policía dieran resultado negativo? ¿A quién controlaban, a los de la macrobotellona o a los conductores que iban camino del Aljarafe por el Muro de Defensa? Cuentan las crónicas que los guindillas intentaron canalizar la masa por las cuatro puertas abiertas al Charco de la Pava, pero nada les dio resultado. Zoido se está percatando de que tratar de domeñar la Movida es como ponerle puertas al campo.