Retrocedamos por el túnel del tiempo. Veintiséis de agosto. En declaraciones a El Mundo, el vicepresidente de la Junta de Andalucía, Diego Valderas, asegura que a primera hora de la tarde de ese día aún no había visto las informaciones publicadas sobre la cena con barra libre en la caseta de UGT en la Feria de Abril, pagada con cargo a los fondos del Gobierno autónomo, y que no quiere ir “más allá” hasta que se reincorpore (a su despacho oficial) “este lunes” (por el 2 de septiembre). Atención: siete días para reaccionar, si es que reacciona, y la confesión de que era ya por la tarde y aún estaba ‘in albis’ sobre la actualidad. Y eso lo dice todo un vicepresidente de la Junta, al que se supone debe estar informado al minuto de cuanto grave ocurra en nuestra comunidad, sea verano o invierno, porque quien puede ser en cualquier momento presidente en funciones no puede ser pillado en un renuncio sobre un escándalo y ha de estar de guardia permanente. La confesión de Valderas demuestra que en agosto la Junta ha funcionado con el piloto automático. ¿Sólo en agosto?
La barrida de partidas municipales para con los recortes pagar los 4,9 millones de la factura de la luz adeudada por Monteseirín desde hacía año y medio se llevó por delante no sólo la cuota de la FEMP, sino también 60.000 euros para UGT y CCOO. ¿A cuenta de qué? Pues de un subterfugio en forma de ‘Pacto Local por la Salud Laboral’ (Torrijos se pirraba por esto de los pactos locales) arbitrado por el gobierno ‘de progreso’ para eludir la sentencia del TSJA, que había declarado ilegal el acuerdo de someter a controles a las empresas contratistas del Ayuntamiento con la excusa de la siniestralidad. Ahora, gracias a la morosidad innata de Monteseirín (recuérdese la tira de años que estuvo sin pagar el sello del coche) hemos sabido de otra subvención trincada por los sindicatos. ¿Ven como entre ellos siempre hallaban una rendija de donde sacar dinerillo? Y yo me pregunto para qué pagar a los sindicatos por controlar la siniestralidad si para ello ya están los inspectores de Trabajo como, sin ir más lejos, José Antonio Griñán, presidente de la Junta de Andalucía.