Dos horas en el atasco del aparcamiento de Lagoh

No se activó ningún operativo previo para regular el tráfico y el que intervino lo hizo tarde y lo mantuvo cuando ya no hacía falta

Medios como Viva Sevilla han informado sobre el gran atasco que se produjo desde primera hora de la tarde del lunes 2 de enero (2023) en el aparcamiento subterráneo del centro comercial Lagoh. Como testigo y víctima del mismo creo que, con ánimo constructivo, debemos analizar en profundidad lo ocurrido para extraer algunas lecciones y evitar que esta situación vuelva a repetirse en el futuro.

Veamos algunas de las actuaciones y omisiones:

Imprevisión y luego reacción tardía: se trataba de un día festivo tras la Nochevieja y Año Nuevo y a escasas tres jornadas para la festividad de Reyes. Idóneo, pues, para las compras de regalos de casi última hora. Además, llovía y la avenida de Las Razas lleva cortada por obras desde hace meses. Por tanto se daban las circunstancias para una masiva afluencia de vehículos al centro comercial, en cuya ruta ya se registraban atascos desde al menos una hora después de su apertura, según pude comprobar por mí mismo.

Sin embargo, no se desplegó con antelación ningún operativo para regular el tráfico, ni en la rotonda sita en la confluencia de las avenidas de Dinamarca y Alemania -en la que se quedaban inmovilizados los automóviles- ni en la del final de la avenida de Las Razas, donde apenas podían maniobrar los vehículos que iban en dirección hacia la entrada al aparcamiento subterráneo o, por debajo del puente del Centenario, al existente en superficie al otro lado.

A las 12:45 horas ya había quedado dentro del aparcamiento bloqueada la salida hacia Los Bermejales y decenas de coches presos del atasco, pese a lo cual continuaban entrando vehículos al interior y agravaban la situación. Tráfico no cortó los accesos al centro comercial hasta las 15 horas aproximadamente. Demasiado tarde.

El anuncio del corte de los accesos a Lagoh

Hacia las 16 horas la situación se había normalizado, había numerosas plazas libres en el estacionamiento subterráneo y los pocos coches que salían lo hacían sin problemas y con fluidez. Sin embargo, la Guardia Civil de Tráfico mantenía cortados con sendas barreras de conos el acceso hacia la entrada del aparcamiento en paralelo al parque de Los Bermejales y el del paso bajo el puente del Centenario. En la esquina de la avenida de Grecia había seis motocicletas de la Policía Local apostadas. En ese momento todo ese operativo ya no tenía sentido, como tampoco mantener los accesos cortados, ya que el bloqueo del parking subterráneo se había terminado. Así pues, los agentes de la Policía Local y de la Guardia Civil actuaron tarde en los dos momentos clave: el corte de los accesos y el levantamiento del mismo. Por tanto, cabe preguntarse cómo funciona la coordinación y el intercambio de información entre los gestores del centro comercial Lagoh y las Administraciones Públicas.

Se supone que aquéllos deben saber en todo momento los vehículos que entran y los que salen y el nivel de ocupación del aparcamiento, en el que sobre cada plaza el color de una luz indica si está libre (verde) u ocupado (rojo). La pregunta que nos hacíamos los que estuvimos dos horas o más en el atasco era cómo seguía permitiéndose la entrada de coches desde el exterior si se estaba produciendo ese problema para salir.

Desinformación absoluta: he comprobado en bastantes ocasiones que la megafonía de Lagoh funciona para, por ejemplo, pedir al propietario del vehículo matrícula tal que lo retire de donde está (mal) aparcado; y también que había un tiempo en que personal del centro comercial, bien a pie bien en motocicleta, patrullaba por el aparcamiento. Sin embargo, durante los 120 minutos o más que duró el atasco no se difundió ninguna información sobre sus causas o sobre el modo de actuar para evitarlo o paliarlo. Se podría haber instado a los automovilistas a que no se dirigieran hacia la salida a Los Bermejales. Ignoro si el bloqueo se daba en otras salidas también. Tampoco apareció absolutamente nadie al servicio del centro comercial para interesarse por la situación. Si en dos horas no se percató nadie de Lagoh que tenía a decenas y decenas de clientes atrapados, entonces su servicio de vigilancia, mantenimiento o como se llame no funciona o, si funciona, aún peor, porque los dejó abandonados a su suerte.

Conductores acabaron bajándose de sus coches, desesperados en medio del atasco

Ante esa desinformación hubo automovilistas que subieron a pie contramano una rampa de entrada, con peligro para su integridad física, para tratar de averiguar en el aparcamiento al aire libre qué estaba ocurriendo. También funcionó Radio Macuto, al ponerse en circulación variopintas versiones sobre las supuestas causas del bloqueo. Clientes que llegaban cargados con las bolsas de la compra, al ver el atasco, optaron por dejarlas en el maletero y volverse al centro comercial, en cuyas columnas de información lo único que podía leerse entre las 15 y las 16 horas era que el aforo estaba en el 25%. ¿Para eso sirven únicamente esos paneles informativos? Y si al menos esa salida del aparcamiento llevaba bloqueada dos horas con tan escasa ocupación general del complejo mercantil, ¿qué habría podido ocurrir con un 50%, un 75% o un 100%?.

Seguridad del y en el aparcamiento: una de las expresiones más oídas en el atasco era «aquí no hay ni un puñetero guarda de seguridad,ni nada». Nula asistencia a las personas, con niños y también mayores de edad avanzada allí atrapados. Había gente que comentó que sus intentos de comunicarse con el 112 para transmitir que se hallaba bloqueada en el aparcamiento resultaron infructuosos, debido a la falta de cobertura por el obstáculo físico del techo del garaje.

Conductores confraternizando en medio del atasco en el aparcamiento de Lagoh

En el caso de este lunes, o en otro que pueda resultar mucho más grave, como un accidente o un incendio, ¿qué sistema de comunicación con el personal de Lagoh o con el exterior existe allí abajo que no sean los teléfonos móviles particulares de los clientes?

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